Belleza
Grandes inventos que transformaron la rutina de belleza
Las mujeres siempre hemos estado dispuestas a desafiar los dictados de la naturaleza para mejorar nuestra apariencia. He aquí los implementos que, a través de la historia, nos han auxiliado en este cometido.
Por:
Mari Carmen Nuño.

Pinzas de cejas
Desde 3,000 a.C. la humanidad se ha servido de las pinzas para facilitar diversas tareas; las más antiguas se encontraron en Mesopotamia, la India y Egipto. Fueron
los antiguos romanos, cuando descubrieron que eran el instrumento ideal para arrancar vello y cejas, quienes primero las utilizaron con fines estéticos. Poco las usarían pues la moda de entonces era la “uniceja”. Pero llegada
la Edad Media, con su frenesí por las cejas excesivamente depiladas, el implemento se volvió indispensable. Las modas han ido y venido pero este implemento ha permanecido como un imprescindible del kit de belleza.
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Rizador de pestañas
Las mujeres de finales de los 20 querían lucir las mismas rizadas pestañas que las actrices Hollywoodenses de las grandes películas. Para responder a esta demanda las mentes inventivas se dieron a la tarea de buscar el implemento ideal para dicho propósito. Al que diseñó Jorge Patiño, patentado en 1925, siguieron otros tantos, como el que Charles Stickell desarrolló en 1929 para The Kurlash Company, se perfeccionó y la versión que se lanzó en 1940 es similar a la que hoy conocemos.
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Pistola secadora
La aspiradora, que a principios del siglo XX también usaban las mujeres para secarse el pelo, fue la inspiración para las primeras secadoras de mano. Las primeras versiones, que datan de 1920, además de lentas, pesadas e incómodas, resultaban peligrosas. Aunque desde entonces su funcionamiento y mecanismo básico no han sufrido mayores cambios,
las pistolas han evolucionado mucho. En 1954 aparecieron los primeros diseños que llevaban el motor dentro de la envolvente. Para los 60, la introducción del plástico y mejores
motores eléctricos las aligeraron y eficientaron. A partir de los 90 su fabricación incluye varias medidas de seguridad.
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Rizador de pelo
Ya los súbditos del Imperio Romano solían ondularse y enchinarse el pelo con unas tenazas calientes. Las tenacillas inventadas por Marcel Grateau en 1882 lograron
facilitar la tarea. Y aunque por un buen tiempo se siguieron utilizando, otras novedades las superaron.
El rizador moderno nació en los 60, gracias a la inventiva de Monsieur Lelièvre, peluquero parisino que hizo con sus manos el primer prototipo del aparato. En sociedad con Monsieur Feldblum lo lanzó al mercado con el nombre de
BaBylis. Las versiones actuales de este instrumento dan cuenta de la gran evolución que ha sufrido.
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Planchas para alaciar
Aunque desde finales del S. XIX hubo varios intentos por crear un implemento para alaciar el pelo, no fue sino hasta 1912 cuando surgió algo que verdaderamente cumpliera esta función. El invento de Lady Jennifer Bell Schofield consistía en dos placas de metal sujetadas por una bisagra.
Este rudimentario precursor de las planchas de nuestra época se calentaba en la estufa. Con el tiempo, el hierro del que se fabricaban se sustituyó por aluminio y acero, y su diseño se fue perfeccionando.
En 2001 la firma británica GHD lanzó una nueva tecnología basada en placas de cerámica.
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Depilación láser
Pinzas, piedra pómez, cera de abeja, rastrillos…
A través de la historia se ha recurrido a infinidad de procedimientos para liberarse del tan indeseable vello. Estos recursos representaban una solución, aunque dolorosa y temporal.
La verdadera liberación se presentó hasta que se inventó el rayo láser. En cuanto sucedió, 1960, se empezó a experimentar en la aplicación de esta técnica en la depilación; a finales de los 90 la FDA aprobó su uso.
Los primeros aparatos eran lentos e ineficientes, pero la tecnología rápidamente fue avanzando. Actualmente existen diversos sistemas especializados para cada tipo de piel y pelo.
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