Si dices que nunca has mentido, es probable que estés mintiendo. Cada día nos enfrentamos con esas pequeñas mentiras que llamamos inofensivas, sin detenernos a cuestionar por qué las hacemos o qué estamos tratando de evitar. Ser conscientes del motivo de estas mentiras podría ayudarnos a sentir más claridad en nuestra vida.
Saber si te está mintiendo es posible: especialistas revelan cuál es la clave
¿Por qué mentimos?

Un estudio publicado en Journal of Basic and Applied Social Psychology descubrió que el 60 % de las personas no puede pasar 10 minutos sin mentir al menos una vez. Y aquellos que realmente mintieron tuvieron un promedio de tres mentiras durante esa breve conversación. ¿Por qué mienten?
Para responder esa pregunta, Leslie Martin, PhD en la Universidad de Wake Forest, Estados Unidos, encuestó a más de 100 estudiantes graduados de psicología. La encuesta reveló que del 37 % que dijo haber mentido, la mayoría lo hizo «para protegerse de alguna manera, principalmente para evitar vergüenza, emociones dolorosas y ser juzgado», de acuerdo a la Asociación Americana de Psicología.
Por otro lado, un estudio publicado en la revista Nature Neuroscience descubrió que la mentira es una pendiente resbaladiza: cuando las personas dicen mentiras pequeñas, el cerebro se vuelve insensible a «la punzada de culpa» que suele causar la deshonestidad. Es decir, cuanto más mientes, más fácil es hacerlo, y más grandes son las mentiras.
Cómo detectar mentiras

Es probable que digas pequeñas mentiras con frecuencia, como por ejemplo decir que no vas a un evento porque te sientes mal o decirle a tu pareja que le queda bien lo que tiene puesto, cuando en realidad piensas que le queda horrendo.
Podemos reconocer esas pequeñas mentiras que hacemos cada día, ¿pero logramos darnos cuenta cuando otro nos miente? Una investigación publicada en Psychological Science descubrió que todos tenemos instintos preestablecidos para detectar mentirosos, pero normalmente son ignorados por nuestras mentes conscientes.

Afortunadamente, podemos entrenar nuestro «radar» para detectar mentiras: según expertos en comportamiento, la clave es mirar en vez de escuchar. Solo hay que tomar consciencia de algunos signos no verbales.
- Mirada: la clave está en la desviación de la mirada, en qué momento se desvía la mirada. También en la rapidez o en la lentitud con la que parpadea.
- Pequeñas expresiones: la cara puede traicionar la verdadera emoción del que engaña. Un estudio publicado en Science Daily señala que los rostros de las personas que se les había pedido mentir presentaron pequeñas expresiones poco comunes. «Hay algunos músculos en la cara que no puedes controlar... y esos músculos no se activarán en ausencia de emoción genuina», dijo Leanne ten Brinke, una estudiante que colaboró en la investigación.

Sonrisa falsa: es más probable que los mentirosos aprieten los labios, dejando su sonrisa forzada o tensa. Pero la clave está en la combinación de las expresiones de la boca y de los ojos. Una persona sincera sonríe con todo su rostro.
Signos de estrés: muchas acciones pueden indicar una mentira en proceso: cualquier cambio en la deglución, el frotamiento de las manos, el bostezo, el movimiento de la cabeza o la frecuencia de la respiración. Algunos cambios físicos notorios podrían indicarte que se siente incómoda.
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