Decenas de miles marchan contra la represión de Daniel Ortega, en una jornada histórica en Nicaragua

Al grito de "no eran delincuentes, eran estudiantes", una multitudinaria manifestación inundó las calles de Managua para pedirle al gobierno de Daniel Ortega el fin de la represión. Muchos de los ciudadanos también exigían su salida del gobierno y la de su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo.

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Por:
Wilfredo Miranda Aburto.
No hubo presencia policial ni grupos de choque en la manifestación llevada a cabo en Managua, por solicitud de la empresa privada al gobierno, tras varios días de violencia. El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, anunció este domingo la derogación de las reformas al sistema de la seguridad social, que provocaron intensas protestas en las calles y represión.
Video Realizan marcha pacífica en Nicaragua tras la revocatoria a las reformas de la Seguridad Social

MANAGUA, Nicaragua.- Quizás el hecho que más va a recordarse del sexto día de la protesta nacional en Nicaragua no será la represión que ha campeado en estas jornadas, sino una multitudinaria marcha que paralizó la capital Managua, y exigió rendir cuentas al gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo por la treintena de asesinados en estos disturbios a manos de la Policía Nacional y las turbas sandinistas. Decenas de miles de personas volvieron a arrebatarle el monopolio de las calles a la pareja presidencial reivindicando la consigna “no tenemos miedo”.

Jóvenes, ancianos, adultos, empleados de la empresa privada y ciudadanos de diferentes clases sociales convergieron en la rotonda Rubén Darío a las tres de la tarde de este lunes. Poco importó el abrasante sol para que marcharan 7.7 kilómetros hacia la Universidad Politécnica de Nicaragua (Upoli), el centro neurálgico de la protesta estudiantil contra el gobierno de Ortega-Murillo, más cuestionado que nunca por la represión.

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Esta manifestación resultó inédita en Nicaragua. Desde hace más de una década — cuando Ortega regresó al poder en 2007— ninguna protesta social había logrado disputarle el control de las calles al aparato oficial. Pero la protesta que inició por las reformas a la Seguridad Social ha mutado en Nicaragua. Es una rebelión popular. La descarnada violencia, que ha acabado en su gran mayoría con jóvenes (y tiene a cerca de un centenar de ellos detenidos, heridos o desaparecidos), despabiló a la ciudadanía que se atrevió a contradecir la narrativa oficial de forma directa. El presidente Daniel Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, aseguran que los universitarios son “pandilleros y vándalos”.


Pero estas protestas también han permitido expresar, a quienes no se manifestaban, sentimientos al unísono en una tribuna popular, y que antes solo eran compartidos en senos íntimos ya fuese por temor o conveniencia. Consignas como: “Daniel y Somoza son la misma cosa”, “Que se vayan Ortega y Murillo” fueron coreadas incluso por algunos simpatizantes sandinistas, quienes esta semana quemaron su carné de militancia al ver la represión contra los jóvenes y ancianos.

La memoria de los asesinados y el reclamo de justicia fue reivindicado durante el trayecto. La marcha pasó por la sede de la Policía Nacional, en Plaza el Sol, y el interminable recorrido de personas le espetó a los policías que resguardaban el edificio: “¡asesinos, asesinos!”. Pero habían más reclamos que gritar.

“Esta ya no es solo es por el INSS (Instituto Nicaragüense de Seguridad Social)”, decían algunas pancartas. Es por las “elecciones sucias, las reformas a la constitución, por meterse las leyes por donde se le dé la gana a Daniel Ortega; es por un régimen inconstitucional y corrupto”, dijo Felipe Lanuza, un ingeniero civil que participó en la marcha.

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Siguen cayendo los símbolos


Aunque la marcha fue convocada por el Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), los ciudadanos autoconvocados la hicieron suya. A cabalidad. Los empresarios, que se disgustaron porque Ortega no los tomó en cuenta para reformar la Seguridad Social, figuraron de forma mínima.

Este domingo se conoció que el sector privado aceptaría el diálogo con el gobierno de Ortega y Murillo con algunas condiciones, luego de que el mandatario sandinista se vio forzado a dar marcha a atrás a su decisión por la rebelión popular que se esparció por más de 16 ciudades del país. Si bien el gobierno apostó por enfriar los ánimos con el anuncio del domingo, no lo consiguió. Tampoco pareció valerle a la gente que hubiera revocando el decreto presidencial 03-2018 este lunes a través de La Gaceta. Los ciudadanos salieron a protestar y a demostrarle al gobierno que no son unos pocos, como sugirieron en algún momento.

“Le estamos demostrando a Daniel Ortega y compañía que no es el grupo minúsculo como dijo Rosario Murillo (...) Este es el pueblo y quiero que se asome para que vea que aquí está el pueblo demandando libertad, demandando que se vaya porque no lo queremos más acá”, afirmó Xochilt Villarreina, una mujer que lideraba los cánticos de los manifestantes de su zona.

Durante la protesta, los manifestantes también destruyeron en varios puntos de la ciudad varios símbolos rosado chicha, el color de la propaganda gubernamental.


Las gigantografías de la pareja presidencial, que abundan en Nicaragua y presumen los logros del gobierno “Socialista, Cristiano y Solidario”, fueron despedazadas por jóvenes que se trepaban a martillarlas hasta hacerlas caer al piso. El júbilo devenía y los manifestantes danzaban sobre las impresiones, para luego colocar la bandera azul y blanco de Nicaragua sobre los esqueletos que sostenían los rostros de los mandatarios.

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La multitudinaria marcha transcurrió sin incidentes mayores ni presencia policial. No hubo siquiera policías de tránsito que regularan el tráfico para evitar que el tráfico colisionara con la marcha. Pero en la confusión de los de a píe y vehículos, los conductores sacaban por las ventanas banderitas azules y blanco. Los conductores de buses, leales a Ortega debido a sus cooperativas de raíces sandinistas, sonaban la ensordecedora bocina de los buses rusos gestionados por la administración sandinista.

Mientras la marcha avanzaba y el calor apretaba, los vecinos de los barrios tenían mangueras y picheles de agua para apaciguar las sed de los manifestantes en una demostración de solidaridad. Había mucha sed porque la corta ruta trazada por los empresarios fue redireccionada por los ciudadanos hacia la Upoli, en los barrios orientales de Managua, donde las barricadas de adoquines siguen en pie, en guardia pétrea, ante otra ataque inminente de las fuerzas antimotines.

Una multitudinaria manifestación inundó las calles de Managua el 23 de abril. Activistas exigieron al gobierno de Daniel Ortega el fin de la represión. Departamento de Estado de EEUU ordenó la salida de militares y personal del estadounidense de Nicaragua.
Esta manifestación masiva resultó inédita en Nicaragua. Desde hace más de una década, cuando Ortega regresó al poder en 2007, ninguna protesta social había logrado disputarle el control de las calles al aparato oficial.
Algunos manifestantes enseñaron sus armas de fabricación casera con la que se enfrentan a la policía. El presidente Daniel Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, aseguran que los universitarios son “pandilleros y vándalos”.
Parte de la multitud también exigió rendir cuentas al gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo por la treintena de 
<b><a href="https://www.univision.com/noticias/america-latina/les-dije-soy-el-pueblo-y-se-me-tiraron-encima-suman-cuatro-muertos-y-decenas-de-heridos-al-tercer-dia-de-protestas-en-nicaragua">asesinados en estos disturbios</a></b> a manos de la Policía Nacional y las turbas sandinistas.
La crisis desatada en Nicaragua desde la semana pasada se complica con denuncias de “militarización” que hacen algunos manifestantes y el rechazo del empresariado nicaragüense a acudir al diálogo. En la fotografía, estudiantes pelean con agentes de la policía antidisturbios cerca del Colegio Técnico de Nicaragua durante protestas contra las reformas del gobierno en el Instituto de Seguridad Social (INSS) en Managua.
Existe una gran disparidad en la cifra de muertes ocasionadas por la violencia, que oficialmente es de 10 personas (más el periodista Angel Gahona, cuya muerte quedó registrada en vivo cuando hacía una transmisión en Facebook Live), pero que grupos de derechos humanos hablan de hasta 24 fallecidos hasta la noche del sábado. En la fotografía, estudiantes se enfrentan con agentes de la policía antidisturbios.
Según el recuento oficial, esta ola de protestas y la correspondiente represión de policía y grupos civiles armados ha dejado ya 
<b>once muertos</b>. Sin embargo, según la Iniciativa Nicaragüense de Defensores de Derechos Humanos y el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), 
<b>los fallecidos a primera hora de la tarde del sábado eran 24</b>. Las organizaciones independientes publicaron una lista con los nombres de las víctimas que, dijeron, remitirán a organismos internacionales de derechos humanos. En la fotografía, amigos y familiares lloran junto al ataúd de Álvaro Conrado (15), un estudiante de secundaria asesinado durante una protesta. 
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Uno de los puntos más tensos ha sido la Universidad Politécnica de Nicaragua, en Managua, en cuyas instalaciones un grupo de jóvenes se mantiene atrincherado y rodeado por fuerzas antimotines. En la fotografía, estudiantes esperan a los agentes de la policía antidisturbios en una barricada.
En un comunicado difundido la noche del sábado el Ejército aseguró que “en el marco de las misiones establecidas en la Constitución y las leyes estamos brindando protección y seguridad a las entidades y objetivos estratégicos vitales para el funcionamiento del país”. En la fotografía, los nicaragüenses que viven en Costa Rica se manifiestan en apoyo a los nicaragüenses que protestan contra las reformas de pensiones del gobierno durante una vigilia en la Plaza de la Democracia en San José.
La última muerte de la que se tuvo conocimiento fue la de Ángel Eduardo Gahona, director del noticiero El Meridiano en Bluefields y corresponsal de Canal 6 de Managua, controlado por el oficialismo, quien murió producto de un disparo en la cabeza mientras cubría la protesta contra las reformas de la Seguridad Social en las inmediaciones del parque central de esa ciudad caribeña del sur del país.
En los últimos días, muchas personas han denunciado la “militarización” del control de las protestas, asegurando que los soldados han sido enviados a reforzar a las fuerzas de policía que se han visto desbordadas. En la fotografía, estudiantes se esconden de balas de goma de agentes antidisturbios.
En la mañana del domingo se veían grupos de personas llamando a mantener las movilizaciones contra la decisión del gobierno de introducir modificaciones en la Seguridad Social que, según sus críticos, implica mayores cotizaciones y menor cobertura. En la fotografía, los “árboles de la vida” son enormes estructuras metálicas con los que la vicepresidenta y primera dama Rosario Murillo ha decorado la capital de Nicaragua en los últimos años. En esta crisis se han convertido en objetivo de los manifestantes, aunque no es claro si tienen valor político o significado esotérico.
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La aparición del presidente nicaragüense Daniel Ortega la tarde del sábado por primera vez desde que empezó la crisis no logró calmar los ánimos, en parte a que, pese a sus llamados al dialogo, el mandatario no se refirió a los muertos que ha dejado la ola de violencia, la mayoría de las cuales se le atribuye a la acción represiva de las fuerzas policiales. En la fotografía, estudiantes esperan a los agentes de la policía antidisturbios en una barricada cerca del Colegio Técnico de Nicaragua.
Ortega calificó a los manifestantes de “minorías” y los acusó de estar siendo manipulados por quienes buscan desestabilizar, reproduciendo la retórica que Murillo ha venido ofreciendo desde que estalló la crisis. En la fotografía, un estudiante se prepara para disparar con un arma casera a la policía antidisturbios.
Si bien las protestas comenzaron en rechazo a un paquete de reformas impositivas en el sistema de la seguridad social en un intento de sanear sus golpeadas finanzas, miles de manifestantes de todo el país han aprovechado la chispa que se prendió esta semana para mostrar su descontento con un gobierno de tintes autoritarios que lleva más de 10 años al frente del país y que en los últimos días ha sacado a la policía a reprimirlos. En la fotografía, estudiantes pelean con agentes de la policía antidisturbios.
Según dijo Ortega, “existen sectores políticos” que atentan contra la estabilidad del país promoviendo “estos hechos que no tienen nombre”. “Es cierto que hay jóvenes que llegan a protestar por lo que piensan es justo, pero también hay mucha manipulación en las redes sociales”, afirmó. En la fotografía, un hombre monta una bicicleta junto a neumáticos quemados cerca del Colegio Técnico de Nicaragua.
Medios locales informan que el ejército fue desplegado en Estelí, ciudad a 200 kilómetros de Managua que es uno de los focos de la protesta.
Las fuerzas antidisturbios emplearon bombas lacrimógenas y balas de hule de disolver los plantones pacíficos, y en algunos casos los manifestantes denunciaron el uso de armas de fuego.
Amnistía Internacional condenó la represión por parte del régimen Ortega. El organismo resaltó que los ataques del gobierno representan “un intento flagrante e inquietante” de restringir los derechos a la libertad de expresión y reunión pacífica.
El gobierno de Daniel Ortega asegura que está dispuesto a dialogar luego de varios
<a href="https://www.univision.com/noticias/america-latina/les-dije-soy-el-pueblo-y-se-me-tiraron-encima-suman-cuatro-muertos-y-decenas-de-heridos-al-tercer-dia-de-protestas-en-nicaragua?hootPostID=dd9730ff83de323dbbb0ea39eed2e0e1"> días de violentas manifestaciones</a>.
En su primera alocución pública, Murillo no hizo referencia a la brutal represión que han ejercido las fuerzas de orden público en contra de quienes protestan, ni a los ataques de miembros de la Juventud Sandinista (progobierno) que han salido a las calles para atacar a periodistas y manifestantes.
Los estudiantes de las universidades públicas lideran las protestas en Managua, lo que un hecho inusual bajo el gobierno Ortega-Murillo.
Miles de ciudadanos llevan varios días de 
<a href="https://www.univision.com/noticias/america-latina/al-menos-tres-muertos-tras-fuerte-represion-a-protestas-por-paquetazo-de-reformas-en-nicaragua">protesta contra el “paquetazo” de reformas a la Seguridad Social</a>, que elevan las tasas de pago a los trabajadores y empleadores e impone un impuesto del 5% a las pensiones para costear la atención médica de los jubilados.
Grupos oficialistas han agredido a los periodistas que cubrían las protestas. El fotoperiodista de la agencia Associated Press Alfredo Zuniga (en la foto) fue golpeado por un miembro de la juventud sandinista, resultó con una lesión en el cráneo y su cámara fue robada. Julio López, reportero del programa de radio Onda Local, fue trasladado de urgencia a un hospital de Managua al resultar herido de gravedad en la golpiza.
Testigos aseguran que los civiles represores son de la Juventud Sandinista, quienes viajan en motos con sus rostros ocultos detrás de cascos.
Darling Urbina protesta por el asesinato de su hijo Darwin Urbina, uno de los fallecidos en los disturbios. Urbina murió en un enfrentamiento con fuerzas afines al gobierno cerca de la Universidad Politécnica de Managua.
Ana Quiroz, activista de la Red de Mujeres contra la Violencia, fue herida por un grupo de enmascarados cuando protestaba contra la reforma a la Seguridad Social en Managua.
Un grupo de choque motorizado, identificado con el gobierno de Daniel Ortega, ha intervenido contra los manifestantes con palazos y pedradas. El lunes 16 de abril fueron anunciadas las reformas por Roberto López, presidente Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS).
El “paquetazo de reformas”, como le han llamado a la decisión gubernamental, también establece que los trabajadores deberán pagar 7% de su salario a la Seguridad Social.
La vicepresidenta y esposa del presidente Ortega, Rosario Murillo, condenó las muertes y las atribuyó a los propios manifestantes y calificó las acciones como “crímenes de odio”. Testigos y medios de comunicación han reportado que grupos civiles enmascarados afines al gobierno han agredido a los manifestantes.
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Una multitudinaria manifestación inundó las calles de Managua el 23 de abril. Activistas exigieron al gobierno de Daniel Ortega el fin de la represión. Departamento de Estado de EEUU ordenó la salida de militares y personal del estadounidense de Nicaragua.
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