Sin agua no hay comida: la sequía también impulsa a los centroamericanos a migrar a Estados Unidos

Aunque la inseguridad y las pandillas indudablemente siguen motivando a un gran número de migrantes centroamericanos a huir de sus países de origen, el cambio climático es otro factor determinante que a menudo se pasa por alto, especialmente en el llamado 'Corredor Seco' de América Central.

Anna-Catherine Brigida
Por:
Anna-Catherine Brigida.
El corredor seco centroamericano es una de las áreas más vulnerables al clima extremo en la región.
El corredor seco centroamericano es una de las áreas más vulnerables al clima extremo en la región.
Imagen FAO

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CHIQUIMULA, Guatemala.- Cuatro años consecutivos de sequía casi aniquilaron el maíz y los frijoles que Mario Díaz Hernández, un agricultor guatemalteco de 25 años, cultivaba para sustentar a su familia: su esposa y sus dos hijos Sergio y Dayro, de 6 y 4 años. Cansado de esperar la lluvia, en enero de 2017, emigró a Nueva Jersey con la esperanza de que algún día sus hijos pudieran ir a la escuela en lugar de trabajar en el campo. Siete meses después, fue deportado a Guatemala.

Después de estar casi un año intentando mantener a su familia mediante el cultivo de alimentos, quiere volver a intentarlo. Recibe ayuda de los programas locales de asistencia para damnificados, pero no es suficiente. "Allí (en Estados Unidos) se puede tener una vida mejor y ayudar a la familia, pero aquí no hay forma", afirma Díaz Hernández, sentado en una hamaca afuera de su casa mientras sus hijos se divierten con camiones de juguete. Sus manos están llenas de callos por los años de trabajo en el campo y sus botas cubiertas de tierra por el trabajo en el campo.

Aunque la violencia indudablemente está motivando a un gran número de migrantes centroamericanos a huir de sus países de origen, el cambio climático es otro factor determinante que a menudo se pasa por alto, especialmente en el llamado 'Corredor Seco' de América Central — una región propensa a la sequía donde viven más de 10.5 millones de personas y que abarca partes de Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua. Se estima que el 12% de los residentes en el Corredor Seco de Guatemala tiene algún familiar que migró recientemente, según el Programa Mundial de Alimentos (PMA). En Honduras la cifra es de 16%.

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La región siempre ha sufrido de sequías esporádicas, pero las condiciones han empeorado desde 2014, el primero de cuatro años de sequía extrema, cuando los agricultores perdieron cosechas enteras. La pérdida de cultivos también provocó que los agricultores agotaron las existencias de semillas para los siguientes años. Al mismo tiempo, la industria del café en América Central sufrió una devastadora plaga de roya, lo que significa que hubo menos trabajo estacional en las cercanías para garantizar la supervivencia de estas familias.

"Nuevas estrategias" para las familias

Mario Touchette, un representante del Programa Mundial de Alimentos (PMA) en Guatemala, dijo que esta situación ha agravado los problemas del desempleo, la pobreza y la inseguridad alimentaria. Las medidas que alguna vez las familias tomaron para sobrevivir ya no están disponibles.

Mario Diaz Hernandez en una hamaca en el exterior de su casa en Chiquimula, Guatemala.
Mario Diaz Hernandez en una hamaca en el exterior de su casa en Chiquimula, Guatemala.
Imagen Anna-Catherine Brigida / Univision


"La eficiencia de las estrategias tradicionales de supervivencia disminuyó y las familias tuvieron que adoptar nuevas estrategias", dijo Touchette, "lo que a menudo significaba vender sus pertenencias y migrar".

Es notablemente difícil calcular el número exacto de migrantes que salen del Corredor Seco, el cual se extiende por los segmentos de varias provincias. Según los datos del PMA, decenas — o quizás cientos — de miles de migrantes abandonan la región. Las estadísticas de deportación son el dato más cercano que los investigadores pueden utilizar para medir cuántos de estos migrantes están de camino hacia Estados Unidos. Aproximadamente la mitad de los migrantes deportados hacia la región se dirigían al norte, hacia Estados Unidos y fueron deportados desde ese país o desde México.

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Casi el 60% de los migrantes del Corredor Seco de Guatemala alegaron que la seguridad alimentaria había sido el motivo para abandonar su país. Otro 37% dijo que la pérdida de cultivos fue el factor determinante. En El Salvador y Honduras, la violencia y la falta de empleo fueron otros factores determinantes en la región además de la inseguridad alimentaria.


Los científicos dicen que el cambio climático es la causa del empeoramiento de las condiciones de cultivo en el Corredor Seco porque agrava El Niño, un patrón climático que provoca cambios en la atmósfera cuando la superficie del océano se calienta, lo cual causa sequías más largas, períodos más cortos e intensos de lluvia y ciclones tropicales. Durante los años de El Niño, la lluvia en el Corredor Seco disminuye del 30% al 40%. El aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero implica que esos años suceden cada vez con mayor frecuencia.

"El cambio climático ha aumentado la amenaza de sequías y otros fenómenos meteorológicos extremos que afectan la producción agrícola y la inseguridad alimentaria de la población", dice un estudio sobre el Corredor Seco Centroamericano realizado por la organización Acción Contra el Hambre. "Adaptarse al cambio climático es el mayor reto que enfrenta esta región centroamericana", decía el estudio.

"No hay comida para la familia"

Los agricultores de subsistencia como Díaz Hernández, quienes alguna vez tenían la capacidad para recuperarse de los años de sequía ocasionales, descubren que su forma de vida es ahora insostenible. Díaz Hernández dice que en 15 días de trabajo, en Honduras podría ganar el equivalente a una cantidad entre 40 y 55 dólares para llevar a Guatemala. Eso solo cubriría la comida de la familia por una semana.

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"No hay mucha comida para la familia", dice. "Es triste porque sé que no están comiendo como les gustaría".

The farmer's sons Sergio (in red) and Dayro (in purple) play outside the house with their friend.
The farmer's sons Sergio (in red) and Dayro (in purple) play outside the house with their friend.
Imagen Anna-Catherine Brigida/Univision

José Manuel Rodas, jefe de la oficina de seguridad alimentaria del municipio de Camotán, en el departamento de Chiquimula, recuerda cuando la migración hacia Estados Unidos se consideraba algo raro. Él llegó aquí desde otra parte de Guatemala hace unos 40 años.

En los últimos cinco años, Rodas ha visto aumentar la migración procedente de la región. Aunque solo las personas de áreas más urbanas solían migrar, ahora los agricultores de las áreas rurales, muchos de los cuales se identifican como parte del grupo indígena maya Chortí, están abandonando la región en gran número. "Ahora son muchos", dijo.


Desde 2014, Estados Unidos también ha experimentado un gran aumento de los inmigrantes, especialmente menores no acompañados y mujeres y niños, del Triángulo Norte de América Central — Guatemala, El Salvador y Honduras. De 2015 a 2017, más de 158,000 menores no acompañados y más de 175,000 mujeres y niños de estos tres países cruzaron la frontera.

Conforme empeoraron las condiciones desde el año 2014, los organismos gubernamentales y las organizaciones internacionales intensificaron sus esfuerzos para combatir la inseguridad alimentaria en el Corredor Seco. Organizaciones como el PMA y Oxfam desarrollaron programas de respuesta a desastres para ofrecer empleos a corto plazo, proporcionar subsidios para el maíz y los frijoles y distribuir donaciones en efectivo para que las familias compren los productos que solían cultivar.

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Otros esfuerzos de estas organizaciones se enfocan en los cambios a largo plazo en las prácticas de cultivo que harán que las familias en el Corredor Seco sean más resilientes, como la mejora de los sistemas de riego, la conservación del suelo y la sustitución de cultivos.

Los migrantes centroamericanos continúan en el estado sureño de Oaxaca. Luego que el presidente Donald Trump presionara al gobierno de México, muchos viajentes se comprometieron a continuar su viaje manteniendo la esperanza de llegar al norte.
Un grupo de los 1,100 inmigrantes, la mayoría hondureños, marchó por las calles de Matías Romero la noche del martes 3 de abril, cerca del lugar donde acampan desde el fin de semana.
Funcionarios mexicanos de migración han registrado nombres y emitido permisos a algunos migrantes que les dan 20 días para abandonar México. Este es un período mucho más corto que el que les tomó llegar a la frontera con Estados Unidos en años anteriores, según afirmaron los organizadores.
El grupo de viajantes se separará en algún punto del recorrido. Algunos intentan legalizar su situación migratoria para quedarse en México, otros aspiran llegar hasta la frontera norte para solicitar asilo en EEUU
El presidente Donald Trump ha criticado la caravana. Invocando razones de seguridad y mientras no exista un muro, el 4 de abril firmó un memo con el que ordena a los Departamentos de Defensa y Seguridad Nacional coordinar entre sí el despliegue de la Guardia Nacional en la frontera sur con México.
El secretario de Relaciones Exteriores de México, Luis Videgaray, se comunicó con la secretaría de Seguridad Interior de EEUU para pedir explicaciones del despliegue militar. El Senado mexicano exhortó al gobierno de Peña Nieto a suspender la cooperación bilateral en materia de migración y lucha contra la delincuencia organizada.
El presidente Donald Trump siguió por tercer día consecutivo lanzando mensajes contra la marcha de centroamericanos que recorre México y volvió a advertir que NAFTA "está en juego", a la vez que exigió al Congreso actuar para aprobar leyes migratorias más estrictas.
El hondureño Christian Rosale, de 22 años, había abandonado la caravana pero regresó a ella el lunes por la noche, temiendo su inminente arresto y deportación. Declaró a la agencia Reuters que el viaje le ha resultado "Demasiado gasto para venirme y (ahora es) dinero perdido".
"Sea como sea, voy a conseguir el dinero y me voy. Me voy a comprar un boleto de autobús a Tijuana y me voy yo solo. No quiero ser detenido. Ya no voy a seguir en la caravana", agregó el viajante hondureño Christian Rosale.
"Vamos a movernos para decirle a Trump que no le tenemos miedo y que estamos en nuestro derecho", dijo María Elena Colindres, una opositora hondureña que busca asilo luego de una serie de violentas protestas a fines del año pasado por los resultados de la elección presidencial.
Donald Trump exigió que la caravana "sea parada antes de que llegue aquí" a Estados Unidos. Como en otras ocasiones, puso sobre la mesa el tratado NAFTA con México, al afirmar que está en juego, pero también añadió a su amenaza la ayuda exterior que Washington otorga a "Honduras y a otros países que permiten que esto suceda". Sin embargo, no especificó a qué tipo de ayudas se refería.
Grupos mexicanos de apoyo a los inmigrantes se han organizado para inmigrantes proporcionar comida y agua a los viajantes en su recorrido.
Esta marcha, que se celebra anualmente, está organizada por la asociación Pueblo Sin Fronteras y, al contrario de lo que dice el presidente, no tiene intención de entrar de manera ilegal en territorio estadounidense.
Parte del grupo planea parar en la capital mexicana para ir al Senado, donde pedirán que se proporcione mayor presupuesto a la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) y se atiendan así los casos de los migrantes que puedan obtener asilo en el país.
La Secretaría de Gobernación y la de Relaciones Exteriores publicaron un comunicado en el que recuerda al presidente estadounidense que la marcha de migrantes se celebra desde 2010 y que solo busca "llamar la atención sobre el fenómeno migratorio y la importancia del respeto a los derechos de los migrantes centroamericanos".
Bajo el lema: "Todos somos americanos de nacimiento", la caravana pretende visibilizar el sufrimiento de los viajantes en su paso por México luego de huir de la de violencia y corrupción de sus países.
Bajo el lema: "Todos somos americanos de nacimiento", la caravana pretende visibilizar el sufrimiento de los viajantes en su paso por México luego de huir de la de violencia y corrupción de sus países.
Honduran migrants Christian Soriano and Rafael Hernandez are pictured during a break from traveling in the caravan, on the journey to the U.S., at a sports field in Matias Romero, Oaxaca, Mexico April 4, 2018. REUTERS/Henry Romero
Donald Trump comenzó a criticar la caravana vía Twitter una semana después que comenzó al sen Chiapas. Ha exigido a México que la pare y ha pedido al Congreso de Estados Unidos que 
<b>apruebe leyes más estrictas para</b>, según él, controlar el flujo de indocumentados.
"El número de mujeres y niños (en la caravana) ha subido. Es lógico, ya que es una caravana de refugio, pero también hay una gran cantidad de hondureños", aseguró a Reuters Irineo Mujica, activista y miembro del grupo Pueblo Sin Fronteras.
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Los migrantes centroamericanos continúan en el estado sureño de Oaxaca. Luego que el presidente Donald Trump presionara al gobierno de México, muchos viajentes se comprometieron a continuar su viaje manteniendo la esperanza de llegar al norte.
Imagen VICTORIA RAZO/Getty Images
Bolivia es uno de los países más afectados por el cambio climático. El altiplano boliviano se está desertificando. Sus glaciares están desapareciendo y los riachuelos se están secando, dañando la agricultura de la zona. Esto está obligando a los granjeros de la región a abandonar sus pueblos y emigrar a la ciudad.
Video Sequía en el Altiplano: el éxodo de los granjeros bolivianos
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