Policía de Nicaragua agrede a los opositores que regresaron a las calles a un año de la última gran marcha contra Ortega

La oficina de Michelle Bachelet alerta que la represión no ha cesado, pero el gobierno asegura ser víctima de un “golpe de Estado”. Este sábado las protestas dejaron heridos y detenciones, mientras los sandinistas (incluyendo grupos paramilitares) atacaron medios de comunicación y casas de los opositores.

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Por:
Wilfredo Miranda Aburto.
La policía lanzó bombas aturdidoras en al menos dos de los cuatro puntos donde los manifestantes se concentraron para participar en la marcha que llamaron "nada está normal, aquí sí hay dictadura". La protesta de este sábado fue para exigir la libertad de más de 120 presos políticos y en homenaje al estudiante de secundaria Matt Romero que hace un año murió en medio de manifestaciones.
Video Régimen de Daniel Ortega vuelve a reprimir a opositores que intentaban protestar en Managua

Managua, Nicaragua-. Menos de 24 horas después de que el gobierno de Daniel Ortega asegurara ante la Organización de Naciones Unidas (ONU) que respetan los derechos humanos, sociales y políticos, la policía de ese país desplegó todo su poderío antidisturbios este sábado en Managua.

Los oficiales, junto a paramilitares asociados a la administración sandinista, reprimieron una protesta convocada por la oposición “azul y blanco” con gases lacrimógenos y disparos de canicas, provocando al menos dos heridos y varios detenidos.

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El despliegue policial fue colosal. Ni la torrencial lluvia que remojó Managua melló a los oficiales, quienes se apostaron desde muy temprano en los cuatro puntos de reunión para la protesta opositora.

Centenares de antimotines cercaron a los manifestantes 'azul y blanco', quienes se convocaron en memoria del joven Matt Romero, asesinado hace un año durante la que fue la última marcha multitudinaria en Nicaragua en 2018.

Pese al asedio policial, decenas de manifestantes —entre ellos líderes sociales opositores y excarcelados políticos— desenfundaron sus banderas e intentaron marchar, aunque no tuvieron éxito. Los antidisturbios ni siquiera los dejaron salir de los puntos de reunión y arremetieron contra ellos con bombas lacrimógenas y de sonido.

Mientras, detrás de las líneas policiales, paramilitares disparaban canicas de vidrio y tiraban piedras a los ciudadanos.

El excarcelado político Pedro Estrada fue alcanzado por una canica que le provocó una seria herida en la cabeza. La ciudadana Karla Patricia Ñamendi quedó desmayada y aturdida, según constató Univision Noticias en el sitio de los disturbios.

La Unidad Azul y Blanco, bloque opositor que aglutina a decenas de movimientos opositores y que convocó a la manifestación, informó sobre la detención de varios ciudadanos por parte de la policía.

Desde que el gobierno de Ortega prohibió toda protesta en Nicaragua hace un año, cuando logró desarticular por medio la rebelión cívica desatada en abril 2018, la policía ha instalado un estado de sitio permanente: persecución y detenciones recurrentes de políticos excarcelados, estudiantes, ciudadanos, periodistas y líderes sociales que intentan expresarse en las calles.

De la mano del sitio policial, los simpatizantes y paramilitares también realizan acoso y hostigamiento. Una de las prácticas más comunes en los últimos meses es vandalizar las casas de los opositores para luego escribir en las paredes exteriores la consigna “plomo para los golpistas”.

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Este sábado la Radio Corporación, la principal emisora independiente de Nicaragua, denunció que unas personas trataron de ingresar a su planta de transmisión para dañarla e impedir la transmisión de la protesta opositora.

Los policías también instalaron retenes en los diferentes departamentos de Nicaragua, y requisaban todos los vehículos en dirección a Managua. La tarea policial era impedir que manifestantes llegaran a la capital para sumarse a la protesta.

Tanto la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y Amnistía Internacional (AI) condenaron la jornada represiva de este sábado. “Exigimos al gobierno de Ortega detener la represión”, dijo Erika Guevara Rosas, directora para las Américas de AI.

ONU: la represión no ha cesado



En abril de 2018 estallaron las protestas sociales en Nicaragua luego de que el gobierno de Ortega ordenó de manera unilateral reformas a la seguridad social. Aunque el sandinismo se retractó de la medida, pronto la protesta ciudadana había mutado: reclamaba justicia y democracia debido a los primeros asesinatos cometidos por la policía.

La protesta se le salió de las manos al gobierno, ya que incluso estalló en sus propias bases partidarias. Se expandió por todo el país y Ortega recurrió a grupo paramilitares para acallar el descontento. Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), hubo 325 muertos, aunque otros organismos cifran el número en más de 400. Muchos de esos casos fueron catalogados como ejecuciones extra judiciales, y de allí un panel de expertos internacionales acusó al gobierno de cometer crímenes de lesa humanidad.

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Recientemente, la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU publicó un contundente informe sobre la situación en Nicaragua. La oficina dirigida por la expresidenta chilena Michelle Bachelet fue enfática: En Nicaragua la represión no ha cesado.

Sin embargo, el gobierno de Ortega rechazó el informe y la mayoría de las recomendaciones de la oficina de Bachelet.

En cambio, Carlos Morales, embajador sandinista en la sede de la ONU en Ginebra, Suiza, alegó “no ha sido ni será política de Estado la represión de protestas sociales y menos el uso excesivo y arbitrario de fuerzas por parte de la Policía Nacional”.

Menos de 24 horas después, la escenas registradas en Managua lo contradecían totalmente, de acuerdo a críticos opositores.

Las delegaciones acreditadas en la ONU también condenaron la postura del gobierno de Ortega, incluido el embajador de El Vaticano, pese a que la Santa Sede fue testigo y acompañante del fallido diálogo nacional entre la oposición y el gobierno.

Los países demandaron a Ortega el derecho a la movilización, manifestación pacífica, libertad de expresión y libertad de prensa; excarcelación de los presos políticos, retorno de los mecanismos especiales de derechos humanos, el desarme de paramilitares, aplicación de justicia para los autores de las masacres e investigaciones independientes para los autores materiales e intelectuales de los crímenes de lesa humanidad señalados en el informe del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI).

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No obstante, el embajador de Ortega volvió a declarar que han sido víctimas de “un fallido golpe de Estado”, y, por tanto, “continuarán con la ejecución de la Estrategia de Seguridad Soberana y Ciudadana”.

La estrategia aludida por el diplomático nicaragüense no es más que una medida constitucional aprobada por Ortega que le da licencia absoluta para reprimir a los opositores.

Punto máximo de tensión con la OEA

El gobierno de Ortega también mantiene tensas relaciones con la Organización de Estados Americanos (OEA) en estos momentos. El organismo ejecuta la aplicación del artículo 20 de la Carta Democrática, que es la antesala para la expulsión de Nicaragua de la OEA.

Sin embargo, el Consejo Permanente aprobó una “Comisión de Alto Nivel” para darle la última oportunidad a Ortega de resolver la crisis sociopolítica de forma negociada en 75 días so pena de ser expulsado.

Pero el gobierno de Ortega se ha atrincherado más en su postura anti OEA. La semana pasada prohibió a todas las aerolíneas internacionales que operan en Nicaragua el abordaje de los representantes de la “Comisión de Alto Nivel” que pretendían aterrizar en Managua para realizar diversas gestiones.

Entre los representantes estaba Carlos Trujillo, embajador de Estados Unidos ante el organismo interamericano.

En Washington, esta prohibición fue muy mal vista, en especial por congresistas y funcionarios del gobierno de Donald Trump, quienes han aplicado severas sanciones económicas al entorno sandinista, incluyendo medidas directas a la vicepresidenta Rosario Murillo, esposa de Ortega, y su hijo Laureano.

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Mientras tanto, en Nicaragua la resistencia ciudadana se expresa de diversas formas, incluso en las celebraciones de las fiestas patrias este 14 y 15 de septiembre.

Muchos alumnos de colegios públicos fueron expulsados por cantar canciones anti gobierno en los recintos o por portar en los desfiles la bandera del país con el escudo inverso en señal de protesta. También, algunos líderes sociales y periodistas en el exilio regresan poco a poco a Nicaragua.

El caso más reciente fue el del politólogo Félix Maradiaga, a quien el gobierno procesó en ausencia por supuesta “financiación del terrorismo para propiciar el golpe de Estado fallido”.

“Mi decisión de regresar implica riesgos. Los nicaragüenses aún no tenemos libertades, y yo tampoco tengo ninguna garantía. Insisto en que aún no hay condiciones para el retorno seguro de los exiliados”, alertó Maradiaga.

Una multitudinaria manifestación inundó las calles de Managua el 23 de abril. Activistas exigieron al gobierno de Daniel Ortega el fin de la represión. Departamento de Estado de EEUU ordenó la salida de militares y personal del estadounidense de Nicaragua.
Esta manifestación masiva resultó inédita en Nicaragua. Desde hace más de una década, cuando Ortega regresó al poder en 2007, ninguna protesta social había logrado disputarle el control de las calles al aparato oficial.
Algunos manifestantes enseñaron sus armas de fabricación casera con la que se enfrentan a la policía. El presidente Daniel Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, aseguran que los universitarios son “pandilleros y vándalos”.
Parte de la multitud también exigió rendir cuentas al gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo por la treintena de 
<b><a href="https://www.univision.com/noticias/america-latina/les-dije-soy-el-pueblo-y-se-me-tiraron-encima-suman-cuatro-muertos-y-decenas-de-heridos-al-tercer-dia-de-protestas-en-nicaragua">asesinados en estos disturbios</a></b> a manos de la Policía Nacional y las turbas sandinistas.
La crisis desatada en Nicaragua desde la semana pasada se complica con denuncias de “militarización” que hacen algunos manifestantes y el rechazo del empresariado nicaragüense a acudir al diálogo. En la fotografía, estudiantes pelean con agentes de la policía antidisturbios cerca del Colegio Técnico de Nicaragua durante protestas contra las reformas del gobierno en el Instituto de Seguridad Social (INSS) en Managua.
Existe una gran disparidad en la cifra de muertes ocasionadas por la violencia, que oficialmente es de 10 personas (más el periodista Angel Gahona, cuya muerte quedó registrada en vivo cuando hacía una transmisión en Facebook Live), pero que grupos de derechos humanos hablan de hasta 24 fallecidos hasta la noche del sábado. En la fotografía, estudiantes se enfrentan con agentes de la policía antidisturbios.
Según el recuento oficial, esta ola de protestas y la correspondiente represión de policía y grupos civiles armados ha dejado ya 
<b>once muertos</b>. Sin embargo, según la Iniciativa Nicaragüense de Defensores de Derechos Humanos y el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), 
<b>los fallecidos a primera hora de la tarde del sábado eran 24</b>. Las organizaciones independientes publicaron una lista con los nombres de las víctimas que, dijeron, remitirán a organismos internacionales de derechos humanos. En la fotografía, amigos y familiares lloran junto al ataúd de Álvaro Conrado (15), un estudiante de secundaria asesinado durante una protesta. 
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Uno de los puntos más tensos ha sido la Universidad Politécnica de Nicaragua, en Managua, en cuyas instalaciones un grupo de jóvenes se mantiene atrincherado y rodeado por fuerzas antimotines. En la fotografía, estudiantes esperan a los agentes de la policía antidisturbios en una barricada.
En un comunicado difundido la noche del sábado el Ejército aseguró que “en el marco de las misiones establecidas en la Constitución y las leyes estamos brindando protección y seguridad a las entidades y objetivos estratégicos vitales para el funcionamiento del país”. En la fotografía, los nicaragüenses que viven en Costa Rica se manifiestan en apoyo a los nicaragüenses que protestan contra las reformas de pensiones del gobierno durante una vigilia en la Plaza de la Democracia en San José.
La última muerte de la que se tuvo conocimiento fue la de Ángel Eduardo Gahona, director del noticiero El Meridiano en Bluefields y corresponsal de Canal 6 de Managua, controlado por el oficialismo, quien murió producto de un disparo en la cabeza mientras cubría la protesta contra las reformas de la Seguridad Social en las inmediaciones del parque central de esa ciudad caribeña del sur del país.
En los últimos días, muchas personas han denunciado la “militarización” del control de las protestas, asegurando que los soldados han sido enviados a reforzar a las fuerzas de policía que se han visto desbordadas. En la fotografía, estudiantes se esconden de balas de goma de agentes antidisturbios.
En la mañana del domingo se veían grupos de personas llamando a mantener las movilizaciones contra la decisión del gobierno de introducir modificaciones en la Seguridad Social que, según sus críticos, implica mayores cotizaciones y menor cobertura. En la fotografía, los “árboles de la vida” son enormes estructuras metálicas con los que la vicepresidenta y primera dama Rosario Murillo ha decorado la capital de Nicaragua en los últimos años. En esta crisis se han convertido en objetivo de los manifestantes, aunque no es claro si tienen valor político o significado esotérico.
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La aparición del presidente nicaragüense Daniel Ortega la tarde del sábado por primera vez desde que empezó la crisis no logró calmar los ánimos, en parte a que, pese a sus llamados al dialogo, el mandatario no se refirió a los muertos que ha dejado la ola de violencia, la mayoría de las cuales se le atribuye a la acción represiva de las fuerzas policiales. En la fotografía, estudiantes esperan a los agentes de la policía antidisturbios en una barricada cerca del Colegio Técnico de Nicaragua.
Ortega calificó a los manifestantes de “minorías” y los acusó de estar siendo manipulados por quienes buscan desestabilizar, reproduciendo la retórica que Murillo ha venido ofreciendo desde que estalló la crisis. En la fotografía, un estudiante se prepara para disparar con un arma casera a la policía antidisturbios.
Si bien las protestas comenzaron en rechazo a un paquete de reformas impositivas en el sistema de la seguridad social en un intento de sanear sus golpeadas finanzas, miles de manifestantes de todo el país han aprovechado la chispa que se prendió esta semana para mostrar su descontento con un gobierno de tintes autoritarios que lleva más de 10 años al frente del país y que en los últimos días ha sacado a la policía a reprimirlos. En la fotografía, estudiantes pelean con agentes de la policía antidisturbios.
Según dijo Ortega, “existen sectores políticos” que atentan contra la estabilidad del país promoviendo “estos hechos que no tienen nombre”. “Es cierto que hay jóvenes que llegan a protestar por lo que piensan es justo, pero también hay mucha manipulación en las redes sociales”, afirmó. En la fotografía, un hombre monta una bicicleta junto a neumáticos quemados cerca del Colegio Técnico de Nicaragua.
Medios locales informan que el ejército fue desplegado en Estelí, ciudad a 200 kilómetros de Managua que es uno de los focos de la protesta.
Las fuerzas antidisturbios emplearon bombas lacrimógenas y balas de hule de disolver los plantones pacíficos, y en algunos casos los manifestantes denunciaron el uso de armas de fuego.
Amnistía Internacional condenó la represión por parte del régimen Ortega. El organismo resaltó que los ataques del gobierno representan “un intento flagrante e inquietante” de restringir los derechos a la libertad de expresión y reunión pacífica.
El gobierno de Daniel Ortega asegura que está dispuesto a dialogar luego de varios
<a href="https://www.univision.com/noticias/america-latina/les-dije-soy-el-pueblo-y-se-me-tiraron-encima-suman-cuatro-muertos-y-decenas-de-heridos-al-tercer-dia-de-protestas-en-nicaragua?hootPostID=dd9730ff83de323dbbb0ea39eed2e0e1"> días de violentas manifestaciones</a>.
En su primera alocución pública, Murillo no hizo referencia a la brutal represión que han ejercido las fuerzas de orden público en contra de quienes protestan, ni a los ataques de miembros de la Juventud Sandinista (progobierno) que han salido a las calles para atacar a periodistas y manifestantes.
Los estudiantes de las universidades públicas lideran las protestas en Managua, lo que un hecho inusual bajo el gobierno Ortega-Murillo.
Miles de ciudadanos llevan varios días de 
<a href="https://www.univision.com/noticias/america-latina/al-menos-tres-muertos-tras-fuerte-represion-a-protestas-por-paquetazo-de-reformas-en-nicaragua">protesta contra el “paquetazo” de reformas a la Seguridad Social</a>, que elevan las tasas de pago a los trabajadores y empleadores e impone un impuesto del 5% a las pensiones para costear la atención médica de los jubilados.
Grupos oficialistas han agredido a los periodistas que cubrían las protestas. El fotoperiodista de la agencia Associated Press Alfredo Zuniga (en la foto) fue golpeado por un miembro de la juventud sandinista, resultó con una lesión en el cráneo y su cámara fue robada. Julio López, reportero del programa de radio Onda Local, fue trasladado de urgencia a un hospital de Managua al resultar herido de gravedad en la golpiza.
Testigos aseguran que los civiles represores son de la Juventud Sandinista, quienes viajan en motos con sus rostros ocultos detrás de cascos.
Darling Urbina protesta por el asesinato de su hijo Darwin Urbina, uno de los fallecidos en los disturbios. Urbina murió en un enfrentamiento con fuerzas afines al gobierno cerca de la Universidad Politécnica de Managua.
Ana Quiroz, activista de la Red de Mujeres contra la Violencia, fue herida por un grupo de enmascarados cuando protestaba contra la reforma a la Seguridad Social en Managua.
Un grupo de choque motorizado, identificado con el gobierno de Daniel Ortega, ha intervenido contra los manifestantes con palazos y pedradas. El lunes 16 de abril fueron anunciadas las reformas por Roberto López, presidente Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS).
El “paquetazo de reformas”, como le han llamado a la decisión gubernamental, también establece que los trabajadores deberán pagar 7% de su salario a la Seguridad Social.
La vicepresidenta y esposa del presidente Ortega, Rosario Murillo, condenó las muertes y las atribuyó a los propios manifestantes y calificó las acciones como “crímenes de odio”. Testigos y medios de comunicación han reportado que grupos civiles enmascarados afines al gobierno han agredido a los manifestantes.
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Una multitudinaria manifestación inundó las calles de Managua el 23 de abril. Activistas exigieron al gobierno de Daniel Ortega el fin de la represión. Departamento de Estado de EEUU ordenó la salida de militares y personal del estadounidense de Nicaragua.
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