Carlos Ochoa Delgado nació en Sinaloa en marzo de 1982. En esa época, su padre y su tío ya habían hecho un imperio con una cadena de restaurantes llamada El Pollo Loco. Tenían 85 sucursales en México y habían inaugurado una más en la calle Alvarado de Los Ángeles, California. Las interminables filas de clientes confirmaban que también al otro lado de la frontera les gustaba su característico marinado.
La 'oveja negra' de la familia que fundó El Pollo Loco: traficó droga para el Cartel de Sinaloa y ahora se arrepiente
Carlos Ochoa, mejor conocido como ‘Camilo Ochoa’, habló con Univision Noticias sobre sus orígenes en el seno de una familia de empresarios reconocidos y por qué dejó todo para volverse narco. En 2014 se unió al Cartel de Sinaloa, lo arrestaron y pasó siete años en la cárcel. Al salir, dice, se alejó del crimen organizado.

Ochoa era el nuevo integrante de una familia de origen humilde que hizo una fortuna vendiendo pollos asados a la parrilla. “Tuve una infancia de lujos, de viajes, de abundancia; en los mejores colegios, las mejores ropas, vacaciones, los mejores viajes”, cuenta en una entrevista con Univision Noticias.
“Mi tío Pancho es el fundador de la compañía de El Pollo Loco. Él fue el primero que puso El Pollo Loco en Guasave, Sinaloa, en 1975; y de ahí mi papá se une en 1976. Pero mi padre fue el visionario que la llevó a grandes escalas”, describe lo que lograron, prácticamente de la nada, su tío Francisco ‘Pancho’ Ochoa y su padre Jaime Ochoa.
“Vengo de una familia de empresarios muy exitosos, de mucho renombre", dice orgulloso.

Desde que tenía ocho años él visitaba la oficina de su padre y se ponía a cobrar en la caja. Aprendió a partir pollos, marinarlos y asarlos. En su adolescencia tuvo un puesto formal, pero su primer cheque fue de solo 300 pesos (17 dólares), porque le restaron los platillos que se comió y el uniforme. Fue una lección que le dio su padre para que aprendiera a valorar y manejar cada aspecto del negocio.
Jaime Ochoa, quien abrió el segundo restaurante El Pollo Loco en San Luis Potosí en 1976, soltó su participación en la compañía de su familia en la década de 1990 y fundó otras empresas que a la fecha siguen manejando sus herederos. Falleció hace unos meses .
Su hijo Carlos Ochoa, ‘Carlangas’, como le decía de cariño, administraba en 2004 los negocios de la familia en Nuevo Laredo, Tamaulipas, cuando sucedió un traumático incidente que le cambió la vida. Al volver a su casa de una fiesta, decenas de hombres con uniformes policiales irrumpieron en la residencia, según su relato. “Somos Los Zetas, ya te llevó la chingada”, le gritaron empuñando sus armas. “Me esposan y empiezan las negociaciones con mi papá”, cuenta.
Estuvo siete días en cautiverio, hasta que pagaron un rescate. “Me torturaron el primer día... Para intimidar, para meter miedo y la desesperación de mi padre... Siempre pensé que me iban a matar”.

Durante un año, Carlos Ochoa, su esposa y sus hijos se refugiaron en Guasave, Sinaloa. Una vez que se repuso de las secuelas físicas y psicológicas volvió a lo suyo y abrió una sucursal de El Pollo Loco en Ciudad Obregón, Sonora. Sin embargo, poco después dejó su vida como empresario para volverse la oveja negra de su familia. Terminaría en la cúpula del sanginario Cartel de Sinaloa y luego en una lúgubre cárcel mexicana.
“Me empieza a ir muy bien en el negocio, pero yo ya traía la inquietud de meterme a lo chueco. Le vendo el negocio a un hermano y de ahí me voy a Guadalajara. Ahí empieza mi carrera delictiva”, relata.
“No me metí al narcotráfico orillado porque estaba pasando hambre. No, nada de eso... Yo me meto al crimen organizado por adrenalina, después de un secuestro”.
El Pollo Loco no ha sido vinculado a ninguna actividad criminal
Todos los hermanos Ochoa, incluso amigos y compadres, abrieron restaurantes El Pollo Loco por todo México en la década de 1970. Algunos, con el tiempo, le cambiaron el nombre, para dar inicio a otras cadenas exitosas.
La expansión hacia Estados Unidos comenzó con el pie de derecho en los ochenta. “Si el coronel supiera la receta de El Pollo Loco ya fuera general”, era una de sus frases publicitarias al llegar a Los Ángeles en los ochenta. Se referían al coronel Sanders de Kentucky Fried Chicken (KFC), que veían como principal competidor.
“En tres años teníamos 14 (locales) Pollo Loco abiertos y tres en construcción”, relató Francisco Ochoa, el fundador de la cadena, en una entrevista en el canal de YouTube de Nayo Escobar.
Esa aventura empresarial tuvo un tropiezo por supuestos malos manejos de quien llevaba las finanzas y en agosto de 1983 tuvieron que vender los restaurantes de Estados Unidos para salir de una deuda millonaria.

Desde entonces los Ochoa solo administran las sucursales de México y una corporación separada se encarga de los establecimientos de EEUU. Hay un acuerdo para que cada quien explote la imagen en su respectivo territorio. La familia Ochoa tiene locales en Nuevo León, Coahuila, Tamaulipas, Michoacán y Sinaloa.
Mientras que El Pollo Loco Holdings Inc. emprendió un proyecto más ambicioso y ahora posee 490 restaurantes en California, Arizona, Nevada, Texas, Utah y otros 10 estados. El corporativo estadounidense facturó 114.5 millones de dólares en el primer trimestre del año, un ligero aumento comparado al mismo período de 2022, según informó la empresa en su página de internet.
Es importante subrayar que las empresas El Pollo Loco, tanto la de México como la de EEUU, no han sido vinculadas a ninguna actividad criminal. Carlos Ochoa afirma que jamás involucró a sus familiares en sus negocios ilícitos.
No fue posible contactar a Francisco Ochoa y a sus hermanos, dueños de El Pollo Loco en México. Univision Noticias pudo enviarle a la compañía un correo electrónico explicando el ángulo de esta historia y solicitando un comentario de su parte. Pero hasta la publicación de este artículo no hubo una respuesta. Al momento, ningún miembro de esta familia ha salido a desmentir lo que ha dicho Carlos Ochoa en las redes sociales.
Por su parte, El Pollo Loco Holdings Inc. declinó comentar para esta nota. “En respuesta a la solicitud que nos envió, El Pollo Loco no tiene nada que compartir públicamente”, dijo una vocera, quien aclaró que la de EEUU es, desde la década de 1980, una organización separada a la de México.
El Pollo Loco Holdings Inc., que actualmente es la principal cadena de restaurantes de pollos a la parrilla de EEUU, sigue usando la imagen de Francisco Ochoa para destacar sus orígenes. “De Sinaloa a la calle Alvarado”, se lee en su portal de internet, que incluye fotografías en blanco y negro de los primeros locales en México. “Pancho Ochoa vendió todo y abrió el primer El Pollo Loco en su antigua zapatería”, dice un pie de foto.
Trabajando para el Cartel de Sinaloa
Por recomendación de otros narcotraficantes Carlos Ochoa dejó de usar su nombre real y se presentaba ante sus proveedores colombianos como ‘Camilo Ochoa’. Dice que lo hizo para que no lo identificaran plenamente y para deslindar por completo a su familia de lo que él estaba haciendo.
Ochoa trabajó varios años como distribuidor independiente. Compraba cocaína en Sudamérica y los cargamentos pasaban por Colombia, Venezuela y Guatemala. Su principal centro de operaciones estaba en la Ciudad de México. No revela más. “Yo hacía lo mío, yo traficaba por lo mío, yo hacía mis propios negocios”.
En 2014, un conocido suyo lo llevó a Culiacán, Sinaloa, para que se reuniera con Dámaso López Núñez, alias ‘El Licenciado’, mano derecha de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, cofundador del Cartel de Sinaloa.
"Estando en la plática con Dámaso me dice: Quédate aquí en Culiacán, vamos a trabajar, vamos a hacer todo esto, vamos a poner un laboratorio. Empiezo yo nada más en cuestión de logística, en cuestión de negocios", cuenta en la entrevista con Univision Noticias.
Ochoa afirma que un tiempo fue “jefe de plaza” en Mazatlán de la facción de López Núñez, conocida como 'Los Damasos'. La otra parte de la ciudad estaba en manos de los hijos de ‘El Chapo’.
En un condominio de esa ciudad costera, en la madrugada del 22 de febrero de 2014, un comando de marinos mexicanos y elementos de la agencia antinarcóticos DEA capturaron a Guzmán. Un año después el capo se fugó de una prisión de máxima seguridad, en 2016 lo recapturaron en Los Mochis (Sinaloa) y en enero de 2017 lo extraditaron a EEUU.
Tras la caída de ‘El Chapo’, López Núñez les declaró la guerra a los cuatro hijos de su compadre.
Ochoa cuenta que 'El Licenciado' le pidió que comenzara a “levantar” (secuestrar) a los aliados de ‘Los Chapitos’. “Es cuando entro a Mazatlán a sacar a esa gente que supuestamente se le había volteado, pero ya después me entero cómo estaba trabajando Dámaso… Yo sabía quiénes eran los dueños del cartel”, dice refiriéndose a la familia Guzmán.
Ochoa fue arrestado en Mazatlán el 7 de agosto de 2015 y fue sentenciado por posesión ilegal de un arma de uso exclusivo del ejército (un rifle AR-15) y cartuchos. Él dice que los barrotes de la prisión no detuvieron sus actividades. “En la cárcel yo seguía operando”, revela. En un video que publicó en una red social se observa que habría vivido con ciertos privilegios tras las rejas. Su celda tenía un armario, una televisión y una cama. Con un celular (cuya posesión en un penal está prohibida) grabó las bolsas con platillos de El Pollo Loco que le mandó su madre.
‘El Licenciado’ ordenó que lo mataran en la prisión, pero el intento falló, dice Ochoa. López Núñez fue arrestado en la Ciudad de México en mayo de 2017. Lo extraditaron y en enero de 2019 fue testigo estrella en el juicio de ‘El Chapo’ en Brooklyn. Su declaración contribuyó a que lo sentenciaran a cadena perpetua. Fue la misma condena que recibió ‘El Licenciado’, pero después le rebajaron el castigo y ahora su información no aparece en sistema de prisiones de EEUU. Es posible que sea un testigo protegido.
La influencia criminal de los hijos de ‘El Chapo’ tuvo un ascenso meteórico desde 2019 y ahora gobiernan la facción más poderosa del cartel y encabezan el tráfico del mortal fentanilo en México, según la DEA.

La salida de ‘Camilo Ochoa’ del narcotráfico
Estando en prisión, Jaime Ochoa enfermó de gravedad por complicaciones cardiacas y su hijo le pidió un insólito favor al director del penal: que le permitiera salir un día para visitarlo. "Cuando voy de regreso a la cárcel es cuando yo decido dejar eso. Al ver a mi padre fue un dolor muy grande. Y aparte que mis hijas también me lo reclamaron. Muchísimas cosas. Fue lo que hizo que ya de plano dejara el narcotráfico".
Salió del penal el 23 de abril de 2022. Al mes siguiente, Ochoa narraba por primera vez su historia en el canal del youtuber conocido como ‘Gusgri’. "Yo la cuento para que, si a mí me vieran en Mazatlán, no fueran a pensar: Aquí anda 'Camilo' otra vez, a lo mejor viene a querer pelear o algo. Que supieran cuál fue la realidad, cuál fue el pleito que yo tuve, contra quién fue. Que fue contra Dámaso y nunca contra los hijos de 'El Chapo'".
Según él, pudo salir del cartel porque comenzó distribuyendo droga por su cuenta y por haberse revelado contra una facción que ya no opera. “Cuando trabajas independientemente eres libre de hacer lo que tú quieras, siempre y cuando no pongas (delates) gente”, explica.
Hace unas semanas Ochoa reveló la parte de su vida que había mantenido oculta: que su familia había fundado El Pollo Loco. “Al sol no lo puedes tapar con un dedo. La gente empieza a rascar y la gente fue la que se empezó a dar cuenta de quién soy... Mi padre nunca me negó, yo no voy a negar quién es mi padre... Pero siempre deslindado completamente a mi familia de lo que yo he hecho, de lo que han hecho ellos. Yo no tengo la culpa de haber nacido en la familia que nací”.
Jaime Ochoa le ofrecía toda su fortuna a su hijo a cambio de que se saliera del narco, pero nunca aceptó. Ahora él se arrepiente de haberse perdido los últimos años de la vida de su padre, quien falleció poco después de su salida de la cárcel.
Ahora él comparte su vida para que otros no sigan sus pasos. “Yo lo que le digo a la gente es: (el narco) no es como lo ven en la tele, no es como lo ven en las series… No te va a dejar nada bueno… Estando en la cárcel me doy cuenta del dolor, del daño que les haces a los padres, que les haces a los hijos, que les haces a todo mundo. Entonces, no vale la pena”, asegura.
“Mi padre siempre estuvo conmigo cuando yo más lo necesité. Pero yo no pude estar con él cuando más me necesitó”.




























