Más de 3,000 niños son vacunados al mes para poder asistir a las escuelas de Miami-Dade

Aquí te decimos cuál es el proceso para que su hijo reciba vacunas gratis y pueda empezar a estudiar en las escuelas públicas del condado de Miami-Dade.

Por:
Univision
Las escuelas públicas de Miami-Dade ofrecen una jornada de vacunación gratuita para sus estudiantes. Más de 3,000 niños se vacunan al mes en estas clínicas móviles.
Video Migrantes recién llegados aprovechan la jornada de vacunación gratuita que ofrece el distrito escolar de Miami-Dade

Debido al alto número de inmigrantes que han llegado en los últimos meses, el distrito escolar de Miami-Dade junto a la Universidad de Miami están vacunando a más de tres mil niños cada mes con el objetivo de que puedan empezar a estudiar lo más pronto posible.

Las vacunas que se ofrecen en esta unidad móvil son contra la gripe, la vacuna contra el COVID-19 y las vacunas requeridas por las escuelas.

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De acuerdo con María Victoria Ferraris, representante de UM, “Todas las clases de vacunas que los padres quieran están aquí y gratis”.

Todos son bienvenidos, sin cita previa, sujeto a disponibilidad. Todas las personas vacunadas menores de 18 años deben ser acompañadas por un padre de familia o tutor.

“El beneficio es que son gratis, al menos las que le tocaban a mi hija tenía un alto costo y me era imposible de otra forma”, dijo Natasha, quien asistió a la clínica móvil junto con sus hijos.

Aquí podrá ver un listado completo de las ubicaciones de las clínicas móviles ofrecidas en este mes de enero.

Todos los estudiantes del Miami-Dade, el cuarto distrito escolar más grande de Estados Unidos, recibirán comida gratis durante todo este año. Revisa lo que tienen que hacer los padres para que sus hijos reciban estos alimentos.
Video Más de 300,000 estudiantes de escuelas públicas de Miami-Dade comerán gratis
Lizbeth Polo Smith ha vivido sin papeles en Estados Unidos desde 2002, cuando dejó su natal Perú para irse a trabajar a Connecticut. Desde entonces pudo traer a dos de sus tres hijos a Estados Unidos, gracias a un trámite de visas que hizo su expareja y que duró seis años.
Sin embargo, Lizbeth no pudo traer a Estados Unidos a su hijo mayor, Manlio Miguel, por ser hijo de un padre peruano sin ascendencia estadounidense. Han pasado 14 años desde que vio a Manlio por última vez.
Por eso Lizbeth viajó a Florida para aprovechar una oportunidad que tal vez no se repita. Manlio, un cadete de la Escuela Naval del Perú, está a bordo del buque escuela B.A.P. Unión, que tenía pautado arribar en Miami el sábado, 17 de septiembre.
Lizbeth voló de Connecticut a Miami para poder ver a su hijo. Con lágrimas en sus ojos, empieza a agitar sus brazos en el aire cuando ve que el buque donde viene Manlio se acerca al muelle del Museum Park.
"Estoy nerviosa. Estoy realmente feliz porque han sido tantos años, pero también siento mucha culpa. No sé cómo voy a reaccionar al verlo en persona, con uniforme. Quiero estar compuesta".
A bordo del B.A.P. Unión, el buque escuela a vela más grande de América Latina, los 89 cadetes de tercer año vienen trepados en las perchas horizontales de los tres mástiles. Es una tradición de la Marina de Guerra del Perú.
Lizbeth saca su teléfono y busca un dibujo que le envió Manlio. Él viene en el melacho bajo del trinquete, donde muestra la ilustración.
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Desde lejos, Lizbeth ve a Manlio (tercero desde la izquierda, centro), quien se está secando los ojos con un pañuelo. "Está llorando también", dice Lizbeth entre lágrimas.
Los cadetes pasarán cinco días en Estados Unidos, parte del viaje inicial del buque escuela que les ha permitido visitar Ecuador, Colombia, Puerto Rico y Cuba.
Unos 20 minutos después del arribo, Manlio puede bajarse del buque y abrazar a su madre por primera vez en 14 años. Es un encuentro emocional, lleno de lágrimas.
"Él era el más grande y me pidió que no me fuera (de Perú). Mi finalidad era traerlos, pero al llegar aquí uno se da cuenta que eso es muy difícil. Hice de todo para enviarles dinero: tamales, alfajores, pasteles. Él ve el sacrificio que he hecho".
Lizbeth se arrepiente de "los días en que llegaba a la casa y yo no estaba", dice, pero siente que tenía que irse de Perú por sus hijos: "En Perú, hay pocas oportunidades para una mujer de más de 30 años con tres hijos. Yo de chica fui pobre, y no le siento vergüenza a la pobreza, sino miedo. No había dinero para la leche de los niños. Dije: 'Tengo que venirme'".
Manlio, de 23 años, ya es más alto que su madre, quien lo recordaba gordito, pelucón y tosco.
Lizbeth y su hijo pasarán cinco días juntos en Florida. Él ya ha hecho planes: quiere bailar salsa en Miami, hacer compras en los grandes centros comerciales y visitar los parques de diversión en Orlando.
Lizbeth quiere llevarlo a los Cayos de Florida.
Manlio dice sentirse dichoso de ser parte de la Escuela Naval del Perú: "Es otro mundo, tan distinto de la vida civil".
Mientras él guía a un grupo de turistas que vinieron a ver el buque, Lizbeth y Manlio tienen sus momentos de madre e hijo. En una ocasión ella le agarra la mano e intenta restregarle dos rastros de pintura. Él le explica: "Ayer estuvimos pintando todo el día para dejar todo bonito".
Manlio también está feliz de ver a su hermana menor, aunque con ella comparte más a menudo porque la joven sí puede entrar y salir de Estados Unidos sin preocupación.
La esperanza de Manlio es que su madre pueda ir a Perú para verlo graduarse de la escuela naval en diciembre de 2017.
Ella dice que podría suceder: está tramitando un permiso migratorio a través de su actual esposo que le permitiría salir de Estados Unidos y visitar nuevamente su país.
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Lizbeth Polo Smith ha vivido sin papeles en Estados Unidos desde 2002, cuando dejó su natal Perú para irse a trabajar a Connecticut. Desde entonces pudo traer a dos de sus tres hijos a Estados Unidos, gracias a un trámite de visas que hizo su expareja y que duró seis años.
Imagen David Maris