Demonios de Tasmania nacen en estado salvaje por primera vez en 3,000 años

La reproducción de esta especie -considerada como un depredador nativo- podría ayudar a controlar poblaciones de gatos salvajes y zorros que cazan otras especies en peligro de extinción. Además, también son carroñeros, lo que sirve para mantener su entorno libre de enfermedades.

Por:
Univision

Siete demonios de Tasmania que nacieron en estado salvaje dentro de Australia continental por primera vez en más de 3,000 años representan la esperanza de que estos animales en peligro de extinción puedan iniciar una nueva población reproductora.

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Estos animales, mejor conocidos como joeys, nacieron en el Santuario de Vida Silvestre Barrington en Nueva Gales del Sur, según una publicación en la cuenta de Instagram de la ONG australiana Aussie Ark.


“Hemos estado trabajando incansablemente durante la mayor parte de los 10 años para devolver a los demonios a la naturaleza salvaje de Australia continental con la esperanza de que establezcan una población sostenible”, precisó la organización.

El demonio de Tasmania, considerado como el carnívoro marsupial superviviente más grande del mundo, se extinguió de este territorio al ser cazado por un tipo de perro salvaje conocido como dingos. Desde entonces han estado limitados al remoto estado insular de Tasmania.

Sin embargo, incluso de este territorio su población ha disminuido desde hace 30 años debido a una enfermedad tumoral facial que ha reducido el número de estos animales a menos de 25,000 en estado salvaje, de acuerdo con Reuters .

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La ONG había introducido 11 animales en la naturaleza en septiembre pasado, para completar 26 debido a un ingreso previo. En tan solo unos meses, los conservacionistas pudieron confirmar que las criaturas se reprodujeron con éxito, luego de identificar diminutos marsupiales dentro de las bolsas de las hembras.

Según CNN, la reintroducción de esta especie, -considerada como un depredador nativo- y su reproducción podría ayudar a controlar poblaciones de gatos salvajes y zorros que cazan otras especies en peligro de extinción. También son carroñeros, lo que sirve para mantener su entorno libre de enfermedades.

Omar Rodríguez, un empresario de 48 años, es el dueño de una manada de leones que vive en la azotea de una vivienda en Ciudad de México. 
<b>"Yo sí estoy bien consciente de lo que tengo, si no los manejas bien se vuelven bien incómodos, o sea no es un perro que puedas tener en la sala de tu casa"</b>, dijo Rodríguez a la agencia AFP.
La presencia de los felinos en una residencia fue denunciada por usuarios de redes sociales, lo que movilizó a los cuerpos de seguridad, ambientalistas y periodistas. El dueño de los animales, lejos de esconder la guarida de cemento que tiene en su techo, mostró los permisos correspondientes y dejó que algunos visitantes comprobaran con sus propias manos que son "inofensivos".
Rodríguez no dio detalles sobre el camino que recorrieron los animales hasta llegar a su casa de clase media en Ciudad de México. Dice que los compró y que uno de ellos llegó sin garras.
Primero tuvo a Nojoch, un león blanco (en la parte inferior de la foto) que adquirió de cachorro junto a Gorda, de pelaje café, ambos de año y medio. Después adquirió a Numbi (al fondo), una leona blanca, ahora de 8 meses. Los leones blancos son una subespecie muy rara en el mundo animal producto de un gen recesivo inhibidor del color, que está en peligro de extinción.
Nojoch, Gorda y Numbi viven en el techo de una casa de dos pisos con barrotes altos y reforzados. Tienen un cuarto "trampa" donde comen y duermen, y sirve para mantenerlos separados en caso de emergencia. "Nunca, nunca" ha habido ningún problema, asegura Rodríguez.
Los leones no pelean entre ellos y sorprendentemente tampoco con Nerón, un rottweiler también propiedad de Rodríguez. Este asegura que una vez los felinos protegieron al can de la amenaza de otro perro. Parte de la fórmula para que no sean agresivos, prosigue, es
<b> "convivir con ellos todos los días"</b>, además de "sobrealimentarlos" con más de 10 kilos de pollo a cada uno.
Rodríguez asegura que su principal motivación es conservacionista. "Yo quiero que mis nietos y los tuyos conozcan un león blanco", enfatiza. "Hay seres humanos que son más peligrosos", concluyó.
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Omar Rodríguez, un empresario de 48 años, es el dueño de una manada de leones que vive en la azotea de una vivienda en Ciudad de México. "Yo sí estoy bien consciente de lo que tengo, si no los manejas bien se vuelven bien incómodos, o sea no es un perro que puedas tener en la sala de tu casa", dijo Rodríguez a la agencia AFP.
Imagen ALFREDO ESTRELLA/Getty Images
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