Muchas personas sufren de apnea del sueño cada noche sin darse cuenta o sin tener sospechas. Por este motivo, es muy valioso conocer cuáles son sus síntomas.
7 señales de que estás dejando de respirar mientras duermes
1. Te duermes en todos lados
Cuando las vías respiratorias se cierran, el cerebro deja de recibir oxígeno. Entonces, el cerebro envía una señal para que se retome el correcto funcionamiento. Para ello, (y por más de que no te enteres) el cerebro se despierta. A causa de esto, podrías sentir más cansancio de lo normal.
2. Malhumor
Si dejas de respirar cuando duermes, sentirás más cansancio y, como consecuencia, puedes experimentar cambios en el humor.
Obsérvate: si tienes malhumor un día o te sientes más irritable, es normal ─a todos nos sucede─. Pero, si lo experimentas todos los días y es más tu norma, antes que tu excepción, la apnea podría ser una de las posibles causas.

3. Problemas de memoria
Aunque todavía se necesitan más pruebas que lo confirmen, los neurocientíficos creen que el sueño tiene una fuerte incidencia en la memoria. Por un lado, al dormir podríamos fijar recuerdos en la mente. Por el contrario, la falta de sueño nos podría dar problemas a la hora de recordar.
4. Despertar con la boca seca
Como señala el doctor Michael Breus, de la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño, a la revista Men's Health, «cuando entra tanto flujo de aire por la boca no tienes tanta producción de saliva, por lo que tu boca tiende a secarse».
5. Dolor de cabeza en las mañanas
Cuando tu cerebro no tiene una buena noche de sueño o no recibe suficiente oxígeno, suele advertírtelo mediante una serie de síntomas. El más común de ellos es el dolor de cabeza, sobre todo en la mañana.

6. Levantarse a orinar en la noche
Si bien es normal sentir ganas de orinar en la noche, no lo es tanto levantarse muchas veces para hacerlo. Cuando una persona tiene apnea siente más las ganas de orinar, pues atraviesa fases del sueño mucho más ligeras.
A causa de eso, es más frecuente que vaya al baño en la noche, mientras que una persona que no tiene apnea no se dará cuenta de ello hasta la mañana, cuando despierte.
7. Ronquidos irregulares
Muchas veces, el ronquido es una señal de apnea, pues cuando las vías respiratorias se bloquean parcialmente se producen vibraciones. Pero, como señala Breus, la señal más clara es la ausencia de ronquidos en intervalos irregulares. Es decir, cuando no entra aire en las vías respiratorias, no existe ronquido.
Por tanto, si entre un ronquido y el otro existe una pausa demasiado prolongada, podrías tener apnea. Y, si al volver de esa pausa, tomas aire de forma brusca o emites un quejido, tienes otra señal de apnea. Claro, no es fácil verificar esto. Podrías intentar grabarte una noche o, si tienes con quien dormir, pedirle que preste atención a eso.

Factores de riesgo
Más allá de las siete señales, es interesante conocer la estadística de este trastorno. En resumen, los hombres son más propensos a sufrir de apnea, mientras que, en el caso de las mujeres, su aparición suele estar vinculada al comienzo de la menopausia. Este trastorno suele darse en la edad media o en la edad adulta.
Por otro lado, un cuello más largo presupone la existencia de más tejido blando. Por consiguiente, si tienes un cuello largo, tienes más posibilidades de sufrir apnea. Además, las probabilidades de apnea aumentan con el sobrepeso, en concreto, a partir de índices de masa corporal de 25 o más.
Finalmente, la apnea es una condición hereditaria. Si tienes familiares directos que han sufrido o sufren de apnea, deberías considerar la posibilidad de que también la tengas.
Si tienes todos estos síntomas, deberías consultar con un médico, que te hará los estudios correspondientes. Te harán un monitoreo durante una noche para ver cuántas veces dejas de respirar. Casi siempre, la apnea no es tan seria como para considerarse grave, aunque, si lo fuera, podrían recomendarte dormir usando una máscara especial en la noche.