"Empezaron a disparar y ahí dejamos todo": el drama de cientos de desplazados por grupos armados en México

Un grupo de 300 personas acampa afuera de Palacio Nacional en espera de tener una reunión con el presidente mexicano López Obrador y pedirle ayuda, luego de que al menos 1,800 familias de diversos poblados del estado mexicano de Guerrero fueron despojadas de sus hogares por un grupo armado que opera como aliados de los cárteles del narcotráfico.

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Janet Cacelín.
Indígenas de Guerrero que han sido desplazados por grupos armados acampan en el Zócalo de Ciudad de México para pedirle al gobierno de Andrés Manuel López Obrador que busque a los desaparecidos, los ayude a regresar a sus tierras y proteja a sus comunidades.
Video "Mujeres y niños están siendo utilizados como rehenes": desplazados en México demandan urgente atención

CIUDAD DE MÉXICO.- Hace tres meses que Justina y su familia lo perdieron todo: su casa, su ropa y sus sembradíos de frijol y maíz. Lo que dejaron fue tomado por extraños luego de que el pasado mes de noviembre un grupo armado llegó a su comunidad, Los Morros, ubicada en la sierra del sureño estado de Guerrero. A punta de balazos hizo huir a algunos y tomó por rehenes a otros. Justina pudo escapar, pero tuvo que dejar atrás todo su patrimonio.

Otras 1,800 familias pertenecientes a comunidades del municipio de Leonardo Bravo, en Guerrero, también tuvieron que huir. Los hombres armados a los que los pobladores se refieren se hacen pasar por autodefensas o policías comunitarios, pero en realidad, según denuncian, son grupos aliados de los cárteles del narcotráfico cuya función es despojarlos de sus propiedades, adueñarse de los poblados y reclutar a gente.

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“Meses antes nos amenazaron con llegar al poblado y matarnos. Estuvimos como dos o tres años viviendo así. Antes era muy tranquilo, pero comenzó la violencia. Nos llegó un comunicado donde decía que nos saliéramos porque ellos no respondían por nuestras vidas y las de nuestros hijos. Pero no llegaban, hasta que llegaron”, cuenta Justina, de 47 años, quien pidió ser identificada con ese nombre para resguardar su identidad.

Durante estos tres meses han dormido en colchonetas, sin más casa que un techado que les proporcionaron las autoridades de un municipio vecino y algo de comida. Cuando piden a las autoridades enfrentar al grupo que tiene tomado el pueblo para que puedan volver a su hogar, nadie les da respuesta.

Por esta razón decidieron viajar en caravana hasta la Ciudad de México y realizar un plantón en el Zócalo hasta hablar con el presidente Andrés Manuel López Obrador y pedirle que los ayude. Aunque llegaron la tarde del 17 de febrero y llevan tres noches durmiendo en casas de campaña afuera de Palacio Nacional, el mandatario no los ha recibido.

Un grupo de personas que fueron desplazados por le crimen organizado en Guerrero, se manifiestan afuera de Palacio Nacional en la Ciudad de México.
Un grupo de personas que fueron desplazados por le crimen organizado en Guerrero, se manifiestan afuera de Palacio Nacional en la Ciudad de México.
Imagen Janet Cacelín

Huir y dejar todo atrás

Cuando los hombres armados llegaron a casa de Justina, una pequeña choza de madera con muchas plantas, ella y su familia estaban preparando el almuerzo. Según relata, vieron a mucha gente armada a lo lejos, acercándose al pueblo.

“Empezaron a disparar y corrimos hacia la falda del cerro. Ahí dejamos todo, hasta el comal prendido con leña, la comida, ahí quedó todo. La casa quedó abierta. Hicimos como 8 horas o más caminando hacia un poblado vecino”, cuenta a Univision Noticias.

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La historia de Justina es similar a la de los otros manifestantes que se encuentran a la espera de que López Obrador los reciba.

Fátima Ramírez, de solo 16 años, se encarga, junto con otros jóvenes de la caravana, de escribir carteles con demandas al gobierno y pegarlos en los alrededores: “Para qué quiere López Obrador al Ejército si no protege a su pueblo. Votamos por ti y seguimos desamparados y en manos del crimen”, se lee en una de las pancartas.

Meses atrás, Fátima cursaba el tercer semestre de la preparatoria y por las tardes ayudaba a su mamá y a sus hermanos a atender el negocio de la familia, una pizzería ubicada en la zona comercial del poblado de Filo de Caballos, también en la Sierra de Guerrero.

“Desde que nos sacaron de nuestros pueblos preferimos estar bien con nuestra familia a estar allá arriesgándonos a que nos maten o desaparezcan. Vivir lejos de mi casa ha sido muy difícil en todos los aspectos. Yo iba a la escuela y me estaba planteando un futuro, ahora llevamos más de 3 meses sin estudiar y no sabemos qué nos espera”, contó a Univision.

Una pancarta escrita por desplazados del estado de Guerrero en la que piden al presidente López Obrador les ayude a regresar a sus lugares de origen.
Una pancarta escrita por desplazados del estado de Guerrero en la que piden al presidente López Obrador les ayude a regresar a sus lugares de origen.
Imagen Janet Cacelín

Fátima cuenta que años atrás la violencia comenzó a hacerse presente en el pueblo, cuando a plena luz del día se desataban balaceras que duraban hasta 8 horas y comenzaron a reportarse desapariciones de personas, especialmente de estudiantes.

Teodomira Rosales, integrante del Centro Regional de Derechos Humanos José María Morelos y Pavón, quien ha dado acompañamiento y asesoría a las familias desplazadas, señala que desde noviembre buscaron ayuda de los gobiernos locales y del estatal, pero las autoridades no pudieron hacer frente al grupo armado.

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Ahora, buscan que el presidente López Obrador los apoye para lograr el repliegue de los grupos armados para que ellos puedan volver a sus hogares, con la seguridad de que su vida no corre peligro.

“Son más de 1,800 familias de las 10 comunidades desplazadas de Leonardo Bravo, y del poblado de Tlaltempanaca, que en su mayoría es población indígena, son 72 familias. Además, hay más de 300 niños sin recibir educación ni salud”, detalla Rosales.

De acuerdo con diversas organizaciones de derechos humanos, durante 2018, la violencia en diversas comunidades del estado de Guerrero dejó al menos 8,000 personas desplazadas de sus comunidades.

La cifra negra de los desaparecidos

Para Rosales, sin embargo, la situación de los desplazados no es lo más alarmante, pues el día que el grupo armado atacó a los poblados, mucha gente no pudo huir y otros fueron secuestrados.

“Muchas personas quedaron allá y los están usando como rehenes. Mujeres y niños jóvenes, se los llevan para el trabajo de recluta al narcotráfico porque ese grupo solo se dice que es comunitaria, pero son grupos de narcos comunitarios, les llamamos”, señaló.

Florencia Hernández (centro) tuvo que huir de su poblado luego de que su hijo, su esposo y su hermano fueran secuestrados por un grupo armado.
Florencia Hernández (centro) tuvo que huir de su poblado luego de que su hijo, su esposo y su hermano fueran secuestrados por un grupo armado.
Imagen Janet Cacelín

En esa situación se encuentra Florencia Hernández, de la comunidad indígena de Zitlala, pues durante esos días los hombres armados se llevaron a su esposo, a su hijo y a su hermano. Ella y sus nietos pudieron irse del pueblo, pero a la fecha no tiene pista del paradero de ninguno de los tres.

“Ella estaba en su casa, estaba con su marido y ahí llegaron los delincuentes. Lo amarraron, lo golpearon y lo subieron a un carro. Su marido se llama Pedro, su hijo Javier y su hermano Victoriano. No hemos recibido respuesta y no sabemos por dónde andan, si ya se murieron o dónde están”, cuenta Florencia en náhuatl, mientras su compañera Joaquina traduce al español.

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Desde que fueron desplazados, Florencia, Joaquina y 72 familias más, viven en una cancha de baloncesto que el municipio de Copalillo les habilitó mientras regresan a sus hogares o son reubicados en otro lugar.

Centenares de mexicanos permanecen desaparecidos, sin que las autoridades emprendan acciones concretas para conocer su paradero. Los familiares de muchos de ellos se han unido para exigir justicia y emprender su propia búsqueda
La brigada nacional de búsqueda de personas desaparecidas en México está integrada por familiares de personas que han sido víctimas de la violencia que sufre el país
También se les han unido activistas de causas sociales que ayudan a dilucidar qué ha pasado con las personas cuyo paradero se desconoce.
La Red de Enlaces Nacionales se consumó en abril de 2016 con la exhumación de más de diez mil piezas humanas.%�
La presente imagen corresponde a los restos de una persona, encontrados en una de las fosas desenterradas.
En varios estados se han descubierto osamentas de personas, que pudieran corresponder con los desaparecidos.
Muchos de quienes participan en las búsquedas esperan encontrar al menos una parte de quien aman, para ofrecerles sepultura digna o tener un sitio al cual llevarles flores a sus muertos
Los brigadistas aseguran no querer hacerle el trabajo a las autoridades, pero tampoco pueden seguir esperando de brazos cruzados.
Este fue el primer gran hallazgo de los cuerpos, realizado por la Brigada Nacional en Veracruz
Decenas de brigadistas de diferentes estados mexicanos están saliendo al campo armados “con la herramienta más importante: el corazón y las ganas de encontrarlos".
Los brigadistas llevan picos, palas, marros y sus propias manos. A veces la búsqueda llega a ser desesperante, pues no siempre las pistas llevan al lugar preciso.
A los integrantes de la brigada los capacitan expertos en todas las áreas, desde cómo reconocer y ubicar el posible sitio de una fosa clandestina hasta cómo poner en marcha un plan de rescate de alguien en cautiverio
También aprenden sobre la mejor manera de recuperar restos humanos, y cómo preservarlos.
La segunda brigada nacional de búsqueda concluyó el 29 de julio, cuando encontraron algunos restos humanos. El grupo solo ha logrado rescatar a unas 20 personas con vida.
En los últimos años, las autoridades mexicanas han abierto más de 200 fosas clandestinas en las que había más de 660 cuerpos, según datos oficiales. Sin embargo, cientos de miles de familias siguen esperando encontrar a sus desaparecidos.
En paralelo, organizaciones civiles se unen al dolor de estas familias y exigen justicia para sus muertos. En México, casi 27,000 personas se encuentran desaparecidas, de acuerdo a la organización Amnistía Internacional
Veracruz figura como uno de los cinco estados con más desapariciones en México. Allí el Colectivo Solecito Veracruzano, ha encontrado más de 40 fosas clandestinas.
Familiares de los desaparecidos en México intentan obtener más ayuda del gobierno, tanto en la búsqueda de sus seres queridos como en la disponibilidad de especialistas y tecnología para identificar los restos que han encontrado.
Integrantes de la Brigada Buscando denunciaron que las autoridades no preservaron correctamente los restos humanos hallados el pasado 9 de agosto en Huehuetoca, Estado de México, en una fosa donde se encontraron 12 bolsas con restos humanos en el fondo de un pozo de extracción de agua .
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