SAN JUAN, Puerto Rico.- La música urbana de Bad Bunny tomó un nuevo giro político y cultural con el lanzamiento de su más reciente álbum, DeBÍ TiRAR MáS FOToS. Más que una producción musical, el disco se ha convertido en un fenómeno social que expone al mundo las profundas desigualdades y desafíos que enfrenta Puerto Rico, desde su estatus territorial hasta la gentrificación y la crisis de vivienda.
Bad Bunny expone la crisis de Puerto Rico con su nuevo álbum y gira de conciertos
La serie de 30 conciertos de Bad Bunny que iniciaron este viernes impulsan el turismo y generan miles de empleos en plena temporada baja. El álbum ha revivido el interés por la bomba, la plena y especies en peligro como el sapo concho, y hasta un diccionario para comprender sus canciones se está vendiendo en librerías.
Con el inicio de una serie de 30 conciertos en la isla, el artista no solo ha revitalizado géneros tradicionales como la bomba y la plena, sino que también ha encendido conversaciones globales sobre la identidad, el desplazamiento y el futuro de los puertorriqueños.
La primera noche de conciertos fue clara en su mensaje: minutos antes de que Bad Bunny subiera al escenario, una pantalla gigante recordaba que “ Puerto Rico es una colonia desde 1493”. La reacción de las 18,000 personas que llenaron el coliseo fue inmediata, con gritos y aplausos.
En una pequeña librería del centro comercial más grande del Caribe, decenas de personas se reunieron recientemente para el lanzamiento de un diccionario inusual: El ABC de DtMF. El libro, inspirado en el nuevo álbum de Bad Bunny, explica términos, lugares y referencias culturales presentes en sus canciones.
La mayoría de los asistentes eran adultos mayores, interesados en comprender mejor el lenguaje y los mensajes que han capturado a las nuevas generaciones. Para muchos, el evento fue una oportunidad de acercarse a una propuesta artística que ha logrado unir distintas edades y sectores sociales alrededor de la identidad puertorriqueña.
“Este álbum ha logrado que la gente fuera de Puerto Rico empiece a preguntarse por nuestra situación”, expresó Andrea Figueroa, atleta profesional de 24 años, quien vive el impacto de la crisis económica desde cerca. Su padre es uno de los miles de puertorriqueños que han tenido que emigrar en busca de trabajo. Este fenómeno, acentuado tras el paso del huracán María en 2017, ha vaciado comunidades enteras mientras inversionistas estadounidenses compran propiedades, atraídos por leyes que les permiten no pagar impuestos sobre ganancias de capital.
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La gentrificación es un tema recurrente en el álbum
Durante el concierto, Bad Bunny cantó desde el techo de una casa tradicional puertorriqueña, preguntando si sería ahora un Airbnb. La respuesta del público, mayoritariamente joven, fue de abucheos, reflejando la frustración por el aumento del precio de la vivienda: un 60% entre 2018 y 2024, según cifras oficiales. Los alquileres a corto plazo, por su parte, se multiplicaron de $1,000 en 2014 a más de $25,000 en 2023.
El impacto de DeBÍ TiRAR MáS FOToS no se limita a lo político. Según autoridades locales, los conciertos atraerán a más de 600,000 visitantes, generando más de 186 millones de dólares y creando unos 3,600 empleos. Hoteles y comercios han reportado ocupaciones récord en plena temporada baja.
El álbum también ha inspirado un renacimiento cultural. Se han multiplicado las solicitudes para aprender a tocar bomba y plena, mientras universidades como Yale y Princeton han abierto cursos dedicados a estudiar el fenómeno Bad Bunny. Incluso la fauna local ha ganado visibilidad: el sapo concho, especie endémica en peligro de extinción, fue protagonista de uno de los videos del disco. Organizaciones ambientales reportan un aumento de ciudadanos enviando fotos del anfibio, interesados en su preservación.
“Bad Bunny nos ha puesto en el mapa de una manera distinta”, resumió Abel Vale Nieves, de la organización Ciudadanos del Karso. “Es una oportunidad hermosa para que el mundo conozca nuestra realidad y también nuestra riqueza cultural”.
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La residencia de 30 conciertos en San Juan no es solo entretenimiento; Bad Bunny la diseñó para visibilizar el estatus colonial de Puerto Rico, la crisis de vivienda y el desplazamiento de comunidades locales por la gentrificación.