El Senado debatía el domingo en una sesión de toda la la noche, en la que los republicanos intentaban impulsar el amplio proyecto de ley de recortes fiscales y de gastos del presidente Donald Trump frente a la creciente oposición demócrata, e incluso algunas reservas del propio mandatario sobre los recortes presupuestarios.
Tras leerlo por horas, el Senado debate el plan de Trump que se estima costará más de lo aprobado en la Cámara Baja
Tras leerlo en voz alta durante unas 16 horas, el Senado inició el debate del proyecto de ley con la agenda de recortes de impuestos y "deportaciones masivas" del presidente Donald Trump.
El resultado del fin de semana de trabajo en el Senado sigue siendo incierto y altamente volátil, y las votaciones nocturnas se han pospuesto hasta este lunes. Los líderes republicanos se apresuran para cumplir con el plazo del 4 de julio impuesto por Trump para aprobar el paquete, pero apenas lograron reunir el apoyo necesario para superar un obstáculo procesal el sábado por la noche, en una sesión tensa. Un puñado de republicanos rebeldes se resistió, y fue necesario que Trump hiciera llamadas telefónicas y que el vicepresidente JD Vance acudiera en persona para mantener el plan encaminado.
El senador republicano Thom Tillis de Carolina del Norte anunció el domingo que no aspirará a la reelección después de que Trump lo acosara por decir que él no podía votar a favor del proyecto de ley debido a sus fuertes recortes al Medicaid.
Un nuevo análisis de la Oficina de Asuntos Presupuestarios del Congreso (OCB) mostró que 11.8 millones más de estadounidenses quedarían sin seguro para 2034 si el proyecto de ley es promulgado. También reveló que el paquete aumentaría el déficit en casi 3.3 billones de dólares en los próximos 10 años.
Sin embargo, otros republicanos en el Senado, junto con conservadores en la Cámara de Representantes, están presionando para aplicar recortes aún más profundos, especialmente en salud, lo que provocó una advertencia inesperada del propio Trump:
“¡No se pasen de la raya!”, escribió el presidente en redes sociales. “RECUERDEN, todavía tienen que ser reelegidos”.
Si el Senado consigue aprobar el proyecto de ley, necesitaría regresar a la Cámara de Representantes. Su presidente, Mike Johnson, ha dicho a los legisladores que estén listos para regresar a Washington esta semana.
Los demócratas listos para retrasar y prolongar el proceso
Incapaces de frenar el avance del proyecto de 940 páginas, los demócratas, como minoría en el Congreso, están usando las herramientas a su disposición para retrasar y alargar el proceso.
Obligaron a una lectura completa del texto, que tomó unas 16 horas. Luego, los senadores tomaron la palabra para llenar el hemiciclo con discursos, mientras los republicanos permanecían en gran parte al margen.
“Temerario e irresponsable”, dijo el senador Gary Peters, de Michigan. “Un regalo para la clase multimillonaria”, dijo Bernie Sanders, de Vermont.
La senadora Patty Murray, la demócrata de mayor rango en el Comité de Asignaciones, expresó su preocupación por el método contable que están usando los republicanos, el cual considera que los recortes fiscales del primer mandato de Trump son ahora “política actual” y, por tanto, su extensión no debe contar como un gasto que aumente el déficit.
“En mis 33 años en el Senado de los Estados Unidos, nunca, nunca, se ha trabajado así”, dijo Murray, la demócrata con más tiempo en el Comité de Presupuesto. Esa “aritmética mágica” no funcionará con los estadounidenses que intentan cuadrar las cuentas en sus hogares, agregó.
“Vuelvan a casa e intenten ese truco con sus votantes”, dijo. “Todavía tenemos que dejar sin atención médica a gente, es demasiado caro. Todavía tenemos que cerrar hospitales, hay que recortar. Y todavía tenemos que quitarle los cupones de alimentos a la gente, porque la deuda está fuera de control”, dijo.
Sanders agregó que la decisión de Tillis de no postularse demuestra el poder del culto a la personalidad de Trump sobre el Partido Republicano.
“Literalmente estamos quitándole comida a niños hambrientos”, dijo Sanders, mientras se dan recortes fiscales a Jeff Bezos y otros multimillonarios.
Líderes republicanos se muestran confiados, pero tienen poco margen
Los republicanos están utilizando sus mayorías para hacer a un lado la oposición demócrata, y parecían no dejarse amedrentar, incluso cuando se han topado con una serie de contratiempos políticos y de políticas públicas.
“Vamos a aprobar el 'gran y hermoso proyecto de ley'”, declaró el senador republicano Lindsey Graham, presidente de la Comisión de Asignaciones Presupuestarias.
Los republicanos rebeldes siguen reacios a otorgar sus votos, y sus líderes casi no tienen margen de maniobra, dada lo estrecho de su mayoría. En esencia, cuando mucho pueden permitirse tres disidentes de su propio partido en el Senado, con su ventaja de 53-47, y una cifra similar en la Cámara Baja, siempre y cuando todos sus miembros se presenten y voten.
Trump, quien por momentos ha permitido cierta flexibilidad en cuanto al plazo que estableció, mantuvo la presión sobre los legisladores para que concluyan. Amenazó con hacer campaña contra Tillis, quien estaba preocupado de que los recortes a Medicaid dejaran a muchos sin atención médica en su estado. Trump reprendió nuevamente a Tillis el domingo por la mañana, diciendo que el senador “ha perjudicado al gran pueblo de Carolina del Norte” .
Más tarde el domingo, Tillis emitió un extenso comunicado en el que anunció que no buscaría ser reelegido en 2026.
En un apasionado discurso vespertino, Tillis compartió sus puntos de vista, argumentando que el enfoque del Senado es una traición a la promesa de Trump de no quitarle la atención médica a la gente.
“Podríamos tomarnos el tiempo para hacer esto bien”, tronó. Pero hasta que eso no ocurra, dijo que seguiría oponiéndose.
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Los demócratas no pueden bloquear el proceso, pero sí retrasarlo
Valiéndose de un procedimiento legislativo llamado reconciliación presupuestaria, los republicanos pueden apoyarse en una votación por mayoría simple en el Senado, en lugar del umbral típico de 60 votos para superar objeciones.
Sin la táctica dilatoria, los demócratas se han aferrado a otras herramientas para presentar sus objeciones.
Una es la lectura completa del texto del proyecto de ley, algo que se ha hecho en situaciones pasadas. Los demócratas también tienen la intención de usar sus 10 horas completas de tiempo de debate disponible, que ahora están en marcha.
Y luego están preparados para proponer docenas de enmiendas al paquete, un proceso llamado voto-a-rama, en el que después de un breve debate, cada una de las enmiendas se someten a votación. Pero los republicanos pospusieron esa sesión nocturna hasta la madrugada de este lunes.
Senadores republicanos clave
Mientras el conteo de votos del sábado oscilaba, la atención se centró en la senadora republicana Lisa Murkowski, quien estaba rodeada por los líderes de su partido en una intensa conversación. Votó “sí”.
Varias disposiciones del paquete están diseñadas para su estado en Alaska, pero algunas no cumplían con las estrictas reglas de la parlamentaria del Senado.
Poco después, el líder de la mayoría republicana, John Thune, convocó a los senadores Rick Scott, Mike Lee y Cynthia Lummis a su oficina. Vance se unió. Más tarde, Scott dijo: “Todos queremos llegar al sí”.
Qué incluiría el proyecto de ley de Trump
En total, el proyecto de ley del Senado incluye unos 4 billones de dólares en recortes fiscales, haciendo permanentes las tasas establecidas por Trump en 2017, que expirarán a fin de año si el Congreso no actúa, e incorporando además nuevas medidas que él prometió durante su campaña, como eliminar los impuestos sobre las propinas.
El paquete del Senado revertiría miles de millones en créditos fiscales para energía verde que los demócratas advierten eliminarán inversiones en energía eólica y solar a nivel nacional, e impondría 1.2 billones de dólares en recortes, en gran parte al Medicaid y los cupones de alimentos, al imponer requisitos de trabajo y hacer más estricta la elegibilidad para inscribirse.
Además, el proyecto de ley proporcionaría una inyección de 350,000 millones de dólares para la seguridad fronteriza y nacional, incluidas las deportaciones, parte de ello financiado con nuevas cuotas cobradas a inmigrantes.
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