68 años de cárcel para un líder de la MS-13 que mandó a asesinar con machetes y bates a jóvenes latinos en Nueva York

Alexi Sáenz fue sentenciado por ocho asesinatos a manos de la MS-13 en Long Island, Nueva York. Kayla Cuevas y Nisa Mickens, dos amigas inseparables que iban a la secundaria de Brentwood, fueron masacradas con machetes y bates de béisbol en 2016 luego de que él dio luz verde para los atroces asesinatos.

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Por:
Patricia Vélez Santiago.
Evelyn Rodríguez habló con Univision Noticias a un año del asesinato de su hija Kayla Cuevas y de su mejor amiga, Nisa Mickens, en una calle de Brentwood, una zona de Long Island donde pandilleros de la Mara Salvatrucha han sembrado el terror en los últimos dos años.
Video "Era mi pequeña valiente": El duelo de una madre víctima de la violencia de la MS-13 en Nueva York

Kayla Cuevas y Nisa Mickens eran dos amigas inseparables que caminaban por una calle de Long Island, Nueva York, en la tarde del 13 de septiembre del 2016 cuando fueron observadas por pandilleros de la Mara Salvatrucha que ese día habían salido a "cazar" víctimas de grupos rivales.

Ninguna de las dos estudiantes de secundaria de 15 y 16 años estaba involucrada con alguna pandilla. Pero Cuevas había sido molestada por al menos dos años por pandilleros que sí estaban involucrados con la MS-13 en la Brentwood High School, contó su madre, Evelyn Rodríguez, en una entrevista que le hizo Univision Noticias en 2017 como parte de una serie especial sobre el terror sembrado por la Mara Salvatrucha en esa zona hispana de Nueva York.

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Tan pronto las vieron, los jóvenes llamaron a uno de los líderes de la clica (como se le conoce a las diferentes unidades de la MS-13) de los Sailors Locos Salvatrucha Westside: Alexi Sáenz, apodado 'Blasty' y 'Big Homie'.

Al otro lado del teléfono, Sáenz dio su aprobación a los asesinatos que se produjeron minutos después. Con el visto bueno de Sáenz, los pandilleros bajaron del auto y las atacaron en plena calle con bates de béisbol y machetes, una de sus armas preferidas, de acuerdo con la imputación de la Fiscalía del distrito este de Nueva York del 2 de marzo del 2017.

El cuerpo de Nisa Mickens fue encontrado en el suelo esa misma tarde, justo en la víspera de su cumpleaños. El de Kayla Cuevas fue hallado detrás de una casa cercana un día después.

Las dos amigas que amaban el baloncesto fallecieron a causa de los golpes que recibieron en sus cabezas y las laceraciones en sus cuerpos. Los brutales asesinatos ayudaron a comenzar a desvelar el terror que la MS-13 había sembrado entre 2016 y 2017 en comunidades hispanas de Brentwood, un suburbio de Long Island ubicado a unas 38 millas de Manhattan.

Casi una década después, Sáenz fue sentenciado este 2 de julio a 68 años de cárcel tras declararse culpable en un caso de crimen organizado que involucró ocho asesinatos, incluyendo los de Cuevas y Mickens.

"¿Por qué me la arrebataste?"

Hasta la corte Central Islip, Long Island, llegó Elizabeth Alvarado con una cajita con las cenizas de su hija Nisa. "¿Por qué me la arrebataste? No se supone que los padres enterremos a nuestros hijos", dijo la madre en un testimonio recogido por la agencia AP.

Elizabeth Alvarado, la madre de la adolescente asesinada Nisa Mickens, en la corte de Central Islip, Nueva York.
Elizabeth Alvarado, la madre de la adolescente asesinada Nisa Mickens, en la corte de Central Islip, Nueva York.
Imagen Philip Marcelo/AP

Santos Castillo, el padre de otro adolescente asesinado, Javier Castillo, afirmó que aceptaba la decisión del juez tras exigir que Sáenz recibiera una sentencia máxima de 70 años. La fiscalía había buscado inicialmente la pena de muerte, pero luego peleó por esa condena de 70 años. El juez finalmente dio una de 68 años porque Sáenz se había declarado culpable y había convencido a su hermano menor, el segundo al mando de la clica de la MS-13, de hacer lo mismo.

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"No puedo estar feliz, pero sí satisfecho", dijo Castillo citado por AP. Agregó que nunca pensó que encontrarían tal violencia en Estados Unidos tras haber emigrado de El Salvador. "Vinimos buscando una paz duradera, trabajo y un mejor futuro para nuestros hijos", lamentó.

Otra madre, Evelyn Rodríguez, no logró ver en vida la condena para los asesinos de su hija, Kayla Cuevas. Rodríguez falleció en 2018 tras ser arrollada en un altercado con una mujer que había removido los objetos que colocó en el lugar donde murió su hija con el fin de honrar su memoria.

Univision Noticias había conversado con ella meses después del asesinato de Cuevas. "Ella está ayudando a la policía a abrir más puertas. Si no hubiese sido por ellas, por la tragedia que le pasó a mi hija y a Nisa (Mickens), no hubiesen encontrado a los otros individuos", dijo Rodríguez en su entrevista.

Fue precisamente después de los asesinatos de Cuevas y Mickens que la policía de Long Island encontró los cuerpos de dos jóvenes que llevaban meses desaparecidos: Miguel García Morán y Oscar Josué Acosta, quienes también estudiaban en la secundaria de Brentwood.

Entre 2016 y 2017, presuntos miembros de la MS-13 mataron a por lo menos 17 personas en esa zona, luego de que líderes de esa pandilla pidieran desde El Salvador poner en marcha el 'programa Nueva York' y con ello un "derramamiento de sangre", de acuerdo con las autoridades.

Durante ese tiempo, la violenta pandilla buscó reclutar niños, en ocasiones de apenas 8 y 9 años, y a jóvenes en las escuelas. Los intimidaban para que se les unieran y, quienes trataban de salir de sus garras, "sellaban su sentencia de muerte", agregaron las autoridades.

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Fue así como jóvenes hispanos y menores no acompañados que llegaron al país huyendo de la violencia en América Central se convirtieron en caldo de cultivo para la MS-13 en Long Island. Y, a veces, en víctimas de la pandilla como fue el caso de Michael López, quien fue masacrado junto a otros jóvenes en la oscuridad de un parque tres años después de haber llegado a Estados Unidos desde Honduras.

Esa matanza y la de Kayla y Nisa encendieron las alarmas de las autoridades de Nueva York y del presidente Donald Trump en Washington, quien juró erradicar al grupo nacido en Los Ángeles hace unas cuatro décadas. Si bien es conocida la crueldad con la que matan los pandilleros de la MS-13, el mandatario fue criticado por tomar una amenaza real en Long Island para vincularla principalmente con la inmigración en medio de su dura retórica. Esto cuando muchas de las víctimas de los mareros y los jóvenes que intentan sumar a sus filas fueron en ese entonces hispanos migrantes como investigamos en este reportaje.

La serie especial dedicada a la MS-13 en Nueva York fue realizada en 2017 por las periodistas Carmen Graciela Díaz, Patricia Vélez y María Sánchez Díez. Puedes verla completa aquí.

Mira también:

Robert Mickens observa las fotos de su hija Nisa, asesinada junto a su amiga Kayla en septiembre de 2016 tras haber sido emboscadas por pandilleros en una calle de Brentwood. Esa masacre abrió la puerta a que fuesen hallados más cadáveres y a que las autoridades locales pusieran el foco en la amenaza de la MS-13 en lo que a simple vista parece una localidad tranquila a unas 44 millas de Manhattan. (Don Emmert/AFP/Getty Images)
Con este memorial, Robert Mickens recuerda a su hija Nisa y a su amiga Kayla Cuevas. (Don Emmert/AFP/Getty Images)
"Te amo Nisa, dame esos cinco", escribió la madre de Nisa en esta pizarra con un corazón roto. (Don Emmert/AFP/Getty Images)
Tras las muertes de las dos adolescentes Nisa y Kayla las autoridades locales ofrecieron una recompensa a quien ayudara a esclarecer el caso. Luego supieron que fueron pandilleros de la MS-13 los que las asesinaron usando machetes, su arma preferida. (Don Emmert/AFP/Getty Images)
La más reciente masacre perpetrada por la Mara Salvatrucha en Long Island fue la de cuatro jóvenes en un parque de la zona de Central Islip. Ocurrió en abril pasado. En la imagen, policías de investigación peinan el lugar donde fueron hallados los cuerpos. (Spencer Platt/Getty Images)
Un adolescente en su patineta frente al parque en Central Islip que fue escenario de la matanza de los cuatro hispanos: Justin Llivicura, Jefferson Villalobos, Michael López y Jorge Tigre. (Spencer Platt/Getty Images)
El recrudecimiento de la violencia de la pandilla hizo que el presidente Donald Trump y el fiscal general Jeff Sessions fueran a Long Island para prometer una erradicación de la Mara Salvatrucha de la zona. En la foto, una protesta de manifestantes en contra de la dura retórica antiinmigrante del mandatario y su gobierno durante la visita de Sessions en abril pasado. (Spencer Platt/Getty Images)
"Tengo un mensaje dirigido a cada pandilla que va tras nuestros jóvenes: los tenemos en la mira y vamos tras ustedes", dijo desde Central Islip el fiscal general Jeff Sessions el pasado 28 de abril. (Spencer Platt/Getty Images)
El comisionado de la policía del condado de Suffolk, Timothy Sini, al ofrecer 25,000 dólares en un esfuerzo para saber qué había ocurrido con los cuatro adolescentes asesinados en abril. (Spencer Platt/Getty Images)
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Robert Mickens observa las fotos de su hija Nisa, asesinada junto a su amiga Kayla en septiembre de 2016 tras haber sido emboscadas por pandilleros en una calle de Brentwood. Esa masacre abrió la puerta a que fuesen hallados más cadáveres y a que las autoridades locales pusieran el foco en la amenaza de la MS-13 en lo que a simple vista parece una localidad tranquila a unas 44 millas de Manhattan. (Don Emmert/AFP/Getty Images)
Imagen DON EMMERT/AFP/Getty Images
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