Bolsonaro arrasa en las elecciones presidenciales de Brasil, pero deberá ir a segunda vuelta con Haddad

Como ninguno de los candidatos obtuvo el 50% de los votos, los brasileños se volverán a dar cita el próximo 28 de octubre para elegir entre el candidato ultraderechista y el izquierdista Fernando Haddad.

Por:
Univision
El candidato presidencial ultraderechista es líder en los sondeos de intención de voto para las elecciones del 7 de octubre en Brasil. Es un defensor de la última dictadura militar y ha generado diversas protestas por sus insistentes declaraciones machistas, racistas y homófobas.
Video Así es Jair Bolsonaro, el ‘Trump de Brasil’ que lidera las encuestas para las elecciones del domingo

El candidato ultraderechista Jair Bolsonaro arrasó este domingo en las elecciones de Brasil obteniendo el 46.3% de los votos, sin embargo, tendrá que disputar la presidencia en una segunda vuelta con el izquierdista Fernando Haddad, quien logró un 28.9% de los sufragios. Esto según el 98% de los votos escrutados por el Tribunal Superior Electoral (TSE).

Como ninguno de los candidatos obtuvo el 50% de los votos, los brasileños se volverán a dar cita el próximo 28 de octubre en una segunda ronda.

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La jornada electoral, en la que 147 millones de personas estaban llamadas a las urnas, se desarrolló sin incidentes, después de que se reforzó la seguridad con el despliegue del Ejército en 513 municipios.

También los candidatos cumplieron las normas del TSE y se mantuvieron en silencio en las redes sociales.

Por la tarde, Laura Chinchilla, jefe de la misión de observación electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA), afirmaba que el proceso electoral transcurría con "normalidad", y calificó de seguro el sistema electrónico de votación utilizado en las elecciones .

Lo que Chinchilla sí destacó fue la preocupación de la OEA por las "fake news" (noticias falsas) que han empañado toda la campaña electoral con constantes informaciones desmentidas por parte los políticos y la prensa nacional.

La abstención alcanzó el 20.3% de la población con derecho al voto, de acuerdo con el Tribunal Superior Electoral, el mayor índice desde las elecciones de 2002.

Una mujer vota en las elecciones presidenciales en Curitiba, Brasil.
Una mujer vota en las elecciones presidenciales en Curitiba, Brasil.
Imagen REUTERS/Rodolfo Buhrer

Campaña polarizada

Los brasileños viven momentos de gran expectación ante unas elecciones extremadamente polarizadas. Bolsonaro, del Partido Social Liberal (PSL), y Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT), son los candidatos que mayor índice de rechazo registran. Sin embargo, son quienes irán a segunda vuelta de estas presidenciales.

El ganador sustituirá a Michel Temer, el presidente que llegó al poder tras el impeachment que en 2016 destituyó a Dilma Rousseff.

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A las 8:55 de la mañana, una hora después de la apertura de los colegios electorales, Bolsonaro, exmilitar de 63 años, acudió junto a Favio, uno de sus hijos y candidato al Senado, a votar al colegio electoral situado en Villa militar, en Río de Janeiro.

Rodeado de importantes medidas de seguridad, Bolsonaro, vestido con pantalones vaqueros y tenis, se mostraba seguro de su victoria. "El 28 de octubre estaré en la playa", dijo irónicamente a los periodistas haciendo referencia a la fecha en la que se espera la segunda vuelta electoral.

Conocido por sus declaraciones homófobas, misóginas y racistas, Bolsonaro, defensor de la familia tradicional y de Dios, recordó el apoyo recibido por parte de los mercados, que esta semana reaccionaron con fuertes alzas ante la subida del candidato en las encuestas, y los evangelistas, que representan un tercio de la población.

"Tuvimos el apoyo de sectores importantes de la sociedad. Empresarios, comerciantes, líderes evangélicos, personas de bien en Brasil que quieren alejarse del socialismo y no desean flirtear con el régimen de Venezuela", sentenció el candidato ultraderechista.


Bajo el lema 'Brasil por encima de todo, Dios por encima de todo', entre las propuestas de Bolsonaro, que a principios de septiembre casi pierde la vida al ser apuñalado en el abdomen durante un acto de campaña, está el dotar de armas a civiles –el país alcanzó los 63,000 muertos en 2017–, y un programa de austeridad y privatizaciones.

"Creo que Bolsonaro puede cambiar el país, el PT lleva muchos años al frente y el país ha empeorado. Hay que darle la oportunidad a una persona diferente. Sus propuestas en relación a la seguridad y educación son mejores para Brasil", comenta Eduardo Costa, diseñador gráfico de 38 años, que estos últimos días ha estado vendiendo camisetas del candidato por Brasilia.

Jair Bolsonaro, far-right lawmaker and presidential candidate of the Social Liberal Party (PSL), gestures after casting his vote in Rio de Janeiro, Brazil October 7, 2018. REUTERS/Ricardo Moraes
Jair Bolsonaro, far-right lawmaker and presidential candidate of the Social Liberal Party (PSL), gestures after casting his vote in Rio de Janeiro, Brazil October 7, 2018. REUTERS/Ricardo Moraes
Imagen RICARDO MORAES/REUTERS


Junto a Bolsonaro se presenta como vicepresidente Hamilton Mourao, un general de reserva de 63 años, que pertenece al Partido Renovador Laborista Brasileño (PRTB) y polémico también por sus declaraciones.

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Mourao, que ha llegado a decir que las familias sin la figura paterna tienen tendencia a formar parte del narcotráfico, volvió a causar polémica ayer cuando describió a su nieto como un "blanqueo de raza". Fueron muchos los que en las redes sociales le calificaron de racista.

Haddad, acompañado de su mujer, acudió sobre las 10 de la mañana, , a votar a un colegio electoral en un barrio de clase media de Sao Paulo, entre aplausos de sus seguidores, pero también entre silbidos y cacerolazos de sus detractores.

Haddad, de 55 años, exalcalde de Sao Paulo y sucesor del expresidente Luiz Inácio Lula Da Silva, que cumple condena por corrupción y lavado de dinero, dijo sentirse confiado ante la celebración de una segunda vuelta, y aseguró que los brasileños no tendrán dificultades a la hora de elegir porque las propuestas de ambos rivales son muy diferentes.

'Haddad es Lula' ha sido la estrategia de campaña lanzada por el PT para que, tras la retirada de la candidatura presidencial de Lula, este exministro de Educación (2013-2016) lograse salir del anonimato y recuperar los votos del histórico líder.

El efecto parece haber sido el esperado, ya que en menos de un mes, Haddad, hijo de un comerciantes libanés, casado con un dentista y con dos hijos, ha conseguido situarse en segunda posición.

Sin embargo, las promesas de Haddad de hacer al pueblo brasileño "feliz de nuevo" aumentando el crédito y el gasto público, chocan con el extendido “antipetismo”, ya que son muchos los que vinculan la crisis y la corrupción a este partido, que ganó las últimas cuatro elecciones.

Fernando Haddad, presidential candidate of Brazil's leftist Workers Party (PT), casts his vote with his wife Ana Estela in Sao Paulo, Brazil October 7, 2018. REUTERS/Amanda Perobelli
Fernando Haddad, presidential candidate of Brazil's leftist Workers Party (PT), casts his vote with his wife Ana Estela in Sao Paulo, Brazil October 7, 2018. REUTERS/Amanda Perobelli
Imagen STRINGER/REUTERS


Su compañera de fórmula, Manuela D´Ávila, de 37 años, se describe como feminista y es defensora, entre otras cosas, de la legalización del aborto.

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"Voto por Haddad para que un tipo como Bolsonaro no suba. Con su discurso contra mujeres, negros y homosexuales sería un desastre si gana. Muchos jóvenes le quieren, porque no saben lo que fue la dictadura (1964-1985)", explicó Lima Dias, de 51 años de edad, a Univision Noticias, tras su salida de un centro de voto en Brasilia.

El resto de candidatos como Ciro Gomes, Henrique Meirelles, Geraldo Alckmin o Marina Silva fueron apareciendo a lo largo de la mañana en sus respectivos colegios electorales.

Luiz Inácio Lula da Silva nació en Pernambuco, uno de los rincones más pobres de Brasil, en 1945. De joven se ganó la vida como obrero de la industria metalúrgica y perdió el meñique izquierdo en un torno mecánico. 
<b>Lideró las protestas sindicales durante la dictadura militar </b>que gobernó su país entre 1964 y 1985. En la fotografía, Lula da Silva en un mitin sindical de obreros metalúrgicos en San Bernardo do Campo, a 55 kilómetros de Sao Paulo, 1979.
Luego de consolidarse como el líder del movimiento obrero de Brasil en los años 70, entra oficialmente en la política 
<b>en 1980 cuando funda el Partido de los Trabajadores, de tendencia izquierdista.</b> En la fotografía, Lula da Silva junto al entonces mandatario cubano Fidel Castro en una visita a La Habana, Cuba, en 1989.
<b>Desde 1989 hasta 1998 intentó sin éxito conquistar la presidencia de Brasil, </b>fracasando primero contra Fernando Collor y en otras dos ocasiones contra Fernando Henrique Cardoso, su gran adversario político. En la fotografía, da Silva camina junto a sus seguidores en un evento de la campaña electoral en 1994, en Sao Paulo.
Aunque no conseguía éxito electoral, Lula da Silva era conocido dentro y fuera de su país como un líder auténtico que se enorgullecía de su origen humilde y que 
<b>hablaba de sí mismo como un hombre “casi analfabeto”.</b> En la imagen, junto al líder palestino Yasser Arafat cuando visitó Brasil en 1995.
A finales de 2002 da Silva ganó por primera vez las elecciones de su país y 
<b>visitó al presidente estadounidense George W. Bush en la Casa Blanca.</b>
El 1 de enero de 2003 
<b>recibió la banda presidencial de Fernando Henrique Cardoso.</b> Se convirtió en el primer presidente obrero de la historia de Brasil, el primero de izquierda desde el regreso de la democracia y el único sin carrera universitaria.
“Pido a Dios sabiduría para gobernar, discernimiento para juzgar, serenidad para administrar, coraje para decidir y un corazón del tamaño de Brasil para sentirme unido a cada ciudadano y a cada ciudadana de este país en el día a día de los próximos cuatro años. ¡Viva el pueblo brasileño!”, dijo da Silva en su toma de posesión.
En 2006, los presidentes Néstor Kirchner, de Argentina; Evo Morales, de Bolivia; Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil; y Hugo Chávez, de Venezuela, se reunieron en Puerto Iguazú, al norte de Argentina, para apoyar la nacionalización de la industria del gas en Bolivia. 
<b>Formaban parte del grupo de gobiernos de izquierda</b> que tomaron el poder electoralmente en los primeros años del siglo XXI en América Latina.
El presidente George W. Bush abraza a su homólogo brasileño en 2007, en una reunión en la sede de la petrolera estatal de Brasil en Sao Paulo. A diferencia de otros gobiernos latinoamericanos de la época, 
<b>la relación de Brasil con EEUU durante el gobierno de Lula fue estable y cordial. </b>
El presidente venezolano 
<b>Hugo Chávez, fallecido en 2013, fue uno de los mandatarios más cercanos a Lula da Silva</b> durante su gobierno. La fotografía de 2007 fue tomada en una visita de Lula a Caracas.
Desde sus inicios en la política y durante su presidencia, Lula Da Silva 
<b>se mantuvo cercano al líder cubano Fidel Castro,</b> quien falleció en 2016. La fotografía de 2008 es de una visita del mandatario brasileño a La Habana.
El presidente de Brasil saluda al líder libio Muammar Kadhafi durante la segunda cumbre África-Suramérica en Margarita, Venezuela, en 2011.
Con la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca, las relaciones entre EEUU y Brasil continuaron siendo fluidas. La imagen es de la visita del presidente brasileño a Obama en 2009.
Luego de entregar el poder a su compañera de partido Dilma Rousseff en 2011, Lula bajó por última vez del Palacio de Planalto y abrazó a sus seguidores. 
<b>Se había convertido en el gobernante más popular que recordaban los brasileños</b>, tanto que 83% aplaudía su gestión y apenas 4% se atrevía a criticarla como “mala” o “pésima”.
Aunque Lula dejó a su sucesora el Producto Interno Bruto (PIB) al alza, en 7,5%, Dilma Rousseff afrontó dos años seguidos de recesión. El Senado aprobó realizar un juicio político a la mandataria y
<b> </b>fue suspendida definitivamente como presidenta de Brasil en 2016, cuando resultó culpable de autorizar maniobras fiscales para maquillar las cuentas públicas. 
<b>Lula acompañó a Rousseff a la salida del palacio presidencial cuando se aprobó el <i>impeachment</i>.</b>
En marzo de 2016, 
<b>Lula fue detenido unas horas para declarar por el caso de corrupción de la petrolera estatal Petrobras,</b> que ha tenido implicaciones en toda América Latina. El juez federal Sergio Moro ordenó que los agentes allanaran la casa de Lula y el instituto que lleva el nombre del expresidente.
En julio de 2017, da Silva 
<a href="https://www.univision.com/noticias/america-latina/el-expresidente-de-brasil-lula-da-silva-es-condenado-a-mas-de-9-anos-de-prision-por-corrupcion">fue condenado a nueve años y seis meses de cárcel por corrupción y lavado de dinero.</a> Estos señalamientos refieren a la red de corrupción que operó en la petrolera brasileña Petrobras. 
<b>La defensa del ex mandatario alegó que era víctima de persecución política.</b> Apoyado en la popularidad que aún conserva y a pesar del escándalo de corrupción, Lula da Silva se lanzó de nuevo a la presidencia para las elecciones de 2018.
En abril de 2018 el Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil votó en contra del 
<i>habeas corpus</i> que había solicitado su defensa, por lo que 
<a href="https://www.univision.com/noticias/america-latina/lula-tiene-hasta-manana-para-entregarse-asi-fue-la-caida-de-un-simbolo-en-un-pais-fracturado">será llevado a la cárcel.</a> Nunca un expresidente brasileño había sido sentenciado a prisión por delitos ligados a malversación de fondos públicos.
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Luiz Inácio Lula da Silva nació en Pernambuco, uno de los rincones más pobres de Brasil, en 1945. De joven se ganó la vida como obrero de la industria metalúrgica y perdió el meñique izquierdo en un torno mecánico. Lideró las protestas sindicales durante la dictadura militar que gobernó su país entre 1964 y 1985. En la fotografía, Lula da Silva en un mitin sindical de obreros metalúrgicos en San Bernardo do Campo, a 55 kilómetros de Sao Paulo, 1979.
Imagen Getty Images
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