Duermo poco a diario, ¿es posible compensarlo el fin de semana?

Un nuevo estudio sugiere que la falta de sueño de lunes a viernes puede recuperarse durmiendo más el sábado y domingo. ¿Pero realmente se puede "almacenar" el sueño?

Natalia Martín Cantero
Por:
Natalia Martín Cantero.
lgunos expertos creen que, además de placentero, el capricho de dormir más el fin de semana puede ser bueno para la salud.
lgunos expertos creen que, además de placentero, el capricho de dormir más el fin de semana puede ser bueno para la salud.
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Para algunas personas, el mayor incentivo de un día libre en el lugar de trabajo o estudios es poder remolonear tranquilamente en la cama y librarse del –para muchos– odioso sonido del despertador. Si es tu caso, te gustará saber que algunos expertos creen que, además de placentero, este capricho puede ser bueno para la salud.

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El estudio está elaborado por científicos de la Universidad de Estocolmo, en Suecia, y se publicó esta semana en el Journal of Sleep Research. La investigación analizó los hábitos de más de 38,000 suecos a lo largo de 13 años en busca de respuestas a una de las numerosas incógnitas que todavía existen en la investigación sobre el sueño. Los estudios anteriores sobre este tema preguntaban a las personas sobre las horas de sueño por la noche en general, sin tener en cuenta el día de la semana.

De acuerdo con el estudio, las personas de menos de 65 años que duermen 5 horas o menos cada noche, toda la semana, viven menos años que aquellos que duermen de forma consistente durante siete horas cada noche. Sin embargo, señala el estudio, las personas que no duermen bien a diario pero añaden una o dos horas extra de sueño los fines de semana tienen una esperanza de vida similar a la de aquellos que, de forma consistente, descansan un número adecuado de horas.

La investigación agrupó a los participantes en tres grupos: los que duermen poco (menos de cinco horas por noche); un grupo intermedio (aquellos que descansan 7 horas) y los que duermen 9 horas o más. Después, dividieron de nuevo a las personas en función de sus hábitos los fines de semana. Un dato curioso, para el que de momento no hay respuestas, es que el grupo de personas que duermen durante nueve horas o más cada noche también registra tasas de mortalidad más elevadas.

"No se pueden depositar las horas de sueño"

El del sueño es un aspecto en el que hemos empeorado con respecto al pasado. En los años 40, la gente dormía como media algo más de 8 horas. Ahora dormimos unas 6,7 horas por noche, una cantidad que resulta insuficiente, según la Fundación Nacional del Sueño. Con frecuencia nos engañamos a nosotros mismos pensando que ya hemos descansado lo suficiente, pero este gráfico explica lo que realmente necesitamos dormir. Para las personas de entre 26 y 64 años, la recomendación es de entre 7 y 9 horas.

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Por eso es importante que los investigadores se adentren en temas como la deuda de sueño. ¿Es posible compensar esta carencia? Michael Grandner, experto de la Universidad de Arizona, señaló al Washigton Post que el sueño no es como una transacción financiera: no podemos depositar las horas de sueño el fin de semana con la esperanza de utilizarlas después. Una opinión parecida a la del científico del sueño Matthew Walker, quien señaló en NPR que "el cerebro no tiene capacidad para recuperar el sueño perdido".

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El problema, por otro lado, es que la deuda de sueño que adquiere una persona que duerma 5 horas, por ejemplo, en los días de diario excede con mucho las dos o tres extras que puede sumar el fin de semana. Según el doctor Lawrence J. Epstein, del centro de salud para el sueño de Harvard, saldar la deuda del sueño consiste en recuperar sueño siempre que sea posible: el fin de semana, durante la semana, y a largo plazo, tomándose unas vacaciones en las que sea posible dormir a pierna suelta.

¿Funciona esta aproximación para los insomnes? No está nada claro. Una de las propuestas más efectivas para atajar el insomnio sin medicamentos, la terapia cognitivo conductual (en inglés se conoce con el acrónimo CBTi) tiene entre sus piedras angulares la consolidación del sueño, que entre otras cosas consiste en mantener fija la hora de despertarnos, sea o no fin de semana.

Las consecuencias de no dormir son como para quitar el sueño: aumento de peso, más riesgos de padecer diabetes tipo 2 o problemas de peso, entre otras. Puede incluso perjudicar la relación con tu pareja.

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Se sabe que no dormir nos vuelve más tontos porque, entre otras cosas, con el insomnio disminuye la actividad cerebral y las neuronas no funcionan correctamente.

Estudios han demostrado que no sólo dormir bien ayuda a nuestra salud, sino también los sueños tienen el poder de ayudarnos, ya sea a curar cosas como la ansiedad o la depresión e inclusive advertirnos de alguna enfermedad que nuestro cuerpo esté ocultando.
Soñar es un sistema curativo en sí mismo, no solo por el hecho de descansar, sino porque nuestra mente nos lleva a otro lado. Además, este poder de curación puede potenciarse aún más si nos mentalizamos que podemos recibir señales que nuestro cuerpo tal vez no puede enviarnos al estar despiertos.
Para que nuestro cuerpo se recupere no basta con descansar. Hay que dormir y soñar. Normalmente, cuando estamos enfermos, los sueños son más intensos e impactantes. Luego parecen particularmente confusos, raros y hasta surrealistas. Pero igual que el cuerpo, ante una enfermedad, siempre buscará la manera de resolver el conflicto (lo consiga o no).
En la antigüedad, la idea de que los sueños eran una manera de curación era del conocimiento común. Por ejemplo, en la antigua Grecia había un gran número de templos dedicados a Asclepio, dios de la medicina y la curación.
Gente venía de todos lugares para dormir en un área sagrada del templo, tras realizar ofrendas hacia el dios. Los sueños o visiones que tuvieran esa noche los reportaban al sacerdote al día siguiente, y esa persona les recetaba algún medicamento para su malestar, de acuerdo a la interpretación que les daba de sus sueños.
Están también los sueños llamados prodrómicos, que nos advierten sobre a enfermedades. Algunos sueños nos pueden proporcionar información de nuestra salud, desde que nos hacen falta vitaminas por ejemplo, o hasta advertirnos de posibles accidentes, enfermedades o situaciones en nuestro futuro.
Por supuesto, el sueño ha sido estudiado desde hace muchísimos años, y aunque se han descubierto varias facetas científicas, todavía no hay evidencia concreta sobre la manera en que estas "advertencias" o premoniciones de nuestra salud o futuro ocurren.
Por otro lado, también han existido muchos estudios sobre cómo a través del sueño se puede ayudar a gente con padecimientos como depresión, ansiedad o el estrés postraumático.
Una doctora en Chicago por ejemplo descubrió que individuos que recuerdan sus sueños tienden a sanar con mayor rapidez de estados depresivos asociados con el divorcio.
Una buen hábito de sueños contribuye a nuestro bienestar psicológico al promover una memoria sana y alejar cosas como la depresión o cosas tan sencillas al parecer como jaquecas o una gripe.
Entre los varios estudios y terapias de sueño se habla de los "sueños lúcidos", que es el arte de poder dominar nuestros sueños; es decir, cuando estamos conscientes de que estamos en un sueño y por ende podemos controlar lo que nos pasa en él.
Otra base para usar nuestros sueños en la curación también habla de mantener un diario de nuestros sueños. Así, no sólo ejercitamos nuestra mente y memoria sino podemos buscar cómo interpretar los mensajes y símbolos que nos quiere dar nuestro cerebro y descubrir qué trata de decirnos.
Así que con nuestros sueños podemos acceder a un nivel de información al que difícilmente tendríamos acceso despiertos. Por eso hay que prestarles particular atención sobre todo si nos dicen que estamos enfermos o nos mandan mensajes de gente en nuestra vida.
La mejor forma de descubrir lo que nuestros sueños pueden hacer por nosotros es a través de nuestra propia experiencia. Toma nota de ellos todos los días y actúa bajo sus recomendaciones. Pueden decirnos mucho sobre nuestra salud física y mental.
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Estudios han demostrado que no sólo dormir bien ayuda a nuestra salud, sino también los sueños tienen el poder de ayudarnos, ya sea a curar cosas como la ansiedad o la depresión e inclusive advertirnos de alguna enfermedad que nuestro cuerpo esté ocultando.
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