La Asociación Nacional del Rifle se reúne en Texas a pesar del tiroteo en Uvalde: qué es y por qué es tan poderosa

Tras el tiroteo en Uvalde, las miradas volvieron a posarse en la Asociación Nacional del Rifle, el poderoso grupo de presión dedicado a impedir limitaciones al derecho a comprar y portar armas previsto en la Segunda Enmienda de la Constitución. La víspera, el presidente Biden se preguntó cuánto va el país a plantarle cara.

Por:
Univision
La venta de armas de fuego está en auge en EEUU y su producción se ha triplicado desde 2000, según un informe publicado por el gobierno en un mayo violento por los tiroteos de Uvalde, Buffalo y Laguna Woods. ¿A qué se debe este “boom” y cuáles son las armas más vendidas? Te lo explicamos en este video. Más información en Univision Noticias.
Video “Armados hasta los dientes”: por qué la venta de armas se ha multiplicado en EEUU a pesar de las repetidas masacres

Como siempre pasa tras cada tiroteo masivo, después del que el martes dejó 19 niños y dos adultos muertos en Uvalde (Texas), el país reaccionó unido en el profundo dolor pero dividido en qué hacer para evitar que se sigan repitiendo este tipo de masacres.

Por un lado, el octavo tiroteo masivo en lo que va de año en el país reavivó el clamor de un gran segmento de la población, entre ellos el presidente Joe Biden a la cabeza, exigen leyes que restrinjan las enormes facilidades con que se puede adquirir un arma de fuego en el país, en particular un rifle de asalto.

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Del otro se volvió a escuchar a los conservadores que han tenido éxito en bloquear cualquier iniciativa de regulación con el argumento de no funcionaría y pondría en riesgo las libertades en el país al atentar contra el derecho a adquirir y portar un arma de fuego consagrado en la Segunda Enmienda de la Constitución.

Y referencia inevitable en este debate, la Asociación Nacional del Rifle (NRA), el poderoso grupo de presión que combate cualquier iniciativa que consideren una restricción, por leve que sea, al acceso a las armas de fuego en el país.

A la NRA se refirió sin nombrarla el presidente Biden en sus primeras declaraciones tras conocerse el tiroteo de Uvalde, cuando dijo estar "asqueado y cansado".

"Como nación nos tenemos que preguntar cuándo en el nombre de Dios vamos a enfrentarnos a los grupos de presión a favor de las armas, cuándo en el nombre de Dios vamos a hacer lo que en el fondo sabemos que hay que hacer", dijo Biden en un discurso en la Casa Blanca, apenas al regresar de su gira de cinco días por Asia.

Qué es la NRA

Fundada en 1871, la NRA se presenta como la organización de derechos civiles más antigua del país. “Junto con nuestros más de cinco millones de miembros, somos orgullosos defensores de los patriotas de la historia y diligentes protectores de la II Enmienda”, la provisión constitucional que prevé el derecho a portar armas.

Sus orígenes tienen más que ver con el deporte que con la política. La propia NRA cuenta en su web que surgió por iniciativa de dos oficiales veteranos de la Guerra Civil “desolados por la falta de puntería de sus soldados” para “promover y fomentar el tiro al blanco sobre una base científica”.

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Esta promoción del tiro deportivo se amplió con el tiempo a la caza y a la defensa personal. En 1934, “en respuesta a los repetidos ataques a los derechos de la Segunda Enemienda”, el NRA entró en política: formó su división de asuntos legislativos. Inicialmente sin hacer cabildeo, sí que escribía correspondencia a los legisladores.

Y en 1975, de nuevo por la “importancia crítica de una defensa política de la Segunda Enmienda”, formaron el Instituto para la Acción Legislativa (ILA), su “brazo de cabildeo” y con el que promueve una interpretación extrema del derecho a poseer y portar armas previsto en la Constitución, aprobada en 1791.

Este maximalismo incluye la oposición a controles de salud mental o chequeos de antecedentes penales antes de comprar un arma o que el gobierno haga o financie estudios sobre el impacto de la violencia armada en el país.

Su principal argumento contra la regulación de la compra y porte de armas: “los criminales no las obedecen” y se estaría penalizando a ciudadanos respetuosos de la ley. En esta lógica, consideran que más armas hacen que el país sea más seguro.

La NRA rechaza cualquier tipo de responsabilidad cada vez que ocurre una masacre como la de Buffalo o Uvalde, cuando muchos señalan la facilidad con la que los atacantes acceden al armamento de guerra o lo hacen pese a su historial delictivo o de problemas psiquiátricos.

Para el NRA, no son las armas las que matan sino las personas que las empuñan.

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Por qué es tan poderosa la NRA

Según Gun Violence Archive, en 2021 hubo 45,010 muertes por arma de fuego, más que las 43,671 del año anterior. En lo que va de 2022, son 17,320. Además, el año pasado hubo 692 tiroteos masivos (con cuatro o más víctimas, heridos o muertos) y 28 asesinatos masivos (con al menos cuatro fallecidos). En 2022, han contado 213 tiroteos masivos y 10 asesinatos masivos.

Pese a esos números, en la gran mayoría de los estados se puede comprar un arma sin ningún tipo de control a un privado o en una feria. Y en una tieda basta un chequeo con una obsoleta base de datos del FBI cuyo resultado está listo en menos de dos minutos.

Y cualquier intento de, no ya prohibir, sino imponer algún control efectivo o requerir obtener una licencia, se encuentra de frente con la NRA y los políticos a los que avala.

Según Open Secrets, la organización dedicó a $4.7 millones a hacer lobby en 2021. Aunque eso son solo las donaciones directas a legisladores oficialmente registradas. Las sumas destinadas a comités de acción política son más difíciles de detectar.

De acuerdo con The Trace, un medio dedicado a investigar la violencia de las armas, en 2016 la NRA destinó $50 millones a apoyar la candidatura de Donald Trump. Además, la Campaña Brady contra las armas tiene una lista de los senadores que más dinero han recibido de la NRA. La encabeza Mitt Romney con $13.6 millones, Richard Burr con cerca de $7 millones y Roy Blunt con $4.5 millones.

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Pero más allá del dinero que dedica a contribuciones a campañas de políticos, una parte considerable de su poder viene de su capacidad para movilizar el voto de sus miembros. Los socios de la NRA eligen su candidato en función exclusivamente de cuán lejos están de proponer controles de armas. Es más, la NRA asigna a los políticos una nota de la A a la F según cuán amigables los consideren.

La asociación dice tener cinco millones de miembros. Los críticos lo ponen en duda y creen que no pasan de los tres millones. En cualquier caso, para un republicano con aspiraciones de ocupar un cargo en ciertas regiones del país, lo normal es que evite a toda costa decir nada que vaya a disgustar a la NRA. Y lo mismo pasa incluso con algunos demócratas.

Una encuesta de Gallup publicada a finales del año pasado afirma que el 52% de los estadounidenses se mostraba a favor de leyes de armas más estrictas, un número que había descendió del 67% al que llegó poco después de la matanza en una secuendaria de Parkland, Florida, en 2018, que dejó 17 muertos.

Esos números dependen en realidad de las variaciones en las tendencias en los votantes republicanos, entre quienes siempre son minoría los partidarios de las restricciones. Entre los demócratas, es casí unánime la posición a favor de regular el acceso a las armas de fuego.

Y sin embargo, ni Biden ni en su momento Barack Obama, bajo cuyo mandato tuvieron lugar numerosos tiroteos masivos, incluida la matanza de Sandy Hook (20 niños y seis adultos muertos), han conseguido sacar adelante ninguna restricción.

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Obama, cuyo perfil a favor del control de armas fue creciendo con el tiempo, llegó a señalar a la NRA como responsable de la paradoja de que si el gobierno detectaba que un estadounidense era simpatizante de Estado Islámico le pudiera impedir subir a un avión de pasajeros y sin embargo no le podía impedir comprar un arma.

“Cualquier cosa que proponemos es vista como una tiránica destrucción de la Segunda Enmienda”, llegó a decir Obama en la campaña electoral de 2016.

Nueva York contra la NRA

La NRA ha enfrentado en los últimos años varios escándalos e incluso la amenaza de su disolución por los supuestos casos de corrupción que investiga la fiscal general de Nueva York, Laetitia James.

En mayo de 2018, la NRA eligió como presidente a Oliver North, un teniente coronel retirado del Cuerpo de Marines conocido por su implicación en la conocida como Irán-Contra en la década de los 80, durante la administración de Ronald Reagan.

North fue una figura clave en la trama organizada para financiar a los paramilitares que combatían a los sandinistas en Nicaragua, la Contra, a través de la venta de armas a Irán, país con el que Estados Unidos no tenía ya entonces relaciones diplomáticas.

De hecho, North llegó a ser condenado por tres delitos graves ya que en su calidad de asesor de la Casa Blanca, organizó la ayuda a la Contra pese a que el Congreso había decretado un embargo de armas.

Como presidente de la NRA duró un año y salió en medio de un escándalo de luchas intenstinas que lo enfrentaron a LaPierre, a quien incluso intentó destituir por sus supuestos malos manejos financieros.

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La supuesta corrupción en la NRA llegó a la fiscal James a abrir una investigación contra la organización y cuatro directivos, entre ellos su líder, Wayne LaPiere, que ocupa el cargo de director ejecutivo desde 1991. James anunció en agosto de 2020 que buscaba que la asociación fuera disuelta porque, “por mucha influencia que tenga, nadie puede estar por encima de la ley”.

"La influencia de la NRA ha sido tan poderosa que ha impedido que nuestra nación tome medidas contra la violencia armada. Pero ha estado abusando de su poder, y bajo la apariencia, la NRA está podrida con el fraude y el abuso", dijo James al anunciar que buscaba acabar con la organización.

James los acusa de “básicamente saquear” la organización, dedicando millones de dólares a su disfrute personal , incluyendo viajes con sus familias a las Bahamas, vuelos privados o comidas en restaurantes.

También los acusó de instituir una cultura de mala administración y supervisión negligente ilegal, opresiva y fraudulenta, así como de evadir todos los controles internos para beneficio propio.

Además, alega que la organización violó múltiples leyes, entre ellas las que rigen el funcionamiento de entidades sin ánimo de lucro, de presentar informes falsos en las declaraciones fiscales y de dar informes salariales inadecuados.

De hecho, para evitar el riesgo de que un juez ordenara su disolución, la NRA llegó a intentar, sin éxito, declararse en bancarrota en Nueva York y trasladarse a Texas.

Sin embargo, a principios de marzo, un juez desestimó la demanda de disolución presentada por la fiscal James en agosto de 2020. La decisión señala que aunque se demostrara que son reales los casos de corrupción denunciados, no son motivo suficiente para acabar con la NRA.

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James, que también ha copado titulares por sus casos contra Trump, no ocultó su decepción por la decisión del juez. “Estamos considerando nuestras opciones legales con respecto a este fallo”, escribió en un comunicado.

La fiscal, que ha llegado a decir que “el abuso y la codicia impregnan la NRA y su más alto liderazgo”, continúa con su caso.

El último esfuerzo por controlar las armas de asalto

La última gran regulación de las armas fue el veto a los rifles de asalto que impuso Bill Clinton en 1994, durante su primer mandato, y que expiró en 2004 cuando no fue renovado.

Un estudio de 2019 concluye que durante los años que estuvo en vigor la prohibición a los rifles de asalto, se produjo una considerable caída en las muertes en tiroteos masivos. Pero otros criminólogos consideran que la reducción no fue muy grande y que es difícil atribuirla a la medida.

Lo cierto es que no fueron pocos los que atribuyeron al veto a las armas de asalto lo que provocó la debacle demócrata en las elecciones de mitad de periodo de 1994: cuando los republicanos capturaron ocho puestos en el Senado, 53 en la Cámara de Representantes y 10 gobernaciones. El mismo Clinton culpó a la NRA de haberle dado la Cámara Baja a los republicanos.

Desde entonces, incluso los demócratas menos progresistas, particularmente de estados péndulo, también han sido un obstáculo a que se haga algo más allá de ofrecer oraciones y pensamientos cada vez que se repite una masacre como la de Uvalde.

<b>Uziyah García</b>, de 8 años de edad. Su abuelo describió al pequeño como “El niño más dulce que he conocido. No lo digo solo porque era mi nieto”.
<b>Nevaeh Bravo</b>, de 10 años, también fue víctima mortal del ataque ocurrido el martes 24 de mayo. Como todos sus compañeros fallecidos, estaba en el salón de clases de cuarto grado en el que el atacante se atrincheró.
La maestra 
<b>Eva Mireles</b>, de 44 años, enseñaba en el salón donde sus alumnos murieron junto a ella. Su tía, Lydia Martínez Delgado, aseguró al diario 
<i>The New York Times </i>que Mireles falleció protegiendo a sus niños. Estaba casada y tenía un hijo. Era “muy querida” y una ávida excursionista que se enorgullecía de enseñar a la mayoría de los estudiantes de ascendencia latina: “Era la diversión de la fiesta”, agregó Martínez.
<b>Layla Salazar</b>, de 10 años, disfrutaba de nadar y fue ganadora de seis carreras en un día de campo escolar, de acuerdo con la agencia AP. Su padre, Vincent Salazar, había publicado una fotografía de su hija en su página de Facebook con medallas. Contó que cuando la llevaba en su camioneta a la escuela, él ponía la canción “Sweet Child O’Mine” y solían cantarla.
<b>Amerie Jo Garza</b>, junto a su padre Angel Garza, quien cumplió 10 años hace dos semanas. "Mi pequeño amor ahora está volando alto con los ángeles del cielo", dijo Angel Garza a la cadena ABC News después de confirmar su deceso.
<b>José Flores</b>, de 10 años de edad. Su tío Christopher Salazar confirmó su muerte en el tiroteo en la escuela primaria donde estudiaba cuarto grado. "Era un niño muy feliz. Amaba a sus padres... y le encantaba reír y divertirse", dijo Salazar, citado por 
<i>The Washington Post</i>.
En la imagen, 
<b>Xavier López</b>, de 10 años de edad, quien fue identificado por su familia. Unas horas antes de que tuviera lugar el tiroteo, su madre estuvo con él en la escuela en una ceremonia de entrega de reconocimientos, los anhelados 
<i>'Honor Roll'.</i>
<b>Irma García</b>, de 46 años, es la otra maestra que murió. El perfil de la escuela dice que enseñó durante 23 años, que estaba casada y tenía cuatro hijos. Dos días después, su marido murió de un infarto. Un sobrino publicó un post en Facebook lamentando que no pudo con el dolor.
<b>Annabell Guadalupe Rodríguez</b>, alumna del cuarto grado como todos sus compañeros muertos, 19 en total, además de sus dos maestras.
<b>Alithia Ramírez,</b> también del cuarto grado como todos sus compañeros fallecidos en la Escuela Primaria Robb.
Adolfo Cruz, un reparador de aire acondicionado de 69 años, permaneció fuera de la escuela el martes por la noche, esperando noticias sobre su bisnieta de 10 años, 
<b>Elijah Cruz Torres</b>, cuyo paradero desconocía la familia hasta que fueron informados de la terrible noticia.
<b>Jayce Carmelo Luevanos</b>, otro niño víctima del tiroteo en Uvalde, el peor en una primaria desde Sandy Hook en 2012.
<b>Ellie García</b> también murió en
<b> </b>el tiroteo. Steven García y Jennifer Lugo confirmaron que su hija murió tras una larga espera de horas que terminó con la confirmación de la mala noticia.
Verónica Luevanos, madre de 
<b>Jailah Nicole Silguero</b>, de 10 años, dijo a 
<a href="https://www.univision.com/shows/despierta-america/no-queria-ir-a-la-escuela-el-desgarrador-relato-de-una-madre-que-perdio-a-su-hija-y-sobrino-en-tiroteo-en-texas-video?utm_campaign=Despierta%20America&utm_medium=social&utm_source=facebook&fbclid=IwAR0UKlBwWrJsB3fxo_HZmh4TTWU5eeFwHWCzLsXCGZxYLBfgZyP1E3Xqmo0" target="_blank">Univision Noticias que su hija</a> "no quería ir a la escuela ese día".
<b>Maite Yuleana Rodríguez</b> de apenas 10 años de edad como la mayoría de sus otros compañeros de salón muertos.
Los primos de 
<b>Lexi Rubio</b>, de 10 años, confirman que ella fue otra de las víctimas. Un primo tuiteó: “Ella era una luz tan brillante en la vida de todos y era una gran jugadora de pelota. Dejaste este mundo demasiado pronto y siempre te extrañaremos”.
<b>Makenna Lee Elrod</b>, una de las pocas víctimas que no era de origen latino. El 81% de la población de Uvalde es hispana.
<b>Miranda Mathis</b> otra de las víctimas en una foto escolar que proporcionó su familia.
<b>Rogelio Torres</b>, de 10, es uno de los 19 estudiantes de la Escuela Primaria Robb asesinados en Uvalde.
<b>Tess Marie Mata</b> se encontraba también en el salón de clases del cuarto grado cuando entró el atacante con un arma automática y allí se atrincheró con el fatídico resultado.
<b>Jacklyn Jaylen Cazares</b>, de 10 años, es otra de las víctimas mortales del tiroteo. "Mi bebé ha sido arrebatada de mi familia y de mí. Estamos devastados, espero que nadie pase nunca por algo así", escribió en su cuenta de Facebook su padre Jacinto Cazares.
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Uziyah García, de 8 años de edad. Su abuelo describió al pequeño como “El niño más dulce que he conocido. No lo digo solo porque era mi nieto”.
Imagen Manny Renfro vía AP.
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