Una madre, harta de sufrir maltratos, asesina a su hijo de 35 años a punta de machetazos

Con 55 años cumplidos, Margarita Mejía decidió que si las autoridades no la habían auxiliado, a pesar de haber solicitado su ayuda en múltiples ocasiones, ella iba a recuperar su vida y terminar de una vez por todas con la violencia que su hijo ejercía sobre ella.

Por:
Univision

Harta de que las autoridades no hayan hecho nada para acabar con su calvario a pesar de sus denuncias, Margarita Mejía decidió, a sus 55 años, tomar el machete y buscar justicia por cuenta propia en el municipio de Catacamas del departamento hondureño Olancho.

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A principios de abril, Margarita planeó cada detalle y luego de que su hijo Nelson Noé García, de 35 años, llegó -como siempre- borracho a la casa que compartían, le sirvió de comer como todos los días, se aguantó los insultos verbales y físicos diarios, antes de seguirlo por varias cuadras de la comunidad para asesinarlo a machetazos, de acuerdo con el diario Tiempo Digital.


Tras el incidente, las autoridades locales arribaron hasta el lugar de los hechos y detuvieron a la mujer con el machete, quien confesó el crimen antes de ser trasladada a la estación policial. Por su parte, el cadáver de García quedó en medio de un matorral.

Vecinos de la mujer precisaron que los maltratos que tenía que aguantar la mujer eran bastante fuertes y constantes.


De acuerdo con el diario La Prensa, Mejía se había acercado a las autoridades en múltiples ocasiones para pedir ayuda y denunciar a su propio hijo, sin que se solucionara el problema.

Las autoridades hondureñas informaron que el proceso de investigación determinará si las acciones de la mujer fueron en defensa propia o si se determina que se trata de un parricidio, además de añadir otras causas al caso.

Poco importó toda la experiencia que Alberto Guajardo tenía como jefe de la policía de Eagle Pass, Texas, 
<b>al ver el cadáver de la <a href="https://www.univision.com/temas/ninos">pequeña</a> Victoria. </b>
Tras quedarse pasmado entre las huellas de violencia pasada -producto de quemaduras-, el cráneo desfigurado y los golpes por todo su cuerpo de tan solo 
<a href="https://www.univision.com/temas/menores-de-edad">tres años</a>, el oficial supo que 
<b>se encontraba ante lo más fuerte que le había pasado</b> y se prometió que no descansaría hasta darle justicia a la niña.
<b> </b>
Horas antes, Mary Hernández había recorrido todo el puente internacional con su documento de identidad estadounidense y con su hija Victoria 
<b>moribunda en sus brazos</b>, hasta donde estaban los agentes 
<a href="https://www.univision.com/temas/frontera-eeuu-mexico">fronterizos. </a>
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Al ver a la niña, los agentes pidieron una ambulancia para trasladarla a un hospital donde
<b> sería declarada <a href="https://www.univision.com/temas/muertes">muerta</a></b>, con todo el centro de salud conmocionado al ver las condiciones del cuerpo.
De acuerdo con las primeras investigaciones, Victoria vivía con su madre y su pareja en un barrio popular de Piedras Negras, Coahuila, en el lado mexicano de la frontera. Tras el suceso, 
<b>Hernández fue puesta en libertad bajo <a href="https://www.univision.com/temas/fianzas">fianza.</a> </b>
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Hoy, la casa en la que vivía Victoria se encuentra abandonada y cerrada con un candado, mientras la comunidad todavía trata de asimilar lo ocurrido. “Nos sentimos muy mal, 
<b>nunca nos imaginamos que la niña estaba pasando por todo eso, ni que la madre permitiera esa <a href="https://www.univision.com/temas/violencia">violencia</a>” </b>, dice una de las mujeres habitantes del barrio. 
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Y es que, por el momento, todas las miradas de las autoridades apuntan al hombre con el que Mary compartía su casa y la vida de su hija. Identificado como Luis Cuevas, 
<b>el sujeto está siendo buscado por oficiales mexicanos y estadounidenses. </b>
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Mientras tanto, el cuerpo de Victoria se encuentra en la morgue de Laredo, Texas, a la espera de que 
<b>se le practique la <a href="https://www.univision.com/temas/autopsias">autopsia</a> correspondiente</b> para determinar las causas exactas de su muerte. 
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Poco importó toda la experiencia que Alberto Guajardo tenía como jefe de la policía de Eagle Pass, Texas, al ver el cadáver de la pequeña Victoria.