¿Qué pasa con el coronavirus en playas y albercas? Los expertos concluyeron

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Por:
Carol Sandoval.

La evolución del coronavirus (COVID-19) desde los primeros brotes reportados en Wuhan, China, ha logrado intrigar a la comunidad científica a nivel global.

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Entre tratamientos diversos mientras la cura y la vacuna hacen presencia, destacan inevitablemente las medidas preventivas al coronavirus, resaltando como una gran "arma" el simple hecho de lavarse las manos continuamente con agua y jabón.

En semanas recientes, se destacó que el COVID-19 puede sobrevivir de tres horas o hasta tres días en el ambiente, todo dependiendo de la superficie a la que se adhiera (por ello es importante desinfectar continuamente los objetos de uso cotidiano).

Siguiendo esta línea, el virólogo español Javier Cantón (de la Universidad Autónoma de Madrid), destacó en días recientes una "superficie segura" para las personas ante el coronavirus: el agua de piscina y el agua de mar.

Imagen thinkstock

Cantón destacó desde el inicio, que "en principio, ambos son medios bastante hostiles para los coronavirus", ya que no hay estudios científicos sobre la permanencia del microorganismo en dichos lugares.

Secundando a los dichos del doctor Cantón, el Instituto para la Calidad Turística Española, encargó al Consejo Superior de Investigaciones Científicas un estudio sobre el comportamiento del coronavirus en el agua y la arena.

Claro que ir a la playa y a las piscinas públicas en estos momentos es una pésima idea (y representa una irresponsabilidad social descomunal). sin emnargo, estudios como el ya solicitado serían claves para tomar las mejores decisiones tras las reaperturas paulatinas de complejos turísticos a futuro.

Si bien las aglomeraciones deberán ser reevaluadas en el mediano plazo (junto a nuevas medidas de distanciamiento social) Cantón recalca que el coronavirus posee una membrana lipídica cubierta de puntas (o picos) que se adhieren a las células presentes en la garganta y los pulmones.

Cuando dichos pico entran en contacto con agua dulce o salada, los microorganismos dañinos tienden a la plasmólisis, es decir, el agua que hay en el interior del virus sale, provocando que se inactive. Aunado a lo anterior, las piscinas cuentan con un agente auxiliar a nivel exterior: el cloro.

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Cabe destacar que los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) también señalan que no hay evidencias de que el COVID-19 pueda propagarse entre los seres humanos a través del agua.

Imagen Shutterstock

Los CDC invitan en todo momento a NO asistir a playas o piscinas en estos momentos, pero a futuro, cuando las cuarentenas comiencen a levantarse y las curvas de contagio se aplanen de manera exitosa, “un mantenimiento y desinfección (con cloro y bromo) adecuadas" de las piscinas, resultarán eficaces para eliminar las partículas de COVID-19.

Respecto a la arena, Cantón asegura que es un buen medio de dispersión: los primeros estudios indican que allí el coronavirus podría desactivarse, pero sólo si la textura es lo suficientemente acuosa.

Ante todo, los especialistas señalan el principal factor de riesgo en tiempos de pandemia: las aglomeraciones, mismas que aunque se den en piscinas o playas, el agua podría no ser suficiente para mitigar los contagios cuando se vea superada por grandes multitudes.

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