Regresa la zona muerta al Golfo de México: este año es más grande que Connecticut

Se trata de una región de agua sin oxígeno que se encuentra frente a Louisiana y Texas, y donde no puede proliferar la vida marina. Este año es más grande que el promedio de los últimos cinco años anteriores.

Por:
Univision
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La llamada zona muerta del Golfo de México, una región de agua sin oxígeno que se encuentra frente a Louisiana y Texas, y donde no puede proliferar la vida marina, es más grande este verano que el promedio de años anteriores, según anunciaron en un informe científicos federales de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica ( NOAA)

Los científicos, determinaron que este año abarca unos 16,405 kilómetros cuadrados (6,334 millas cuadradas), un área un poco más grande que el estado de Connecticut.

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La zona muerta promedio del Golfo, basada en datos de los últimos cinco años, es de aproximadamente 13,934 kilómetros cuadrados (5,380 millas cuadradas).

Mapa de la zona de hipoxia medida del Golfo, del 25 al 31 de julio de 2021.
Mapa de la zona de hipoxia medida del Golfo, del 25 al 31 de julio de 2021.
Imagen (LUMCON / NOAA)

Debido a que dimensión del área este año es tres veces mayor a la de 2020 y varía mucho con respecto a otros años, la NOAA afirma que el promedio de varios años “capta la verdadera naturaleza dinámica de la zona”.

“La distribución del oxígeno disuelto en el agua en baja cantidad fue inusual este verano”, declaró Nancy Rabalais, la principal investigadora. “Las condiciones de niveles bajos de oxígeno ocurrieron en aguas muy próximas a la costa y muchas observaciones mostraron una falta de oxígeno casi total”.

¿Cuáles son las causas?

También conocida como hipoxia, este fenómeno se crea por la escorrentía de nutrientes, principalmente por la aplicación excesiva de fertilizantes en los campos agrícolas a lo largo del río Mississippi durante la primavera y que terminan siendo vertidos al mar a través de su delta en Louisiana.

Los nutrientes como el nitrógeno pueden alimentar el crecimiento de las algas, y cuando las algas mueren, su descomposición consume oxígeno más rápido de lo que puede bajar de la superficie. Como resultado, los peces, camarones y cangrejos pueden asfixiarse y morir.

Las actividades humanas en las zonas urbanas y agrícolas en toda la cuenca del río Mississippi son la causa principal de la “zona muerta” anual. Un exceso de nutrientes fluye hacia el Golfo de México y estimula el crecimiento excesivo de algas, que mueren y se descomponen. Las algas agotan el oxígeno conforme se hunden al fondo.

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La descarga del río hacia el Golfo de México fue mayor a lo normal durante tres semanas antes de que comenzara el estudio de una semana el 25 de julio. Este fue realizado por científicos de la Universidad Estatal de Luisiana y del Consorcio Marino de Universidades de Luisiana.

La NOAA destacó las acciones para reducir la escorrentía de fertilizantes y otros contaminantes que contribuyen a la zona hipóxica. Radhika Fox, administradora adjunta para el agua de la Agencia de Protección Ambiental (EPA por sus siglas en inglés), dijo que también es necesario tomar en cuenta el cambio climático para lograr avances.

“Este año hemos visto una y otra vez la profunda repercusión que el cambio climático tiene en nuestras comunidades, desde una sequía histórica en el oeste hasta eventos de inundaciones”, señaló Fox. “El clima está vinculado directamente con el agua, incluyendo el flujo de la contaminación de nutrientes hacia el Golfo de México”.

Los niveles de oxígeno en los océanos a nivel mundial han disminuido un 2% entre 1960 y 2010 y se prevé que para el año 2100 esa cantidad se reduzca entre un 3% y un 4% adicional a causa del calentamiento global. Esto traería consecuencias dramáticas para la vida humana y el entorno natural.
Estos datos forman parte de un alarmante informe titulado "La desoxigenación de los océanos: un problema de todos" que fue presentado este sábado en la XXV Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, en Madrid (COP25).
El informe, presentado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés), asegura que el oxígeno en los océanos se está perdiendo a un ritmo sin precedentes, con la proliferación de "zonas muertas" y cientos de áreas en peligro.
La pérdida de oxígeno oceánico está estrechamente relacionada con el calentamiento y la acidificación de los océanos causados por el aumento de dióxido de carbono (CO2), derivado a su vez de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y de la llamada fertilización de los océanos.
En un planeta cada vez más caliente también se calientan las aguas. El agua más cálida retiene menos oxígeno y el calentamiento causa estratificación, por lo que hay menos mezcla vital de las capas ricas y pobres en oxígeno.
Pero la agricultura intensiva también juega un papel importante. Cuando el exceso de fertilizantes artificiales de los cultivos o el estiércol de la industria cárnica pasan de la tierra hacia los ríos y mares, alimentan a las algas y estas florecen, provocando luego el agotamiento del oxígeno a medida que se descomponen.
La sobrepesca, así como la creciente marea de plásticos, microplásticos y otros contaminantes, ya afecta severamente a los océanos, que son aproximadamente un 26% más ácidos que en épocas preindustriales, debido a la absorción del exceso de dióxido de carbono en la atmósfera.
Los tiburones, el atún, el pez espada y otras especies de peces grandes corren un riesgo mayor, dijeron los científicos, ya que necesitan más oxígeno para sobrevivir. La evidencia muestra que los bajos niveles de oxígeno los obligan a moverse hacia la superficie y hacia áreas menos profundas, donde son más vulnerables a la pesca.
Según el informe, el promedio mundial de desoxigenación esconde cambios locales que podrían ser más severos en latitudes medias o altas. De esta forma, algunas simulaciones de modelos océanicos proyectan para el año 2100 una disminución de hasta un 7% en los niveles de oxígeno en un escenario sin cambios.
El estudio presentado en la Cumbre del Clima en Madrid identificó más de 900 zonas costeras y mares semicerrados en todo el mundo que son objeto de los efectos de la eutrofización (enriquecimiento excesivo de las aguas con nutrientes o materia orgánica). De ellas, más de 700 tienen problemas de hipoxia (falta de oxígeno).
El volumen de aguas completamente agotadas de oxígeno se ha cuadruplicado en las últimas décadas, según el informe.
Los investigadores señalan que la combinación de la hipoxia inducida por la eutrofización se puede revertir si se adoptan las medidas necesarias, pero la hipoxia causada por el calentamiento global es más difícil de combatir.
El Mar Báltico y el Mar Negro son los mayores ecosistemas marinos semicerrados cuyo contenido de oxígeno es bajo. Entre los últimos 50 y 100 años la desoxigenación también se ha expandido en la mayor parte del Atlántico e incluso en los mares conectados, como el Mediterráneo.
Proteger la vida marina podría ayudar a que los océanos funcionen mejor, absorbiendo más carbono y proporcionando barreras contra el aumento del nivel del mar y las marejadas ciclónicas, como son los manglares y los arrecifes coralinos.
Para la experta Lisa Levin, "sí existen soluciones", pero estas pasan necesariamente por una "mayor ambición" en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, un objetivo que está en manos de los gobiernos "a través de múltiples vías". Levin también apuntó a la necesidad de reducir los vertidos procedentes de la agricultura, la industria o las aguas residuales y evitar "otras fuentes de estrés para los océanos", como la contaminación y la sobrepesca.
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Los niveles de oxígeno en los océanos a nivel mundial han disminuido un 2% entre 1960 y 2010 y se prevé que para el año 2100 esa cantidad se reduzca entre un 3% y un 4% adicional a causa del calentamiento global. Esto traería consecuencias dramáticas para la vida humana y el entorno natural.
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