Expertos estiman que el 73% de la población en EEUU es inmune a ómicron: ¿es suficiente para un regreso a la normalidad?

El sistema inmunitario de las personas que se contagiaron ahora reconoce el virus y está preparado para combatirlo si se encuentra con ómicron, o incluso con otra variante. Además, aproximadamente la mitad de los estadounidenses elegibles han recibido vacunas de refuerzo. ¿Pero esto garantiza un regreso seguro?

Por:
Univision y AP
Con el regreso de la mayoría de los estudiantes a las aulas de clase, se ha logrado hacer un balance con relación al nivel educativo de los alumnos. "El año pasado vimos que en muchos de nuestros niños sus grados bajaron", aseguró Pedro Martínez, director ejecutivo de las Escuelas Públicas de Chicago. No solo se miden los niveles académicos, pues la sensación de aislamiento y soledad fueron los sentimientos más persistentes. Más noticias aquí.
Video ¿Qué tan afectada se ha visto la educación en EEUU a causa del coronavirus? Expertos hacen un balance

La ola contagios por ómicron que atacó a millones de estadounidenses este invierno también reforzó sus defensas, dejando suficiente protección contra el coronavirus para que los picos futuros probablemente produzcan una interrupción mucho menor.

El sistema inmunitario de las personas que se contagiaron ahora reconoce el virus y está preparado para combatirlo si se encuentra con ómicron, o incluso con otra variante.

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Aproximadamente la mitad de los estadounidenses elegibles han recibido vacunas de refuerzo y ha habido casi 80 millones de infecciones confirmadas. Un modelo influyente usa esos factores y otros para estimar que el 73% de los estadounidenses son, por ahora, inmunes a ómicron, la variante dominante, y eso podría aumentar al 80% a mediados de marzo.

Esto evitará o acortará nuevos contagios en las personas protegidas y reducirá la cantidad de virus que circula en general, lo que probablemente impida nuevas oleadas. Los hospitales tendrán un descanso en sus unidades de cuidados intensivos (UCI), según los expertos.

“Hemos cambiado”, dijo Ali Mokdad, profesor de ciencias de métricas de la salud en la Universidad de Washington en Seattle. “Hemos estado expuestos a este virus y sabemos cómo lidiar con él”.

El coronavirus, la variante actual o las futuras que seguramente aparecerán, sigue siendo un germen peligroso. Todavía está infectando a más de 130,000 estadounidenses y matando a más de 2,000 todos los días. Decenas de millones de personas siguen siendo vulnerables.

Y habrá futuros brotes. La noción de una “inmunidad de rebaño” que podría detener el virus se ha desvanecido bajo la dura realidad de las nuevas variantes, la disminución de la inmunidad y el rechazo de las vacunas por parte de algunos estadounidenses.

Pero el coronavirus ya no es nuevo. Hace dos años llegó a una nación donde los sistemas inmunológicos de las personas no lo habían visto antes. Toda la población, 330 millones de personas, eran susceptibles a la infección.

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"Soy optimista, incluso si tenemos un aumento en el verano, los casos aumentarán, pero las hospitalizaciones y las muertes no", dijo Mokdad, que trabaja en el modelo del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud, que calculó la cifra del 73 % para The Associated Press.

¿Será permanente este nuevo regreso a la normalidad?

Con distintos grados de alivio y precaución, muchos estadounidenses están comenzando a regresar a sus estilos de vida previos a la pandemia.

Sarah Rixen, de 41 años, de Bismarck, Dakota del Norte, comenzó a cantar nuevamente con un coro cívico después de tomarse un año sabático. Ahora que ómicron se está agotando, dijo que se siente más segura que nunca desde que comenzó la crisis.

“Pero todavía desconfío un poco de que pueda haber otra variante a la vuelta de la esquina”, dijo Rixen, y señaló que su familia y la mayoría de sus parientes están completamente vacunados. “Todavía voy a usar una máscarilla”, declaró.

A medida que se alivian los mandatos de mascarillas, los trabajadores regresan a las oficinas y los vuelos se llenan, los expertos intentan comprender si este regreso a la normalidad puede durar o si se avecina otro revés.

Un grupo de personas hacen fila para hacerse la prueba de covid-19 el miércoles 12 de enero de 2022 en Long Beach, California.
Un grupo de personas hacen fila para hacerse la prueba de covid-19 el miércoles 12 de enero de 2022 en Long Beach, California.
Imagen Ashley Landis/AP


Para abordar este tema, los investigadores están tratando de responder preguntas sobre el virus, la vacuna y cómo responden nuestros cuerpos: ¿Qué tan rápido está disminuyendo la protección de refuerzo contra ómicron? ¿Cuánto tiempo dura la protección contra la infección? ¿Cuántas infecciones leves nunca se informaron? ¿Cuántas personas se infectaron pero no tuvieron síntomas?

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Para encontrar pistas, utilizan datos de salud de otros países como Gran Bretaña, Dinamarca, Sudáfrica y Qatar para proyectar posibles escenarios.

Distintos niveles de protección y riesgo frente a ómicron

Los científicos de la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg estiman que aproximadamente 3 de cada 4 personas en Estados Unidos habrán sido infectadas por ómicron al final de la oleada.

“Sabemos que es una gran proporción de la población”, dijo Shaun Truelove, epidemiólogo y modelador de enfermedades en Johns Hopkins. "Esto varía mucho según la ubicación, y en algunas áreas esperamos que el número de infectados sea más cercano a uno de cada dos".

Eso significa que diferentes regiones o grupos de personas tienen distintos niveles de protección y riesgo. En Virginia, los modeladores de enfermedades están pensando en su población en términos de grupos con diferentes niveles de inmunidad.

Estiman que alrededor del 45% de los habitantes de Virginia tienen el nivel más alto de inmunidad a través de la vacunación reforzada o mediante la vacunación más una infección reciente con ómicron. Otro 47% tiene inmunidad que ha disminuido un poco; y el 7% son los más vulnerables porque nunca fueron vacunados y nunca se infectaron.

En total, la gran mayoría de los habitantes de Virginia tiene al menos cierta inmunidad, dijo Bryan Lewis, un epidemiólogo computacional que dirige el equipo de modelado de covid-19 de la Universidad de Virginia.


“Ese va a ser un buen escudo para nuestra población en su conjunto”, dijo Lewis. "Si llegamos a tasas de casos muy bajas, ciertamente podemos aliviar algunas de estas restricciones".

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Aun así, aunque la población está mejor protegida, muchas personas no lo están. Incluso según las estimaciones más optimistas sobre la inmunidad de la población, unos 80 millones de estadounidenses siguen siendo vulnerables. Eso es casi lo mismo que el número total de infecciones confirmadas en EEUU durante la pandemia.

“El 26 % que aún podría enfermarse con ómicron en este momento debe tener mucho cuidado”, dijo Mokdad.

A Andrew Pekosz, investigador de virus de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins, le preocupa que las personas, en particular los sobrevivientes de ómicron no vacunados, puedan tener una falsa sensación de seguridad. “En un mundo ideal, las personas no vacunadas infectadas con ómicron harían fila para recibir una vacuna”, dijo.

Además, estimar la protección está lejos de ser una ciencia exacta. Es un objetivo en movimiento, ya que la inmunidad disminuye y circulan nuevas variantes. La protección varía mucho de una persona a otra. Y es imposible saber con certeza cuántas personas están protegidas. El modelo IHME estima un amplio rango, del 63 % al 81 % de los estadounidenses.

“Hemos alcanzado una posición mucho mejor para los próximos meses, pero con la disminución de la inmunidad no deberíamos darlo por sentado”, dijo Mokdad.


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<b>Estetoscopio</b>. Hoy en día forma el estetoscopio forma parte esencial de cualquier consulta médica, pero antes de su creación en 1815, los doctores tenían que conformarse con colocar el oído encima del pecho del paciente para escuchar los latidos de su corazón o su respiración, lo que no siempre era efectivo, sobre todo cuando la persona tenía mucha grasa corporal, algo que justamente fue lo que le ocurrió al inventor de este instrumento médico, el francés René Laennec, a quien en esa circunstancia se le ocurrió la idea de crear un objeto que amplificara los sonidos del corazón y los pulmones.
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<b>Desfibrilador</b>. La desfibrilación -el proceso por el cual se aplican cargas eléctricas al corazón de un paciente para restituir el ritmo cardiaco- salva vidas. Si alguien sufre un paro cardíaco y es desfibrilado durante el primer minuto, su chance de supervivencia es del 90%. Por cada minuto que se retrasa este procedimiento, sus probabilidades se reducen entre 7 y 10%, advierte la 
<a href="https://suddencardiacarrest.org/" target="_blank">Asociación de Ataques Cardiacos Repentinos</a>. La primera desfibrilación exitosa se atribuye a Claude Beck, quien la hizo en un joven de 14 años durante una cirugía en 1947. Con el paso de las décadas, se logró crear artefactos que pudieran usarse más allá de la sala de operaciones hasta que finalmente, en 1965, Frank Pantridge inventara el primer desfibrilador portátil del mundo, que fue instalado en una ambulancia. Hoy en día los hay por doquier y, a diferencia de ese modelo que pesaba 70 kilos, ahora son pequeños y mucho más livianos.
<b>Píldora anticonceptiva</b>. El impacto social del fármaco para el control de la natalidad aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) en 1960 ha sido crucial. La llamada píldora ha permitido a las mujeres el control de su fertilidad, algo que fue muy revolucionario y controversial en su momento. Si bien sus ‘creadores’ fueron dos hombres (Gregory Pincus y John Rock), dos mujeres la hicieron realidad al encontrar los fondos necesarios para su desarrollo: Margaret Sanger -fundadora de Planned Parenthood- y Katherine McCormick.En la actualidad 8 de cada 10 mujeres han tomado la píldora en algún momento de sus vidas.
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<b>Vacunas</b>. El valor de las vacunas como una poderosa herramienta de salud pública para salvar vidas ha sido corroborado una vez más durante esta pandemia del coronavirus. Su creación se remonta a hace 200 años cuando en el Reino Unido, el médico Edward Jenner notó que algunas mujeres que ordeñaban vacas parecían estar protegidas de la viruela si antes ya habían contraído una enfermedad más leve llamada viruela bovina, lo que lo motivó a hacer un experimento con un niño de 8 años, a quien inoculó con materia de la llaga de viruela bovina de una ordeñadora y luego con el virus. Así pudo confirmar su teoría: el niño había producido un grado de protección contra la viruela. Según un 
<a href="https://www.bbc.com/mundo/noticias-40720048" target="_blank">reportaje</a> de la 
<i>BBC</i>, en 1798 publicó su primera investigación donde habló por primera vez del término ‘vacuna’, del latín: vacca. El resto es historia.
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<a href="https://www.nationalgeographic.org/encyclopedia/thermometer/" target="_blank">reportaje</a> de 
<i>National Geographic</i>, no fue hasta el siglo XIX cuando, gracias a la explicación científica de la fiebre que hiciera Carl Wunderlich, que el termómetro se hizo indispensable.
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Estetoscopio. Hoy en día forma el estetoscopio forma parte esencial de cualquier consulta médica, pero antes de su creación en 1815, los doctores tenían que conformarse con colocar el oído encima del pecho del paciente para escuchar los latidos de su corazón o su respiración, lo que no siempre era efectivo, sobre todo cuando la persona tenía mucha grasa corporal, algo que justamente fue lo que le ocurrió al inventor de este instrumento médico, el francés René Laennec, a quien en esa circunstancia se le ocurrió la idea de crear un objeto que amplificara los sonidos del corazón y los pulmones.
Imagen DIRK WAEM/BELGA MAG/AFP via Getty Images
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