Camotán, GUATEMALA - Los guatemaltecos son hombres de maíz; este es el alimento principal de las comunidades rurales del país centroamericano en donde más del 80% de la población vive con menos de un dólar al día, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Como Luis Ochoa, uno de los 56,138 residentes de Camotán, en el departamento de Chiquimula ubicado en el corredor seco al sureste de Guatemala.
Qué es el maíz biofortificado y cómo ayuda a combatir el clima extremo en el corredor seco de Guatemala
Períodos prolongados de sequía y el calor es excesivo han devastado las cosechas de maíz de pequeños agricultores como Luis Ochoa y su familia, dejándolos expuestos al hambre y la desnutrición. Esta semilla tiene el potencial de aliviar su situación.
El corredor seco es conocido por la situación precaria que afrontan los pobladores de esta zona: luchan contra una inminente hambruna causada por escasez de alimentos y patrones de cambio climático erráticos. En esta área, los períodos de sequía son prolongados y el calor es excesivo, dos factores que devastaron la cosecha de maíz y dejaron a los agricultores como Luis Ochoa y su familia expuestos al hambre y la desnutrición.
“Yo no tengo un sueldo. Vivo de lo que siembro y cosecho”, cuenta Ochoa, de 71 años.
El padre de 14 hijos y abuelo de 10 nietos reside en una pequeña finca de lámina metálica y cemento, sin electricidad o baños. Su dieta es monótona. “Nos alimentamos a pura tortilla y otras comidas que hacemos de nuestro propio maíz”, dice.
Su esposa, doña Cristina, como le llaman en su familia, cuenta lo difícil y costoso que es para ella viajar hacia la tienda de alimentos, en donde podría encontrar otro tipo de comida y variar su dieta. “A media hora queda el mercado más cercano, pero tendría que pagar 60 quetzales de transporte (el equivalente a $7.80) para llegar (…) algo que se me hace imposible”, relata.

Una semilla resistente a la sequía
Sin embargo, desde hace tres años la organización sin fines de lucro Semilla Nueva les empezó a cambiar su realidad y a convertir a esta comunidad dentro del corredor seco en una franja de oportunidades. A través de donaciones de la semilla de maíz biofortificada llamada 'F3', que cuenta con una mayor cantidad de vitaminas y minerales, los campesinos y sus familias han logrado mejorar la calidad de su dieta nutricional y establecer prácticas agronómicas que se adapten al clima.
“Las semillas de maíz biofortificadas representan una red de seguridad que proporciona micronutrientes esenciales a la dieta, sin que la población tenga que hacer cambios en el consumo de sus alimentos”, dice Erick Boy, coordinador de investigación sobre Nutrición en Harvest Plus.
Las condiciones meteorológicas extremas, como las que enfrenta el corredor seco, son las principales causas de la disminución de la productividad y el aumento de la inseguridad alimentaria; especialmente entre los pequeños agricultores y las comunidades empobrecidas.

La sequía suele provocar la pérdida de cultivos cruciales como el maíz. Por lo tanto, “la semilla 'F3' es mucho más resistente a estas. es mucho más resistente a estas. Los agricultores observan que la 'F3' mantiene las plantas verdes y sanas durante los periodos de sequía, en comparación con las semillas de maíz convencionales” dice Curt Bowen, Fundador de Semilla Nueva.
“Este último año no hubo invierno. ¡Por un mes entero no llovió! Pero el maíz biofortificado resiste y así pudimos sacar nuestras cosechas” explica Luis Ochoa.
Durante 2021, el 91% de los agricultores encuestados por el Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP) que sembraron maíz 'F3' afirmaron que los cultivos de maíz biofortificado aguantaron más que los de años anteriores con semillas convencionales. Por ello, agricultores como Ochoa y su familia han hecho la tolerancia al clima uno de los criterios más importantes a la hora de sembrar y la describen como una de las “mejores semillas porque es abundante y más suave”.
“(Esas semillas) van a cambiar la situación en Guatemala, porque llenan un gran vacío que el sector público y privado deberían llenar, centrándose en la agricultura como fuente de la nutrición y no solo en soluciones que han sido poco exitosas para aplacar el hambre” dice Erick Boy.
Los agricultores como doña Cristina aseguran que ya han visto ese potencial. "Hemos visto una gran diferencia en la cantidad y calidad de su de producción y en el crecimiento de la semilla”, explica.
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