La Corte Suprema escucha argumentos en el caso del reo que pide que un pastor lo toque mientras lo ejecutan

El caso de John Henry Ramírez, cuya ejecución el 9 de septiembre la detuvo la Corte Suprema tres horas antes, podría marcar el patrón de estos procesos en Texas, donde ahora no se permite que el pastor toque al reo mientras le es aplicada la pena capital.

Cristina García Casado
Por:
Cristina García Casado.
La Corte Suprema de Justicia escuchó los argumentos del caso de John Ramírez, quien pide que su pastor le sujete la mano y rece con él mientras es ejecutado. La familia de Pablo Castro, a quien el hispano asesinó en 2004, no se opone a la solicitud, pero pide que la ejecución sea pronto. Una de las preocupaciones es que la decisión del máximo tribunal pueda desatar una ola de demandas con peticiones similares.
Video Un hispano condenado a muerte pide a la Corte Suprema que permita que un pastor le sujete la mano durante su ejecución

La Corte Suprema escucha este martes los argumentos del caso del reo hispano John Henry Ramirez, un caso emblemático que podría afectar a otros similares en Texas, el estado con más ejecuciones de la pena capital.

John Henry Ramírez, de 37 años, estaba a punto de ser ejecutado el 9 de septiembre por la noche cuando, solo tres horas antes, la Corte Suprema detuvo el proceso.

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Texas ha tenido que aceptar suspensiones y aplazamientos de ejecuciones porque los reos invocan su deseo de que un pastor les coja la mano mientras los ejecutan, algo que no permite el estado actualmente.

Esta decisión judicial es la quinta en los últimos dos años en la que la Corte Suprema frena una ejecución en Texas en base a las reglas del sistema de prisiones del estado sobre cómo puede ser el acompañamiento de los consejeros religiosos de los reos mientras mueren.

En los últimos dos meses se aplazaron las ejecuciones de los también hispanos Ramiro González y Rubén Gutiérrez, así como la de Kosoul Chanthakoummane.

El caso de Ramírez pone sobre la mesa el conflicto entre las peticiones de un condenado en base a sus derechos religiosos con la seguridad y el protocolo que los oficiales de prisiones consideran que deben haber durante una ejecución.

Sobre la legalidad de esa escena se pronunciará la Corte Suprema a partir del caso de Ramirez, condenado a pena de muerte por robo y luego asesinato del comerciante Pablo Castro en 2004.

Ramírez había pedido a la dirección de la prisión tener a su pastora junto a él y en contacto mientras lo mataran. Su solicitud fue rechazada y su abogado lo denuncia como un caso de violación del derecho a praticar libremente la religión propia amparado en la Primera Enmienda.

En una breve orden, la Corte Suprema suspendió la ejecución el 9 de septiembre y convocó a escuchar los argumentos orales.

Idas y venidas sobre los acompañantes religiosos en Texas

Durante años, religiosos empleados por el estado de Texas podían acompañar a los presos durante la ejecución. Sin embargo, esos clérigos eran solo cristianos y musulmanes.

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En 2019, la Corte Suprema detuvo una ejecución de un reo en Texas porque no le permitieron tener a su consejero espiritual budista con él en su momento final.

El Departamento de Justicia Criminal de Texas (TDJC), tras ese caso, decidió cortar el problema de raíz: prohibió que los consejeros espirituales, de cualquier religión o creencia, acompañaran a los reos durante la ejecución, incluso sus empleados.

Podían, eso sí, estar en la habitación adyacente donde se congregan los familiares, amigos y medios de comunicación.

Pero de nuevo en junio de 2020, la Corte Suprema detuvo otra ejecución en Texas por el mismo motivo: el condenado alegaba que se habían violado sus derechos religiosos.

¿En qué afecta al proceso que el pastor toque al reo?

En esa orden de 2020, la corte pedía a las cortes inferiores que determinaran "si habría problemas de seguridad serios si a un preso se le permitiera tener a su consejero espiritual en su presencia inmediata durante la ejecución".

Este abril, el TDCJ volvió a revisar su política de ejecuciones y permitió de nuevo el acompañamiento del pastor o consejero espiritual en la sala donde se hace la ejecución, con una serie de requisitos: un proceso de verificación, una revisión de antecedentes y una orientación del estado.

Sin embargo, y este es el punto de conflicto en el caso de Ramírez, no permiten que los consejeros espirituales que no trabajan para el TDJC toquen a los prisioneros mientras son ejecutados. Tampoco está autorizado que se rece en voz alta durante el proceso.

El argumento de los funcionarios de prisiones en estos casos es que hay riesgos de seguridad y de que se interrumpa o perturbe el proceso.

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En el litigio, Texas también ha señalado que cree que la petición de Ramírez es una maniobra para tratar de aplazar su ejecución y dilatar el proceso todo lo posible.

El último caso: Ruben Gutiérrez

Lo que decida la Corte Suprema en el caso de Ramírez será clave para otros, como el de Ruben Gutiérrez, de 44 años, el último reo al que el Alto Tribunal ha salvado -por ahora- de la ejecución por el conflicto con el acompañamiento religioso en Texas.

Un juez falló a favor del pedido de Gutiérrez, que alegó que el estado de Texas estaba violando su libertad religiosa al rechazar una solicitud para que su sacerdote le tocara el hombro, orara en voz alta y le diera la extremaunción al momento de ser ejecutado.

Gutiérrez, condenado a la pena capital por matar en 1998 a una mujer hispana de 85 años en Brownsville, Texas, ya consiguió suspender su ejecución en junio de 2020 a una hora de morir también por una apelación para que un pastor estuviera junto a él durante el proceso.

<b>Ángel Díaz, ejecutado con inyección letal el 13 de diciembre de 2006 en Florida.</b> Después de la primera inyección que se administró en la ejecución, Díaz se movía, entrecerraba los ojos y hacía muecas intentando hablar. Luego se administró una segunda dosis y pasaron 34 minutos antes de que fuera declarado muerto. Con la autopsia se descubrió que los catéteres intravenosos (que habían sido insertados en ambos brazos) estaban mal colocados, por los que los químicos letales se inyectaron en tejidos blandos en lugar venas. Dos días después de la ejecución el entonces gobernador Jeb Bush suspendió temporalmente todas las ejecuciones en el estado y nombró una comisión "para considerar la humanidad y la constitucionalidad de las inyecciones letales".
<b>Ronald Bert Smith, Jr. Ejecutado con inyección letal el 8 de diciembre de 2016 en Alabama.</b> Ronald Smith (ex explorador águila y reservista del ejército) fue declarado culpable del asesinato de un empleado de una tienda en 1994. El jurado en su juicio votó 7-5 recomendando un castigo de cadena perpetua. Alabama, sin embargo, no requiere unanimidad ni voto mayoritario antes de que el juez pueda condenar a un acusado a muerte. Smith se sacudió, jadeó y tosió mientras luchaba por respirar durante 13 minutos después de que se administraran los medicamentos letales, y la muerte se declaró 34 minutos después de que comenzara el proceso. También "apretó los puños y levantó la cabeza durante la primera parte del procedimiento". Alabama utilizó el polémico sedante Midazolam en la ejecución.
<b>Clayton D. Lockett, ejecutado con inyección letal el 29 de abril de 2014 en Oklahoma. </b>Una hora después del comienzo de la ejecución, la gobernadora Mary Fallin fue notificada de que el verdugo estaba teniendo problemas para encontrar una vena utilizable, pero ella no intervino. Después de una hora, finalmente se encontró una vena en el área de la ingle. Diez minutos después de la administración del primer fármaco, el sedante midazolam, el médico que supervisaba el proceso (cuya propia presencia violaba los estándares éticos de varias organizaciones médicas) anunció que el recluso estaba inconsciente y por lo tanto listo para recibir los otros dos fármacos letales. Tres minutos después de que se inyectaran las dos últimas drogas, "comenzó a respirar pesadamente, retorciéndose en la camilla, apretando los dientes y esforzándose por levantar la cabeza de la almohada". Murió 43 minutos después de comenzada la ejecución.
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<b>Brian Keith Terrell. Ejecutado con inyección letal el 9 de diciembre de 2015 en Georgia. </b>“Tardó una hora en que la enfermera asignada a la ejecución introdujera las agujas intravenosas en los dos brazos del condenado. Finalmente, tuvo que poner una en su mano derecha. Este hizo varias muecas, aparentemente con dolor”, explicó un diario local de Georgia.
<b>Joseph R. Wood, ejecutado con inyección letal el 23 de julio de 2014 en Arizona</b>. Después de que los productos químicos se inyectaron, Wood repetidamente jadeó durante una hora y 40 minutos antes de ser declarado muerto. Los abogados de Wood presentaron una apelación de emergencia a un Tribunal Federal del Distrito y realizaron una llamada telefónica al juez de la Corte Suprema, Anthony Kennedy, en un intento por detener la ejecución fallida. Mientras tanto, un portavoz de la oficina del Fiscal General de Arizona afirmó que Wood estaba dormido y simplemente roncaba. 
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<b>Brandon Joseph Rhode, ejecutado con inyección letal el 27 de septiembre de 2010 en Georgia.</b> Después de que la Corte Suprema rechazara sus apelaciones, necesitaron 30 minutos para encontrar una vena en la que inyectarle la mezcla de tres drogas que lo mató en 14 minutos. La ejecución había sido demorada seis días luego de que el condenado intentara suicidarse con una hojilla de afeitar.
<b>Romell Broom, intento de ejecución con inyección letal el 15 de septiembre de 2009 en Ohio.</b> Los esfuerzos para encontrar una vena adecuada para la ejecución terminaron después de más de dos horas sin poder encontrar una vena utilizable en los brazos o las piernas del condenado. Durante los esfuerzos fracasados, Romell Broom mostraba dolor. Después de la primera hora, en varias ocasiones Broom trató de ayudar a los verdugos a encontrar una buena vena. "En un momento dado, se cubrió el rostro con ambas manos y parecía estar sollozando, con el estómago agitado”, cuentan testigos. Finalmente, el gobernador de Ohio, Ted Strickland, ordenó que se detuviera la ejecución.
<b>Curtis Osborne, ejecutado con inyección letal el 4 de junio de 2008 en Georgia.</b> Después de un retraso de 55 minutos mientras la Corte Suprema de los Estados Unidos revisaba su última apelación, el personal médico de la prisión luchó durante 35 minutos para encontrar una vena. La muerte fue declarada 14 minutos después de que los medicamentos letales fueran administrados.
<b>John Hightower, ejecutado con inyección letal el 26 de junio de 2007 en Georgia.</b> Tomó aproximadamente 40 minutos para que las enfermeras encontraran una vena adecuada para administrar los productos químicos mortales, y la muerte no se pronunció sino hasta 59 minutos después del inicio del proceso de ejecución.
<b>Christopher Newton, ejecutado con inyección letal el 24 de mayo de 2007 en Ohio.</b> De acuerdo con la Associated Press, el ‘personal médico de la prisión’ en la Instalación Correccional del Sur de Ohio luchó por encontrar venas en cada uno de los brazos de Newton durante la ejecución. Newton, que pesaba 265 libras, fue declarado muerto casi dos horas después del inicio del proceso de ejecución.
<b>Joseph L. Clark, ejecutado con inyección letal el 2 de mayo de 2006 en Ohio</b>. Los técnicos de ejecución tardaron 22 minutos en encontrar una vena adecuada para la inserción del catéter. Tres o cuatro minutos después, cuando la vena colapsó y el brazo de Clark comenzó a hincharse, el hombre levantó la cabeza de la camilla y dijo cinco veces: "No funciona. No funciona". Las cortinas que rodeaban la camilla se cerraron mientras los técnicos continuaron otros 30 minutos buscando otra vena. Los testigos de la prensa informarían más tarde que oían "gemidos, gritos". Finalmente, la muerte se pronunció casi 90 minutos después de que la ejecución comenzó. 
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<b>Bennie Demps, ejecutado con inyección letal el 8 de junio de 2000 en Florida.</b> Los técnicos de ejecución tardaron 33 minutos en encontrar venas adecuadas. "Esto fue una carnicería", dijo Demps en su declaración final. "Tenía mucho dolor, me cortaron en la ingle, me cortaron en la pierna, yo estaba sangrando profusamente. Esto no es una ejecución, es un asesinato". Los verdugos no tuvieron problemas para encontrar una vena, pero debido a que el protocolo de Florida requiere un segundo goteo intravenoso alternativo, continuaron infructuosamente trabajando para insertar la segunda aguja. Abandonaron finalmente el esfuerzo después de sus fallas prolongadas.
<b>Christina Marie Riggs, ejecutada con inyección letal el 3 de mayo de 200 en Arkansas.</b> Riggs no apeló la condena y pidió ser ejecutada. El inicio del proceso se retrasó durante 18 minutos cuando el personal de la prisión no pudo encontrar una vena adecuada en sus codos. Finalmente, Christina Marie Riggs aceptó las peticiones de los verdugos de poner las agujas en sus muñecas. 
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<b>Stephen Peter Morin ejecutado con Inyección letal el 13 de marzo de 1985 en Texas.</b> The Associated Press informó que, debido a la historia de Morin de abuso de drogas, los técnicos de ejecución se vieron obligados a sondear ambos brazos de Morin y una de sus piernas con agujas durante casi 45 minutos, hasta encontrar una vena adecuada.
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Ángel Díaz, ejecutado con inyección letal el 13 de diciembre de 2006 en Florida. Después de la primera inyección que se administró en la ejecución, Díaz se movía, entrecerraba los ojos y hacía muecas intentando hablar. Luego se administró una segunda dosis y pasaron 34 minutos antes de que fuera declarado muerto. Con la autopsia se descubrió que los catéteres intravenosos (que habían sido insertados en ambos brazos) estaban mal colocados, por los que los químicos letales se inyectaron en tejidos blandos en lugar venas. Dos días después de la ejecución el entonces gobernador Jeb Bush suspendió temporalmente todas las ejecuciones en el estado y nombró una comisión "para considerar la humanidad y la constitucionalidad de las inyecciones letales".
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