Víctima de abusos del clero acusa al Vaticano de encubrimiento masivo de casos de pederastia

Juan Carlos Cruz, qiuen fue abusado por un sacerdote en Chile, dice que la confesión de Francisco tras su viaje a Fátima, que hay 2000 casos de violaciones acumulados, es contrario a lo que prometió el pontífice en el 2014 cuando creó la comisión investigadora.

Jorge Cancino
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Jorge Cancino.
Francisco confiesa que la Santa Sede no tiene personal suficiente para investigar miles de denuncias de pederastia, como lo denunciara en su momento una exintegrante de comisión nombrada por el mismo.
Video El Papa reconoce que el Vaticano tiene acumulados 2,000 casos de abusos sexuales

Una víctima chilena de abusos del clero criticó este lunes el reconocimiento del papa Francisco, quien el fin de semana dijo que el Vaticano tiene acumulados 2,000 casos de abuso sexual cometidos por sacerdotes.

“La situación es tremendamente frustrante”, dijo a Univision Noticias Juan Carlos Cruz, una de las víctimas chilenas del sacerdote Fernando Karadima, quien el 16 de febrero de 2011 la Congregación para la Doctrina de la Fe (exSanto Oficio) declaró culpable de abusos sexuales contra menores con violencia y abuso de potestad eclesiástica. “Puedo asegurar que los 2,000 casos son muchos más, esto es un encubrimiento masivo”, agregó.

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La declaración de Francisco se produjo a bordo del avión papal que lo llevó de regreso a Roma tras visitar el santuario mariano de Fátima, en Portugal. Un periodista del National Catholic Reporter le preguntó al pontífice sobre la renuncia de Marie Collins, un miembro de la comisión que investiga los casos de pederastia del clero y que también fue víctima de abusos sexuales por parte de un sacerdote, y cómo se aseguraba que los obispos realizaran las recomendaciones emitidas por la comisión.

Collins dijo en su renuncia que los funcionarios del Vaticano no la tenían en cuenta, y tampoco sus consejos a la comisión. El Papa no respondió a otras quejas de Collins, entre ellas el rechazo por parte de la Congregación para la Doctrina de la Fe para nombrar un tribunal que juzgue a los obispos que encubrieron a sacerdotes pedófilos.

Francisco se limitó a resaltar las virtudes de Collins, y señalar que “necesitamos a más gente capaz de hacer esto” (investigar las denuncias de abusos por parte del clero), y finalizar el protocolo que será implementado por las diócesis de todo el mundo para castigar este crimen.

Cruz dijo que el Vaticano “quería poner a estas víctimas (como el caso de Collins) para demostrar que estaban oyendo, que de verdad estaban preocupados” por el escándalo. “Sin embargo, Marie también renunció porque no dio más con esta desidia e inacción del Vaticano” para juzgar a los responsables de los casos de pederastia.

“Yo hablo seguido con ella. Ella es una mujer que tenía todas las buenas intenciones y a la que trataron de hacer pensar que sí se estaban haciendo las cosas. La verdad es que nada se mueve, nada”, precisó Cruz.

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Collins, una irlandesa que fue abusada por un cura cuando era niña, renunció en marzo a la comisión por “falta de colaboración” desde otros dicasterios de la Curia Romana.

En febrero de 2016 otro miembro de la comisión, el británico Perter Sanders, otro abusado, también renunció por las mismas causas. Sanders fue nombrado en sustitución de Cruz, quien fue marginado por presiones de los cardenales chilenos.

“Lo renunciaron porque él no permitió que se mantuviesen en esta inacción”, explicó Cruz.

Agregó que la comisión nombrada por el Papa en 2014, “trabaja con la lógica de que los abusos son cosa del pasado, que ahora es tiempo de implementar los protocolos, y que hay que seguir adelante. Sin embargo, agregó, como un cáncer, si tu no limpias todo y te preocupas de hacer cosas concretas para que no siga avanzando, nunca te libras de él. Esa es la analogía exacta”.

En junio de 2011, cuatro meses después de la sentencia a Karadima, la Santa Sede rechazó la última apelación del cura y confirmó los cargos de culpabilidad de pedofilia (abuso de menores entre 8 y 12 años) y efebofilia (abuso de adolescentes y mayores).

Francisco viajó a Fátima para presidir las ceremonias del centenario de la aparición de la Virgen María a los pastorcitos Lucía dos Santos, y a sus primos los hermanos Jacinta y Francisco, quienes fueron canonizados el sábado.

Unos 500,000 fieles asistieron este sábado a la misa que ofició el papa Francisco en el santuario de Fátima, en Portugal.
Ante cientos de miles de peregrinos en Fátima, Portugal, el papa Francisco ofició la canonización de los pastores Francisco y Jacinta Marto.
Francisco suplicó a la Virgen de Fátima que conceda la "esperanza y la paz" que necesita toda la humanidad, durante la homilía que pronunció en el santuario portugués.
Su santidad católica también recibió el afecto de varios niños en Portugal.
En la explanada central del santuario caben, según los organizadores, entre 300,000 y 400,000 personas, pero había muchos más fieles en los laterales y alrededores.
"Declaramos y definimos como santos a los beatos Francisco Marto y Jacinta Marto y los inscribimos en el catálogo de los santos, decretando que sean devotamente honrados entre los santos en toda la Iglesia", dijo el pontífice católico.
El milagro por su intercesión que fue aprobado para poder ser santos es la curación del niño brasileño, Luca Baptista, que sufrió una grave lesión cerebral al caer por una ventana en marzo de 2013, cuando tenía 5 años.
Al final de la misa, las dos reliquias dejarán el altar siguiendo la procesión con la imagen de Fátima hasta la capilla de las apariciones, donde quedarán expuestas durante todo el día.
Las reliquias de los pastorcitos regresarán a la Casa de las Candeias, donde se encuentran habitualmente, mientras que los cuerpos de Francisco y Jacinta están enterrados en la basílica de Nuestra Señora Del Rosario de Fátima.
Durante la procesión que abrió la ceremonia, las reliquias de Francisco y Jacinta, que murieron con 9 y 10 años, se colocaron junto al altar con la imagen de la Virgen.
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Unos 500,000 fieles asistieron este sábado a la misa que ofició el papa Francisco en el santuario de Fátima, en Portugal.
Imagen Toni Gentile / Reuters
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