El otro enemigo en la invasión rusa a Ucrania: las enfermedades infecciosas que se pueden propagar en medio del conflicto

Afectan por igual a soldados y a civiles, independientemente de su bando, causando tantas o incluso más muertes que las armas. En el conflicto armado entre Rusia y Ucrania, el covid-19 y otros patógenos son un protagonista más. Así estamos contando el desarrollo de la ofensiva militar rusa en Ucrania.

María Isabel Capiello
Por:
María Isabel Capiello.
Luego que las sirenas de ataques aéreos se escucharon en Kiev miles de personas tomaron las estaciones del tren y del metro para refugiarse luego que tropas rusas invadieron Ucrania. Más noticias aquí.
Video Estaciones de metro y tren de Ucrania se convierten en búnkeres improvisados tras el ataque ruso

Con la invasión de Rusia a Ucrania, el covid-19 pasó súbitamente en esas latitudes a un segundo plano. Frente a amenazas de bombardeos y la apremiante urgencia de escapar del país, el uso de mascarillas y el evitar aglomeraciones de personas se convirtieron en medidas secundarias para una población cuya prioridad pasó a ser huir o protegerse del ataque ruso.

En este conflicto, sin embargo, incluso aquellos que logren estar a resguardo de los ataques enemigos pueden quedar expuestos a un ‘tercer ejército’, invisible, pero igualmente letal y al que también serán vulnerables las tropas de ambos bandos: el coronavirus y otros patógenos.

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Así estamos contando minuto a minuto el desarrollo de la ofensiva militar rusa en Ucrania.

“La asociación entre guerras y enfermedades infecciosas está establecida. Debido a que la guerra desplaza a las personas, interrumpe el saneamiento y conduce a condiciones de hacinamiento, muchos patógenos pueden prosperar”, explica a Univision Noticias, Amesh A. Adalja, experto en enfermedades infecciosas de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Johns Hopkins.

Con el paso de los siglos, se ha demostrado que las guerras son caldo de cultivo para las enfermedades infecciosas, cuyo ‘campo de batalla’ suele traspasar las fronteras de los países involucrados.

“Desafortunadamente, cuando miramos la historia está plagada de brotes de enfermedades infecciosas que se han producido por el desplazamiento de refugiados. Hay mayores tasas de morbilidad y mortalidad tanto como resultado directo del impacto de no poder buscar servicios de salud, como de la propagación de enfermedades comunicables”, dice a Univision Noticias Syra Madad, epidemióloga del Centro de Ciencia y Asuntos Internacionales de la Universidad de Harvard.

La guerra entre Rusia y Ucrania de por sí se desató en medio de una pandemia.

Los niveles de transmisión del covid-19 siguen siendo altos en ambos países que acaban de pasar el pico de contagios por ómicron y cuya tasa de vacunación ronda el 50% y el 36%, respectivamente, según datos de Our World in Data.

Ucrania, además, enfrenta el resurgimiento del polio, otra peligrosa enfermedad de la que se han reportado aproximadamente 20 casos desde octubre y cuya circulación podría multiplicarse con el enfrentamiento armado.

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“Con el conflicto es aparente que los casos de polio no solo aumentan, sino que reaparecen en países donde otrora se pensó estaba erradicada”, dice a NBC News, Timothy Erickson, médico del Hospital de Mujeres y miembro de la iniciativa Harvard Humanitarian.
No se descarta que, en medio de pocas condiciones de salubridad, multitudes y desplazamientos generados por la guerra, reaparezcan otras enfermedades o que incluso surjan nuevas variantes del virus, que en tiempos de globalización constituyen una amenaza para el mundo entero.

Más muertes por enfermedades, que por las armas

La humanidad lo ha vivido antes: hay teorías que apuntan a que una variante más agresiva de la influenza, virus causante de la pandemia de 1918, se originó en un campo de entrenamiento en Kansas durante la Primera Guerra Mundial.

Más soldados y civiles murieron por enfermedades infecciosas durante esa guerra, que por las armas.

Un patrón similar al de las guerras napoleónicas en las que murieron 8 veces más personas por enfermedades, que por heridas de guerra, explica el libro Great American Diseases: Their Effects on the Course of North American History.

La neumonía, la fiebre tifoidea, disentería y la malaria causaron la muerte de 660,000 estadounidenses durante la Guerra Civil . A estas enfermedades se les apodó el ‘tercer ejército’, advierte un reportaje de The Lancet que, en 2002 —mucho antes de que el coronavirus apareciera en el horizonte— indagó en la relación entre las enfermedades infecciosas y las guerras.

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Desplazamientos de multitudes de gente, hacinamiento en refugios, poco acceso a agua potable y colapso de los sistemas de salud son factores que hacen de las guerras un problema de salud pública, recalca la epidemióloga Syra Madad a Univision Noticias.

Según el análisis de The Lancet, en los campos temporales de asentamiento donde se reubica a la población afectada por una guerra, la mortalidad se incrementa en 60%.

La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) calcula que ya son más de 600,000 las personas huidas de Ucrania desde que comenzó la invasión hace cinco días.

La suspensión de programas de prevención y vacunación durante las guerras conlleva un aumento en enfermedades infecciosas como la tuberculosis, malaria, fiebre amarilla, fiebre de Lassa, el sida, sarampión y otras.

Entre los ejemplos que menciona el artículo de The Lancet está el de la guerra civil en Afganistán, donde la malaria, que había estado bajo control hasta 1979, se disparó en los subsiguientes veinte años.

Una amenaza para el mundo entero

“La globalización ha hecho que estas amenazas previamente remotas sean relevantes para la seguridad de salud en el mundo entero”, recalcan los autores del análisis de The Lancet Máire A Connolly y David L Heymann, con vasta experiencia en enfermedades comunicables y situaciones de emergencia.

Advierten que en 2001 más de la mitad de las epidemias de importancia mundial ocurrieron en zonas de conflictos armados y que estos son terreno fértil para el surgimiento de patógenos, como el ébola en Uganda.

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Además, el uso inadecuado e incompleto de antibióticos y falta de controles regulatorios pueden impulsar la emergencia de bacterias resistentes a los antibióticos.

En palabras de Andrew Price-Smith en su obra Contagion and Chaos: guerras como esta que apenas comienza entre Ucrania y Rusia “conducen a la emergencia, proliferación y mutación de patógenos, tanto entre combatientes como poblaciones civiles, sirviendo, por tanto, como amplificadoras de enfermedad”.

Mira también:

Una mujer con dos niños camina por una carretera después de cruzar la frontera desde Ucrania a Eslovaquia, el 25 de febrero. La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) calcula que en las primeras horas de la invasión rusa al menos 100,000 ucranianos ya habían tenido que dejar sus hogares. 
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Un tren cargado de refugiados ucranianos a su llegada a la ciudad fronteriza de Przemysl, Polonia, al oeste de Ucrania, el 25 de febrero. 
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<br>La ONU se está preparando para posibles flujos de uno y hasta cinco millones de refugiados ucranianos que podrían escapar de su país próximamente, dependiendo del rumbo que tome la guerra que ha estallado en Ucrania.
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Una niña ucraniana en un centro de asistencia a refugiados instalado en la frontera entre Moldavia y Ucrania. Shabia Mantoo, portavoz de ACNUR, afirmó que tras la primera jornada de intervención militar rusa es todavía difícil hacer un seguimiento de los movimientos de población, “que en este momento se producen de forma esporádica e impredecible”.
Un grupo de ucranianos reciben asistencia en el cruce fronterizo entre Ucrania y Polonia en la ciudad de Medyka. El gobierno polaco habilitó ocho centros de acogida a refugiados en su frontera con Ucrania. También puso en marcha líneas telefónicas de ayuda y publicó toda la información necesaria para las personas que están saliendo hacia Polonia en su portal.
Un grupo de mujeres ucranianas luego de cruzar la frontera de su país hacia Polonia en Medyka, el 24 de febrero. Un portavoz del gobierno polaco indicó que el primer día de la invasión se registró la llegada de unas 29,000 personas a la frontera polaca procedentes de Ucrania, algunas de las cuales ya tenían planeado la salida por esta frontera desde antes del inicio de la guerra.
Una mujer empuja un cochecito de bebé después de cruzar la frontera desde Ucrania hacia Siret, Rumania, el 25 de febrero. El Gobierno rumano eliminó las restricciones por covid-19 para todas las personas que entren a su territorio procedentes de Ucrania, luego que miles de ucranianos solicitaron refugio en Rumanía luego de la invasión rusa.
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De la suspensión de las medidas de restricción de viajes por el covid-19 también se beneficiarán aquellos desplazados ucranianos que ingresen en Rumanía a través de la vecina república de Moldavia. En la fotografía una mujer ucraniana sostiene a un niño después de cruzar la frontera hacía Rumania en la ciudad de Siret.
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Un soldado polaco atiende a una mujer ucraniana en la estación ferroviaria de Przemysl, que se ha convertido en un centro de recepción temporal para refugiados de Ucrania.
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<br>Según las autoridades polacas, la ONU ha reforzado sus operaciones en Ucrania y otros países vecinos, y podría aumentar su personal en la zona si el conflicto continúa su escalada.
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Familias ucranianas caminan por una carretera después de cruzar la frontera hacia Hungría cerca de la ciudad de Beregsurany, a unas 190 millas de Budapest, la capital húngara.
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<br>Filippo Grandi, el alto comisionado de la ONU para los Refugiados, pidió a los países vecinos a Ucrania que “mantengan sus fronteras abiertas a aquéllos que buscan seguridad y protección”.
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Una mujer llora en su automóvil después de cruzar la frontera hacia Rumania en Sighetu Marmatiei, el 25 de febrero. “Aunque en los próximos días el flujo de personas de Ucrania crezca recibiremos a todos los que nos pidan ayuda”, dijo la presidenta de Moldavia, la reformista y pro-occidental Maia Sandu.
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Mujeres y niños ucranianos después de cruzar la frontera hacia Eslovaquia el 25 de febrero, cerca de la ciudad ucraniana de Welykyj Beresnyj. Según la presidenta de Moldavia, en las últimas 24 horas, más de 16,000 personas han entrado en Moldavia procedentes de Ucrania.
Una mujer sostiene a su perro después de cruzar la frontera hacia Rumania en Siret. La Comisión Europea anunció que está coordinando la ayuda para esta emergencia de la Unión Europea, y que está lista para asistir a los países fronterizos con Ucrania pertenecientes a la organización.
Un grupo de ucranianos en el cruce fronterizo entre su país y Hungría cerca de la ciudad de Tiszabecs. El Gobierno de Hungría ha sido tradicionalmente uno de los menos abiertos a recibir refugiados en su territorio.
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Las tiendas de campaña de un refugio temporal para refugiados ucranianos en Palalanca, Moldavia.
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<br>"Estamos preparando con el ACNUR (Agencia de Naciones para los Refugiados) planes de contingencia para la salida de una población de uno hasta tres millones de personas hacia Polonia, y de uno hasta cinco millones considerando todos los países vecinos", dijo la directora regional de UNICEF para Europa y Asia Central, Afshan Khan.
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La directora regional de UNICEF indicó que se había decidido reactivar el plan que se puso en marcha frente a la crisis de refugiados que sacudió Europa entre 2015 y 2016, en esa ocasión como consecuencia de la guerra en Siria. En la fotografía un grupo de mujeres ucranianas con bebés, luego de cruzar la frontera hacia Rumania en Siret.
<b>Video. “Todos están asustados, nadie respondió”: la llamada del presidente de Ucrania a líderes europeos</b>
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<br>El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, dio un mensaje en el que dice haber preguntado a los 27 miembros de la OTAN si Ucrania entraría en la alianza; sin embargo, nadie respondió. Zelensky asume que todos tienen miedo de ofrecerle garantías de seguridad.
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Una mujer con dos niños camina por una carretera después de cruzar la frontera desde Ucrania a Eslovaquia, el 25 de febrero. La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) calcula que en las primeras horas de la invasión rusa al menos 100,000 ucranianos ya habían tenido que dejar sus hogares.
Imagen PETER LAZAR/AFP via Getty Images
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