Insistirle a los médicos salvó a esta hispana de morir de un ataque al corazón

Margarita Pineiro era joven y saludable, pero todo cambió súbitamente una mañana en la que amaneció con un extraño malestar. En vez de descansar o esperar a que se le pasara, fue de inmediato al hospital. Esa decisión -y abogar por su salud ante los doctores- le salvó la vida. Con motivo del Mes del Corazón, aquí cuenta su historia.

María Isabel Capiello
Por:
María Isabel Capiello.
Con tan solo 30 años, Dave Conway tuvo que ser internado de emergencia tras sufrir tres infartos. Te explicamos los síntomas más comunes para saber qué hacer en caso de verte afectado. Sigue las últimas noticias en Univision.
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De no haber ido de inmediato al hospital ante un malestar que era fácilmente atribuible a otras causas y de no haberle insistido a los médicos que le repitieran el electrocardiograma una tercera vez luego de que los primeros salieran normales, la historia de Margarita Pineiro quizá sería otra.

Su ataque al corazón no fue evidente inicialmente para ella y, ni siquiera, para los médicos. Conocer su cuerpo, estar atenta a sus señales y abogar por su salud una vez en la sala de emergencias le salvaron la vida a esta madre de dos que para ese momento apenas tenía 41 años.
Su caso no es aislado.

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Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en mujeres en EEUU. 45% de las mayores de 20 años vive con alguna forma de cardiopatía y las hispanas son más propensas a desarrollarlas 10 años que sus pares de otros grupos demográficos, advierte la American Heart Association (AHA por sus siglas en inglés) en la web de su iniciativa Go Red for Woman.

Meses antes de aquel 21 de septiembre de 2021 en el que la salud de Pineiro inesperadamente se complicó, su hermana había sufrido un ataque masivo al corazón que la dejó conectada a un respirador artificial y que logró sobrevivir gracias a un milagroso trasplante.

Pero a diferencia de ella, Margarita no tenía ninguna condición preexistente que elevara su riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y, en apenas abril -cinco meses antes de sufrir el infarto-, había salido bien en el chequeo médico del corazón que se hizo preventivamente motivada por la traumática experiencia de su hermana.

“Lo que le ocurrió a ella nos forzó a aprender tanto de la salud cardiovascular. Siempre digo que me salvó la vida porque gracias a eso es que yo estaba tan vigilante. Eso nos obligó como familia a hablar del tema y a aprender mucho”, cuenta a Univision Noticias.

No obstante, al momento de amanecer con un cansancio extremo no ató los cabos de inmediato.

Me sentí exhausta, como si alguien de pronto me sacara todo el aire. Pero me senté, traté de recomponerme y un ardor en el pecho, como si fuera un reflujo intenso que me hizo preguntarme si sería por algo que había comido la noche anterior”, relata sobre ese primer síntoma que está asociado a los infartos y que puede pasar desapercibido.

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Una molestia en el brazo fue la segunda señal de alerta, pero esa también tenía otra explicación. “Creí que había dormido en la posición incorrecta. Que me dolía la barriga por algo que cené y que estaba cansada porque las madres siempre estamos cansadas”.

Ataques al corazón no sólo se manifiestan con el clásico dolor en el pecho

Esa tendencia a subestimar o a darle otra explicación a los síntomas de un infarto es bastante común, advierte a Univision Noticias, Fátima Rodríguez, cardióloga y experta voluntaria para la iniciativa Go Red for Woman de la American Heart Association: “ Siempre le digo a mis pacientes, no asumas que es reflujo porque no sabes cuántos vemos que dicen: ‘oh me sentí mal por un par de días, pensé que era acidez’. Buscan excusas y luego llegan y tienen un gran infarto”.

Es algo que médicos como ella ven con frecuencia, particularmente en mujeres: “Especialmente con las más jóvenes, se ignoran los síntomas o ellas están ocupadas cuidando a los demás y no reciben mucha atención. Además, sabemos que las mujeres pueden sufrir otros síntomas distintos al clásico dolor en el pecho: pueden tener náuseas, dolor en el brazo u otros que no las hagan sospechar de un infarto”.

Lo que convenció a Margarita de que algo estaba realmente mal y que debía ir de inmediato al hospital fue una sensación en la boca: “El mayor síntoma que me hizo dejar de intentar racionalizar lo que estaba pasando y que no pude ignorar fue cuando mi mandíbula se entumeció. Le pedí a mi esposo que llevara a los niños a la escuela porque si algo iba a ocurrirme, no quería que lo vieran”.

“¿Será un infarto?”: Reflujo o indigestión pueden ser señales de alerta

La posibilidad de estar sufriendo un ataque al corazón no le pasó por la mente a Margarita hasta que vomitó en el cambio hacia el hospital. “Le dije a mi tía que me estaba llevando: ‘¿Será un infarto?’”.

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Una vez en la sala de emergencia, los médicos insistían que no lo era; que quizá todo se debía a un ataque de ansiedad o indigestión. Los signos vitales estaban bien y el electrocardiograma había salido normal. Pero el malestar no cedía y Margarita sospechaba lo contrario: pidió que lo repitieran.

Cualquier otra persona hubiera dejado de insistir al momento en que esa segunda prueba no mostró nada irregular. Sin embargo, ella tuvo el coraje de no conformarse y de rogar que la hicieran una tercera vez.

“Conocía mi cuerpo y sabía que algo no estaba bien. Era demasiado a la vez. Sabía lo que es estar cansada, lo que es un dolor de estómago, pero que todo ocurra a la vez y que me sienta tan mal como para no superarlo, no es normal y me hizo presionarlos. Algo dentro de mí me decía que insistiera por otro electrocardiograma”, relata en conversación con Univision Noticias.

Aun así, cuando el tercer electrocardiograma y los resultados de unas pruebas de sangre le confirmaron que -en efecto- estaba sufriendo un ataque al corazón casi no lo cree.

Estaba en shock al igual que los médicos. No fue lo típico. La energía en el ambiente cambió de inmediato”, cuenta.

Un inexplicable desgarramiento en la arteria fue la causa

En cuestión de minutos llevaron a Margarita al laboratorio de cateterismo donde un cardiólogo descubrió que tenía un ataque al corazón activo debido a una disección espontánea de las arterias coronarias, también conocido como SCAD por sus siglas en inglés. En pocas palabras: un desgarramiento de la arteria coronaria.

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La de ella fue tan severa que, en vez de recurrir a medicación como basta en la mayoría de los casos, hicieron falta stents (endoprótesis vasculares) para repararla.

Contrario a lo que ocurre con el 80% de los ataques prematuros al corazón que son prevenibles, todo apunta a que el de Margarita no lo fue.
El médico le dijo lo ocurrido no tiene explicación y que no hay nada que ella hubiera podido haber hecho para evitarlo, algo que le ha costado asumir. “Uno quiere respuestas. No saber es duro. Cinco meses atrás me había hecho un chequeo del corazón, ¿cómo pasé de eso a un bloqueo del 99%?”, se pregunta.

La posibilidad de estar sufriendo un ataque al corazón no le pasó por la mente a Margarita Piñeiro hasta que vomitó en el cambio hacia el hospital.
La posibilidad de estar sufriendo un ataque al corazón no le pasó por la mente a Margarita Piñeiro hasta que vomitó en el cambio hacia el hospital.
Imagen Cortesía Margarita Piñeiro

Ser joven y saludable no te exime de sufrir un ataque al corazón: no desestimes los síntomas

Según la Clínica de Mayo, los SCAD son poco frecuentes, pero sí más comunes en mujeres entre 40 a 50 años, que por lo general no tienen factores de riesgo para enfermedades cardiovasculares como presión arterial alta, colesterol elevado o diabetes.

Tras lo ocurrido, Margarita consultó a los especialistas que trataron a su hermana para ver si habría alguna conexión, pero pruebas genéticas no han arrojado ninguna pista.

El por qué, sin tener antecedentes médicos y ser joven y saludable, sufrió ese ataque al corazón es un misterio que tendrá que aceptar. Lo que está claro es que marcó un claro antes y después en su vida y en la de su familia.

De una vitamina al día a cinco pastillas diarias de por vida

De ser alguien que solamente tomaba una vitamina al día, Margarita deberá medicarse con cinco pastillas diarias de por vida. Haber sufrido un ataque al corazón además aumenta su riesgo de sufrir otro.

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Si en el pasado ya cuidaba lo que comía y se ejercitaba, desde el infarto se enfoca en prestar mayor atención a sus niveles de estrés y a anteponer el autocuidado.

“He entendido que el estrés es gran parte de la enfermedad cardiovascular, algo que no había factorizado tanto en el pasado. He aprendido a manejarlo mejor. Las hispanas son duras y fuertes, pero debemos asimilar que está bien ponernos a nosotras primero”, insiste.

Su mensaje a otras mujeres es “conocer la historia familiar, dejar de googlear, no auto diagnosticarse e ir al médico”.

Yo perfectamente hubiera podido tratar de ignorar los síntomas y acostarme a dormir a ver si pasaban. Y de haberlo hecho quizá no estaría aquí hoy”, exclama.

Un mensaje similar al de la cardióloga Fátima Rodríguez quien recalca que, si sientes que algo no está bien, más vale que seas precavido. “Mucha gente, especialmente las mujeres no quieren buscar ayuda médica, pero al final está bien si es una falsa alarma. Si vas al médico y te dicen que no hay nada mal pues ¡genial! Lo que no querrías es ignorarlo y equivocarte, porque podría poner en peligro tu vida”.

Aunque el caso de Pineiro es uno de los pocos en los que todo apunta a que el ataque al corazón no hubiera sido prevenible, la gran mayoría sí pueden evitarse controlando factores de riesgo.

En palabras de la cardióloga Fátima Rodríguez: “Sabemos que dormir lo suficiente, controlar sus niveles de estrés, hacer ejercicio, todas esas cosas son cosas que todos pueden hacer para prevenir enfermedades cardíacas, no solo para ellos mismos, sino también para su familia. Y estos son difíciles de hacer. Es por eso que la gente siempre está tratando de encontrar medicamentos o algunas soluciones simples. Pero no existe una solución simple y no es ningún secreto que sabemos que esas cosas realmente pueden prevenir eventos no al 100%, sino al 80%. Y eso es bastante bueno”.

<b>Estetoscopio</b>. Hoy en día forma el estetoscopio forma parte esencial de cualquier consulta médica, pero antes de su creación en 1815, los doctores tenían que conformarse con colocar el oído encima del pecho del paciente para escuchar los latidos de su corazón o su respiración, lo que no siempre era efectivo, sobre todo cuando la persona tenía mucha grasa corporal, algo que justamente fue lo que le ocurrió al inventor de este instrumento médico, el francés René Laennec, a quien en esa circunstancia se le ocurrió la idea de crear un objeto que amplificara los sonidos del corazón y los pulmones.
<b>Aspirina</b>. Desde los tiempos ancestrales, la humanidad descubrió los beneficios analgésicos de un extracto de la corteza del sauce blanco, que, siglos después, derivaría en el popular principio llamado activo ácido acetilsalicílico, cuya presentación más estable en tabletas fue descubierta por el alemán en 1897, Felix Hoffmann y patentada por el laboratorio Bayer. Pronto se convirtió en el analgésico más usado en la historia con el nombre que todos conocemos: aspirina. Hoy en día tiene numerosas indicaciones: analgésico, antipirético y para prevenir ataques al corazón, entre otras. La Organización Mundial de la Salud la reconoce como una de las medicinas esenciales.
<b>Anestesia</b>. Durante siglos la humanidad exploró este concepto, pero la invención de la anestesia moderna tal y como la conocemos se atribuye al dentista William Morton y John Collins quienes, en 1846, demostraron el uso del éter sulfúrico durante una cirugía para remover un tumor del cuello de un hombre. Desde entonces ha habido notables avances en el campo de la anestesiología que permiten que largas y completamente indoloras cirugías sean posibles.
<b>Antibióticos</b>. Pensar en que alguien muera por una infección de garganta o de oído hoy parece algo inconcebible, pero era lo que ocurría antes del descubrimiento de los antibióticos que se atribuye a Alexander Fleming, inventor de la penicilina. En 1928, este profesor de bacteriología se dio cuenta por accidente que había un hongo capaz de matar algunas bacterias, lo que abrió camino a la era de los antibióticos, que son compuestos que las bacterias y los hongos producen de forma natural, para matar o inhibir especies microbianas rivales. Hoy en día los médicos tienen muchos tipos de antibióticos entre los cuales escoger y, según la Academia Estadounidense de Pediatría, se recetan en EEUU más de 150 millones por año.
<b>Desfibrilador</b>. La desfibrilación -el proceso por el cual se aplican cargas eléctricas al corazón de un paciente para restituir el ritmo cardiaco- salva vidas. Si alguien sufre un paro cardíaco y es desfibrilado durante el primer minuto, su chance de supervivencia es del 90%. Por cada minuto que se retrasa este procedimiento, sus probabilidades se reducen entre 7 y 10%, advierte la 
<a href="https://suddencardiacarrest.org/" target="_blank">Asociación de Ataques Cardiacos Repentinos</a>. La primera desfibrilación exitosa se atribuye a Claude Beck, quien la hizo en un joven de 14 años durante una cirugía en 1947. Con el paso de las décadas, se logró crear artefactos que pudieran usarse más allá de la sala de operaciones hasta que finalmente, en 1965, Frank Pantridge inventara el primer desfibrilador portátil del mundo, que fue instalado en una ambulancia. Hoy en día los hay por doquier y, a diferencia de ese modelo que pesaba 70 kilos, ahora son pequeños y mucho más livianos.
<b>Píldora anticonceptiva</b>. El impacto social del fármaco para el control de la natalidad aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) en 1960 ha sido crucial. La llamada píldora ha permitido a las mujeres el control de su fertilidad, algo que fue muy revolucionario y controversial en su momento. Si bien sus ‘creadores’ fueron dos hombres (Gregory Pincus y John Rock), dos mujeres la hicieron realidad al encontrar los fondos necesarios para su desarrollo: Margaret Sanger -fundadora de Planned Parenthood- y Katherine McCormick.En la actualidad 8 de cada 10 mujeres han tomado la píldora en algún momento de sus vidas.
<b>Rayos X</b>. Antes de la invención de los rayos X, los médicos solamente podían buscar señales externas de daños en el organismo. La posibilidad de ver lo que ocurre adentro ha permitido diagnosticar toda clase de males. También abrió la puerta a otros importantes inventos como las tomografías o las resonancias magnéticas.Todo comenzó por accidente en 1895 cuando el físico alemán Willhelm Conrad Rӧntgen descubrió una radiación desconocida en ese momento (por lo que la llamó rayos X) que tenía la capacidad de penetrar los cuerpos opacos. Poco después, los rayos X comenzaron a usarse para identificar las balas en soldados heridos en la guerra.
<b>Teoría de los gérmenes</b>. Durante siglos, la humanidad no comprendía cómo se transmitían y contraían las enfermedades. Se creía que se generaban de forma espontánea, prácticamente ‘de la nada’. Esto cambió cuando Louis Pasteur y Robert Koch identificaron que los gérmenes eran la causa. No obstante, les costó convencer a la comunidad científica sobre su revolucionaria teoría, que hoy nos parece tan evidente.
<b>Vacunas</b>. El valor de las vacunas como una poderosa herramienta de salud pública para salvar vidas ha sido corroborado una vez más durante esta pandemia del coronavirus. Su creación se remonta a hace 200 años cuando en el Reino Unido, el médico Edward Jenner notó que algunas mujeres que ordeñaban vacas parecían estar protegidas de la viruela si antes ya habían contraído una enfermedad más leve llamada viruela bovina, lo que lo motivó a hacer un experimento con un niño de 8 años, a quien inoculó con materia de la llaga de viruela bovina de una ordeñadora y luego con el virus. Así pudo confirmar su teoría: el niño había producido un grado de protección contra la viruela. Según un 
<a href="https://www.bbc.com/mundo/noticias-40720048" target="_blank">reportaje</a> de la 
<i>BBC</i>, en 1798 publicó su primera investigación donde habló por primera vez del término ‘vacuna’, del latín: vacca. El resto es historia.
<b>Termómetro clínico</b>. Este instrumento médico tan popular fue creado por el médico italiano Santorio Santorio en el siglo XVII. Entre 1592 y 1603 Galileo Galilei había inventado un tubo de cristal sensible al calor lleno de un líquido cuya altura variaba según la temperatura. Pero fue Santorio quien hizo el primer instrumento con gradación para medir la temperatura corporal humana. Con el tiempo, otros lo perfeccionaron, como hizo Daniel Fahrenheit artífice del modelo del termómetro de mercurio, mucho más preciso. Pero, según un 
<a href="https://www.nationalgeographic.org/encyclopedia/thermometer/" target="_blank">reportaje</a> de 
<i>National Geographic</i>, no fue hasta el siglo XIX cuando, gracias a la explicación científica de la fiebre que hiciera Carl Wunderlich, que el termómetro se hizo indispensable.
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Estetoscopio. Hoy en día forma el estetoscopio forma parte esencial de cualquier consulta médica, pero antes de su creación en 1815, los doctores tenían que conformarse con colocar el oído encima del pecho del paciente para escuchar los latidos de su corazón o su respiración, lo que no siempre era efectivo, sobre todo cuando la persona tenía mucha grasa corporal, algo que justamente fue lo que le ocurrió al inventor de este instrumento médico, el francés René Laennec, a quien en esa circunstancia se le ocurrió la idea de crear un objeto que amplificara los sonidos del corazón y los pulmones.
Imagen DIRK WAEM/BELGA MAG/AFP via Getty Images
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