LOS ÁNGELES, California. – Jacob no ha cometido delitos. Llegó a Estados Unidos desde México hace 40 años, ha trabajado en restaurantes, en la construcción y ha pagado impuestos durante décadas.
“No quiero seguirme escondiendo”: Tras 40 años en EE.UU. Jacob volverá a México ante aumento en operativos de ICE
La presión de los operativos migratorios en el sur de California obliga a inmigrantes como Jacob, quien lleva 40 años en EE. UU., a considerar el regreso a un país que ya no sienten como propio.
Pero hoy, jubilado, dice vivir con un miedo constante que lo obliga a mirar por la ventana antes de salir de casa.
“Ya no tiene uno la libertad de salir a la tienda, a pasear, a cualquier lugar, porque ya nomás vas con el estrés… mirando para todos lados, fijándote que no haya camionetas y correr al carro”, cuenta Jacob.
Los operativos de ICE en el sur de California se han vuelto una amenaza constante para inmigrantes sin estatus legal como él. A pesar de llevar una vida íntegra, Jacob vive encerrado por el temor de ser detenido en cualquier momento.
“El mayor temor es que cuando a uno lo agarran, a uno lo secuestran, te tienen mucho tiempo encerrado, incomunicado… El dolor es para los familiares que no saben dónde estás ni en qué condición estás”.
Jacob no quiere que sus hijos, todos nacidos en Estados Unidos, pasen por el trauma de no saber si su padre está bien o siquiera dónde se encuentra. El miedo a ser víctima de detención prolongada, sin comunicación, lo ha llevado a contemplar lo impensable: regresar a México.
“Considero regresarme a México para quitarme este estrés, porque ya no vives tranquilo, ya no hay libertad… tengo familiares que ya regresaron. Vendieron sus casas, hicieron lo que tenían que hacer aquí”.
Pero la decisión no es sencilla. Jacob ha pasado más de media vida en Estados Unidos. Sus hijos crecieron aquí. Su nieta, a quien ya no puede llevar al daycare por miedo a salir, es parte de una nueva generación estadounidense. México es para él un recuerdo lejano, un país que ha cambiado tanto como él.
“Pienso restablecerme en mi país de origen, en mi comunidad y no sentir esa persecución. Ya no quiero seguirme escondiendo, cuidando de que me van a agarrar”.
La historia de Jacob no es única. Representa a miles de inmigrantes que, a pesar de haber echado raíces profundas en EE. UU., viven en la sombra. Y como él, muchos enfrentan una dolorosa disyuntiva: quedarse en el país que han construido como hogar, o marcharse por miedo, hacia un país que ya no conocen.
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