LOS ÁNGELES, California.- La residencia Menéndez en Beverly Hills fue el escenario del crimen que Lyle y Erik Menéndez cometieron contra sus padres y también el lugar donde aseguran que sufrieron abusos. Pero ellos cuatro no eran los únicos que vivían en esa casa.
Flor de María, la hispana que vivía con los Menéndez cuando Erik y Lyle asesinaron a sus padres: esta es su historia
De lunes a viernes, la hispana Flor de María Suria dormía en la mansión de los Menéndez trabajando como empleada doméstica. Durante ocho meses fue parte de la rutina familiar, hasta que el 21 de agosto de 1989, cuando llegó a su trabajo como cada lunes, le dijeron que el matrimonio había sido asesinado. Esta es la historia que contó en exclusiva.
La hispana Flor de María Suria, la empeada doméstica, también vivía en esa casa de lunes a viernes. Ella fue parte de la dinámica familiar durante ocho meses y testigo en el juicio contra los hermanos.
Flor de María Suria llegó al país sin hablar nada de inglés, encontró trabajo en una de las zonas más exclusivas de Estados Unidos, al lado de una familia que, en apariencia, encarnaba la perfección y la realización del sueño americano: los Menéndez, una compuesta por el padre José, la esposa Kitty y los hijos Lyle y Erik.
De lunes a viernes ella dormía en la mansión, durante ocho meses fue parte de la rutina familiar, hasta que el 21 de agosto de 1989 llegó a su trabajo, como cada lunes, y encontró la casa llena de policías, quienes le impidieron entrar a realizar sus labores. Le dijeron que el matrimonio había sido asesinado y sin saberlo, después sería una testigo clave en el juicio.

Empleada de los Menéndez habla por primera vez
Más de 35 años han pasado desde que José y Kitty fueron asesinados, pero no fueron las únicas vidas truncadas, también las de sus hijos y asesinos, Lyle y Erik. Durante todos estos años Flor de María no había dado una entrevista, aunque sí testificó en el primer juicio contra los hermanos.
Ante las cámaras de Univision Noticias, la hispana habló de cómo era la familia y su relación, al menos lo que ella vio durante los ocho meses que trabajó en el lugar.
“Yo llegué el lunes, a las 10 de la mañana me tenía que presentar y me dijeron que no podía pasar porque habían matado a los señores”, explicó sobre la manera en que se enteró de los asesinatos.
Ella era la única persona no familiar, que conocía la relación entre padres e hijos, en el tiempo que estuvo viviendo allí, en un cuarto justo al lado de la sala de televisión, sitio donde mataron a José y Kitty. Sin embargo, asegura no haber visto peleas entre ellos, aunque “el señor sí hablaba fuerte".
“Muy bien, muy bien, la señora muy buena persona conmigo, el señor igual”, expresó sobre sus patrones.
Agregó que los Menéndez cenaban en familia y que la señora, Kitty, cocinaba. Al enterarse de lo ocurrido, no podía creer que los entonces jóvenes hubieran matado a sus padres.

El gesto de Lyle y Erik
Le dio mucha tristeza enterarse de lo sucedido, pensó: “pobrecitos, si hicieron lo que hicieron por”, no terminó la frase, pero se ingiere que se refería a lo que sostienen de que fueron violados por su padre.
Contó una anécdota de un gesto sencillo que los hermanos tuvieron con ella, que no hablaba nada de inglés ni ellos español.
“Fue única vez que ellos cocinaron espaguetis, tocaron mi puerta y me dijeron ven a comer”, narró sobre aquel gesto.
Sobre la posibilidad de que los hermanos Menéndez puedan recuperar la libertad, se mostró de acuerdo: “sí estoy de acuerdo si los dejan salir o lo que hagan para bien de ellos”.
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