Durante los calurosos meses de verano, Abraham Lincoln solía acampar unas tres millas al norte de la Casa Blanca, en el 'Hogar de los Soldados', un retiro presidencial de cabañas y zonas verdes en lo que hoy es la zona de Petworth, en el noroeste de Washington.
"Un intento más de monetizar su Presidencia": las críticas al viaje en el que Trump mezcla negocios, golf y reuniones formales
Durante su campaña presidencial de 2015, Trump se comprometió a "salir rara vez de la Casa Blanca". Ninguno de los anteriores presidentes organizó un viaje al extranjero en torno a la promoción de los destinos vacacionales que posee su familia y que sigue expandiendo.
El presidente Ulysses S. Grant veraneaba a veces en la cabaña de su familia en Long Branch, Nueva Jersey, e incluso en ocasiones conducía yuntas de caballos por la playa.
Ronald Reagan, por su parte, dijo una vez que había tenido algunas de sus “mejores reflexiones” en el 'Rancho del Cielo', a las afueras de Santa Bárbara, California.
A Donald Trump su 'escapada' lo ha llevado considerablemente más lejos de la capital del país: a la costa de Escocia, en Reino Unido.
La Casa Blanca no considera este viaje de cinco días de Trump a mediados de verano como vacaciones, sino como un viaje de trabajo en el que el presidente ofrece declaraciones a los medios.
Trump también habló de comercio en reuniones separadas con el primer ministro británico, Keir Starmer, y con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, tras lo que este domingo anunció un acuerdo con la Unión Europea que fija un arancel del 15% a las importaciones del bloque.
El viaje a Escocia es "otro intento más de Trump de monetizar su presidencia", critica experto
En este viaje, Trump se está alojando en sus propiedades cerca de Turnberry y Aberdeen, donde su familia posee dos campos de golf e inaugurará un tercero el próximo 13 de agosto. Este fin de semana, Trump jugó al golf el fin de semana en Turnberry y el martes asistirá a la inauguración del nuevo campo.
No es el primer presidente que juega en Escocia: Dwight D. Eisenhower jugó en Turnberry en 1959, más de medio siglo antes de que Trump lo comprara, tras reunirse con el entonces presidente francés, Charles de Gaulle, en París.
Sin embargo, ninguno de los predecesores de Trump como presidente organizó un itinerario en el extranjero en torno a la promoción de los destinos vacacionales que posee su familia y que está expandiendo activamente.
Esto pone de manifiesto cómo Trump ha aprovechado su segundo mandato para aumentar las ganancias de su familia de diversas maneras, incluyendo acuerdos de desarrollo en el extranjero y la promoción de criptomonedas, pese a las crecientes dudas sobre las cuestiones éticas.
"Hay que considerar esto como otro intento más de Donald Trump de monetizar su Presidencia", dijo a la agencia AP Leonard Steinhorn, profesor de comunicación política y cursos sobre cultura y política estadounidense en la American University.
“En este caso, aprovechó el viaje como una oportunidad de relaciones públicas para promocionar sus campos de golf”, agregó.
Los presidentes de EEUU suelen pasar sus vacaciones en el país
Franklin D. Roosevelt visitó las Bahamas, generalmente debido a su excelente pesca, cinco veces entre 1933 y 1940. Visitó la isla canadiense de Campobello, en Nuevo Brunswick, donde había vacacionado de niño, en 1933, 1936 y 1939.
Reagan pasó la Pascua de 1982 de vacaciones en Barbados tras reunirse con líderes caribeños y advertir sobre una amenaza marxista que podría extenderse por toda la región desde la cercana Granada.
Lo cierto es que los presidentes tampoco nunca se van del todo de vacaciones. Viajan con un gran séquito de asesores, reciben informes de inteligencia, atienden llamadas y trabajan fuera de Washington. Sin embargo, relajarse en Estados Unidos ha sido durante mucho tiempo la norma para ellos.
Harry S. Truman contribuyó a convertir Cayo Hueso, Florida, en un destino turístico de moda con su cabaña 'La Pequeña Casa Blanca' allí. Varios presidentes, entre ellos James Buchanan y Benjamin Harrison, visitaron la arquitectura victoriana de Cape May, Nueva Jersey.
Más recientemente, Bill Clinton y Barack Obama impulsaron el turismo en Martha's Vineyard, Massachusetts, mientras que Trump ha impulsado Palm Beach, Florida, con frecuentes viajes a su mansión de Mar-a-Lago.
Pero cualquier impulso turístico que Trump obtenga de su actual visita a Escocia probablemente beneficiará principalmente a su familia.
"Todo presidente se ve obligado a sopesar la política frente a la diversión en vacaciones", dijo Jeffrey Engel, un director del Centro de Historia Presidencial de la Universidad Metodista del Sur en Dallas, quien agregó que Trump está "demostrando sus prioridades".
"Cuando piensa en cómo quiere pasar su tiempo libre, A: jugando al golf, B: visitando lugares donde tiene inversiones y C: potenciando esas inversiones, esa no era la prioridad de los presidentes anteriores, pero sí lo es para sus vacaciones", dijo Engel.
Incluso supone un cambio con respecto al primer mandato de Trump, cuando encontró maneras de incluir visitas a sus propiedades durante sus viajes más enfocados en el trabajo.
Por ejemplo, Trump se detuvo en su resort en Hawái para agradecer a los miembros del personal después de visitar el sitio conmemorativo en Pearl Harbor y antes de embarcarse en un viaje a Asia en noviembre de 2017. También jugó golf en Turnberry en 2018 antes de reunirse con el presidente ruso, Vladimir Putin, en Finlandia.
Trump criticó en el pasado la idea de tomar vacaciones como presidente. "No te tomes vacaciones. ¿Qué sentido tiene? Si no disfrutas de tu trabajo, estás en el trabajo equivocado", escribió Trump en su libro de 2004 'Piensa como un multimillonario'. Durante su campaña presidencial de 2015, se comprometió a "salir rara vez de la Casa Blanca".
Incluso en un discurso en una cumbre sobre inteligencia artificial en Washington el pasado miércoles, Trump criticó a su predecesor por volar largas distancias para jugar al golf, algo que ahora está haciendo. "Hablaban de la huella de carbono y luego Obama se subió a un 747, el Air Force One, y voló a Hawái para jugar una ronda de golf y regresó", dijo.
Las vacaciones de presidentes y cualquier viaje al extranjero fueron un tabú en el pasado
Trump no es el primer presidente que no quiere informar demasiado que se toma tiempo libre.
George Washington fue criticado por emprender una gira por Nueva Inglaterra para promocionar su Presidencia. Algunos discreparon con su sucesor, John Adams, por abandonar la entonces capital, Filadelfia, en 1797 para una larga visita a la granja de su familia en Quincy, Massachusetts. James Madison abandonó Washington durante meses después de la Guerra de 1812.
Teddy Roosevelt contribuyó a la creación de las vacaciones presidenciales modernas en 1902 al fletar un tren especial y dirigir a su personal clave a alquilar casas cerca de Sagamore Hill, su hogar en Oyster Bay, Nueva York, según la Asociación Histórica de la Casa Blanca.
Cuatro años después, Roosevelt volvió a romper la tradición, esta vez al convertirse en el primer presidente en abandonar el país durante su mandato.
The New York Times señaló en su momento que el viaje de 30 días de Roosevelt para visitar la construcción del Canal de Panamá "violará las tradiciones de Estados Unidos durante 117 años al llevar a su presidente fuera de la jurisdicción del gobierno en Washington".
En las décadas posteriores, el lugar en el que los presidentes deciden tomar sus vacaciones, incluso fuera de Estados Unidos, se ha convertido en parte de su imagen política.
Además de Nueva Jersey, Grant se relajaba en Martha's Vineyard. Calvin Coolidge pasó las vacaciones de Navidad de 1928 en Sapelo Island, Georgia. Lyndon B. Johnson tenía por su parte lo que llamaba su 'Casa Blanca de Texas', un rancho en Hill Country.
Eisenhower vacacionaba en Newport, Rhode Island. John F. Kennedy visitaba Palm Springs, California, y la residencia de su familia en Hyannis Port, Massachusetts, entre otros lugares.
Richard Nixon tenía la 'Casa Blanca del Sur' en Key Biscayne, Florida, mientras que Joe Biden viajaba con frecuencia a Rehoboth Beach, Delaware, además de visitar Nantucket, Massachusetts, y St. Croix en las Islas Vírgenes Estadounidenses.
George H.W. Bush visitaba con frecuencia la propiedad de su familia en Kennebunkport, Maine, y no permitió que el inicio de la Guerra del Golfo en 1991 le impidiera disfrutar de unas vacaciones de un mes allí. Su hijo, George W. Bush, optó por su rancho en Crawford, Texas, en lugar de un destino más sofisticado.
Las visitas presidenciales impulsan el turismo en algunos lugares más que en otros, pero Engel afirmó que, para algunos estadounidenses, "si el presidente de Estados Unidos va a algún sitio, uno quiere ir al mismo lugar".
Señaló que quienes emulan las vacaciones presidenciales buscan "demostrar que son tan geniales como él, que comparten sus mismos valores o, incluso, que quizás se encuentren con él".
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