“No nos dejan en paz”: jornaleros exigen a Home Depot parar las intimidaciones

Trabajadores latinos de Los Ángeles, incluidos jornaleros, acusan a Home Depot de perfilarlos racialmente y hostigarlos dentro de las tiendas y estacionamientos.

Por:
Univision
Los trabajadores aseguran que al llegar a sucursales The Home Depot son abordados por guardias de seguridad que los amenazan con llamar una grúa o despojarlos de sus herramientas. Abogados de los de los empleados han entablado una queja formal ante la gerencia de la tienda para que se hagan las respectivas correcciones y situaciones similares no se vuelvan a presentar.
Video Jornaleros denuncian ser blanco de acosos y maltratos a la hora de buscar empleo en una ferretería de Los Ángeles

La comunidad de Los Ángeles, incluidas organizaciones que defienden los derechos y la labor de los inmigrantes, demandan que Home Depot pare las intimidaciones diarias hacia los trabajadores que buscan una fuente de trabajo.

“Nos han quitado nuestras troquitas que las hemos comprado con mucho esfuerzo”, comentó Gerónimo Iván, un jornalero que acude a estas tiendas para buscar trabajo. “No nos dejan en paz”, agregó.

Trabajadores, patrones y organizaciones que trabajan en nombre de trabajadores migrantes, latinos y otros grupos marginados, como es el Instituto de Educación Popular del Sur de California (IDEPSCA), compartieron un listado de incidentes que incluyen hostigamiento, amenazas y abuso físico a manos de los guardias de seguridad de las tiendas Home Depot. Además, también se les acusa de llamar al Departamento de Policía de Los Ángeles como forma de intimidación y criminalización hacia los jornaleros.

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"Creo que lo que hacen los guardias de seguridad es racista. Los jornaleros no están aquí para robar a Home Depot sino para encontrar trabajo. No creo que los guardias de seguridad deban estar abusando de su poder", comentó Martín, un jornalero.

El abogado Gilbert Saucedo, de la Asociación Nacional de Abogados de Los Ángeles, dice que "Home Depot parece estar buscando una excusa para deshacerse de los centros de trabajo para jornaleros que se establecieron en algunas ubicaciones de Home Depot.”

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Recientemente se proclamó el 3 de mayo como el “Día del Jornalero”, en donde este grupo de trabajadores fueron reconocidos por la ciudad de Los Ángeles como parte importante de la comunidad, quienes necesitan ser reconocidos por sus contribuciones.

“Los jornaleros que buscan trabajo, ya sea que estén registrados en nuestro centro o no, no deben de ser criminalizados ni amenazados con detenerlos o deportación", comentó la directora ejecutiva del Instituto de Educación Popular del Sur de California (IDEPSCA). "Por lo tanto, apoyamos a los trabajadores y exigimos a Home Depot que ponga fin a su hostigamiento, intimidación y criminalización de los jornaleros y vendedores ambulantes", aseguró.

<b>Laura</b> es madre soltera con cuatro hijos menores. Salió de La Ceiba, en la costa atlántica de Honduras, después de que un grupo del crimen organizado mató a su hermano y comenzó a amedrentarla, con amenazas. "Lo más difícil fue cuando hace unas semanas le metieron fuego a mi casa". Ese incendio, según cuenta, le causó quemaduras a una de sus hijas. La certeza de que los pandilleros continuarían con los hostigamientos hizo que la familia prefiriera salir de Honduras y atravesar Guatemala para unirse a la caravana en la frontera con México. "Me vine con mis cuatro hijos para no arriesgarlos. En Honduras corren peligro".
<b>Kevin</b>,
<b> </b>de
<b> </b>15 años, dice que quiere llegar a Estados Unidos para estudiar. En Choluteca, Honduras, las pandillas le impedían ir a clases y aunque le permitían trabajar como peón, a menudo le quitaban lo que ganaba. "Querían el dinero para comprar drogas. Yo sé que al llegar a EEUU voy a tener que trabajar para poder estudiar, porque no va a ser gratis, pero valdrá la pena". Lo primero que desea es que le den el permiso de entrar al país y luego a la escuela: "De ahí, vamos a ver qué es lo que me puede gustar. Tal vez estudiar para ser doctor o maestro".
<b>Janet</b>, de 32 años, salió huyendo de San Bartolo Ilopango, en El Salvador, junto a su esposo Yoni y sus dos niñas. "Nos amenazaron de muerte. Los mareros (miembros de la pandilla) le dijeron a mi esposo que si no accedía a unas peticiones, le podía pasar lo mismo que a un familiar suyo (le mataron a un primo)". Esa amenaza ocurrió en marzo. Semanas después aumentó la presión para que Yoni colaborara con las pandillas: "Llegaron a advertir que si se negaba, ya la iban a tomar contra nosotras, las niñas y yo". Por eso la pareja decidió abandonar su vida en Ilopango y unirse a la caravana, después de que supieron que el objetivo era llegar con cientos de personas a la frontera norte mexicana para presentarse ante las autoridades migratorias estadounidenses. "Pues bueno, ya hemos llegado hasta aquí y gracias a Dios estamos bien, pero ahora falta 
<a href="https://www.univision.com/noticias/inmigracion/la-caravana-de-migrantes-se-enfrenta-a-su-peor-obstaculo-el-reto-de-pedir-y-obtener-asilo-en-eeuu">lo más difícil, conseguir el asilo".</a>
<b>Yoni</b> está nervioso. La sola imagen de acudir a las autoridades estadounidenses para entregarse junto a su familia y solicitar un asilo le inquieta. "Siento presión de oír tantos temas; que el presidente Donald Trump dice esto y aquello. Si yo pudiera, le pediría que se pusiera la mano en el corazón y dialogara con muchas de estas familias que vienen acá por diferentes tipos de problemas; y que los escuchara porque así se daría cuenta de que uno no viene acá para aprovecharse del país o por algún interés, sino por seguridad y por sacar adelante a nuestros hijos. Lo único que nos queda es ponernos en manos de Dios y que sea él quien le toque el corazón". A pesar de la angustia, dice que también se siente "agradecido", pues en el camino nadie de la familia se enfermó y nada malo les pasó.
<b>Ángel</b>. Este jornalero decidió huir de su casa en el central departamento de Yoro, en Honduras, tiempo después de que pandilleros de la MS-13 mataran a su hermano: "Era un profesor rural que no se metía con nadie, así que no sabemos el motivo". Dos meses más tarde, los mismos criminales asesinaron a su sobrino y le advirtieron que le pasaría lo mismo si no obedecía todo lo que le pedían que hiciera. Así que decidió marcharse; en la huida, recorrió diversos pueblos de Honduras. Entonces, los pandilleros decidieron ser más crueles: "Golpearon y violaron a mi madre, una mujer de 87 años, porque querían que les dijera dónde estaba yo, para hacerme regresar; yo tengo pruebas de todo eso, fotos del hospital". Como no podía trabajar de manera estable, decidió unirse a la caravana con su hijo de 5 años. "Esperamos que nos concedan asilo. Si nos lo niegan vamos a estar en mucho peligro, pero si lo conseguimos, vamos a ver cómo vamos a ayudar a los demás en la familia".
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Laura es madre soltera con cuatro hijos menores. Salió de La Ceiba, en la costa atlántica de Honduras, después de que un grupo del crimen organizado mató a su hermano y comenzó a amedrentarla, con amenazas. "Lo más difícil fue cuando hace unas semanas le metieron fuego a mi casa". Ese incendio, según cuenta, le causó quemaduras a una de sus hijas. La certeza de que los pandilleros continuarían con los hostigamientos hizo que la familia prefiriera salir de Honduras y atravesar Guatemala para unirse a la caravana en la frontera con México. "Me vine con mis cuatro hijos para no arriesgarlos. En Honduras corren peligro".
Imagen Manuel Ocaño