Altadena, California. - “Es algo que yo nunca había visto. He ido a muchos incendios forestales, pero nunca uno como este”, es el testimonio de Gerardo Puga, un capitán de bomberos en Los Ángeles con 22 años de experiencia y cuya casa fue consumida por el incendio de Eaton en Altadena, la misma noche que inició el fuego.
“Los vientos eran huracanes de fuego”: bombero hispano relata cómo alertó y salvó a sus vecinos de incendio en Altadena
La noche del 7 de enero “Jerry” Puga vio como avanzaba el fuego por las montañas cerca de su hogar, pero no imaginaba lo que estaba por pasar con su casa y su comunidad. Con 22 años de experiencia como bombero en Los Ángeles, Puga relató a Univision lo que vivió y cómo salvó a sus vecinos.

Puga contó a Univision cómo el inusual incendio se fue propagando durante la noche del martes 7 de enero hasta alcanzar su casa y las de su comunidad.
En el hogar vivían tres bomberos: él, su hijo que esa noche estaba franco, y su yerno, quien estaba combatiendo el incendio en Palisades.
El fuego se propagó muy rápido
Él estaba fuera de servicio y esa tarde observó cómo avanzaba el fuego por la montaña.
Por su experiencia, contó, asumió que el fuego no iba a bajar hacia las casas y decidió irse a dormir junto con su familia.
“Los fuegos forestales por lo regular siempre se propagan de abajo hacia arriba y nunca es de arriba hacia abajo”, contó Jerry.
El siniestro había dejado la zona sin energía eléctrica y por consecuencia, él y sus vecinos no tenían internet, TV o radio para monitorear el avance del fuego.
A las 3:00 de la madrugada “Jerry” despertó.
“ Algo me decía que tenía que ir a ver qué pasaba y agarré mi coche y manejé hacia el oeste al otro lado de la ciudad y ví que ya había casas incendiadas cerca de las montañas y las brasas de fuego volaban. Los vientos ya eran intensos y soplaban hacia mi casa”.
Ayudan a vecinos a evacuar sus hogares
En sus 22 años de experiencia apagando incendios Jerry no había visto algo así y supo que su familia tenía que evacuar.
En el camino llamó a su esposa y le pidió que junto con su hija se fueran.
Según su plan, él y su hijo se quedarían a proteger su casa de las llamas, equipados con las mangueras del jardín.
“Si algo se prendía cerca del patio lo apagaríamos de inmediato. Sí se iban a quemar unas cuantas cosas del patio, pero íbamos a intentar salvar lo más que pudiéramos”.
Su esposa ya había alertado a sus vecinos de que tenían que evacuar.
Esa noche “Jerry” aunque no estaba de servicio en la estación de bomberos estaba trabajando para su comunidad.
Al llegar a su casa a las 4:00 am vio que su vecina, una persona de la tercera edad, estaba atrapada pues sus portones eléctricos no se podían abrir por lo que la rescató y la puso a salvo.
La mayoría de sus vecinos ahí eran personas de la tercera edad que necesitaban de tiempo para poder evacuar y el llamado de alerta que “Jerry” hizo, les dio minutos valiosos para salir.
“Los vientos eran como huracanes de fuego”
“Jerry” y su hijo entraron a su casa a preparar una mochila por si tenían que evacuar y cuando volvieron a salir al patio eran las 5:00 de la mañana y ya había un humo denso.
“ Los vientos eran como de huracanes de fuego. El mismo viento hacía que la lumbre corriera más rápido y no la pudieras alcanzar y el mismo viento secaba los árboles de la poca humedad que había y se incendiaban más rápido”.
Era una lluvia de fuego que prendía árboles, casas y autos.
Jerry sabía que tenían que evacuar y que ya no había nada que hacer. Aun así, pensó que aunque su casa se quemara, no desaparecería por completo.
Al siguiente día, mientras manejaba, vio con incredulidad como todo su vecindario desapareció.
“Cuando hay tanto calor, el propio calor comienza a hacer sus propios vientos. Y así empiezan los torbellinos de fuego. Lo que vi no lo podía creer y a la fecha no lo puedo creer, como se quemaron todas las casas y desaparecieron”.
Prevé larga batalla legal con la aseguradora
Aunque Jerry tiene seguro ahora, dice, viene una batalla legal para hacer que su póliza sea válida.
Él ya pudo entrar a sacar fotografías de lo poco que quedó visible. Pero no pudo salvar cosas de valor, documentos legales ni recuerdos valiosos como fotografías. El fuego borró todo.
Sus familiares abrieron una cuenta para recabar fondos de ayuda para los tres bomberos que habitaban esa casa.
Como Jerry, su hijo y su yerno, cientos de bomberos y personal de rescate y policías de Los Angeles se encuentran afectados.
Ellos por lo regular son los que brindan la ayuda y rescatan, pero ante la magnitud del desastre, hoy ellos también deberán ser rescatados.
Hasta el cierre de esta historia había 25 personas fallecidas, 36 desaparecidas, más de 40 mil acres incendiados.
Cinco grandes incendios que rodean a Los Ángeles todavía en activo, miles de estructuras incendiadas y derruidas y más de 95 mil personas sin electricidad.
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