Querido jefe: la pizza nos hace trabajar mejor según un estudio científico

Por:
Univision
Imagen thinkstock

¿Pizza? ¿Dinero? ¿Palabras de aliento? ¿Qué nos motiva realmente? Para obtener respuesta a esta duda trascendental de la historia humana, el autor del libro  Payoff: la lógica oculta que da forma a nuestras motivaciones realizó un curioso experimento.

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Los detalles del estudio

Dan Ariely llevó a cabo un experimento con los empleados de una fábrica de computadoras Intel en Israel, por el que premiaba a los empleados a medida que iban cumpliendo sus metas. 

Mientras algunos de los voluntarios recibieron pizza como incentivo, otros recibieron dinero. A propósito, ¿por qué no hacen estos experimentos en mi ciudad? 

No obstante, la comida y el dinero no fueron los únicos incentivos: hubo otro grupo de empleados que recibió  elogios del jefe a través de mensajes de texto. Si bien los elogios del jefe no son comestibles, tienen un importante valor emocional, de acuerdo al científico.

Por otro lado, hubo un grupo de control que recibió un asombroso incentivo: ¡nada! No quisiera estar en sus zapatos. Pero volvamos a hablar de la pizza, que es lo que en verdad importa. 

La deliciosa vencedora

Para sorpresa de muchos (entre quienes, lo admito, no me encuentro), la pizza fue el mejor incentivo: aumentó la producción de los empleados en un 6,7 %. De este modo, comprobamos que la pizza, en efecto, motiva a los empleados a ser mucho más productivos.

Pero, no, no todo fue tan obvio: quienes recibieron elogios del jefe por mensaje de texto, aumentaron su producción en un 6,6 %. ¡Casi el mismo efecto que quienes recibieron pizza! ¿Quién lo hubiera dicho? Los elogios, pese a no ser comestibles, tuvieron mucha valoración. 

De este modo, la pizza y los cumplidos fueron las dos motivaciones más grandes de los empleados. Mientras tanto, el dinero solo hizo aumentar la producción en un 4,9 %. Vaya, eso sí es una sorpresa. Es decir, ¡con el dinero también puedes comprar pizza! ¿Acaso nadie lo sabe?

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Fidelidad con la pizza

Como dicen los sabios, «la fidelidad del ser humano es tan volátil como una bolsa de plástico en medio de un tornado». A medida que el tiempo fue pasando, la pizza fue traicionada por los empelados y dejó de estar en el primer puesto, cediéndole su lugar a los elogios del jefe. 

No obstante, los científicos advierten sobre un cambio desleal: en realidad, dejaron de enviar la pizza a la casa del empleado y se la dieron en la empresa. De acuerdo a Ariely, todo hubiera sido distinto si no se hubiera realizado ese cambio. 

Enviando la pizza al hogar del trabajador, «no solo les dábamos un incentivo, también los convertíamos en héroes frente a sus familias», declaró el líder del estudio. Ariely, tu sabiduría es infinita. 

En resumen, la pizza resultó ser el mejor incentivo para los empleados. Y también las palabras de aliento del jefe, con un margen estrecho. Para mantener a los trabajadores felices, basta con incentivarlos con eso que más desean: y lo que más desean es la pizza (y los cumplidos). 

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