La carrera por los 60 votos: el inusual debate que arrancó en el Senado y que no garantiza solución para DACA o inmigración

Los senadores empezarán a discutir una reforma migratoria que incluya un solución para los dreamers y refuerce la seguridad fronteriza (incluido el muro con México) como quiere el presidente Trump.

Por:
Univision
La dreamer Lorena Jofre manifestó que pese al acuerdo en el Senado para negociar una solución, ella no cree en el líder de la mayoría republicana Mitch McConnell. Manifestó que los beneficiarios de DACA seguirán luchando y no se darán por vencidos.
Video Dreamer: 'McConnell no me genera mucha confianza, pero seguiremos luchando por DACA'

El Senado comenzó este lunes a tratar el viejo y muchas veces postergado tema de la reforma migratoria con una aproximación inusual y sin garantía de poder llegar a una solución que satisfaga a todas las partes que pugnan por resolverlo.

“Será una oportunidad para que mil flores florezcan”, dijo con inesperada poesía el líder de la mayoría republicana Mitch McConnell, lo que equivale a reconocer que es incierto el resultado del esfuerzo para lograr una reforma migratoria o al menos solucionar el limbo legal de los dreamers.

PUBLICIDAD

El pleno de la cámara alta empezó a considerar la reforma de manera poco ortodoxa, saltándose el proceso como generalmente se forman las leyes, que empiezan con una propuesta ante el comité respectivo que, tras dar su visto bueno, la envía al resto de los senadores para que voten.

Pero en este caso, McConnell pactó con su par de la minoría demócrata Chuck Schumer un debate abierto que permite a todo aquel con una iniciativa someterla a consideración de los parlamentarios y que eventualmente gane aquella que logre los 60 votos necesarios para su aprobación.

“Quien quiera que llegue a los 60 gana”, dijo la semana pasada McConnell al explicar el acuerdo con los demócratas que permitió aprobar los fondos necesarios para el gobierno federal, y afirmó que “no hay plan secreto acá. El Senado va a trabajar su voluntad, y espero que termine aprobando algo”.

Sin garantías de acuerdo

El problema es que bien puede terminar no pasando nada. No hay garantías de que los senadores no vayan a pasar semanas (o meses) en interminables debates y al final no logren llegar a un acuerdo para aprobar una ley. Incluso en el caso que lo hicieran, habrá que ver si la Cámara de Representantes analiza lo que le envíen los senadores o presenta alguna iniciativa que compaginar y convertir en ley.


Y aunque la ley de inmigración es un muro contra el que en las pasadas décadas el Congreso se ha estrellado sin producir resultados, esta vez los legisladores tienen la presión adicional de los dreamers, indocumentados que fueron traídos a EEUU por sus padres siendo menores de edad, cuya protección bajo la Ley de Acción Diferida (DACA) fue eliminada por Donald Trump.

PUBLICIDAD

Cuando en noviembre Trump eliminó el programa, dio al Congreso la responsabilidad de encontrar una solución antes del 5 de marzo, día que estableció como su fecha final. Mientras tanto una corte federal ordenó que se reestableciera parcialmente para quienes ya se habían registrado, pero una decisión judicial podría restablecer la importancia de esa fecha o reestablecer completamente el programa.

El fin de semana el presidente Trump aprovechó su mensaje semanal para promover tres de los “cuatro pilares” que presentó como condiciones para firmar una ley de inmigración.

"Mi administración ha identificado tres prioridades principales para crear un sistema de inmigración seguro, moderno y legal: asegurar completamente la frontera, darle fin a la migración en cadena y cancelar la lotería de visas”, dijo dejando fuera la solución para DACA y la oferta de dar ciudadanía a casi 2 millones de personas.

En cambio, en ese mensaje, el presidente destacó la peligrosidad de los grupos delictivos conocidos como ‘maras’ (surgidos en EEUU en los 90, principalmente entre inmigrantes salvadoreños residentes de zonas deprimidas) para recordar la necesidad de lograr una reforma.

En el video que dura más de dos minutos, el presidente asegura que las leyes en EEUU son débiles, tristes y patéticas. También aseguró que su administración ha identificado tres prioridades para crear un sistema de inmigración seguro, moderno y legal. Finalizó diciendo que es hora de que el Congreso actué y proteja los estadounidenses.
Video A través de un video en Twitter, Trump relaciona de nuevo a los indocumentados con la delincuencia

“Queremos resolver DACA”

El lunes el presidente se acordó de los dreamers al asegurar que “hablando por el Partido Republicano, amaríamos hacer DACA. Nos gustaría resolverlo. Creo que hay una buena oportunidad de lograr DACA si los demócratas son serios y realmente quieren hacerlo”.

La noche del domingo, un grupo de senadores republicanos anunció que presentará a la consideración del pleno una iniciativa de ley similar al marco de principios presentado a finales de enero por la Casa Blanca: darle la ciudadanía a 1.8 millones de dreamers a cambio de $25,000 millones para reforzar la seguridad en la frontera, construir el muro, aumentar los arrestos de indocumentados y acelerar las deportaciones.

PUBLICIDAD

El grupo está encabezado por Tom Cotton (Arkansas) y David Perdue (Georgia), quienes en marzo del año pasado presentaron el proyecto de ley S. 354 que en agosto Trump respaldó. La iniciativa sirvió de base para la elaboración del marco de principios que el presidente entregó en enero como condición para debatir el futuro de los soñadores.


La oposición demócrata y los dreamers han criticado el proyecto, que advierten que deja fuera de toda posibilidad de legalizar sus permanencias a más de 9 millones de indocumentados y afectaría el debido proceso migratorio.

Se espera que en el proceso los demócratas presenten un proyecto para aprobar el beneficio para los dreamers sin vincularlo a otras consideraciones, lo que se conoce como un DACA “limpio” al estilo del DREAM Act original que desde 2001 se presentó al Congreso y nunca contó con el apoyo suficiente.

Existe un grupo bipartito de senadores que está trabajando una propuesta que centraría el debate en DACA y las consideraciones de seguridad que la Casa Blanca reclama, en la esperanza de que cuente eventualmente, no solo con los 60 votos necesarios, sino con el aval del presidente, algo que servirá para promover una versión similar en la Cámara de Representantes.

Pero en el Senado no se sabe bien cómo evolucionará este inusual debate abierto y si para fin de la semana se tendrá algún tipo de acuerdo mínimo. Fuentes del Congreso dijeron a Univision Noticias que existe la posibilidad de que la discusión se alargue y, tomando en cuenta los recesos del calendario parlamentario, termine extendiéndose más allá de febrero.

PUBLICIDAD

“Vamos a vivir en el Senado algo que no hemos vivido en algún tiempo”, fue la manera cómo resumió el escenario el senador republicano por Arizona Jeff Flake, quien afirmó que “es un verdadero debate sobre un tema en el que no sabemos cuál va a ser el resultado”.

Javier Hernández Kistte tiene 27 años y vive en Los Ángeles. Llegó a EEUU desde la Ciudad de México cuando tenía ocho años y se graduó en la Universidad de California en Irvine. Contó a la agencia Reuters que ser beneficiario de DACA le ayudó a trabajar para pagar sus estudios. "Mis padres todavía son indocumentados y como familia luchamos con la ansiedad de que puedan ser deportados en cualquier momento”, agregó.
Hernández Kistte en su lugar de trabajo, una empresa producción de efectos especiales de Los Ángeles. “La ansiedad ha aumentado con la incertidumbre de que mi hermano y yo regresemos a un estatus de indocumentados. No se trata solo de nosotros. Sé que hay personas que están dispuestas a negociar por nuestro derecho a estar aquí, pero que harían de la vida de otros una pesadilla. No quiero eso", concluyó.
Martha Valenzuela tiene 23 años y llegó a los dos años desde Sinaloa, México. Se graduó en la Universidad del Estado de California. Sobre el fin del programa DACA del cual es beneficiaria dijo a Reuters: “Me rompió, es traumático porque he vivido en este país durante 21 años. Todos queremos un camino hacia la ciudadanía, todos queremos protección permanente para nosotros y nuestras familias”.
Valenzuela trabaja en una empresa en Orange, California. “La razón por la que este país nos etiquetó como ‘soñadores’ es porque queremos algo que parece que fuera inalcanzable. Si podemos soñarlo, podemos lograrlo. Se necesitan agallas para soñar y se necesitan agallas para luchar por ello", concluyó Valenzuela.
Bárbara Hernández tiene 26 años, vive en Santa Ana y se graduó en la Universidad Comunitaria de Orange Coast en California. Llegó a EEUU desde la Ciudad de México cuando tenía seis años. Trabajaba como maestra de educación especial hasta que DACA fue derogado por el nuevo gobierno. "Ese fue el trabajo más gratificante y amoroso que he tenido, pero con este gobierno y el fin de DACA estaba muy asustada ”, aseguró la dreamer.
Hernández participa en las protestas en Los Ángeles a favor de una legislación para los dreamers. "Tuve una etapa de pánico y estaba deprimida", agregó. "Me preocupa cómo se sienten los beneficiarios de DACA y su estado mental. Me gustaría ver una protección permanente no solo para nosotros, sino también para los otros 11 millones de inmigrantes sin documentos".
Karla Estrada tiene 26 años, vive en Los Ángeles y es graduada de la Universidad de California. Es asistente legal y se prepara para ingresar a la Escuela de Leyes. Llegó a EEUU desde Morelos, México, cuando tenía cinco años. "DACA siempre ha sido muy problemático y temporal, no es lo ideal. Nos ha dado la libertad de trabajar, legalmente, sin temor a que en tres meses nos despidan porque no tenemos un número de seguridad social”, afirmo la soñadora.
Estrada vive en un apartamento en Los Ángeles y su familia permanece en México. “Tengo que cuidarme en este país, pero también tengo que cuidar de mi mamá, mi papá y mi hermano que están en México. Lo que más me asusta es no poder cuidar a mi familia (…)”, concluyó.
Brian Caballero tiene 25 años y está a punto de graduarse en el Politécnico de California en Pomona. Llegó a Estados Unidos cuando tenía seis años desde Guadalajara, México. Asegura que está preocupado por el fin de DACA: "Me aterroriza que cuando finalmente me gradúe no pueda ser empleado en EEUU”.
Caballero en una clase de laboratorio del último año de la carrera de Ingeniería Eléctrica. “La gran mayoría de las personas indocumentadas vinieron para tener una vida mejor. La mayoría de las personas están aquí igual que yo, tratando de obtener educación para mejorar sus vidas ", concluyó.
1 / 10
Javier Hernández Kistte tiene 27 años y vive en Los Ángeles. Llegó a EEUU desde la Ciudad de México cuando tenía ocho años y se graduó en la Universidad de California en Irvine. Contó a la agencia Reuters que ser beneficiario de DACA le ayudó a trabajar para pagar sus estudios. "Mis padres todavía son indocumentados y como familia luchamos con la ansiedad de que puedan ser deportados en cualquier momento”, agregó.
Imagen Lucy Nicholson/Reuters
En alianza con
civicScienceLogo