La modelo Emily Ratajkowski defendió a Melania Trump del insulto de un periodista

La modelo Emily Ratajkowski estaba sentada junto a Jacob Bernstein, periodista del New York Times, quien hizo el insulto.

Por:
Univision
Melania Trump de la noche de la mañana pasó de ser un personaje del entretenimiento a ser la esposa del presidente de los Estados Unidos. Este cambio vertiginoso le implicó hacer cambios radicales de estilo que fueron perceptibles incluso desde la campaña presidencial. Atrás quedaron los vestidos escotados y brillante de seda de sus épocas de alfombra roja para darle paso a trajes recatados de emblemáticas marcas, como este 
<i>jumpsuit</i> de
<b> Gucci </b>fucsia que llevó en el segundo debate presidencial.
Las galas eran para la pareja Trump lugares privilegiados para mostrar sus gustos excéntricos, su devoción por el brillo y para que Melania alardeara de su figura. Como primera dama, Melania parece olvidarse de su afán de ajustar su silueta y mostrar mucha piel y apuesta, como lo hizo en el baile inaugural con este traje blanco de 
<b>Hervé Pierre, </b>por líneas rectas y sobrias de sutil sensualidad.
Antes de caminar por el National Mall de Washington la experiencia más parecida a la que habían asistido la pareja Trump había sido las galas de Holywood. A diferencia de lo que sucedía en aquella épocas en las que el pronunciado escote era la regla, Melania Trump eligió para el pasado 20 de enero un traje de 
<b>Ralph Lauren</b> de cuello alto inspirado en las formas conservadoras de los años 60, al estilo Jackie Kennedy
Con la cercanía con la política, Melania Trump fue desapegándose de los aparatosos abrigos de pieles animales tan propios de ella hace una década y fue trayendo a su armario abrigos de corte clásico y estructurado de elegante lana.
Si se es una devota del encaje, sí que hay maneras muy distintas de llevarlo. Si en 2005 Melania para asistir a un evento de moda se atrevía a llevar una trasparencia sobre su pecho que simulaba dejar la piel desnuda, en la cena con la iglesia católica, a semanas de las elecciones, la modelo restringía el uso de encaje solo para las mangas de su vestido. Eso sí, tanto recato se compensó con una espalda completamente descubierta.
Si antes, en las galas MelaniaTrump alardeaba de finas joyas, en su faceta como mujer de un candidato presidencial, decidió apostar por una cierta depuración en el brillo, más no en el lujo. Este vestido blanco de 
<b>Roksanda </b>que llevó para su alocución en la Convención Republicana tenía un costo de 2,100 dólares.
La transición de un estilo sexy y descotado a uno más formal la hizo Melania Trump de la mano de incluir en su armario trajes de vestido de cuello redondo, de telas sobrias y de blazers que dejó colgar sobre sus hombros como lo muestra este traje rojo que usó en Iowa para los discurso que dio su marido, para entonces candidato.
El blanco ha sido desde siempre un color imperante en el estilo de Melania Trump. Pero de llevarlo de formas exóticas con cortes que dejaban enseñar siempre algo de piel, lo ha empezado a llevar de forma elegante con cortes complejos pero sofisticados como este
<i> jumpsuit</i> de 
<b>Ralph Lauren </b>que eligió para el discurso de aceptación como presidente, la noche del 8 de noviembre.
El satín y la seda, tan populares al principio de la década de los 2000 y tan favoritos de la primera dama, han sido reemplazadas por telas menos vistosas, con más cuerpo y menos brillo. Sin dejar su preferencia por exaltar sus atributos, en su discurso en Filadelfia, el 3 de noviembre, eligió una blusa rosa que solo dejaba al descubierto una parte de sus brazos.
Acorde con un estilo más clásico, conservador y aliñado, uno que además hace mejor concordancia con sus 46 años, Melania Trump ha dejado atrás los mini vestidos y ha implementado e largo Chanel ese que justo corta la falda a media rodilla.
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Melania Trump de la noche de la mañana pasó de ser un personaje del entretenimiento a ser la esposa del presidente de los Estados Unidos. Este cambio vertiginoso le implicó hacer cambios radicales de estilo que fueron perceptibles incluso desde la campaña presidencial. Atrás quedaron los vestidos escotados y brillante de seda de sus épocas de alfombra roja para darle paso a trajes recatados de emblemáticas marcas, como este jumpsuit de Gucci fucsia que llevó en el segundo debate presidencial.

En tres tweets, el 13 de febrero de 2017 a las 9:20 am, la modelo Emily Ratajkowski dio una enseñanza de respeto y equidad de género:

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"Me senté junto a un periodista del NYT anoche que me dijo 'Melania es una prostituta'. Cualquiera que sea su posición política, es crucial llamar a esto por lo que es: quería avergonzarla. No me importan sus desnudos o su historia sexual y a nadie debe importarle. Los ataques específicos de género son asquerosas mierdas sexistas".


Ratajkowski saltó a la fama después del video de Blurred Lines, de Robin Thicke, y ha salido semidesnuda en varias portadas de revista. Su fama le ha permitido emprender una labor notable de activismo social: ha recaudado fondos y ha hecho anuncios para promover la salud sexual y reproductiva para Planned Parenthood (PPF), y es una abanderada de la causa del empoderamiento femenino y la sexualidad de las mujeres.

Melania Trump celebró su defensa con un tweet.


El encuentro en que Ratajkowski oyó el comentario del periodista estaba en el marco del New York Fashion Week, en la noche del 12 de febrero. "El comentario no tenía la intención de ser público, pero era sin embargo completamente inapropiado y no debería haber ocurrido. Los editores han hablado con el reportero en cuestión sobre el evento desafortunado", le dijo una fuente del New York Times a Politico.

Hasta ahí, el nombre del periodista había estado oculto. Pero él mismo develó su identidad en Twitter. Se trata de Jacob Bernstein es hijo del periodista Carl Bernstein, conocido por ser uno de los que reveló el escándalo de Watergate, y escribe para Daily Beast, Paper, The Huffington Post and New York Magazine.

"Hablando en una fiesta en lo que pensé que era una conversación personal, hice una observación estúpida sobre la primera dama [...] Mis editores han dejado claro que mi conducta no estaba de acuerdo con los estándares del Times, y estoy de acuerdo".

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