MIAMI, Florida.- La Administración Federal de Aviación (FAA) de los Estados Unidos anunció este martes la prohibición temporal, por 30 días, de vuelos estadounidenses a Haití, en respuesta a un ataque en el que pandillas dispararon contra un avión de Spirit Airlines en el aeropuerto de Puerto Príncipe.
Crisis en Puerto Príncipe: Estados Unidos prohíbe vuelos por 30 días tras ataque a avión procedente de Florida
La FAA prohibió vuelos a Haití tras un ataque de pandillas a un avión de Spirit Airlines en Puerto Príncipe, dejando el aeropuerto cerrado y el país en crisis; la ONU y EE.UU. alertan sobre el impacto del cierre aéreo en la ayuda humanitaria, mientras la violencia de pandillas en Haití continúa sin control.
La suspensión afecta directamente a las aerolíneas estadounidenses, las cuales evitarán vuelos hacia el país caribeño hasta que las condiciones de seguridad mejoren. La violencia en Haití, especialmente en su capital, Puerto Príncipe, ha escalado en los últimos meses, alcanzando niveles críticos que amenazan con desestabilizar la región y complicar aún más la entrega de ayuda humanitaria.
El incidente que detonó esta medida ocurrió el lunes, cuando un avión de la aerolínea estadounidense Spirit Airlines fue impactado por disparos al aproximarse al aeropuerto de Puerto Príncipe el lunes pasado. La aeronave recibió varios disparos, hiriendo a un asistente de vuelo, lo que obligó a que el aeropuerto interrumpiera sus operaciones y, temporalmente, limitara el tráfico aéreo de entrada y salida del país.
Además de afectar a la aviación comercial, la situación en Haití también limita a la ayuda humanitaria. La ONU también ha suspendido temporalmente sus vuelos hacia el país, lo cual suspende la entrega de ayuda y la movilización de personal de apoyo, mientras miles de personas dependen de asistencia externa para satisfacer necesidades básicas.
El cierre del aeropuerto y la escalada de violencia obligaron a un cese temporal de las actividades en gran parte de Puerto Príncipe. Escuelas, bancos y oficinas gubernamentales permanecieron cerradas en un ambiente tenso. Las calles que normalmente están abarrotadas de personas y vehículos quedaron desiertas, salvo algunos motociclistas que se arriesgaron a transitar, incluyendo uno que llevaba a un hombre herido a causa de la violencia reciente.
A pesar de los intentos de la comunidad internacional y del nuevo gobierno haitiano de restaurar la paz en el país, las pandillas, que controlan aproximadamente el 85% de la capital, según la ONU, mantienen el control sobre amplias áreas del país. En las últimas semanas, grupos armados han incrementado sus ataques contra las fuerzas del orden y ciudadanos comunes, lo que hace que la vida cotidiana en muchas partes de Puerto Príncipe sea un acto de valentía para sus habitantes.
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Reacción de República Dominicana: “Es un acto terrorista”
La violencia en Haití ha provocado preocupación en el vecino país de República Dominicana, donde el presidente Luis Abinader calificó el ataque al avión como un “acto terrorista”. Durante una conferencia de prensa, Abinader pidió que se declare a las pandillas haitianas como grupos terroristas, exhortando a países como Estados Unidos a tomar medidas firmes al respecto. Abinader ha adoptado una postura cada vez más firme frente a la crisis haitiana, aumentando los controles fronterizos y reforzando la seguridad para evitar el flujo migratorio hacia su país debido a la crisis en Haití.
" Este fue un acto de terrorismo; los países que están siguiendo y ayudando a Haití deberían declarar a estas pandillas armadas como grupos terroristas", señaló Abinader. Además, enfatizó que República Dominicana trata a estas pandillas con severidad, y advirtió que cualquier intento de ingreso ilegal al país será enfrentado con una respuesta contundente.
La crisis de violencia en Haití se produce en un contexto de inestabilidad política. Apenas unos días antes del ataque, un consejo de transición, encargado de restaurar el orden democrático, destituyó al primer ministro interino, Garry Conille, quien había ocupado el cargo durante seis meses . Conille fue reemplazado por el empresario Alix Didier Fils-Aimé, quien se comprometió a trabajar en conjunto con la comunidad internacional para restablecer la paz y organizar elecciones, una promesa que también hizo su predecesor.
A pesar de las declaraciones de buenas intenciones, la realidad en las calles de Haití parece muy distante de las metas políticas que se propone el nuevo gobierno. La destitución de Conille y la rápida asunción de Fils-Aimé generaron críticas de sectores políticos y sociales que consideran que el cambio no contribuirá a resolver la crisis de seguridad. Incluso algunos ciudadanos como Martha Jean-Pierre, de 43 años, expresan abiertamente su escepticismo, señalando que la seguridad y la libertad de movimiento son más urgentes que cualquier promesa de elecciones.
“¿ De qué sirve un nuevo primer ministro si no hay seguridad, si no puedo moverme libremente y vender mis productos?”, dijo a la AP Jean-Pierre, quien se dedica a vender vegetales en las calles de Puerto Príncipe. “Esta es mi cuenta bancaria, de esto depende mi familia”.
El Departamento de Estado de los EE. UU. expresó su preocupación por la falta de avances para estabilizar Haití. En un comunicado, señaló la importancia de que el nuevo primer ministro y el consejo de transición elaboren un plan claro y efectivo para reducir la violencia en el país y abrir paso a unas elecciones creíbles. Estados Unidos también subrayó la urgencia de priorizar el bienestar de los haitianos por encima de los intereses personales de actores políticos.
La ONU, por su parte, continúa respaldando una misión de seguridad liderada por la policía de Kenia en Haití, aunque esta enfrenta graves limitaciones en términos de financiamiento y personal. La organización ha instado a la comunidad internacional a considerar el despliegue de una misión de paz en Haití, mientras las pandillas siguen ejerciendo un poder considerable sobre la capital y otras áreas clave.
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