"Un regalo de Navidad": suspenden por un año la deportación de cinco migrantes que se refugiaron en iglesias de Colorado

El gobierno federal bloqueará cualquier proceso de deportación contra cinco migrantes que encontraron 'santuario', refugio, en iglesias: Jeanette Vizguerra, Arturo Hernández García, Sandra López, Ingrid Encalada y Rosa Sabido.

Por:
Univision
El gobierno federal bloqueó por un año la orden de deportación de tres inmigrantes indocumentados que estaban refugiados en iglesias santuarios. "Somos trabajadores esenciales que estuvimos en la línea de la pandemia", dijo Jeanette Vizguerra, una de las beneficiadas con la medida. Vizguerra aseguró que su lucha por una reforma migratoria no termina. Más noticias aquí.
Video "Es un regalo", inmigrantes indocumentados refugiados en iglesias santuarios obtienen una nueva oportunidad

Las Navidades han traído buenas noticias para un grupo de migrantes de Colorado que han buscado refugio para evitar su deportación en congregaciones religiosas de ese estado.

Se trata de Jeanette Vizguerra, Arturo Hernández García, Sandra López, Ingrid Encalada y Rosa Sabido. El gobierno federal bloqueará cualquier procedimiento de deportación contra ellos durante un año, según informa el diario local Denver Post. Es lo que se conoce como un 'stay' o suspensión temporal de su remoción de Estados Unidos.

PUBLICIDAD

La encargada de informar a los migrantes fue la oficina del congresista demócrata Joe Neguse, quien en enero pasado solicitó esta protección al presidente Joe Biden de manera oficial, junto con el resto de la delegación congresual de su partido en el estado.

Primero, el 20 de diciembre, recibieron la protección Encalada y Sabido; tras lo cual, Neguse envió una carta la oficina migratoria en Denver para pedir la extensión de este alivio también a Vizguerra, García y López.

"Sandra, Jeanette y Arturo han vivido en Colorado durante décadas, enriqueciendo la economía y añadiendo valor a la comunidad. No deberían ser prioritarios para ser deportados", indicó el congresista en su texto.

"Es como un regalo de Navidad", dicen los migrantes

Jeanette Vizguerra, que vivió en una congregación, huyó de México en 1997 debido a la violencia y ahora dedica la mayor parte de su tiempo a luchar por los migrantes en Estados Unidos. Time Magazine la nombró una de las 100 personas más influyentes de 2017.

En una conferencia de prensa el miércoles, agradeció este año de alivio migratorio: "Este es un año que podemos seguir luchando por nuestras familias, por nuestras comunidades".

Y añadió: "Nosotros, los inmigrantes que hemos sostenido este país, muchos de nosotros en la primera línea durante la pandemia, merecemos ser reconocidos y tener una vía a la ciudadanía".

López, que también ha vivido en 'santuario' y quien también habló en la conferencia, dijo: "Es como un regalo de Navidad, de año nuevo, un regalo que cayó del cielo, por un año".


López y Vizguerra celebraron con familia y otras personas que les apoyan este miércoles con comida, flores y una tarta en la que se leían dos mensajes clave: "Sin justicia no hay paz" y "resilientes".

PUBLICIDAD

No obstante, Vizguerra recordó que su lucha es por soluciones permanentes para todos los migrantes y que a eso se dedicará en este año que tiene garantizado en Estados Unidos.

La abogada que la representa, Jennifer Wadhwa, destacó el papel que han jugado en este desenlace temporal los congresistas y el gobierno de Biden.

"Estamos emocionados por que nuestros clientes podrán pasar el próximo año sin la amenaza inminente de la deportación pesando sobre sus cabezas mientras siguen luchando sus casos", concluyó.

Mira también:

<b>"Nos dijeron que íbamos a un albergue más grande porque no se podía tramitar el proceso donde estábamos porque éramos muchos", </b>dice Walter Lorenzo, de 35 años, quien viajó desde Guatemala junto a su esposa, con cinco meses de embarazo, y su hija de 3 años. Estaban sentados en una banqueta en Ciudad Juárez el 8 de abril de 2021, apenas minutos después de que Estados Unidos los expulsara a México bajo Título 42, una controversial política instaurada por Donald Trump y que el presidente Joe Biden ha mantenido vigente para frenar la migración como consecuencia de la pandemia.
<b>"No nos dijeron que veníamos a México",</b> recuerda. 
<b>"Queríamos alcanzar el sueño americano, pero no es fácil", </b>dice Lorenzo. Desorientados en Juárez, una ciudad en la que no habían estado antes, asegura que se siente triste: "Este no era el sueño que teníamos y nadie quiere que lo deporten".
Walter y su familia esperaron sentados unos minutos frente a la salida del puerto fronterizo Lerdo. Decían que un conocido los buscaría y les permitiría quedarse en su casa en Ciudad Juárez mientras encontraban cómo regresar a su país. "Yo no volvería a venir, se sufre mucho. Ya no vale la pena", asegura el padre al recordar las semanas que tardaron para llegar a Estados Unidos pasando hambre, sed y durmiendo apiñados en matorrales.
Esta familia fue de las que creyó en un coyote que les dijo que Estados Unidos estaba permitiendo la entrada a personas que viajaran con niños. Ya
<b> la esposa de Walter tiene siete meses de embarazo y la niña solo pide a los padres que la lleven de vuelta a su casa:</b> "Por eso mejor nos regresamos. Solo Dios sabe por qué no llegamos", lamenta. Antes de marcharse, la niña guarda un peluche que le regalaron las autoridades mexicanas en la bolsa que les entregó el Departamento de Seguridad Nacional en McAllen para meter unas pocas pertenencias.
<b>"Nos enteramos que estábamos en México cuando nos bajaron del avión y vimos la bandera", </b>asegura Marvin, un guatemalteco de 37 años que viajó con su esposa y su hijo de 5 años engañados por un coyote que les dijo que Estados Unidos estaba permitiendo la entrada de familias. En su caso, cuenta que huyeron de los criminales que asesinaron a su hermano por una moto y a los que él denunció. "Estaba acostado en la hamaca un día y dos personas llegaron a mi casa y la balearon". Denuncia que las autoridades estadounidenses no les dieron una explicación de por qué los expulsaban y tampoco un papel que les informara qué pasaría con ellos. "No sabíamos por qué nos devolvían. En McAllen, funcionarios de la Patrulla Fronteriza nos dijeron: 
<b>'No vayan a estar lloriqueando, ustedes no están deportados, van a un albergue en Houston, de una iglesia, y desde allá van a poder pelear sus casos'".</b>
<b>"Todo lo que nos dijeron fue mentira. Han engañado a mucha gente",</b> reclama. Denuncia que ni siquiera les dejaron presentar su caso de asilo o explicar las razones de su migración: 
<b>"No nos dejaron ni decir dos palabras, pisotearon nuestros derechos".</b> Marvin, que está con su familia en un albergue que acondicionó el gobierno municipal de Ciudad Juárez a la carrera, teme que la opción para ellos sea regresar a Guatemala: "Quizás nos toque aceptar la realidad y esperar lo que venga".
<b>"En ningún momento nos dijeron que nos iban a expulsar",</b> dice Christian García, un hondureño de 22 años, minutos después de ser devuelto con su esposa y su niña de dos años en un vuelo hasta Ciudad Juárez. "Nosotros preguntábamos y preguntábamos que a dónde nos llevarían y nadie nos decía nada". Cuenta que los sacaron en la madrugada de ese mismo 8 de abril de 2021 con la excusa de que los trasladarían a El Paso para que pudieran llamar a sus familiares en Estados Unidos. Esta familia no tiene entre sus planes regresar a Honduras. Christian asegura que allá no tienen casa, la perdieron con el huracán Iota; solo tienen una deuda que contrajeron con conocidos que les prestaron dinero para que pudieran hacer el viaje.
Una bolsa plástica que en algún momento tuvo adentro las pocas pertenencias que le cupieron a algún migrante devuelto bajo Título 42. Tiene la insignia del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos y está arrumada en una calle de Juárez. Es lo único con lo que regresan a México. A diferencia de quienes fueron devueltos desde 2019 bajo los Protocolos de Protección de Migrantes (MPP), 
<b>quienes son expulsados bajo Título 42 de Estados Unidos no reciben una planilla con la fecha en la que podrían comparecer ante un juez de inmigración</b> para exponerle su caso. Eso hace la espera más desgastante, pues los migrantes no tienen idea de si las puertas de ese país se abrirán en algún momento para que ellos puedan solicitar asilo.
<b>"Quería trabajar en Estados Unidos",</b> asegura Deisi Caal Tiul, una guatemalteca de 18 años que viajó desde su país con su bebé de apenas un año y su amiga Olga Marina Choc, de 21. Tras ser devueltas a Ciudad Juárez bajo el Título 42 fueron recibidas en un albergue que originalmente fue creado para atender a mujeres transexuales solicitantes de asilo. "Nos dijeron que estaba abierta la frontera", cuenta Choc al referirse a la idea que les vendió el coyote. "Pero al llegar a la frontera nos enteramos de que no, que estaba cerrada". Ellas aseguran que no volverán a su país; esperarán el tiempo que sea necesario para poder volver a presentarse ante las autoridades migratorias y pedir asilo.
El hijo de Deisi no deja de llorar. Ella se levanta de la silla y le muestra el paisaje de Juárez que se ve desde la ventana del albergue. Cree que algún día podrá cruzar. En Estados Unidos la esperan sus tíos.
"Allá en Guatemala hay mucha violencia. Vinimos para mejorar nuestra vida y nos dejaron aquí (en México)", lamenta Choc. Para ella, el discurso de Biden no es suficientemente claro y los oficiales de migración que los reciben tampoco: "Mienten a la gente (...) Lo único que esperamos es que el presidente cumpla su palabra y que reciba a los de que venimos de Guatemala, ¿o es pura mentira?", se pregunta.
<b>"Nos agarró migración, no nos explicaron nada, con la misma nos devolvieron. No nos dijeron si iba a haber paso en algún momento",</b> denuncia la guatemalteca Bertila Salazar, de 48 años, que caminó 2,000 millas desde Izábal hasta El Paso, Texas, con su hija de 14 años. Cuando las autoridades de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza la expulsaron a Ciudad Juárez eran las 8:00pm: "Fue desesperante, no sabíamosa dónde agarrar. Tuvimos que preguntarle a los taxistas que dónde había un albergue", cuenta. Así llegaron al mismo lugar que Caal y Choc. "Yo no quiero regresar a Guatemala, está muy perra la situación allá", asegura. Explica que la finca en la que trabajaba, una productora de bananas, se inundó con el paso del huracán Iota y ella, como muchos, se quedó sin empleo. Tiene la esperanza de que en algún momento reabran la frontera y puedan solicitar asilo: "Voy a esperar".
<b>"Me voy a esperar hasta que abran la frontera",</b> dice la guatemalteca Marta Domínguez, de 26 años, quien viajó con su hija de dos años. Cuando eso pase, asegura que buscará llegar con su mamá, quien vive indocumentada desde hace 17 años en Florida. "Ella me va a ayudar, me dijo que me esperara a que abrieran la frontera. Yo estoy dispuesta a esperar el tiempo que sea, no sé cuándo van a abrir, pero voy a esperar". A ella, los funcionarios de la Patrulla Fronteriza sí le explicaron que no les podían permitir el paso a Estados Unidos porque la entrada de migrantes estaba frenada como consecuencia del coronavirus: "Nos dijeron que nos sacarían y que mejor esperáramos". Ella pensó que la frontera estaba abierta, se lo había dicho el coyote que le vendió el viaje desde su país.
<b>"Ojalá que el presidente Biden tenga compasión de nosotros",</b> pide Santos Feliciana Maldonado, una guatemalteca de 29 años que esperaba poder trabajar en Estados Unidos para ayudar a sus padres, él con diabetes y ella con problemas en una pierna. Para viajar, se endeudó con un vecino que, cuenta, ahora le cobra con intereses. "Nosotros venimos con gran necesidad", dice, "cuando pienso en eso siento que ya no tengo salida, tengo una necesidad muy grande, ojalá que abran esa frontera". Santos asegura que se escuchan rumores entre los migrantes, como el de que hay otra frontera que está abierta. Mientras tanto, seguirá buscando empleo en Ciudad Juárez hasta que alguien la acepte. Hasta ahora, la han rechazado porque no tiene papeles.
Una banda con la que la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos identifica a los migrantes que tiene por horas durante su custodia hasta que son expulsados a México.
1 / 15
"Nos dijeron que íbamos a un albergue más grande porque no se podía tramitar el proceso donde estábamos porque éramos muchos", dice Walter Lorenzo, de 35 años, quien viajó desde Guatemala junto a su esposa, con cinco meses de embarazo, y su hija de 3 años. Estaban sentados en una banqueta en Ciudad Juárez el 8 de abril de 2021, apenas minutos después de que Estados Unidos los expulsara a México bajo Título 42, una controversial política instaurada por Donald Trump y que el presidente Joe Biden ha mantenido vigente para frenar la migración como consecuencia de la pandemia.
Imagen Anna Clare Spelman/Univision
En alianza con
civicScienceLogo