Asesinato de un repartidor mexicano pone rostro a un peligro que sufren muchos inmigrantes: las claves del caso

Los "deliveristas", la mayoría latinos, toman este miércoles las calles de Nueva York en una marcha para exigir mejores condiciones laborales y el fin de la violencia que ha costado la vida a al menos nueve de estos trabajadores en el último año, entre ellos Francisco Villalba.

Cristina García Casado
Por:
Cristina García Casado.
Miles de repartidores de comida protestaron en las calles de Nueva York y denunciaron la inseguridad a la que se exponen durante sus jornadas laborales, las cuales realizan en bicicleta. Estos trabajadores esenciales, que en su mayoría son inmigrantes, aseguraron que a diario son víctimas de robos y varios compañeros han sido asesinados. Más noticias aquí.
Video Repartidores de comida en Nueva York protestan y piden protección: denuncian que son víctimas permanentes de asalto

A Francisco Villalba Vitino, mexicano y con 29 años, lo mataron a balazos mientras entregaba un pedido en bicicleta. Cuando va a cumplirse un mes de ese suceso, los repartidores salen este miércoles a las calles de Nueva York para pedir el fin de una violencia que en el último año ha dejado al menos nueve muertos y varios heridos en ese colectivo.

El crimen ocurrió el 29 de marzo y la policía sigue sin tener indicios del sospechoso. Se cree que el móvil de la agresión fue un intento de robo, aunque la biblicleta de Francisco apareció unos metros más adelante que su cadáver.

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Este suceso, sobre el que se ha pronunciado hasta la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) de México, ha puesto rostro al peligro al que se exponen miles de migrantes, la mayoría latinos, que se ganan la vida trabajando para aplicaciones de reparto a domicilio.

"Nos tratan como si fuéramos esclavos y esto no debe seguir ya así", dijo el líder de Deliveristas Unidos, el guatemalteco Gustavo Ajche, a la Agencia Efe. Asegura que su oficio se ha vuelto "muy complicado" debido al "aumento de la violencia y la inseguridad" en el país.

Estas son las claves del caso

Al grito de “¡Sí se puede!” y haciendo sonar los timbres de las bicicletas, una multitud de repartidores ondeó las banderas de México y Guatemala el 15 de octubre en el centro de Manhattan. Se concentraron, según dijeron, para pedir ayuda a la policía.
“Los repartidores somos esenciales” se lee en un cartel que fue llevado a la protesta. Antony Chávez, un repartidor guatemalteco de 25 años a quien le robaron la bicicleta en marzo, dijo a la agencia AP que “estos delitos quedan siempre impunes. Necesitamos que las autoridades nos brinden protección, necesitamos que investiguen”.
A Natalio De Jesús, un mexicano de 48 años (en la fotografía), lo asaltaron hace poco a punta de pistola al terminar su turno repartiendo comida a domicilio para una aplicación de celular. El hombre le golpeó con el arma en la cara y el cuello y se llevó la bicicleta eléctrica que usaba desde hace seis años para hacer su trabajo en Manhattan. 
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Una imagen de la virgen sobre el motor de una bicicleta eléctrica en la protesta. Un vehículo nuevo de este tipo puede costar más de 1,700 dólares. “Me fui al hospital porque estaba sangrando y lo denuncié a la policía, pero no pasó nada”, agregó De Jesús.
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“Necesitamos seguridad”, se lee en otro de los carteles que llevaron los repartidores. Según han denunciado, los robos suelen ocurrir por la noche, cuando abren el candado de su bicicleta para usarla. Ahí puede ser asaltado por una o varias personas que después venden el vehículo por internet.
La protesta transitó varias calles de Manhattan y fue escoltada por la policía. La pandemia de covid-19 ha beneficiado a las aplicaciones de reparto de comida en Nueva York. Estas a su vez han atraído a su vez a una multitud de trabajadores inmigrantes que quedaron desempleados y ven el reparto de comida como una oportunidad laboral.
“Detengan el robo de nuestras bicicletas”, otro de los mensajes de los repartidores. Según Ligia Guallpa, activista por los trabajadores hispanos en Nueva York, parte del problema es que los restaurantes y las aplicaciones no ofrecen protecciones a sus trabajadores ni les compran las bicicletas robadas.
"Se encuentran en una situación precaria porque nadie quiere hacerse responsable de ellos. Esto les deja en el limbo, desamparados”, dijo Guallpa. Las bicicletas eléctricas, que son legales en la ciudad, son el método de transporte más común que usan los repartidores.
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Portavoces de la policía dijeron a la AP que no pueden confirmar un aumento de robos de bicicletas eléctricas porque no los registran por esa categoría tan específica. En la fotografía se lee “merecemos protección”, el mensaje principal de los repartidores a las autoridades.
La manifestación de repartidores pasando por Times Square. Según las autoridades, los delitos han aumentado en la ciudad desde inicios de la pandemia y se ha denunciado el despojo de al menos 4,477 bicicletas, lo que representa un aumento del 27 por ciento respecto al mismo período del año pasado. Sin embargo, las cifras generales de robos se mantienen más o menos iguales a las de 2019.
“No más robos de bicicletas”, se lee en el cartel. Las autoridades confirmaron que los asesinatos en Nueva York han aumentado desde marzo, al igual que los incidentes con disparos.
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Al grito de “¡Sí se puede!” y haciendo sonar los timbres de las bicicletas, una multitud de repartidores ondeó las banderas de México y Guatemala el 15 de octubre en el centro de Manhattan. Se concentraron, según dijeron, para pedir ayuda a la policía.
Imagen Frank Franklin II/AP
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