Cientos comieron en las populares marisquerías 'Colima' en California mientras su dueño "explotaba" a trabajadores migrantes

Los fiscales acusadores alegan que el dueño de una popular cadena de establecimientos de mariscos les pagaba una miseria a sus empleados, a quienes ponía a trabajando por largas jornadas durante seis días a la semana.

Foto Isaias Alvarado
Por:
Isaías Alvarado.
Decenas de empleados de una planta procesadora de papas en Texas estarían sufriendo de abuso laboral por parte de sus jefes. Gracias a esta investigación de Univision Noticias, uno de los individuos involucrados ha sido llevado ante la justicia. Ingresa al especial 'Los esclavos de la papa'.
Video Por miedo a perder sus visas de trabajo, decenas de trabajadores de planta procesadora de papas sufrían en silencio una extorsión

El propietario de una reconocida cadena de restaurantes de mariscos mexicanos en el sur de California se declaró culpable esta semana por tratar de obstruir una investigación federal que descubrió que durante cuatro años explotó a sus trabajadores, pagándoles mucho menos del salario mínimo estatal.

Víctor Hugo Guzmán, dueño de los establecimientos 'Ostionería Colima', con sucursales en los condados de Los Ángeles y Orange, enfrenta hasta ocho años de prisión, tres años de libertad supervisada y podría pagar una multa de 500,000 dólares, que es el doble de lo que obtuvo violando las leyes laborales.

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Este empresario de 49 años admitió que entre 2011 y 2014 algunos de sus empleados trabajaron hasta 12 horas diarias, durante seis días a la semana, pero solo les dio un sueldo fijo semanal de 320 dólares. Eso significa que les pagó 4.4 dólares por hora, aunque entonces el salario mínimo en California era de $8 por hora.

Pero en sus declaraciones ante el Servicio de Recaudación de Impuestos (IRS) Guzmán aseguraba que le pagaba lo debido a todo su personal. La realidad era que ganaban una miseria comenzando desde las 9 de la mañana y hasta que se iba el último cliente a las 9 de la noche. Trabajaban 72 horas cada semana y algunos solo recibían lo que ganaban en efectivo, porque Guzmán trató de evadir sus obligaciones fiscales.

Las autoridades federales alegan que a sus empleados que trabajaban en las sucursales de las ciudades de La Puente y Hacienda Heights, ambas en el este del condado de Los Ángeles, les robó más de 216,000 dólares por negarse a pagarles el salario mínimo estatal y horas extras en esos años.

Lista del robo de salarios que supuestamente cometío el dueño de la cadena de marisquerías 'Ostionería Colima' en California.
Lista del robo de salarios que supuestamente cometío el dueño de la cadena de marisquerías 'Ostionería Colima' en California.
Imagen Departamento de Justicia (DOJ)


Su caso se complicó cuando investigadores del Departamento federal del Trabajo (DOL) se enfocaron en su negocio desde finales de 2013 por presuntas violaciones laborales y Guzmán contrató a una persona, identificada con las iniciales de A.H., para que le ayudara a encubrir sus delitos.

Fabricaron falsas tarjetas de jornadas laborales indicando que los empleados de las marisquerías habían trabajado hasta 40 horas a la semana, elaboraron falsos recibos de pago y hablaron con los afectados para que les mintieran a los agentes del DOL sobre el tiempo en que estuvieron en los establecimientos.


Otra estrategia que les falló fue afirmar que entre los empleados había familiares de Guzmán, creyendo incorrectamente que las normas laborales no aplicaban de igual manera para ellos.

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El dueño de los restaurantes Ostionería Colima firmó a mediados de junio un acuerdo de culpabilidad buscando reducir su castigo. En el documento acepta que le debe al IRS casi 80,000 dólares por este robo salarial y se compromete a pagarles más de 200,000 dólares a los empleados que explotó.

Mientras este empresario les entregaba sueldos miserables al final de la semana, sus establecimientos solían abarrotarse los fines de semana por cientos de clientes, de los cuales la gran mayoría eran inmigrantes mexicanos. El costo de sus platillos era más alto al de otros restaurantes de la zona.

El caso de Guzmán fue revisado en una corte federal en Santa Ana. Su audiencia condenatoria se programó para el 23 de abril de 2021.

Es posible que las víctimas de este empresario sean inmigrantes hispanos. Las autoridades los identifican con las iniciales de L.A, R.E., R.F., L.L., R.L., y L.M.

El robo de salarios es uno de los principales problemas que enfrentan los trabajadores inmigrantes en este país. Lo cierto es que su labor es protegida por las autoridades, aunque sean indocumentados.

Un estudio que publicó en 2016 el Instituto de Política Económica (EPI) encontró que en los diez estados más poblados de EEUU un total de 2.4 millones de trabajadores pierden 8,000 millones de dólares al año porque no les pagan siquiera el sueldo mínimo. En promedio, dejan de percibir 3,300 dólares por año.

“Los trabajadores jóvenes, las mujeres, de grupos de minorías y los inmigrantes tienen más probabilidades que otros empleados de reportar que se les paga menos del salario mínimo, pero esto se debe principalmente a que tienen empleos de bajos salarios”, señala el análisis.

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El EPI advierte que esta práctica ilegal afecta al 17% de los trabajadores con sueldos bajos.

Un empresario hispano trajo a constructores mexicanos para trabajar en obras en el norte de California. Pero allí los sometió a condiciones de esclavitud, según la Fiscalía federal.
Los albañiles eran reclutados a través de anuncios clasificados difundidos en Tijuana como este, que ofrecía empleo en Estados Unidos solo con dos requisitos: “tener visa y ganas de trabajar”.
Los interesados en el empleo viajaban en vehículo hasta la ciudad de Hayward, en el área de la Bahía de San Francisco.
A simple vista, parecía un negocio normal dedicado a la construcción en el norte de California. Pero detrás de una de las bodegas, en galeras precarias, se quedaban a dormir los empleados mexicanos.
Los investigadores que catearon las propiedades del empresario Job Torres Hernández encontraron sanitarios sucios y almacenes usados como dormitorios que no contaban con servicio de agua potable.
Las autoridades creen que Torres Hernández se aprovechó de sus empleados al menos entre mayo de 2015 y agosto de 2017, cuando fue arrestado en un operativo policiaco.
En cualquier rincón donde podían tender una colcha descansaban los albañiles tijuanenses.
Una bandera estadounidense cuelga en la pared del “cuarto” de un trabajador, quien dormía sobre dos tablas y una colchoneta.
Varios empleados testificaron en el juicio contra Torres Hernández, alegando que incluso los hizo trabajar sin descanso hasta 24 horas seguidas.
De acuerdo con documentos judiciales, los trabajadores tenían “acceso limitado” a sanitarios y duchas. En estas condiciones encontraron los detectives uno de los baños.
Un televisor plasma contrasta con la pésima situación en la que vivía uno de los albañiles de Tijuana llevados con falsas promesas hasta el área de la Bahía de San Francisco.
Un testigo identificado como JRLA contó que el acusado le dijo al contratarlo que “no debería preocuparse por un lugar para vivir” en California y que al ofrecerle un espacio en una bodega le prometió “que él pagaría renta o gas o agua”.
La maleta de uno de los empleados quedó en medio de ropa sucia y una bolsa negra para la basura.
La víctima JRLA contó que cuando le cobró a Torres Hernández el sueldo que había ganado este lo amenazó diciendo que “tenía muchos conocidos y que, de hecho, sabía dónde vivía mi familia”.
A un hombre identificado como JMNT le advirtió tras una acalorada discusión pidiéndole su sueldo que “iba a ir con su gente (a Tijuana) y que se encargaría de mí y de mis familiares”.
Una computadora portátil sobre una caja de cartón y un recipiente de plástico quedó en un espacio de la bodega. Un cuadro de un avión antiguo parecía aligerar la dura realidad del huésped.
Otro afectado, ALA, aseguró que el empresario le dijo que si se enteraba que estaban buscando empleo en otro lugar “les echaré a Migración”.
Según el relato de varios afectados, estos siguieron trabajando para el acusado porque les prometió que les ayudaría a conseguir una green card y “por el dinero que me debía”.
Los fiscales presentaron ante el jurado esta fotografía en la que se observa la cadena y el candado con los que el empresario encerraba a los albañiles.
Job Torres Hernández es propietario de Silvery Towers y varias compañías de la construcción en el norte de California.
Fue la unidad investigativa del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) la que tomó este caso y montó un operativo que concluyó con el arresto de Torres Hernández en agosto de 2017.
Robert Bodine, un exempleado, relató en la corte que el acusado le advirtió a uno de los tijuanenses: “Tú no eres legal”. Luego le mencionó que “estaba considerando llamar a Inmigración” y que hasta se burló cuando lo amenazó con denunciarlo ante las autoridades.
Almacenes en Hayward, San José y San Francisco eran usados como dormitorios por el tijuanense.
También en la parte alta de esta bodega pasaban la noche unos empleados, según los fiscales.
Varias veces los constructores cocinaron en los sitios donde dormían. Restos de frijoles y un guisado quedaron en dos sartenes, como muestra de que el operativo policiaco los tomó por sorpresa.
Los investigadores de ICE tuvieron bajo la mira a las empresas de Torres Hernández durante varios meses. Esta es una de las fotos tomadas durante sus operativos de vigilancia.
Esta es otra imagen captada por los detectives federales, quienes reportaron que mientras vigilaron a los trabajadores no notaron que estuvieran ahí en contra de su voluntad.
Los agentes migratorios estuvieron espiando al empresario en varias obras de construcción, incluyendo la de un hotel de la cadena Marriot.
Esta es otra de las imágenes captadas por los investigadores de ICE que se presentaron ante el jurado.
“El gobierno argumenta que el acusado aseguró el trabajo de estos empleados al prometerles falsamente salarios dignos y vivienda adecuada”, indica una carta del fiscal Alex G. Tse.
A mediados de marzo, un jurado federal lo declaró culpable de dos cargos por albergar indocumentados con el fin de obtener una ganancia financiera y por someterlos a trabajos forzados.
Torres Hernández se enfrenta a una condena de hasta 10 años de prisión y una multa de 250,000 dólares por contratar a personas sin permiso para trabajar en EEUU, y otra de hasta 20 años tras las rejas y una sanción económica de 250,000 dólares por someterlos a trabajos forzados.
Además, el tribunal federal puede ordenarle que pague los salarios que ganaron sus víctimas.
El abogado defensor Brian H. Getz dijo en una carta enviada a la corte que su cliente no ha cometido delito alguno, que “no hay evidencia” de que se aprovechara de los albañiles mexicanos, que no los retuvo por la fuerza y que no les pagó porque tampoco él recibía dinero de quienes lo contrataron.
El acusado sigue bajo custodia desde que agentes federales lo arrestaron en el otoño de 2017. Una audiencia condenatoria se ha programado para el próximo 25 de junio.
Dos supuestas víctimas del empresario Job Torres Hernández revisan sus teléfonos celulares. Todos los afectados fueron dejados en libertad, dijo la Fiscalía federal.
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Un empresario hispano trajo a constructores mexicanos para trabajar en obras en el norte de California. Pero allí los sometió a condiciones de esclavitud, según la Fiscalía federal.
Imagen Departamento de Justicia (DOJ)
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