La noche en que George H. Bush ordenó invadir Panamá

Fue la intervención armada estadounidense más grande en América Latina, y además de ponerle fin a la dictadura del general Manuel Noriega, también fue un hecho que me cambió la vida.
(Read this story in English)

2c0b9c25-a6f1-4022-93c7-62d0fa1adbbf.jpg
Por:
David C Adams.
Los soldados estadounidenses ocuparon las calles fuera de la embajada del Vaticano en Ciudad de Panamá, donde el general Manuel Noriega buscó asilo durante la llamada Operación Causa Justa. Foto del 25 de diciembre de 1989.
Los soldados estadounidenses ocuparon las calles fuera de la embajada del Vaticano en Ciudad de Panamá, donde el general Manuel Noriega buscó asilo durante la llamada Operación Causa Justa. Foto del 25 de diciembre de 1989.
Imagen MANOOCHER DEGHATI/AFP via Getty Images

Fue poco antes de la medianoche que regresé a mi hotel en el principal distrito financiero de Ciudad de Panamá. Había varios mensajes para mí en la recepción. Uno de ellos decía que el presidente George H. Bush se estaba reuniendo en Washington con sus principales asesores militares y que Estados Unidos estaba a punto de invadir.

PUBLICIDAD

Esa noche, durante la cena, yo había especulado que Estados Unidos nunca invadiría Panamá para derrocar al dictador general Manuel Noriega. Como me había dicho una fuente de confianza del ejército estadounidense, "Bush ladra más de lo que muerde".

No me imaginaba que pronto me tendría que comer mis palabras.

De repente, explosiones distantes comenzaron a sacudir las grandes ventanas de vidrio del vestíbulo del hotel.

Mis recuerdos sobre el resto de esa noche son un poco borrosos. Pasé la mayor parte del tiempo en una pequeña habitación detrás de la recepción con Mildred Pottinger, la operadora del hotel, quien mantuvo varias líneas abiertas para que yo pudiera enviar informes radiofónicos en vivo de forma regular para la BBC en Londres y la Radio Pública Nacional (NPR) en Washington. Como no teníamos teléfonos celulares, correo electrónico o Internet en aquella época, mis editores me mantenían informado mediante faxes sobre las últimas noticias de Reuters y The Associated Press. Había informes de grandes daños y algunas víctimas en el barrio aledaño, que también fue atacado con artillería terrestre.

Periódicamente subía a la azotea del hotel de 13 pisos para observar el ataque aéreo y pude observar cómo los aviones de combate Spectre AC-130 atacaban el cuartel general de Noriega, 'La Comandancia', con fuego de cañones y obuses de 105 mm, iluminando el cielo nocturno con sus brillantes trazadoras rojas. En poco tiempo, la Comandancia quedó envuelta en llamas, que también se extendieron al barrio de El Chorillo, con consecuencias desastrosas para los residentes de muy bajos recursos.

PUBLICIDAD

Tuve la buena suerte de que el personal nocturno del hotel incluyera una serie de jóvenes panameños de ese barrio donde se encontraba La Comandancia. Ellos me daban informes de testigos oculares, a veces garabateados en trozos de papel escritos por sus amigos y familiares en los que describían cómo tanques estadounidenses avanzaban por las calles y los soldados con altavoces les advertían a los residentes que no salieran de sus casas.

Los aviones de combate Spectre AC-130 atacaban el cuartel general de Noriega, 'La Comandancia', con fuego de cañones y obuses de 105 mm, iluminando el cielo nocturno con sus brillantes trazadoras rojas. 
<br>
Los aviones de combate Spectre AC-130 atacaban el cuartel general de Noriega, 'La Comandancia', con fuego de cañones y obuses de 105 mm, iluminando el cielo nocturno con sus brillantes trazadoras rojas. <br>
Imagen USAF

Los momentos previos

Mi encargo de cubrir la invasión había comenzado una semana antes cuando recibí una llamada de la revista Newsweek preguntándome si yo podía ir a Panamá durante Navidad y Año Nuevo en caso de que sucediera algo, con todos los gastos pagados.

En ese momento me encontraba en Nicaragua y cubría la región centroamericana como profesional independiente para los medios de comunicación británicos y estadounidenses. Con mucho gusto acepté el encargo, pues ese año, mientras cubría una malograda elección presidencial en Panamá, conocí a una profesora de una escuela militar, un encuentro que me cambiaría la vida.

Conocer a Inés Lozano me dio ciertas ventajas. Noriega había impuesto estrictos controles de inmigración y los miembros de la prensa no podían ingresar a Panamá sin obtener primero una visa especial de periodista. Como hija del embajador español, Inés Lozano tenía un pasaporte diplomático además de su cargo en una escuela del Departamento de Defensa de Estados Unidos en Panamá como maestra de educación especial.

PUBLICIDAD

Así que cuando regresé a Panamá unos meses después, apenas cuatro días antes de que comenzara la invasión, la profesora me recibió en el aeropuerto. Hice todo lo posible para parecer un turista, vestido con una camisa tropical y con todo el equipo de reportero escondido —una grabadora, un micrófono y una antiquísima computadora portátil Tandy 200— metido debajo de la ropa sucia en mi maleta. Inés Lozano tenía una reservación de hotel para un fin de semana de pesca en la Isla Contadora en la bahía de Panamá. Con su pasaporte diplomático logró que los temidos oficiales de inteligencia del G-2 de Noriega en el control de inmigración me dejaran pasar apenas sin hacerme preguntas.

Era el 15 de diciembre y yo había llegado justo a tiempo para ser testigo de cómo Noriega se autodeclaraba jefe de Estado, blandiendo su célebre machete de plata en el podio.

Después de enviar mi reporte, Inés Lozano y yo nos dirigimos al día siguiente a la Isla Contadora, un viaje de solo 15 minutos en un pequeño avión al otro lado de la bahía. Todavía tengo la foto de un pez — un 'bonito' (familia del atún) — que pesqué ese día con un largo sedal desde la parte trasera de un bote.

A la mañana siguiente, en el desayuno, el camarero nos trajo un teléfono a la mesa. Era un editor de NPR que quería decirme que la noche anterior un infante de marina estadounidense fuera de servicio, el teniente Robert Paz, había muerto de un tiro en un puesto de control cerca de la Comandancia de Noriega, lo cual aumentaba las tensiones bilaterales, aunque se creía remota la posibilidad de una respuesta militar estadounidense.


Apenas tuve tiempo para ir a la cocina del hotel y meter mi pescado en hielo antes de volar de regreso a Ciudad de Panamá en el primer vuelo disponible.

PUBLICIDAD

Dos noches después, comenzó la invasión.

Estados Unidos invadió a Panamá en la noche del 19 de diciembre de 1989. En poco tiempo, la 'Comandancia' del General Noriega quedó envuelta en llamas, que también se extendieron al barrio pobre de El Chorillo, con consecuencias desastrosas para los residentes
Estados Unidos invadió a Panamá en la noche del 19 de diciembre de 1989. En poco tiempo, la 'Comandancia' del General Noriega quedó envuelta en llamas, que también se extendieron al barrio pobre de El Chorillo, con consecuencias desastrosas para los residentes
Imagen Departemento de Defensa de Estados Unidos.

La invasión

Durante las primeras 48 horas de la invasión no pude dormir. La primera mañana caminé por las caóticas calles rumbo a la Asamblea Nacional, a aproximadamente una milla de mi hotel, para observar la toma de posesión del nuevo gobierno del presidente Guillermo Endara, bajo la protección de soldados estadounidenses y transportes personales blindados en las afueras. Gracias a los excelentes teléfonos públicos de Panamá, pude hacer entrevistas radiofónicas en vivo desde la calle. Todo lo que tenía que hacer era presionar '0' y una amigable voz panameña me respondía y yo pedía que me pusieran en contacto con la BBC en Londres, NPR en Washington o la CBC en Toronto.

Me sorprendió ver a los soldados estadounidenses de pie y tranquilos mientras los saqueadores se llevaban televisores y muebles, una imagen que —combinada con los incendios en las calles de El Chorillo— pronto causaría protestas internacionales por la forma en que el Pentágono había ignorado la responsabilidad de Estados Unidos de mantener la ley y el orden en su intento de capturar a Noriega.

En ese momento, Estados Unidos tenía 12,000 soldados estacionados en Panamá en una serie de bases militares a lo largo de la zona del Canal, fuertemente custodiada bajo el mando del general Maxwell 'Mad Max' Thurman, quien en gran medida no gozaba del agrado de sus tropas, que lo consideraban inepto para el trabajo, pues carecía de experiencia en combate y desconocía la realidad de Panamá.

PUBLICIDAD

Afortunadamente para Thurman, el jefe del contingente del ejército estadounidense en Panamá, el general Marc Cisneros, era totalmente diferente. Cisneros, un texano con excelentes conocimientos del idioma español, era un veterano de la Guerra de Vietnam.

El general Marc Cisneros era jefe del ejército de los Estados Unidos en Panamá, pero tenía muchas diferencias con el general Maxwell Thurman, comandante en jefe del Comando Sur. Thurman carecía de experiencia en combate y desconocía la realidad de Panamá. Cisneros, un tejano del sur con excelentes conocimientos del idioma español, era un veterano de la guerra de Vietnam, a quien muchos admiraban por su calidad humana. (Izquierda a derecha, la esposa del Cisneros, Eddy Cisneros, Marc Cisneros, Maxwell Thurman).
El general Marc Cisneros era jefe del ejército de los Estados Unidos en Panamá, pero tenía muchas diferencias con el general Maxwell Thurman, comandante en jefe del Comando Sur. Thurman carecía de experiencia en combate y desconocía la realidad de Panamá. Cisneros, un tejano del sur con excelentes conocimientos del idioma español, era un veterano de la guerra de Vietnam, a quien muchos admiraban por su calidad humana. (Izquierda a derecha, la esposa del Cisneros, Eddy Cisneros, Marc Cisneros, Maxwell Thurman).


Cisneros le había advertido al Pentágono —y a Thurman— precisamente sobre estas consecuencias y había recomendado el despliegue de la Policía Militar para patrullar las calles, pero su recomendación fue ignorada. Cisneros, y otros oficiales que conocían bien Panamá, estaban a favor de un ataque más limitado, pues sentían que las fuerzas de defensa mal equipadas de Noriega se rendirían sin oponer mucha resistencia. El Pentágono, encabezado por el general Colin Powell, se había decantado por la doctrina del uso de una fuerza abrumadora para limitar las bajas estadounidenses.

Mientras tanto, Inés Lozano estaba atrapada en la embajada española con su padre y su hermano. Se suponía que todos debían volar de regreso a España para navidad el 21 de diciembre, pero todos los vuelos quedaron cancelados durante semanas después de que el aeropuerto internacional sufriera graves daños durante un asalto de las unidades de paracaidistas de los Rangers estadounidenses, con el apoyo de más aviones de combate AC-130.

No pude verla durante varios días porque la embajada española estaba rodeada de tanques y alambre de púas. La razón de esto era que las fuerzas invasoras sospechaban que Noriega podría buscar refugio en la embajada española o en la embajada cubana ubicada justo al lado.

PUBLICIDAD

Terror en el Marriott

La embajada española acogió a algunas personas, en su mayoría periodistas, incluyendo un equipo del diario El País, a la reportera Maruja Torres y al fotógrafo Juantxu Rodríguez. Habían huido del Hotel Marriott después de que fuera tomado por los "Batallones de la Dignidad", un grupo paramilitar.

Varios reporteros quedaron como rehenes en el sótano, entre ellos Lindsey Gruson, del matutino The New York Times, quien posteriormente describió cómo había pasado una noche angustiosa con un arma en la boca. El padre de Inés Lozano me había advertido que no me quedara en el Marriott porque sabía que Noriega había intervenido los teléfonos, pues también tenía espías allí.

Me quedé en el Hotel Ejecutivo, menos elegante, que también estaba más cerca de los acontecimientos en el centro. Durante los primeros días, había sólo un puñado de personas en el hotel. Luego empezaron a llegar periodistas de todo el mundo.

La situación alrededor de la embajada española era complicada, para no decir peligrosa. Desde dentro, Inés Lozano me dijo vía telefónica que estaban durmiendo en el piso del pasillo porque había francotiradores en los edificios circundantes y que podían escuchar disparos en el exterior. Las tropas estadounidenses le dispararon a un vehículo justo afuera de la embajada y mataron a varias personas.

Como no había personal, Lozano ayudaba a su padre sirviéndoles el desayuno a quienes se hospedaban en la embajada. Esa mañana ella había desayunado con Juantxu. Él salió de la embajada poco después para regresar al Marriott y recoger algo de ropa. Trágicamente, se desató un tiroteo justo afuera del hotel, él recibió un disparo en la cabeza y murió. Otro fotógrafo francés, Patrick Chauvel, también recibió un disparo en el estómago en el mismo incidente, pero sobrevivió. Resultó ser un incidente de fuego amigo entre tropas estadounidenses.

PUBLICIDAD

Antes de morir, Juantxu tomó una foto dentro de la morgue de Ciudad de Panamá que ofrecía una imagen más atroz sobre las bajas civiles que la que daban los informantes del Pentágono. Esa imagen ahora forma parte del archivo gráfico de la invasión.

La última foto que hizo Juantxu Rodríguez en un depósito de cadáveres, tras la invasión de Panamá por tropas estadounidenses.
La última foto que hizo Juantxu Rodríguez en un depósito de cadáveres, tras la invasión de Panamá por tropas estadounidenses.
Imagen Juantxu Rodríguez/Cortesía de El País

Noriega y el nuncio

Conforme cesaban los combates, la atención se centró en Noriega, quien aún estaba libre. Las Fuerzas Especiales estadounidenses lo buscaban por todas partes. Organicé una cita en Nochebuena para reunirme con Joseph Spiteri, el secretario del embajador del Vaticano. El 'nuncio papal' era el decano del cuerpo diplomático y tenía ojos y oídos en todas partes. Recuerdo que fui caminando al lugar, pues estaba cerca de mi hotel y me sorprendió descubrir que el portón estaba abierto, así que me acerqué a la puerta.

Después de cierta demora, me dijeron que Spiteri no estaba disponible. Me dieron un mensaje con sus disculpas y añadieron que debía llamarlo por teléfono. Ya de regreso en mi hotel, unos minutos después, encendí la radio de las Fuerzas Armadas estadounidenses y escuché al general Thurman declarar que había recibido noticias de que Noriega se había refugiado en la embajada del Vaticano.

El embajador del Vaticano, José Sebastián Laboa, cruza la puerta y pasa a los soldados estadounidenses hacia el complejo de la nunciatura en la ciudad de Panamá, el 1 de enero de 1990.
El embajador del Vaticano, José Sebastián Laboa, cruza la puerta y pasa a los soldados estadounidenses hacia el complejo de la nunciatura en la ciudad de Panamá, el 1 de enero de 1990.
Imagen Matias Recart/AP


No es de extrañar que me hubieran rechazado en la puerta, pensé. Descolgué el teléfono y llamé a Spiteri. Cuando respondió, me confirmó la noticia y me dio otro dato vital sobre su jefe, el embajador del Vaticano, monseñor Sebastián Laboa.

'Abogado del Diablo'

Laboa, quien era un vasco de San Sebastián, en la costa norte de España, y que se ejercitaba levantando pesas cada mañana, había trabajado previamente en el Vaticano como 'Abogado del Diablo'. No sabía que la popular frase en realidad se originó en la oficina del Vaticano, donde se realiza una especie de juicio para debatir los méritos de los candidatos a la santidad y el reconocimiento de los milagros. El Abogado del Diablo es la persona que sostiene los argumentos contra la canonización de un candidato con el fin de revelar cualquier defecto de carácter o evidencia falsa de intervención divina.

PUBLICIDAD

En otras palabras, Noriega no era rival para Laboa, según Spiteri, quien pronosticó con toda confianza que su jefe desarmaría psicológicamente al dictador en cuestión de pocos días.

<b>Manuel Antonio Noriega en 1985.</b> Nació en, Ciudad de Panamá en 1934 y se formo en la Escuela Militar de Chorrillos, en Lima, Perú. En 1961 conoció al entonces mayor de la Guardia Nacional Omar Torrijos, y este lo animó a ingresar en ese cuerpo militar. Desde entonces Noriega fue uno de los hombres más cercanos a Omar Torrijos, quien siendo general gobernó Panamá desde 1868 hasta 1981. Manuel Antonio Noriega apoyó a su mentor cuando dió el golpe de estado que lo llevó al poder y fue su jefe de inteligencia en esos años. Desde antes de la llegada al poder de Omar Torrijos, Noriega colaboraba secretamente con la CIA, que investigaba la expansión del comunismo en America Latina.
<b>Manuel Antonio Noriega en 1988.</b> Desde su ascenso al poder en 1983, el general Noriega continúa la línea de mando militar que gobernaba al país desde 1968. La democratización del sistema político que exigió Estados Unidos para negociar el Canal de Panamá se diluyó totalmente con la Muerte de Omar Torrijos. El país ya no tenía medios independientes y al asumir Noriega el poder ya era acusado de fraude electoral, corrupción y narcotráfico. El país cayó en una profunda recesión económica y las manifestaciones contra el gobierno fueron brutalmente reprimidas. También se sospechaba su posible implicación en el asesinato de Hugo Spadáfora
<b>, </b>uno de sus adversarios y de haber sido cómplice del asesinato de Omar Torrijos, como parte de un mandato de la CIA.
En febrero de 1988 se presentaron cargos contra el general panameño por narcotráfico en Tampa y Miami. Las presiones económicas de Estados Unidos se incrementaron, en un país que ya estaba en crisis. En una búsqueda por aparentar democracia, en mayo de 1989 se hicieron elecciones presidenciales. Denunciando un fraude, los partidarios del candidato opositor, Guillermo Endara Galimani, protestaron enérgicamente en las calles los resultados electorales. El gobierno anuló las elecciones por “injerencia extranjera” y las protestas fueron repromidas. Un nuevo presidente títere de Noriega fue declarado en en septiembre de 1989, Francisco Rodríguez. En la foto, Noriega saluda a algunos partiddarios el 2 de mayo de 1989, días antes de las elecciones que anuló.
El 3 de octubre de 1989 fuerzas rebeldes intentaron dar un golpe militar al gobierno de Noriega. Los responsables de la intentona fueron asesinados. La Asamblea Nacional de Panamá designó formalmente a Noriega Jefe de Gobierno y este declaró al país es estado de Guerra contra EEUU. En la fotografía, el general Noriega sale de su cuartel general en la ciudad de Panamá tras el fallido golpe de estado en su contra.
La madrugada del 20 de diciembre de 1989 comenzó la invasión militar estadounidense de Panamá. El presidente George H. W. Bush anunció que las fuerzas militares estadounidenses tenían como objetivo capturar a Noriega y proteger “los intereses de EEUU” en el país.
La operación Militar, llamada ‘Causa Justa’, dispuso unos 26,000 soldados estadounidenses durante dos semanas. Al menos 400 civiles y militares panameños murieron, y 23 militares de Estados Unidos. La invasión fue condenada por la ONU y la OEA. En la fotografía, militares de EEUU llegan a un comando militar leal al dictador Noriega en Santiago, 200 millas al norte de la capital.
El general Noriega se refugió desde el 24 de diciembre en la Nunciatura Apostólica, allí se entregó el 3 de enero la autoridades estadounidenses, luego de dos semanas de asedio. Las fuerzas estadounidenses habían rodeado la Nunciatura y finalmente, durante tres días días y sus noches colocaron música Heavy Metal hasta lograr que el dictador aceptara la recomendación del Nuncio Sebastián Noboa, quien le convenció de entregarse. En la fotografía, soldados estadounidenses frente a la Nunciatura Apostólica, donde Manuel Antonio Noriega esperaba ser asilado.
El 3 de enero de 1990 Manuel Antonio Noriega es escoltado por funcionarios de la DEA en un avión militar de Estados Unidos que lo llevaría a Miami para enfrentar cargos por delitos de narcotráfico.
En abril de 1992 fue juzgado en Miami, Florida, y declarado culpable de ocho cargos de tráfico de drogas, crimen organizado y lavado de dinero, en parte gracias al testimonio rendido por Carlos Lehder, narcotraficante colombiano. La defensa de noriega se basó en alegar que trabajó como funcionario encubierto de la CIA, y quería divulgar las tareas encomendadas. El tribunal no acepto que se alegaran detalles de la relación entre el dictador y la CIA, al considerarlas información clasificada. El 16 de septiembre de 1992, el dictador fue condenado a 40 años de prisión. La fotografía fue tomada el 4 de enero de 1990, en Miami.
En abril de 2010 el gobierno de 
<b><a href="http://www.univision.com/noticias/noticias-de-latinoamerica/noriega-extraditado-de-eu-a-francia?layoutType=flex">Estados Unidos aprobó la extradición de Noriega a Francia</a></b>, donde cumpliría otros 10 años de condena por delitos de lavado de dinero. La fotografía es del día de su llegada a París y es llevado a una corte, el 27 de abril de 2010.
Al año siguiente, Manuel Antonio Noriega es repatriado a Panamá donde fue juzgado en ausencia y condenado a 60 años de prisión por el asesinato de Hugo Spadafora, ejecución de funcionarios de las Fuerza de Defensa de Panamá, delitos contra la libertad individual y corrupción de funcionarios. En la fotografía, el ex dictador de 77 años llega la la prisión Renacer, a 15 millas de la capital panameña el 11 de diciembre de 2011.
El 24 de junio de 2015 
<b><a href="http://www.univision.com/noticias/el-exdictador-panameno-manuel-noriega-pide-perdon-video">Manuel Antonio Noriega pide perdón publicamente, durante una entrevista concedida</a></b> a la televisora Telémetro, en la prisión Renacer. “Pido perdón a toda persona que se sienta ofendida, afectada, perjudicada o humillada por mis acciones o las de mis superiores en el cumplimento de ordenes o las de mis subalternos en ese mismo status y en el tiempo de la responsabilidad de mi gobierno civil y militar”.
El 28 de enero de 2017, Manuel Antonio Noriega es llevado a un apartamento propiedad de su hija, a cumplir 
<b><a href="http://www.univision.com/noticias/america-latina/manuel-antonio-noriega-saldra-de-la-carcel-para-ser-operado-de-un-tumor-en-la-cabeza">el arresto domiciliario temporal concedido por su estado de salud</a></b>, ates de ser operado de un tumor cerebral. Luega de esta cirugia realizada el 7 de marzo, 
<b><a href="http://www.univision.com/noticias/america-latina/manuel-noriega-esta-en-estado-critico-tras-cirugia-en-el-cerebro">el exmandatario se encuentra en estado crítico.</a></b>
1 / 13
Manuel Antonio Noriega en 1985. Nació en, Ciudad de Panamá en 1934 y se formo en la Escuela Militar de Chorrillos, en Lima, Perú. En 1961 conoció al entonces mayor de la Guardia Nacional Omar Torrijos, y este lo animó a ingresar en ese cuerpo militar. Desde entonces Noriega fue uno de los hombres más cercanos a Omar Torrijos, quien siendo general gobernó Panamá desde 1868 hasta 1981. Manuel Antonio Noriega apoyó a su mentor cuando dió el golpe de estado que lo llevó al poder y fue su jefe de inteligencia en esos años. Desde antes de la llegada al poder de Omar Torrijos, Noriega colaboraba secretamente con la CIA, que investigaba la expansión del comunismo en America Latina.
Imagen Efe


Fuera de la embajada, se reunió una multitud con camisetas que decían: 'Laboa, suelta la piña', y con una figura de una gran boa constrictora enrollada alrededor de una piña, la fruta que a menudo se usaba para burlarse de la cara de Noriega, marcada por el acné. Las tropas estadounidenses rodearon la embajada con tanques y altavoces que emitían música rock, incluyendo canciones como "I Fought the Law and Law Won" (Me enfrenté a la justicia y la justicia ganó).

Efectivamente, una semana después, Noriega emergió dócilmente y se rindió a las tropas estadounidenses que lo esperaban afuera. Unos meses después, Laboa me invitó a cenar con Inés Lozano. Se había enterado de que nuestra relación de amistad se había convertido en noviazgo.

Nos contó algunas historias sobre los días en que tuvo a Noriega como huésped. Contrario a lo que dicen algunos informes, la música rock "no lo había molestado", dijo. Se había puesto tapones en los oídos y la música le había servido para levantar pesas durante su entrenamiento matutino.

Luego nos explicó por qué había querido vernos. Él se iría a otro puesto pronto. Antes de irse de Panamá, quería que supiéramos que creía que seríamos un buen matrimonio y dijo que esperaba que nos comprometiéramos, preferiblemente allí mismo.

Como el propio Noriega había descubierto, no se discute con el Abogado del Diablo. Y, de todas formas, tenía razón, así que eso hicimos. Nos casamos un año después, justo a tiempo para que yo pudiera viajar a Miami a cubrir el juicio por narcotráfico de Noriega.

Las portadas de las revistas 
<i>Time</i> y 
<i>Newsweek</i> muestran la imagen del líder político Billy Ford siendo atacado en una marcha de oposición al general Noriega en Panamá, el 10 de mayo de 1989.
El candidato presidencial Guillermo Endara (centro), de la Alianza Democrática de Oposición Civilista (ADOC), saluda a una multitud junto con sus compañeros vicepresidenciales Ricardo Arias Calderón (izquierda) y Guillermo Ford (derecha) después de emitir su voto el 7 de mayo de 1989 en Ciudad de Panamá.
El periodista David Adams (izquierda) mira el cuerpo tirado del guardaespaldas del candidato presidencial Guillermo Endara después de una marcha de la oposición panameña el 10 de mayo de 1989.
Guillermo Endara, futuro presidente de Panamá, en su camino al hospital tras ser golpeado por una multitud de seguidores de Noriega en Ciudad de Panamá, el 10 de mayo de 1989.
El periodista David Adams en un viaje de pesca en la isla Contadora el 16 de diciembre de 1989, tres días antes de la invasión de Panamá.
Los aviones de combate Spectre AC-130 atacaban el cuartel general de Noriega, conocido como 'La Comandancia', con fuego de cañones y obuses de 105 mm, iluminando el cielo nocturno con sus brillantes trazadoras rojas.
Estados Unidos invadió Panamá en la noche del 19 de diciembre de 1989. En poco tiempo, 'La Comandancia' del General Noriega quedó envuelta en llamas, que también se extendieron al barrio de El Chorillo, con consecuencias desastrosas para sus residentes de bajos recursos.
En esta foto de archivo del 26 de diciembre de 1989, soldados estadounidenses apuntan mientras buscan sospechosos detenidos fuera de la casa de un socio comercial del general Manuel Noriega en Ciudad de Panamá.
La portada del periódico español El País del 22 de diciembre de 1989 da la noticia de la muerte del fotógrafo Juantxu Rodríguez en el segundo día de la invasión de Panamá en las afueras del Hotel Marriott.
El general Marc Cisneros era jefe del Ejército de Estados Unidos en Panamá, pero tenía muchas diferencias con el general Maxwell Thurman, comandante en jefe del Comando Sur. Thurman carecía de experiencia en combate y desconocía la realidad de Panamá. Cisneros, un texano con excelentes conocimientos del idioma español, era un veterano de la Guerra de Vietnam, a quien muchos admiraban por su calidad humana. (De izquierda a derecha: Eddy Cisneros, la esposa de Cisneros, Marc Cisneros y Maxwell Thurman).
Los soldados estadounidenses ocuparon las calles fuera de la embajada del Vaticano en Ciudad de Panamá, donde el general Manuel Noriega buscó asilo durante la llamada Operación Causa Justa. Foto del 25 de diciembre de 1989.
El embajador del Vaticano, José Sebastián Laboa, cruza la puerta y pasa a los soldados estadounidenses hacia el complejo de la nunciatura en Ciudad de Panamá, el 1 de enero de 1990.
Inés Lozano parada afuera de la embajada española en Ciudad de Panamá con tropas estadounidenses durante la invasión en diciembre de 1989. Las tropas estadounidenses rodearon la embajada sospechando que el general Noriega podría intentar refugiarse allí.
El periodista David Adams durante una reunión en 2016 con el personal que trabajó en el Hotel Ejecutivo en Panamá durante la invasión. (De izquierda a derecha: Gisela Velásquez, David Adams y Carlos Correa).
El periodista David Adams con el general Marc Cisneros y el coronel Eduardo Herrera durante la invasión.
El periodista David Adams (derecha) con el general Marc Cisneros, el coronel Eduardo Herrera y otro militar estadounidense en el techo de la casa de playa del general Noriega en Farallón, durante la Invasión a Panamá, en enero de 1990.
Noriega después de ser detenido, entregado a la DEA y montado en un avión con rumbo a Miami para enfrentar cargos por tráfico de drogas. Se rindió después de pasar 10 días refugiado en la Embajada del Vaticano, donde se había escondido.
David Adams e Inés Lozano en su boda en Panamá, el 9 de agosto de 1991, con el exvicepresidente panameño, Ricardo Arias Calderón, firmando el libro de bodas.
Un autobús con graffiti que recuerda la era del hombre fuerte: "El que no conoce el pasado está destinado a repetirlo". Portobelo, Panamá, 2016.
1 / 19
Las portadas de las revistas Time y Newsweek muestran la imagen del líder político Billy Ford siendo atacado en una marcha de oposición al general Noriega en Panamá, el 10 de mayo de 1989.
Imagen Univision
En alianza con
civicScienceLogo