Carta abierta a Fey: En defensa de los gustos culposos

Tus canciones ya no están de moda, Fey. El valor que tienen se los da el tiempo y el cariño con el que la gente las guarda en su memoria.

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Por:
Raquel Miserachi.
Imagen Vince Bucci/Getty Images

Querida Fey,

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Hace unos días pude notar que consideras ofensiva la categoría de “gustos culposos”. Que te parece “triste y de muy mal gusto referirse como ‘culposo’” al trabajo de cualquier artista. Esas fueron tus propias palabras a través de Twitter en respuesta a un playlist noventero de Spotify, y que después borraste sin dejar rastro alguno. Me parece una posición válida, querida Fey, y creo que estamos frente a un tema debatible que es hora de poner sobre la mesa.

Es difícil publicar algo en internet y después borrarlo sin dejar ninguna clase de registro. Sobre todo si eres una figura pública. Espero no te ofenda, Fey querida, que en una ventana de tiempo muy corta haya sido yo quien tuvo la oportunidad de capturar la imagen de tu tuit como pokémon y guardarlo para ilustrar esta carta. Es muy buen momento para discutir el tema de los gustos culposos, que ahora es un término que se toma muy a la ligera y que nos haría bien a todos hablar de ello para que no continúen los malentendidos.

Entiendo en qué sentido puede resultar peyorativo el término ‘culposo’. En realidad lo más ofensivo de todo es que ‘culposo’ es una palabra inventada y además es muy fea. Bien pudieron haber popularizado la categoría de ‘gustos culpables’, pero nada se puede hacer ante la vulgarización del lenguaje hablado. Los modismos van moldeando las tradiciones de la lengua y terminan enriqueciendo el idioma, pero las costumbres lingüísticas no se adoptan de inmediato. Cuestan trabajo. Bien lo explicó el sociólogo Adal Ramones a principios de los dosmiles en uno de sus ‘menelegues’ más famosos.

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En otros tiempos era raro decirle ‘güey’ a alguien sin afán de ofender. Y sobre todo era de muy mal gusto decirle ‘güey’ a una dama. Hoy, a más de 15 años de distancia, podemos decir que ‘güey’ es una palabra sin carga ofensiva. Solamente es un término casual de múltiples funciones. La palabra se ha desgastado tanto, que ahora su significado se ha expandido al punto de que podría ser sustituida por ‘persona’.

Según Urban Dictionary, el glosario de slang más respetable de la web, la mejor definición de güey es la siguiente: “Dude in Spanish. Correct spelling is actually ‘buey’ but sounds like ‘guey’ or ‘way’ so it's just changed a bit. Literally means ‘ox’, and is a negative term like ‘fool’ or ‘ni**a’ but it's used as a term of endearment more like ‘dude’.”

Claramente se nota la distinción entre la definición literal de la palabra, que en realidad alude la mala pronunciación del nombre de un animal, y su uso común, un término cariñoso para expresar cercanía con alguien.

Técnicamente, ‘güey’ es una palabra ofensiva y de mal gusto, pero en la cotidianidad es un gesto amistoso. Lo mismo sucede con los ‘gustos culposos’, Fey mi amor.

¿Recuerdas esa estación de radio mexicana que emitía un programa donde ponían música de otras décadas y anunciaban esos viejos sonidos como ‘oldies but goodies’? Los ‘gustos culposos’ tienen ese mismo cariño y respeto atemporal que los clásicos. La única diferencia es que son clásicos tan ligados a un momento de la moda o de la educación sentimental de un grupo tan amplio de gente, que tienden a tocar recuerdos tan vívidos que provocan vergüenza en las personas.

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Fey, si de algo pecan los ‘gustos culposos' es de absoluta sinceridad. Las canciones que entran en esa categoría, que además son muy selectas y personales, son tan buenas que no puedes evitar convertirte en una niñita de nueve años cuando escuchas ‘Azúcar Amargo’ aunque tu fachada de eterno adolescente en tus últimos veintes dicte lo contrario.

Estoy hablando de mi caso, por supuesto. Yo soy la niña que en usaba ropa de Fey Jeans, que se sabía las coreografías de tus hits, que usaba donas en las muñecas y paliacates en donde tú te los pusieras. La que jugaba en el patio con La Onda Fey que su abuela le regaló en su cumpleaños número nueve. Hoy, tus canciones entran en la categoría de mis ‘gustos culposos’, esos que me regresan a la infancia sabor Fanta de naranja que tú misma anunciabas. Porque uno no puede tener nueve años para siempre.

Cuando hago un playlist de mis canciones favoritas del momento, no pongo tus canciones, Fey. Es la verdad. Pero cuando hago un playlist para animar una fiesta de gente de mi edad es probable que busque alguno de tus viejos hits y decida ponerlo estratégicamente a una hora en la que sé que todo el mundo se va a zarandear como lo hacíamos en 1997. Más que un clásico, un ‘gusto culposo’ es algo tan cercano a la historia personal de tantas personas que se convierte en un símbolo de complicidad. Un viejo tesoro con mayor valor sentimental que el resto. Un secreto que solo algunos tenemos en común. Y tus canciones son eso que nos mueve tan profundamente que no podemos evitarlo, pero tampoco lo escondemos.

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Ese es el verdadero valor de los gustos culposos. Que son capaces de llevarnos a lugares muy profundos en nuestra memoria. Es por eso que te escribo esta carta, Fey, para que sepas que tus éxitos de los noventa son los gustos culposos de toda una generación y no hay nada de malo en ello.

‘Gatos en el balcón’ me recuerda al estiramiento de mi clase de ballet. Es algo que no diría normalmente, es un recuerdo que guardo para mí porque nadie más puede acceder a él.

‘Media Naranja’ me recuerda al estacionamiento de los camiones de mi escuela y la mochila pesada en mi espalda a las siete de la mañana. Estos recuerdos son solo míos, pero de alguna forma se convierten en mi membresía a este club exclusivo de gente que puede decir que estas canciones pertenecen al cajón de los gustos culposos.

Tus canciones ya no están de moda, Fey. El valor que tienen se los da el tiempo y el cariño con el que la gente las guarda en su memoria. El concepto de los gustos culposos es todo menos peyorativo. Habla de historias y secretos personales construidos a partir de tu trabajo como artista. Una influencia profunda en la vida de quienes te escuchamos. Creo que deberías tomar en cuenta que tus éxitos no faltan en ninguna lista de gustos culposos noventeros. Los títulos de Fey son esenciales en la categoría. Yo tomaría eso como un cumplido.

Siempre tuya,
Raquel