Se puede salir del infierno de las pandillas: el caso de Henry Ortiz, que ahora ayuda a otros jóvenes

Ortiz encontró tierra fértil en una localidad de California para desarrollar el mejor talento que tiene: aconsejar a jóvenes para que no cometan los mismos errores que él, es decir, involucrarse en pandillas, consumir drogas y crímenes. A través del afamado programa nacional de Families & Parents de San Joaquín interviene en disputas de violencia doméstica, peleas en las escuelas y pandillas.

Por:
Jorge Macías.
Henry Ortiz, coordinador de programas en la organización Parents & Families de San Joaquín.
Henry Ortiz, coordinador de programas en la organización Parents & Families de San Joaquín.
Imagen Jorge Macías

A Henry Ortiz la vida le ha dado una gran oportunidad de reivindicarse consigo mismo y con la sociedad. Encontró que los traumas de su infancia y el desamor de su padrastro lo orillaron a un mundo oscuro de perdición.

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En el año 2000, Henry Ortiz fue acusado de homicidio involuntario del propietario de una licorería en Stockton, California. Junto con él fueron puestos tras las rejas otros dos jóvenes hispanos.

“Por respeto a la familia de la víctima no quisiera hablar de aquel suceso”, dice el hombre de 38 años. “Miles de jóvenes que están encarcelados en el país y en California no entienden el porqué de su comportamiento violento”.

Su vida detrás de los barrotes de las cárceles de Folsom, Calipatria y el Centro de Detención de Adelanto, le llevó a la conclusión de que el amor es una medicina para el dolor, los traumas y la violencia en la que se involucró.

Recuerda que sufrió golpes por parte de su padrastro. Era castigado a cintarazos por cualquier travesura cometida. “Creo que él me pegaba, pero no con el intento de abusarme”, dijo. “Era la tradición mexicana de que sin golpes el niño no entiende; se le tiene que pegar para que uno aprenda”.

Aquel chico quedó traumado, lleno de rencor y con deseos de venganza. Tuvo su primera pelea en la escuela durante el segundo grado de primaria. Y, de los golpes nació su odio hacia las personas.

“Mi padrastro era un buen hombre; nunca había tenido hijos hasta que se juntó con mi madre y me daba mis golpizas para apaciguarme”, narró. “A los 8 años me dije a mí mismo que cuando creciera, ningún cabrón me faltaría al respeto y me lo iba a chingar…Y con esa creencia me fui a la escuela”.

Y, sin decir nada a nadie, se prometió a sí mismo que quien lo intentara agredir más lo pagaría. Henry se salía de clases, era castigado, enviado a centros de detención juvenil. A los 12 años decidió meterse en una pandilla, y a los 16 fue balaceado. Dos años más tarde fue acusado de participar en un asesinato involuntario.

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En libertad

Gracias a los beneficios de ley AB 109 o Proposición 47 de California, Ortiz fue liberado en noviembre de 2017, ocho meses antes de cumplir una sentencia de 20 años en prisión.

Hoy, Ortiz es coordinador de programas en la organización sin fines de lucro Parents & Families de San Joaquín y en un programa de autoconciencia y recuperación donde trabaja para evitar que los jóvenes de Stockton se involucren en grupos delincuenciales callejeros, sean presas de las drogas y cometan delitos.

“Nosotros nos involucramos en problemas de violencia doméstica, pleitos en las escuelas y pandillas, antes que intervenga la policía”, dijo.

Ahora que está libre se dedica en cuerpo y alma al rescate de jóvenes que están a punto de perderse en el mundo de la violencia, las drogas y la muerte.

“En mis tiempos en la prisión descubrí que el amor es una medicina para el dolor, el trauma y la violencia”.

Evelyn Cruz, psicoterapeuta familiar indica que la historia de Henry es “común” en la comunidad latina, donde a lo largo de los años ha prevalecido el castigo físico y emocional.

“Los niños pueden crecer siendo sumisos y desarrollar miedo a figuras paternas y de autoridad”, dijo Cruz. “Otra parte es la rebelión y respuestas agresivas de violencia, porque es lo que han recibido en su casa y guardan sentimientos de enojo, culpa e impotencia al no poder defenderse; por ello buscan apoyo fuera del hogar y su escape falso son las pandillas que los lleva a conductas delictivas y a cometer algún tipo de delitos que los lleva a la cárcel, un hospital o centros de recuperación de drogas”.

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Estimaciones del Departamento de Justicia de California señalan que en este estado hay aproximadamente 300,000 miembros de pandillas y la zona Los Ángeles ha sido reconocida como el epicentro de la actividad criminal de pandillas en el país.

En el área de responsabilidad de la Oficina del Buró Federal de Investigaciones (FBI) que comprende siete condados: San Luis Obispo, Santa Bárbara, Ventura, Los Ángeles, Riverside, San Bernardino y Orange, se calcula que hay hasta 175,000 pandilleros.

Además, muchas pandillas que hoy tienen presencia en todo el país, como los Bloods, los Crips, Mara Salvatrucha (MS-13) y la Calle 18, tienen sus raíces hasta Los Ángeles.

Paz entre Sureños y Norteños

En el video “retrato de un pandillero” se narra la historia de la pandilla Vicky’s Town a la que perteneció Henry y que se fundó en el Este Los Ángeles y se expandió al este y sur de la Bahía de San José y hasta el estado de Oaxaca, en México.

“Había muchos [pandilleros] Norteños que se metían en broncas con los paisanos mexicanos y Sureños”, dijo Henry. “Muchos paisanos mexicanos eran solo inmigrantes; había que defenderlos y yo tuve que alinearme con los Sureños, porque éramos muy pocos”.

Sin embargo, aclara que, en la actualidad, Norteños y Sureños han hecho las paces después de casi 40 años y varias generaciones de guerra en las calles.

“Nosotros éramos jóvenes traumados y quebrantados por la pobreza y la discriminación en el barrio y casi todos terminamos encarcelados”, dijo. “Ahora varios de nosotros después de 20 años nos hemos unido en California para cambiar las leyes del sistema criminal que afecta más a la gente de color, y asegurar que algún día estas personas se reúnan con su familia y tengan una segunda oportunidad”.

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Rukelt Dalberis, portavoz del FBI en Los Ángeles, refirió que las estadísticas nacionales más recientes de pandillas y pandilleros corresponden a 2015.

En el país, están criminalmente activas unas 33,000 pandillas callejeras violentas, pandillas de motociclistas y pandillas de prisiones. Muchos son sofisticadas y bien organizada, y todas usan la violencia para controlar los vecindarios e impulsar sus actividades ilegales para ganar dinero, que incluyen robo, tráfico de drogas y armas, prostitución y tráfico de personas, y fraude. Muchos pandilleros continúan cometiendo crímenes incluso después de ser enviados a la cárcel.

En prisión, Henry Ortiz comenzó a tener conciencia de sí mismo y a recuperarse, e investigó por qué se había convertido en un pandillero violento. Su respuesta fueron sus traumas de la infancia.

Comenzó a construir talleres de recuperación para ayudar a otros presos y encontró que el problema de miles de ellos no eran las drogas o la criminalidad, sino los traumas de vivir en ambientes de pobreza y carencia de afecto de los padres.

“Eran cientos de hombres que fueron abandonados moralmente, psicológicamente y abusados físicamente, sexualmente y que carecieron de amor como yo”, dijo. “Esas eran las mayores causas por las que se involucraron en pandillas; también, la mayoría fueron testigos en su infancia de la violencia doméstica en sus hogares”.

Justamente, Eric Zúñiga, de 18 años es uno de muchos jóvenes que ha rescatado Henry de las drogas y los grupos delincuenciales.

“Cuando estaba chiquito no tenía a nadie con quien hablar; eso me causaba enojo en mis clases y de allí, los maestros me enviaban como castigo frente a la pared”, contó Eric. “Así me hice malo, peleaba y me expulsaban o me enviaban a la casa, pero allí no había nadie porque mis papás se iban a trabajar y luego yo comencé a juntarme con otros niños que hacían cosas malas y que tampoco tenían nada de amor como yo”.

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Gracias a la ayuda de Henry, Eric también se dedica a intentar salvar a otros jóvenes.

“No quiero que criminalicen a más jóvenes; quienes los castigan no entienden todo lo que han sufrido desde pequeños y no saben cómo ayudarles a resolver los conflictos’, dijo.

Aliyia Cunningham fue recluida en un centro de detención juvenil y puesta en libertad condicional por un año. En la foto Aliyia y Henry Ortiz.
Aliyia Cunningham fue recluida en un centro de detención juvenil y puesta en libertad condicional por un año. En la foto Aliyia y Henry Ortiz.
Imagen Jorge Macías.

El modelo de trabajo de Parents & Families de San Joaquín implementado por Henry Ortiz, así como su programa de autoconciencia y recuperación -basado en el amor y servicios de salud mental- está cambiando la vida de la jovencita Aliyia Cunningham, de 14 años.

A la edad de 12 años, la niña fue testigo de la muerte de su hermano, Derek, quien perdió la vida accidentalmente de un balazo, cuando filmaba un video con un pandillero, en 2018.

“Cuando abrí la puerta lo vi tirado en el piso”, dijo la niña.

“Vino la policía y les pedí que lo ayudaran. Ellos dijeron que no podían hacer nada, porque de todos modos se iba a morir en menos de 20 minutos”.

El trauma de la muerte de su hermano, el dolor y coraje contra las autoridades, así como la pobreza de su familia orillaron a la niña a cometer hurtos. A los 13 años fue sorprendida robando ropa. Fue recluida en un centro de detención juvenil y puesta en libertad condicional por un año.

“A Aliyia ya la sacamos del sistema de libertad condicional y la metimos en un programa de boxeo para que se desahogue su rencor contra la policía”, dijo Ortiz. “También con el amor de su madre Christina, la niña se está recuperando muy bien”.

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Luego de ser liberado, Adrián Vásquez se ha reintegrado exitosamente a la sociedad y logró retomar sus metas. Su primer trabajo fue en "Clothes The Deal", una organización sin fines de lucro que provee ropa apropiada a personas de escasos ingresos o previamente encarceladas. En la actualidad, es el vicepresidente. Este video es parte del proyecto 'Segunda Oportunidad'.
Video Estuvo 20 años en prisión y ahora ayuda a otras personas a que recuperen su dignidad
<b>No cometer nuevos delitos, pagar las deudas de la corte y de restitución a las víctimas</b> y reportarse una vez al mes con la oficina de supervisión (Probation Department) del distrito en el cual fue liberado. La primera visita debe ocurrir 
<a href="https://www.univision.com/noticias/especiales/que-hacer-durante-las-primeras-72-horas-despues-de-salir-de-prision-fotos">antes de las 72 horas de haber salido de prisión</a>. El oficial de libertad condicional define si la forma regular de reportarse debe ser en persona –en la oficina o en algún lugar de la comunidad–, por teléfono, por escrito o por correo electrónico.
<b>No salir del distrito judicial donde está autorizado a residir</b>, a menos que se obtenga un permiso del tribunal o del oficial de libertad condicional. Debe vivir en un lugar aprobado por el oficial de libertad condicional. Cualquier cambio de residencia o de la configuración del grupo familiar donde vive debe notificarse al oficial de libertad condicional con 10 días de antelación. Si no se tiene conocimiento del cambio con anterioridad, informarlo dentro de las 72 horas siguientes.
<b>Permitir que el oficial de libertad condicional lo visite</b> en cualquier momento, sea en su hogar o en otro lugar, y retire elementos que estén a la vista que considere prohibido. 
<a href="https://www.univision.com/noticias/especiales/para-los-hispanos-es-mas-duro-el-primer-ano-al-salir-de-prision-algunos-datos-para-entender-como-es-esta-segunda-oportunidad">Para los hispanos suele ser más duro el primer año después de salir. </a>
<b><a href="https://www.univision.com/noticias/especiales/una-tienda-de-segunda-mano-da-trabajo-a-mujeres-que-acaban-de-salir-de-prision-y-un-programa-las-ayuda-a-no-volver">Trabajar a tiempo completo</a> (al menos 30 horas por semana)</b> en un empleo legal, a menos que el oficial de libertad condicional lo exima de hacerlo. 
<a href="https://www.univision.com/noticias/especiales/estas-organizaciones-ayudan-a-quienes-salen-de-prision-empleos-salud-apoyo-emocional-y-casa">De no tener empleo, debe tratar de encontrarlo.</a> Cualquier cambio en el trabajo o en las responsabilidades del cargo deben ser notificados al oficial de libertad condicional con diez días de antelación o en las 72 horas siguientes, si no se tuvo conocimiento. En algunos casos, el tribunal prohíbe la participación en algunos tipos de empleo, negocios o actividad voluntaria, a menos que se cuente con la aprobación del oficial de libertad condicional.
<b>De ser arrestado o interrogado por un agente de la ley</b>, debe notificarse al oficial de libertad condicional dentro de las 72 horas siguientes.
<b>No poseer ni tener acceso a armas de fuego</b>, municiones, dispositivos destructivos o armas peligrosas (es decir, cualquier cosa que haya sido diseñada o modificada con el propósito de causar lesiones corporales o la muerte a otra persona), incluso si la persona en libertad condicional no haya sido sentenciada por ningún delito.
<b>No ser informante de ninguna agencia </b>de aplicación de ley sin el permiso previo del tribunal.
<b>No comunicarse ni interactuar con alguien</b> que haya estado involucrado en actividades delictivas, sin obtener primero el permiso del oficial de libertad condicional. Entre las estrategias para monitorear estas relaciones, el oficial podría revisar las identidades de las personas presentes en las visitas de supervisión, investigar los números de placa de vehículos vistos en el hogar, monitorear las llamadas telefónicas y evaluar los antecedentes penales de empleadores y compañeros de trabajo.
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<b>Restricción de contacto con niños y víctimas.</b> En algunos casos se exige no tener contacto directo con personas menores de 18 años. Esto puede incluir a sus propios hijos, a menos que cuente con permiso del oficial de libertad condicional. El contacto directo incluye comunicación escrita, comunicación en persona o contacto físico. Tampoco está permitido comunicarse o interactuar con la víctima, sea directamente o por medio de otra persona, sin que sea autorizado.
<b>Rehabilitación, pruebas y abstinencia. </b>Cero consumo o posesión de alcohol o drogas ilícitas. Esto se verifica regularmente mediante pruebas, cuyos costos deben ser asumidos por la persona en libertad condicional. Tampoco se pueden usar medicamentos por prescripción, a menos que hayan sido recetados. En algunos casos se exige la participación en programas de rehabilitación sobre abuso de sustancias o alcohol, cuyos costos van por cuenta propia. No se puede comprar ni utilizar sustancias psicoactivas que perjudiquen el funcionamiento físico o mental, como la marihuana sintética o las sales de baño.
<b>De ser requerido, participar en un programa de tratamiento</b> de salud mental y asumir los costos del programa.
<b>Restricciones financieras. </b>Si la sentencia impone una multa financiera, debe pagarse de acuerdo al cronograma de pago establecido. No incurrir en nuevos cargos de crédito ni abrir líneas de crédito adicionales sin la aprobación del oficial de libertad condicional.
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<b>Los acusados por violencia doméstica</b> deben asistir a programas de rehabilitación.
<b>Cumplir con las obligaciones legales o pago de manutención</b> de cualquier hijo dependiente, cónyuge o excónyuge.
<b>De ser requerido, participar en un programa de tratamiento de adicción al juego</b> y asumir los costos. No debe participar en ningún tipo de juego (incluidas las loterías, apuestas en línea o apuestas deportivas) ni ingresar a un casino, pistas de carreras de caballos o cualquier otro sitio donde el juego sea el objetivo principal.
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<b>El tribunal puede exigir la participación en programas de capacitación o de servicios vocacionales</b>, así como el pago de los costos de esas clases. Los programas pueden incluir desde preparación para la equivalencia de la escuela secundaria, clases de inglés hasta programas educativos para mejorar sus habilidades en lectura, escritura, matemáticas o uso de la computadora.
<b>De haberse ordenado su deportación, la persona debe reportarse o entregarse al Servicio de Inmigración</b> y Control de Aduanas de Estados Unidos y seguir todas sus instrucciones hasta que se complete el procedimiento de deportación. Debe permanecer fuera de Estados Unidos, a menos que esté legalmente autorizado para volver a ingresar. Si vuelve a ingresar al país, debe presentarse en la oficina de libertad condicional más cercana dentro de las 72 horas posteriores a su regreso.
<b>Restricción de visualización de imágenes sexualmente explícitas</b>. Las personas que han cometido delitos sexuales tiene restringido ver fotografías, películas, videos, imágenes generadas por computadora que muestren “conductas sexualmente explícitas”.
<b>Polígrafo y otros exámenes. </b>Además de participar en programas de tratamiento y pagar sus costos, las personas que han cometido delitos sexuales deben someterse a pruebas de polígrafo (para obtener información de comportamientos pasados), de respuesta visual y de pletismógrafo (que ayudan a determinar el patrón de excitación de la persona y evalúa el progreso del tratamiento).
<b>Computadoras restringidas.</b> En algunos casos, el tribunal puede exigir completa restricción de internet, uso de computadoras y cualquier dispositivo de almacenamiento de datos. Para mayor información, puede consultar la página de los tribunales de Estados Unidos.
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No cometer nuevos delitos, pagar las deudas de la corte y de restitución a las víctimas y reportarse una vez al mes con la oficina de supervisión (Probation Department) del distrito en el cual fue liberado. La primera visita debe ocurrir antes de las 72 horas de haber salido de prisión. El oficial de libertad condicional define si la forma regular de reportarse debe ser en persona –en la oficina o en algún lugar de la comunidad–, por teléfono, por escrito o por correo electrónico.
Imagen littleny/Getty Images
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