Carta abierta a mis padres ahora que saben que soy gay

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Por:
Vanessa Mena.

Uno de nuestros lectores nos comparte esta emotiva carta.

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Mamá, papá:

Esta no es la primera carta que les escribo, pero sí la primera que les entrego. Muchas veces he tratado de vaciar mi alma sobre el papel, pero siempre termino igual, rompiendo la hoja y tirándola a la basura.

Esta vez es diferente. No estoy seguro qué pasó o qué cambió en mí, que esta vez estoy decidido a escribir esta carta hasta el final y dárselas, confiando en que lean cada palabra que escribo y puedan comprenderme.

La verdad no sé ni por dónde empezar. Tal vez disculpándome… por que eso pasa cuando perteneces a una minoría, andas por la vida pidiendo disculpas por tu existencia, por ser como eres y no como los demás te dicen que seas.

Perdóname papá, por decepcionarte una y otra vez. Te decepcioné cuando no fui bueno para el futbol o para el bascketball, aunque nunca te diste cuenta que era bueno para otras cosas: fui campeón de ajedrez en la escuela y aprendí a tocar el bajo con mis amigos, pero tú ni te enteraste por estar pensando en que “tenía que” ser bueno en los deportes “rudos”.

Te he decepcionado muchas veces papá, pero la peor fue aquella ocasión en que me planté en medio de la sala y dije, frente a toda la familia, que soy homosexual. Aún recuerdo la expresión de tu rostro: una mezcla de ira, odio y decepción, como deseando que todo eso no estuviera pasando, o mejor aún, deseando que yo ni existiera. Creo que si te hubiera dicho que vendía droga o que maté a alguien, lo habrías tomado con más calma.

También a ti te pido perdón mamá. No sólo te decepcioné, también te causé una gran angustia porque inmediatamente empezaste a pensar en el qué dirán. “¿Qué van a pensar los vecinos?” “¿Qué va a pasar cuando se enteren mis amigas?” “Van a decir que soy una mala madre”.

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Me habría encantado que te preocuparas por mí, por cómo sería mi vida, si no sufriría el acoso de la sociedad, si mis amigos no me dejarían de hablar. Pero no fue así. De alguna forma conseguiste apropiarte del protagonismo de la historia. Yo era el que estaba haciendo frente a una nueva vida, pero según tú, la que más sufría y la que más se preocupaba (por la opinión de los demás) eras tú.

Pero basta de reproches, son mis padres y los amo tal y como son. Ni modo, son los padres que me tocaron. Jamás les pediría que fueran diferentes sólo para agradarme o encajar en mis estereotipos. ¿O caso alguna vez les dije algo como “oye mamá, las madres de las películas les hornean galletas a sus hijos y los esperan con una taza de chocolate caliente cuando regresan de jugar”? No, para nada. A mí me daba igual si mi madre no era como las del cine, yo la amaba y punto.

¿O alguna vez te hice algún reproche papá, por no parecerte a los papás de la televisión? ¿Alguna vez te dije “oye papá, los señores de la tv tienen un auto bonito y platican con sus hijos cuando llegan de trabajar, no se pasan todo el fin de semana viendo el futbol”? No, para nada. Si a ti te gustaba hacer eso, pues bien por ti, yo no tengo por qué meterme con tus gustos.  

Ah, pero eso sí, quiero que una cosa quede bien clara, y con esto quiero terminar la carta: que les pida una disculpa no significa que me arrepienta. No señores, eso jamás va a pasar. No me arrepiento de quién soy, ni como soy. Son mis padres y me encantaría que me aceptaran así como soy, que me preguntaran cómo me siento, cómo me he adaptado a esta nueva vida, si no he tenido problemas o nadie me ha molestado. No niego que me gustaría recibir su apoyo, pero ni modo, no puedo obligarlos a que me quieran tal y como soy. Lo único que puedo hacer es amarlos así como ustedes son.

M.A.