Muchas voces republicanas empiezan a señalar al presidente Trump como el principal responsable de los resultados electorales en las elecciones para el Senado por Georgia, en las que el reverendo Raphael Warnock es proyectado ganador y su copartidario Jon Ossoff marcha adelante en el escrutinio.
Trump pasó los últimos dos meses sembrando dudas sobre la pulcritud del sistema electoral (en Goergia y otros estados) y enfrentándose y desacreditando a las autoridades republicanas de ese estado del sur.
El señalamiento más demoledor se produjo la tarde del martes, antes de que cerraran los centros de votación, cuando el responsable de la oficina electoral de Georgia, Gabriel Sterling, dijo en una entrevista con CNN que el presidente
“Cuando le dices a la gente que su voto no cuenta y que se lo han robado, y la gente empieza a creer eso, luego vas a los dos senadores y le pides al secretario de Estado y disparas una guerra civil en el Partido Republicano cuando necesitamos unirnos, todo eso contribuye a sus toma de decisiones desde el 3 de noviembre”, dijo Sterling, quien ha sido objeto de las críticas de Trump.
Un exjefe de gabinete del líder de la tambaleante mayoría republicana en el Senado, Micth McConnell, señaló en un mensaje en su cuenta Twitter que el discurso del presidente ayudó a los demócratas a imponerse en la segunda vuelta.
“Los suburbios, amigos, los suburbios. Siento como un disco rayado, pero acá estamos de nuevo. Pasamos de hablar de trabajos y economía a conspiraciones electorales de QAnon en 4 años y, como vemos, la gente estaba escuchando”, escribió Josh Holmes.
Las ventajas obtenidas por los candidatos demócratas son relativamente pequeñas, por lo que el efecto disuasorio que haya tenido el discurso de Trump puede haber contribuido al mal desempeño republicano. Algo similar a lo que ocurrió con el voto por correo en las elecciones de noviembre, cuando los votantes demócratas hicieron mayor uso del mecanismo, que había sido cuestionado por el presidente (sin ninguna justificación real)
En el caso de Georgia, Trump dio un discurso el lunes pasado en el que se dedicó a insistir en que fue víctima de un fraude, en vez de promover, como se suponía que haría, a los aspirantes republicanos a la reelección.
Además, el presidente entró en una pelea con el gobernador, el secretario de Estado y el director de la oficina electoral (todos funcionarios republicanos elegidos) que puede haber dividido el voto del Partido Republicano.
“Esta competencia no debería estar cerrada. En este punto ni siquiera deberíamos estar hablando de eso. Deberíamos estar comprando cervezas ahora mismo porque para la tarde estaría listo. Pero la verdad es que no, por lo que este presidente le ha hecho al Partido Republicano”, dijo el expresidente del Partido Republicano Michael Stelee, un duro crítico de Trump, reseñado por la publicación Politico.