Pence, que está al frente de la iniciativa contra el coronavirus de la Casa Blanca, publicó un artículo en The Wall Street Journa l titulado “No hay una segunda ola de coronavirus”, con el subtítulo “Con tests, tratamientos y muchos intentos en marcha para conseguir una vacuna, estamos mucho mejor de lo que reportan los medios”.
Pence niega que venga una segunda ola de covid-19 (pero no dice que aún estamos estancados en la primera)
El vicepresidente Mike Pence publicó el martes un artículo de opinión en el que aseguraba que no hay una segunda ola de coronavirus en EEUU, y culpaba a los medios de comunicación de estar asustando a la gente. La realidad es que el país ni siquiera ha salido de la primera ola, como reflejan los gráficos, que muestran un estancamiento.

Para entender por qué las declaraciones de Pence no tienen sentido basta echar un vistazo al gráfico de los contagios, y observar cómo EEUU, con más de dos millones de infectados y 117,000 fallecidos, según los datos más recientes de la Universidad Johns Hopkins, sufre une estancamiento en el control de la pandemia. Una proyección que utiliza la Casa Blanca señala que para octubre habrá 200,000 muertos por covid-19. Puede compararse con los gráficos de otros países, como Italia o España, en los que la curva de contagios se ha aplanado.
Let no one doubt that Donald Trump has made a difference in American life. pic.twitter.com/lwTTCsjigs via @maddow
— Jay Rosen (@jayrosen_nyu) June 17, 2020
"Que nadie dude de que Donald Trump ha hecho una diferencia en la vida estadounidense", señala este tuit del periodista Jay rosen, que compara las curvas de varios países. Obsérvese cómo las curvas de casos de coronavirus de Italia, España y Francia tienen forma de campana (aunque con repuntes), mientras que la de EEUU se mantiene en forma de meseta.
El vicepresidente señala en el artículo que más de la mitad de los estados han informado de un declive o estancamiento de los casos, pero los datos disponibles hasta ahora muestran que el país todavía se encuentra inmerso en la primera oleada del virus, a pesar de que muchos estados están ya iniciando la reapertura. Florida, Texas, Arizona, Oregón y Oklahoma están entre los 18 estados que experimentan una subida de infecciones y hospitalizaciones.
De hecho el principal experto en enfermedades infecciosas del Gobierno, el doctor Anthony Fauci, dijo en una entrevista con el periódico británico The Telegraph publicada el domingo que el regreso a la normalidad tras la pandemia podría no llegar hasta dentro de un año y advirtió de la necesidad de reducir las expectativas de viajes y otras actividades veraniegas.
“Va a ser realmente esperar y ver”, dijo Fauci. “Mi sensación, al observar lo que está sucediendo con la tasa de infección, es que creo que es más probable que se mida en meses en lugar de semanas”, dijo refiriéndose a la línea de tiempo para reducir las restricciones.
Eventos electorales de Trump
Mientras tanto, el presidente Donald Trump sigue adelante con sus planes para celebrar un evento electoral el 19 de junio en Tulsa (Oklahoma) en el que los asistentes se comprometen a no interponer demandas si se contagian del Covid-19, y donde no habrá, según un informe de Politico, ningún requisito de distanciamiento social u otras precauciones de seguridad. El encuentro se celebrará en un espacio en interior, el BOK Center, con capacidad de albergar ms de 19,000 personas.
El propio Fauci dijo que él no participaría en este u otros encuentros para la reelección de Trump. “Soy de alto riesgo. Por supuesto que no participaría”, dijo Fauci, de 79 años.
Dos abogados de Oklahoma interpusieron el martes una demanda para tratar de detener a Trump en este acto de campaña en un lugar interior bajo la premisa de que el acto electoral podría convertirse en un súper foco de infecciones.
Aplanar la curva
Los expertos indican que la naturaleza prolongada de la pandemia en EEUU, donde la curva de infecciones, que llegaron a al cúspide en abril, continúa como una meseta, sin aplanarse, en lugar de tomar la forma de una campana, es el resultado acumulado del impacto de brotes regionales. El virus comenzó fuerte en las costas y en particular las grandes ciudades, como Nueva York, y luego se desplazó hacia el centro del país.
El levantamiento de las medidas de confinamiento (en muchos casos muy laxas desde el principio), junto con la falta del cumplimiento del distanciamiento social y la idea de que la amenaza es exagerada (en línea con las declaraciones de Pence y de Trump) contribuyen a explicar por qué la curva no se aplana. El día en el que EEUU alcanzó el récord mundial de dos millones de infecciones, Trump anunció el acto de Tulsa, y Pence publicó (y luego posteriormente borró) un tuit con personal de la campaña reunido en una sala interior sin mascarillas ni distanciamiento social.
En los estados dominados por los republicanos, las medidas básicas para evitar el contagio, como llevar mascarilla, se observan como una afronta contra la libertad personal, una idea espoleada por el propio Trump.
Tras dos semanas con un número récord de infecciones, Arizona es uno de los estados con más nuevos brotes, hasta el punto de que la alcaldesa de Phoenix, Kate Gallego, ha advertido de que los hospitales están experimentando dificultades debido a la cantidad de nuevos pacientes.
Los casos de covid se duplicaron en Alabama cuando el estado relajó el confinamiento, mientras que en Florida se confirmó un récord de 2,581 infecciones el sábado, dos semanas después de que el estado permitiese la reapertura de bares, salas de cine y otros establecimientos de ocio.
“Mientras que los estados en todo el país están registrando un número récord de nuevas infecciones, Trump simplemente ha abandonado la idea de luchar contra el virus", dijo Zac Petkanas, del grupo de defensa de la salud Protect Our Care. “No solamente mueren mil personas cada día a causa del liderazgo fallido de Trump, también está empeorando las cosas".





























