El mito del acéfalo, ese monstruo que no tiene cabeza, se popularizó en los cuadernos de los cronistas que llegaron con Cristóbal Colón a América y que le contaron al mundo, con definidos dibujos, que los habitantes de esas tierras exóticas eran así, con la cabeza en el pecho, sin una división entre la razón y las vísceras. Bestias.
La obra más famosa de la Bienal de Berlín es de un colombiano que le quitó la cabeza a Rihanna
Así, como monstruos sin cabeza, habrían sido representados Rihanna, Ricky Martín y James Rodríguez hace 524 años cuando los cronistas de indias pintaron a los habitantes del Nuevo Mundo en sus cuadernos como acéfalos. Esta obra de Juan Peláez ha creado controversia.


Por estos días el mito parece revivirse en un tiempo y una latitud muy lejana, en la Bienal de Arte de Berlín (Berlinale) y se ha encarnado insospechadamente el cuerpo de Rihanna.

“Esas imágenes de unos humanoides sin cabeza hechas en grabados que circularon por todo el mundo hasta el Siglo XVI, se convirtieron por siglos en la manera de representar al otro, al desconocido, al que era visto como una amenaza. Era una manera de volverlos monstruos", explica Juan Peláez el artista colombiano detrás del monumental cartel de 6 metros de altura que se ha convertido en la obra más compartida y publicitada en redes de la bienal.
La última vez que se vió la imagen de un acéfalo fue en los dibujos de Sir Walter Raleigh quien dijo que ellos vivían en Suramérica y el Caribe y los llamó Ewaipanomas. Cuando regresó a Europa esa imagen fue impresa y todo el mundo creyó que la gente del Nuevo Mundo era así.

"Yo entonces decidí emprender un proyecto artísticos en donde tomaba imágenes de famosos que en el mundo son reconocidos como latinos o caribeños y empecé a representarlos a través de esta idea. Al fin y al cabo, así se hubieran visto hace 520 años atrás a Ricky Martín, a Falcao, a James, a Rihanna, los habrían representado como monstruos acéfalos”, explica el artista que se crió en Miami y que durante toda su infancia pensó que Colombia, la tierra de donde eran sus padres, solo había selva y salvajes. “Latinoamérica hasta nuestros días sigue siendo representada desde un discurso que se parece al del Siglo XVI en donde el mundo cree que somos el otro, el salvaje”.
Para su serie artística retomó la técnica de cartón con relieve que se usa para promocionar las películas en los cinemas, al fin y al cabo, él como el cinema estaba promocionando un discurso, “una ideología”. Con esta técnica trabajó los cuerpos de Sofía Vergara, de James y de Ariadna Gutiérrez, la reina colombiana a la que le quitaron la corona de Miss Universo. A todos les pintó sus rostros sobre el pecho.

Sin embargo, cuando los curadores de la Bienal vieron su trabajo, decidieron que era la figura de Rihanna, oriunda de Barbados, la que debería ser expuesta en la feria. No sospechaban los organizadores que esta decisión haría que la misma Rihanna, (la de carne y hueso…y con cabeza) que andaba de gira por Europa por esos días, terminaría llegando a su propia escultura y haciéndole un guiño al artista con una foto que publicó en su Instagram que tiene hoy más de 600 mil likes.
“Cuando se inauguró la bienal muchos fans se disgustaron, me decían que era una falta de respeto, pero tuve la oportunidad de contarle mi proyecto y la cantante no solo lo entendió sino que estuvo de acuerdo con lo que soportaba estas imágenes”.
Hoy la obra de este artista está invitada a participar en otras ferias internacionales, porque quizás, sin sospecharlo, Juan Peláez no solo está reflexionando sobre la manera como son entendidos y representados los latinos en un mundo convulso como el de hoy, sino cómo a las estrellas famosas, sin ningún proceso artístico detrás que lo justifique, el mundo les quita la cabeza.
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