¿Tu bebé no tiene contacto visual contigo? Según expertos es necesario consultar a un pediatra

Por:
Univision

Un estudio reciente asegura que los primeros signos de los trastornos del espectro autista ( TEA) pueden ser detectados desde el primer mes de vida del niño. Warren Jones, autor del informe, nos explica un poco más cuáles son los principales síntomas que este tipo de trastornos muestra en los niños. Si quieres saber un poco más, sigue leyendo.

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Primeros signos de TEA en niños

En el estudio, los investigadores del Centro de Autismo Marcus en Atlanta, Georgia, Estados Unidos, hicieron un seguimiento de 110 niños desde su nacimiento hasta los 3 años de vida. De ese grupo, se detectó TEA en 59 bebés. Por su parte, otros 51 fueron considerados de bajo riesgo porque no tenían parientes cercanos con TEA (se consideraron los parientes hasta el tercer grado).

Los datos se obtuvieron en cada niño a los 2, 3, 4, 5, 6, 9, 12, 15 y 24 meses de edad. La prueba consistía en ver videos en los que una actriz interpretaba a una niñera o madre. «Todos los bebés vieron los mismos videos y luego pudimos medir cuál era la respuesta de cada uno de los que más tarde fueron diagnosticados con TEA frente a los que generalmente se desarrollaban normalmente», dice Jones.

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Uno de los síntomas de TEA más notorios que se dan en forma temprana es la falta de contacto visual. Se trata de un trastorno del neurodesarrollo que puede causar muchos problemas sociales y de comunicación.

Jones, director de investigación en el Marcus Autism Center, estudió, junto con sus colaboradores, el tiempo que cada bebé miraba a los ojos al cuidador en el video. «Básicamente desde el nacimiento [todos] los bebés mirarán más la zona donde se encuentran los ojos... más que al resto de la cara», dice Jones. Descubrieron que en los primeros 6 meses de vida los bebés diagnosticados con TEA miraban menos a las personas a los ojos que aquellos que no lo tenían. En resumen, la investigación sugiere que la capacidad de contacto visual inicial de un bebé puede ser casi un comportamiento reflejo. Luego, existe una segunda fase en el desarrollo, que depende de la genética y los diferentes sistemas cerebrales que conducen a la interacción social. 

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Según los autores del estudio, «la observación de este declive en la fijación ocular, en lugar de una ausencia total, ofrece una oportunidad prometedora para la intervención temprana». Esto significa que, si bien el niño puede ubicarse dentro del espectro autista, tener un diagnóstico permite que se actúe temprano. 

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Sin embargo, no podemos solo quedarnos con este síntoma, pues no es del todo concluyente. Existen otros signos de alarma a los que se debe prestar atención y que deberían ser motivo más que suficiente para realizar una consulta con el pediatra. Estos se dan cuando el niño tiene unos pocos meses más. Si no responde ni hace ningún tipo de gesto cuando lo llaman por su nombre, no tiene habilidades para los juegos de simulación ni para la imitación y también sufre dificultades con la comunicación no verbal, lo mejor será que consultes con un especialista.

Por fortuna, todos los estudios de los últimos años señalan que la intervención temprana mejora, de manera ostensible, la calidad de vida de los niños con TEA. Depende de nosotros, sus padres, estar atentos a los síntomas de los TEA para tomar cartas en el asunto y comenzar con un tratamiento.