Cómo el atentado contra Trump reaviva la violencia política y pone de nuevo en evidencia la falta de control de armas

Los hechos del sábado pasado ponen fin a un período de 43 años sin intentos de magnicidio en Estados Unidos, desde que John Hinckley hirió al presidente Ronald Reagan en marzo de 1981.

Simón Gómez
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Simón Gómez.
El atentado contra Donald Trump durante un mitin de campaña electoral generó conmoción tanto en Estados Unidos como en otros países de la región. Desde Barack Obama hasta el propio presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, condenaron el ataque y reprobaron cualquier tipo de violencia motivada por las diferencias políticas. Sigue aquí el cubrimiento de Univision sobre el atentado contra Donald Trump en Pensilvania.
Video Líderes políticos condenan el atentado contra Trump en Pensilvania: AMLO también se pronunció

El atentado contra el expresidente Donald Trump conmocionó al mundo político y a la opinión pública estadounidense, pero no sorprendió a nadie. Por mucho tiempo la violencia política ha formado parte del escenario público de Estados Unidos, donde cuatro de sus 46 presidentes han sucumbido a las balas.

Los asesinatos de los presidentes Lincoln, Garfield, McKinley y Kennedy no cuentan la historia completa. Cuatro presidentes más han sobrevivido atentados contra sus vidas en suelo estadounidense, un candidato presidencial cayó abatido por las balas y tres más, dos de ellos expresidentes, fueron heridos en intentos de asesinato quedando uno de ellos paraplégico.

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Las armas de fuego y la violencia política en EEUU

El atentado contra Trump puso fin a un período de 43 años sin intentos de magnicidio desde que John Hinckley hirió al presidente Ronald Reagan en marzo de 1981 tratando de llamar la atención de la actriz Jodie Foster.

Doce años después de ese atentado, el 30 de noviembre de 1993, el presidente Bill Clinton promulgó la ley Brady de Prevención de la Violencia con Armas de Fuego, o ley Brady, la primera legislación de control de armas promulgada en el país desde 1968. Fue nombrada en honor del primer secretario de Prensa del gobierno de Reagan, James Brady, quien quedó parcialmente incapacitado en el antentado.

La ley Brady estableció la verificación de antecedentes para la compra de armas de fuego vigentes en la actualidad y contó con la férrea oposición de la poderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA).

Un año más tarde, Clinton promulgó la ley de Protección del Uso de Armas de Fuego Recreativas y de Seguridad Pública, mejor conocida como Prohibición Federal de Armas de Asalto, la última legislación significativa en materia de armas hasta que el presidente Joe Biden promulgó la ley Bipartiduista de Comunidades Más Seguras en 2022.

La ley de Prohibición Federal de Armas de Asalto, que finalizó en 2004 al no ser reautorizada durante el mandato de George W. Bush bajo presión por la NRA, habría prohibido la venta del rifle de asalto utilizado en el atentado al pistolero que disparó contra Trump .

La influencia política de la NRA ha sido un factor constante en los esfuerzos frustrados en Estados Unidos para acabar con la crisis de violencia armada que afecta a la nación desde hace décadas.

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Recientemente, los activistas de las armas han contado con decisiones favorables de la Corte Suprema como la que hace apenas unas semanas levantó una prohibición decretada durante el gobierno de Trump que prohibía la venta de bump stocks, o dispositivos que ayudan a que los rifles de asalto funcionen como si fueran ametralladoras.

La falta de atentados contra los presidentes no quiere decir que no haya habido actos de violencia política en Estados Unidos en las últimas cuatro décadas.

El 8 de enero de 2011, la representante demócrata por Arizona, Gabby Giffords, recibió un disparo en la cabeza afuera de un supermercado en Tucson durante un encuentro directo con sus votantes.

Recientemente, en octubre de 2020 el FBI frustró un complot para secuestrar y asesinar a la popular gobernadora demócrata de Michigan, Gretchen Whitmer.

El 6 de enero de 2021, una turba armada de partidarios de Trump tomó por asalto el Capitolio de Estados Unidos para impedir la certificación del triunfo electoral del presidente Joe Biden.

Dos años más tarde, en octubre de 2022, Paul Pelosi, el esposo de la entonces presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, fue atacado a martillazos por un teórico conspirativo de extrema derecha que buscaba secuestrarla.

La misma Pelosi, junto al exvicepresidente Mike Pence, habían sido dos de los objetivos de la turba de partidarios de Trump que asaltaron el Capitolio.

"Armas más preciosas que las vidas"

El historiador Dominic Erdozain, autor del libro "One Nation Under Guns", explica en un artículo de opinión publicado por CNN que los “activistas a favor de las armas usan la historia para justificar su radicalismo presentando cualquier esfuerzo de control de armas como antipatriota”.

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Para Erdozain esta es un versión de la historia “imaginada” y explica que hasta mediados del siglo XX la mayoría de los estadounidenses “se estremecían al ver un arma en público” y si bien “la tenencia de escopetas y rifles de caza era generalizada, las pistolas eran temidas y despreciadas”.

Erdozain explica que esto cambió durante la presidencia de Reagan, cuando el tema de las armas fue politizado. El presidente “abrazó la idea de una NRA militante” y “la discusión pasó de ser sobre cómo controlar las armas a cómo “proteger a los propietarios de armas” dice el historiador.

Once días antes del atentado contra la vida de Trump, Kevin Roberts, presidente de la Heritage Foundation, la organización conservadora de diseño de políticas detrás del controversial documento ‘Proyecto 2025’ dijo en el podcast de Steve Bannon que el país se encuentra en medio de una “segunda Revolución Estadounidense” y que la misma será incruenta solo “si la izquierda así lo permite”, invocando el fantasma de una violencia política generalizada no vista desde la guerra civil.


James Singer, portavoz de la campaña de Biden, respondió a la declaración de Roberts diciendo que "Trump y sus aliados están "soñando con una revolución violenta para destruir la idea misma de Estados Unidos”.

Declaraciones como la de Singer mostrando a Trump como una amenaza directa contra la democracia estadounidense, han sido señaladas por sus partidarios como la causa del atentado contra la vida del expresidente, a pesar de que él mismo usa con frecuencia retórica violenta y deshumanizante contra sus oponentes.

En su artículo, Erdozain dice que parte de la solución podría estar en “retroceder antes de poder seguir adelante, hasta el momento en que una vida era más preciosa que un arma”.

Este sábado el expresidente Donald Trump sufrió un atentado en su contra en que resultó herido en una oreja. El hecho ocurrió mientras se encontraba en un mitin de campaña en Pensilvania. El sospechoso, quien fue abatido, tenía 20 años. Te contamos detalles del sujeto.
Video Atentado contra Trump: el sospechoso fue identificado con pruebas de ADN y biométricas
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