LOS ÁNGELES, California.- En medio de un paisaje devastado por el fuego, Horacio Welches, un empresario restaurantero de origen argentino, lucha por salvar lo que le queda.
Roció agua a la maleza: empresario hispano relata cómo logró defender su hogar y sobrevivir a los incendios en California
Horacio Welches, un empresario argentino cuya casa se encuentra en la línea de fuego de los incendios en el área de Los Ángeles, relató cómo ha logrado mantener su casa en pie a pesar de que las de varios de sus vecinos fueron consumidas por las llamas.
Su casa, situada en una de las zonas más afectadas de California, ha estado en la línea de fuego de los devastadores incendios que están arrasando el estado, pero más allá de la amenaza directa su hogar y negocio, lo que está poniendo a prueba su fortaleza es la dolorosa realidad de la desolación.
Horacio, dueño del reconocido restaurante Lala, está familiarizado con la tragedia: hace dos años, su restaurante en Westwood fue consumido por las llamas. Ahora, enfrentando otro incendio en su propia comunidad, no es solo su negocio lo que está en riesgo, sino su hogar y el de sus vecinos.
Horacio decidió quedarse para luchar contra las llamas y salvar su hogar
Desde la mañana que comenzó el fuego, la situación se ha vuelto insostenible. Los vientos, implacables y descontrolados, han avivado las llamas que se acercaban con una rapidez.
Horacio, quien decidió quedarse en su casa cuando las autoridades dieron la orden de evacuación, se ha convertido en un testigo de la magnitud de la tragedia. Mientras otros se han alejado de las zonas de peligro, él tomó la decisión de quedarse a luchar contra las llamas, rociando agua sobre la maleza que rodea su propiedad, siguiendo las recomendaciones de los bomberos, aunque consciente de que su acción solo podría ser una ayuda momentánea.
“Lo que estás haciendo marca una gran diferencia”, le comenta la reportera Cecilia Bográn, quien ha estado siguiendo los incendios de cerca. Horacio responde con una mezcla de humildad y desesperación: “ No lo recomiendo. No es necesario poner en riesgo la vida de nadie”.
El fuego ya ha consumido muchas casas a su alrededor. A pesar de las difíciles circunstancias, Horacio ha encontrado la fuerza para seguir luchando, al igual que su vecino, con quien comparte la angustia de ver cómo las llamas devoran todo lo que han construido.
A la falta de recursos, como la presión de agua en los camiones de bomberos, se suma la creciente desesperación de los habitantes. Los bomberos, agotados y con pocas reservas, han tenido que tomar decisiones difíciles, dejando algunas casas a su suerte. En algunos casos, como en el de Horacio, se les permitió continuar luchando por salvar propiedades. Pero a medida que el viento soplaba con más fuerza, los esfuerzos se volvieron en vano. “Cuando el fuego volvió, volvió con tanta intensidad que fue imposible salvarlas. Desaparecieron todas”, comenta, visiblemente conmovido por la magnitud de lo sucedido.
El peligro acecha constantemente en los incendios de California
Mientras Horacio se prepara ante cualquier contingencia, con el coche listo para evacuar, la situación no mejora. La angustia de saber que las llamas pueden llegar en cualquier momento es abrumadora. A su lado, su vecino también está haciendo todo lo posible para salvar lo que queda.
Entre ambos logran mantener en pie las únicas dos casas que han resistido hasta el momento, mientras todo a su alrededor se reduce a escombros. La imagen es desoladora, como una ciudad fantasma, un paisaje de ruinas que recuerda las escenas de una película apocalíptica.
Pero Horacio no está solo. A pesar del desasosiego, lo que más le conmueve es la solidaridad de su comunidad. A lo largo de los años, ha sido testigo de la cercanía que se forma entre los habitantes de este lugar, de cómo la tragedia saca lo mejor de las personas. “ Cuando pasamos por una tragedia grande, uno siente el apoyo mutuo”, dice, recordando el tiempo de la pandemia y la forma en que los vecinos se ayudaron entre sí. Esta tragedia, aunque inesperada, ha reforzado esos lazos de comunidad, esa sensación de que no están solos.
Lo que Horacio describe con más dolor es la sensación de impotencia al ver cómo su gente, sus vecinos y amigos, pasan por situaciones que parecen irreparables. La preocupación por la seguridad de su familia, de sus hijos, lo ha mantenido despierto toda la noche. “Mis hijos querían venir, pero les dije que no lo hicieran. La preocupación por la familia es aún más grande que por la casa misma”, confiesa.
El impacto de los incendios no solo es material. Para Horacio, la tragedia ha sido una lección de vida. “ El dolor es terrible, pero también te enseña a entender la diferencia entre lo que es realmente importante y lo que no”, reflexiona, mientras observa a su alrededor. En este momento, cuando la vida parece suspendida entre las llamas, la solidaridad, la humanidad y la ayuda mutua son lo que le da fuerzas para seguir adelante.
Finalmente, después de todo lo vivido, Horacio encuentra consuelo en la idea de que la tragedia es solo temporal. “ Esto cambiará, como todo lo que pasa en la vida”, dice con resignación. Y aunque la calma todavía parece lejana, asegura que lo que importa es la forma en que las personas se apoyan mutuamente en los momentos más oscuros. Mientras el viento sigue soplando, él continúa, como tantos otros, enfrentando un desafío monumental con la esperanza de que la tormenta pasará.
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