‘Librotraficante, a book trafficker, a book smuggler’. Así se llama a sí mismo el mexicano estadounidense Tony Díaz. El término se le ocurrió una noche, mientras cargaba con libros la maleta de una camioneta, al cierre de una feria literaria en el George R. Brown Convention Center en Houston. Toda la escena era sospechosa: era oscuro y estaban en un callejón. En broma dijo que eso era lo que le diría a la policía si llegaba a preguntarles qué estaban haciendo: 'soy un librotraficante'.
El traficante de libros que promueve la literatura en español en Houston
Tony Díaz es el cofundador de la librería 'Nuestra palabra', un espacio que acoge 500 libros en español, español e inglés y la lengua azteca Náhuatl. "No podemos combatir a la gente que es racista, pero sí podemos disfrutar de obras que nos enseñan qué rica es nuestra cultura", dijo a Univision Noticias.


Díaz es mexicanoestadounidense, activista, escritor, profesor universitario y el cofundador de la primera librería latina en Houston y la quinta en el país. “Es difícil creer que seamos los primeros con la cantidad de latinos que hay en Houston.Todo el mundo sabe que Houston es más de 40% latina. Una de cada tres personas es mexicana o de ascendencia mexicana”, comentó Díaz a Univision Noticias. De hecho, según el censo, en las escuelas públicas de Texas, de 5.1 millones de alumnos 52% son de origen hispano. “La necesidad existe. Las grandes cadenas no tienen nuestros libros y cuando los tienen, los ponen a un lado, en una esquina; honestamente, si tienen 20 libros es mucho”, agregó Díaz, quien es originario de Chicago.

La librería ' Nuestra Palabra Arts and Books' está ubicada en el centro Talento Bilingüe de Houston y por ahora abre solo para eventos especiales, mientras esperan que la ciudad apruebe que reemplacen una pared por una vitrina para hacerla más visible. “La gente dice que el downtown de Houston era un desierto en cuanto a libros y nosotros hemos creado un oasis”, mencionó Díaz. El espacio acoge 500 libros, seleccionados manualmente por Díaz, en español, español e inglés y la lengua azteca Náhuatl. Por ahora están haciendo énfasis en la producción local. “Podemos llenar un edificio de libros en español provenientes de México o de Puerto Rico, porque todos los países hispanos tienen su riqueza, pero nosotros queremos mostrar cuáles son los ‘ cool libros’ de lo que se produce aquí”, añadió.
En los anaqueles está ‘Fuego’, una colección de poemas de Leslie Contreras Schwartz, una escritora de Houston; también se puede encontrar ‘ Neglected by Two Countries’, de Marie Elena Cortes, sobre los niños que están atrapados en la guerra de inmigración tanto en México como en Estados Unidos; un libro para colorear del calendario azteca, publicado por Aztlan Libre Press ; ‘ Hecho en Tejas: An Anthology of Texas Mexican Literature’, editado por Dagoberto Gilb; o ejemplares de la revista ‘ Huizache Magazine’, de escritores jóvenes chicanos y latinos.
La apertura del espacio tiene mucho que ver con el clima político del país. “ La campaña electoral y la elección de Donald Trump en noviembre, aceleró la creación de la librería. Se está hablando muy mal de los latinos, están atacando fuerte a nuestra cultura. Quieren desanimar a nuestra juventud, para que que no piensen en sus raíces, que tengan vergüenza, que crea que ser latino es algo malo”, comentó Díaz. “No podemos combatir a la gente que es racista o a la gente que no nos quiere, pero sí podemos disfrutar de obras que nos enseñan qué rica es nuestra cultura y mostrar que aquí se habló español antes que cualquier otro idioma. Hablar de english only es ridículo porque el primer lenguaje que se registró en este país es el español”, añadió.
Los latinos tienen la palabra
Díaz tiene casi veinte años difundiendo la literatura latina. En 1998 fundó la organización Nuestra Palabra: Latino Writers Having Their Say, que fue acogida con bastante escepticismo en su momento. “Nos decían que a los latinos no nos importa la literatura, la escritura. No todo el mundo siente que nuestra comunidad tiene esta necesidad de expresarse. Cuando fundé Nuestra Palabra otros latinos me decían: ‘Tony, a los latinos no les interesa esta cosa’. Y llegó la gente. A las ferias de libros que organizamos llegaron miles de personas, decenas de miles”, señaló.
En 2012 la organización lanzó una iniciativa nacional, que bautizó ' Librotraficantes'. Arizona había aprobado una ley que prohibía que en los bachilleratos de un distrito escolar de Tucson se enseñara una clase sobre estudios mexicanoestadounidenses y que se discutieran en los salones una serie de libros que, según los legisladores –mayoritariamente republicanos–, "promovían los golpes de estado" y "defendían la solidaridad étnica". Los ejemplares fueron retirados y guardados en depósitos en un operativo que algunos recuerdan como particularmente traumático. “Entraron en los salones de estudios étnicos y les quitaron libros hermosos de las manos de jóvenes chicanos mientras los ojos se les llenaban de lágrimas”, escribió en su Facebook DA Morales, activista de Tucson.
En la lista de los vetados estaban libros emblemáticos de la cultura latina en Estados Unidos como ‘The House on Mango Street’ de Sandra Cisneros, algo que a Díaz le parecía absurdo e indignante. Por eso decidió organizar unas caravanas para llevar más de 20,000 dólares en libros prohibidos desde Texas a Arizona en la que contribuyeron escritores como Isabel Allende, Junot Díaz y Jonathan Kozol. Fueron por tierra y pararon en seis ciudades incluyendo El Paso y Albuquerque, y terminaron en Tucson donde le dieron libros a los estudiantes afectados. “Los legisladores de Arizona llegaron demasiado lejos al hacer de nuestros libros, nuestros pensamientos, nuestra cultura, algo ilegal. Eso causa trauma en los jóvenes. Ver que su cultura es prohibida”, dijo Díaz.
La ley será nuevamente discutida en la Corte Suprema de Arizona en junio de este año, por lo que Díaz ya empezó a organizar las caravanas que van a hacer desde Texas, para hacer presión y buscar que se revoque. “Muchos de mis alumnos tienen miedo, especialmente los indocumentados, los dreamers. Pero también los latinos con papeles están más listos a presentarse en las protestas y a hacer llamadas a los representantes contra diferentes leyes. Creo que saben que ahora nos toca más que nunca estar involucrados. Hay una clase de mexicanoamericanos a los que si les iba bien a ellos no les interesaban los demás, esa misma base de gente ahora está involucrada mucho más que antes. Algo está pasando”, comentó.




