Matamoros, la ciudad agobiada por el narco donde murieron dos de los cuatro estadounidenses secuestrados

La célula del Cartel del Golfo que es la principal sospechosa de los crímenes contra turistas de Estados Unidos es el resultado de una metamorfosis criminal que inicio hace casi un siglo al pie del Río Bravo. La corrupción en ambos lados de la frontera ha jugado un papel importante en su creación.

Foto Isaias Alvarado
Por:
Isaías Alvarado.
Luego del secuestro de cuatro estadounidenses en Matamoros, que terminó con la muerte de dos de ellos, ha vuelto a encenderse el debate por una propuesta hecha por los republicanos Dan Crenshaw y Michael Waltz para que el Ejército de Estados Unidos se encargue de combatir las organizaciones criminales que operan al otro lado de la frontera. "México tiene una historia y no estaríamos dispuestos a que la soberanía de nuestro país se violara", dijo el senador mexicano Ricardo Monreal. Puedes ver en ViX más noticias gratis.
Video "Violaría la ley": senador mexicano sobre propuesta para que Ejército de EEUU combata a cárteles en México

Para entender cómo fue que cuatro estadounidenses fueron secuestrados por hombres armados a plena luz del día en la ciudad fronteriza de Matamoros y luego asesinaron a dos de ellos, hay que voltear hasta la década de 1930, cuando un traficante de alcohol llamado Juan Nepomuceno Guerra tejía allí conexiones criminales que le permitieron fundar al temido Cartel del Golfo.

Su sobrino, Juan García Ábrego, heredó el mando del grupo en los años 70 y se volvió uno de los principales distribuidores de droga hacia Estados Unidos, respaldado por una sociedad con el Cartel de Cali. En 1995 fue el primer narcotraficante que apareció en la lista de los fugitivos más buscados del FBI y al año siguiente lo arrestaron en Nuevo León. Hoy tiene 78 años y cumple una condena a cadena perpetua en una prisión de alta seguridad en West Virginia.


El fin de la era de García Ábrego dio paso a la de Osiel Cárdenas Guillén, el capo que reclutó militares de élite para que lo protegieran de sus enemigos. Esa guardia terminó siendo el sanguinario cartel de los Zetas, que surgió tras la caída de su patrón. A inicios de 2010, los Zetas y los del Golfo protagonizaban una batalla sin cuartel que elevó los niveles de inseguridad en Tamaulipas. Todo empeoró con la llegada de militares por la llamada “guerra contra el narcotráfico” que emprendió el presidente Felipe Calderón (2006-2012).

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Así fue como esas dos organizaciones se fueron debilitando por los arrestos y muertes de varios capos, y se redujeron a células separadas que se pelean regiones de Tamaulipas y realizan actividades criminales específicas, como el trasiego de drogas, el tráfico de migrantes o la extorsión a comercios locales.

Uno de esos pequeños grupos ha tenido el control de Matamoros en los últimos años y ahora le atribuyen el secuestro de los cuatro turistas estadounidenses y el asesinato de dos de ellos.

La corrupción política detrás de la inseguridad

Las cuatro víctimas llegaron el viernes a Matamoros desde Brownsville, Texas. Justo ese día se registraron fuertes enfrentamientos en la localidad, que hicieron que las autoridades pidieran a la ciudadanía mantenerse en sus casas mientras las fuerzas del orden patrullaban las calles. El gobierno de Estados Unidos emitió una alerta a sus ciudadanos tras el reporte de balaceras.

En videos difundidos en las redes sociales se observa cómo hombres armados suben dos cadáveres a una camioneta pick-up. Esta escena y los crímenes de los turistas confrontaron los discursos políticos que celebraban que Tamaulipas había logrado salir de la lista de los estados más peligrosos de México.

Vehículo en el que viajaban cuatro estadounidenses que fueron secuestrados en Matamoros, en el estado mexicano de Tamaulipas, a principios de marzo de 2023.
Vehículo en el que viajaban cuatro estadounidenses que fueron secuestrados en Matamoros, en el estado mexicano de Tamaulipas, a principios de marzo de 2023.
Imagen STR/AP


Al menos cuatro estadounidenses han sido asesinados en Matamoros desde mediados de 2019, siendo casi la mitad de los nueve crímenes de ese tipo que se han registrado en todo Tamaulipas, de acuerdo con la base de datos del Departamento de Estado de EEUU.

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“La situación ha estado descompuesta en Tamaulipas desde hace muchos años”, dice Guadalupe Correa-Cabrera, profesora de la George Mason University y experta en narcotráfico, en una entrevista con Univision Noticias.

“No es algo nuevo, ahora que las víctimas son ciudadanos estadounidenses, esto llegó a los noticieros internacionales. Sin embargo, no se ha podido resolver el problema de la inseguridad en Tamaulipas y mucho de eso tiene que ver con la corrupción, con la impunidad, que también se explica por la vinculación de autoridades a nivel local y estatal, de gobernadores, con la delincuencia organizada”.

Correa-Cabrera se refiere a cómo el dinero sucio ha llegado a las altas esferas del poder en la entidad.

Están los casos de los exgobernadores tamaulipecos Eugenio Hernández, a quien acusan en México por los delitos de peculado y operaciones con recursos de procedencia ilícita, y Tomás Yarrington Ruvalcaba, quien en marzo de 2021 se declaró culpable en una corte de Houston por haber aceptado más de 3.5 millones de dólares en sobornos, con los que compró propiedades en EEUU. Este último sigue esperando su sentencia, que podría dejarlo en prisión hasta 20 años.

Otro político en aprietos es Francisco Javier Cabeza de Vaca, quien gobernó el estado hasta septiembre pasado y que enfrenta acusaciones por sus presuntas relaciones con el crimen organizado.

Matamoros dominado por una célula del cartel

“Se puede explicar esta red de complicidades desde la creación del Cartel de Matamoros con Juan N. Guerra, quien no era narcotraficante, pero generó esta red para el contrabando”, dice Correa-Cabrera.

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Tanto poder acumuló Guerra, que en la ciudad de Reynosa una calle que lleva su nombre. Este capo lideró el Cartel del Golfo durante 50 años y apenas si pisó la cárcel unas horas. Murió en julio de 2001. Su personaje aparece en la serie de Netflix Narcos México, donde lo retratan como un cacique de pueblo que tenía en el bolsillo a policías texanos y que luego se alió a traficantes de Colombia.

Ese Matamoros dominado por un solo hombre o cartel ya no existe, dice Correa-Cabrera. “Tenemos una célula que tuvo cierto control de la ciudad en estos último años”, explica. “No hay tanto control del Cartel del Golfo, que hace todo”.

A Correa-Cabrera, quien desde hace varios años publica investigaciones sobre grupos del crimen organizado en el noreste de México, le parece extraño que esa célula en particular haya decidido raptar turistas de EEUU sin anticipar que eso la pondría bajo la lupa del FBI y del gobierno mexicano.

Militares resguarban la ciudad de Matamoros, Tamaulipas.
Militares resguarban la ciudad de Matamoros, Tamaulipas.
Imagen STR/AP


“No le conviene secuestrar extranjeros porque sabe que habrá una cobertura mediática. Entonces, ¿por qué? Después del Estado de la Unión, del juicio de Genaro García Luna, cuando arreció por parte de algunos actores políticos, esta idea de que los carteles deber ser declarados organizaciones terroristas internacionales. Llama la atención, porque estos grupos no se van a dar un balazo en el pie”, dice.

Medios de comunicación aseguran que las averiguaciones se han centrado en que se trató de una confusión. Hasta ahora, el Buró Federal de Investigaciones no se ha pronunciado al respecto.

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“El FBI está trabajando junto con sus socios federales y las agencias policiales mexicanas. Como se trata de una investigación en curso, no tenemos ninguna información adicional para proporcionar en este momento”, dijo la agencia en una breve declaración enviada a Univision Noticias.

Las gaviotas sobrevuelan los puestos de comida en Playa Bagdad. Unas pocas millas al norte desemboca el Río Bravo (o río Grande para los estadounidenses), el serpenteante límite natural que divide México de EEUU en una extensión de 1,885 millas. 
<a href="https://www.univision.com/noticias/inmigracion/en-estos-lugares-la-naturaleza-interrumpe-al-muro-fronterizo-fotos-fotos">A diferencia de la frontera en la costa del océano Pacífico</a>, aquí no hay barras de hierro que se meten en el mar para evitar el cruce de indocumentados. Los miles de migrantes que cruzan México para buscar asilo en EEUU y se acumulan en otros puntos al oeste no se acercan a esta playa.
Este lugar en el extremo norte de la costa del estado mexicano de Tamaulipas apareció súbitamente en los mapas en 1848, 
<a href="https://www.univision.com/noticias/politica/en-fotos-la-ultima-vez-que-estados-unidos-envio-tropas-a-mexico-fotos">cuando se trazó la frontera durante la guerra méxico-estadounidense</a>. Según explicó el historiador Andrés Cuellar a la agencia AP, el área fue puerto de salida del algodón sureño estadounidense durante la guerra de secesión y resurgió varias veces de sus ruinas después de huracanes.
Un pescado flota en la orilla de la Playa Bagdad, donde además de la pesca, el contrabando siempre estuvo presente. Hace muchos años se cruzó ilegalmente plata, durante la ley seca, alcohol, y desde los años 80 marihuana y cocaína. La zona es un paisaje de dunas, lagunas medio secas y varias de playas salpicadas de viejas casetas de madera.
A unas nueve millas al sur del río Bravo se encuentra un poblado donde conviven turistas con pescadores, y algunos de ellos también se dedican a transportar cocaína. Del lado de EEUU la zona está prácticamente deshabitada y la ciudad más cercana, Brownsville, está a 24 millas. Hay un control de la Patrulla Fronteriza, una tienda de armas y 
<a href="https://www.univision.com/local/los-angeles-kmex/el-espectacular-lanzamiento-de-un-cohete-de-spacex-ilumina-el-cielo-nocturno-de-los-angeles-fotos">un terreno donde lanza cohetes empresa SpaceX</a>. La ubicación remota de la playa y la falta de vigilancia facilita el narcotráfico, un negocio que cambió la vida del lugar.
Aunque es un lugar por donde se podría cruzar fácilmente a EEUU, pocos lo hacen porque los cárteles lo usan para el tráfico de droga. Según la DEA (la agencia antinarcóticos de EEUU) en estas tierras también hay cementerios clandestinos. Marco Antonio Álvarez, en la fotografía, afirma que el crimen organizado “no quiere que se caliente el punto”. Sabe de lo que habla porque estuvo en la cárcel por 'coyote' y también cruzó droga. Ahora le pagan 300 dólares al mes, no aclara quién, por vigilar el río a metros de su desembocadura.
La zona es hoy en día un punto de embarque y desembarque de droga rumbo a Texas, según explicó Sammy Parks, agente especial de la DEA. “Es un paso corto, fácil, abierto y no hay mucha vigilancia”, dijo Mike Vigil, exjefe de operaciones de esa agencia. No se ve ninguno de los 1,215 efectivos de la nueva 
<a href="https://www.univision.com/noticias/america-latina/en-fotos-la-guardia-nacional-de-mexico-comienza-a-ejercer-funciones-para-cumplir-un-compromiso-con-eeuu-fotos">Guardia Nacional que, según el gobierno mexicano están desplegados en Tamaulipas.</a>
Los pescadores recogen su captura cerca de la orilla de la playa. Hace tres décadas, gente como Álvarez compaginaba este oficio con el cruce de migrantes a 20 dólares por persona para llevarlos hasta Brownsville. Cuando entró la cocaína y las cosas cambiaron, “todo lo empezó a controlar la maña”, dice Álvarez refiriéndose al crimen organizado.
El origen del nombre de Playa Bagdad es un cúmulo de mitos: que si las dunas recuerdan los desiertos de Mesopotamia, que si saquearon un barco y aquello parecía “Alí Babá y los 40 ladrones”, o que si quien lo bautizó era amante de “Las Mil y una noches”.
Vigil cree que es porque por aquí pasaron algunos de los camellos que el ejército estadounidense compró en el siglo XIX en uno de sus experimentos más peculiares para conquistar las zonas desérticas. El ayuntamiento de Matamoros, al que pertenece Playa Bagdad, lo presenta como destino turístico, pero según Álvarez, hay que pagar extorsión por todo.
Tamaulipas es desde hace años uno de los estados más violentos de México, marcado por el miedo, el silencio y las autoridades infiltradas por el narco. Dos exgobernadores están detenidos y con procesos penales abiertos. En la fotografía, turistas locales pescando en las aguas de Playa Bagdad, el 2 de agosto de 2019.
Un cartel da la bienvenida a quienes llegan a Playa Bagdad. Guadalupe Correa, de la Universidad George Mason, dijo que los carteles de la droga reparten el territorio basándose en distintos esquemas de corrupción. Ahora, el gobierno estatal dice estar colaborando con el federal y el estadounidense sobre todo en el intercambio de información.
El Cartel del Golfo, en una sangrienta guerra con Los Zetas, mantiene el control de esta zona. Según explica el agente Parks, lanchas de pescadores cargan droga en estas playas para llevarla hasta Isla del Padre o Corpus Christi, en Texas. Otras entran por el río o por las lagunas y llegan a Estados Unidos por carretera a través de los puentes internacionales.
El gobierno federal reconoció recientemente que algunas aduanas están en manos del narco y uno de los lugarres donde ese control de facto se siente es donde termina el río Bravo. En la fotografía un vendedor de ostras del lado mexicano de la playa.
Álvarez explica que la zona es controlada por “la guardia”, pero no la Guardia Nacional, sino exoficiales que “reportan para la maña”. En el poblado la música de banda de los comederos de la playa se mezcla con los gritos de los vendedores de ostiones, camarones o cerveza.
“Es un lugar muy peligroso”, dice Parks. “Se han encontrado fosas clandestinas en el área y una amenaza local es que alguien quiera ‘llevarte a la playa’, lo que implica que desapareces”. Tamaulipas tiene más de 6,000 desaparecidos. Un hombre se bajó de una camioneta en la desembocadura del río para preguntar a los periodistas de la agencia AP qué hacían en el lugar. “Cómo turistas pueden grabar lo quieran”, dijo. “Aquí hay libertad de expresión”. La ironía era tan obvia como la invitación a marcharse.
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Las gaviotas sobrevuelan los puestos de comida en Playa Bagdad. Unas pocas millas al norte desemboca el Río Bravo (o río Grande para los estadounidenses), el serpenteante límite natural que divide México de EEUU en una extensión de 1,885 millas. A diferencia de la frontera en la costa del océano Pacífico, aquí no hay barras de hierro que se meten en el mar para evitar el cruce de indocumentados. Los miles de migrantes que cruzan México para buscar asilo en EEUU y se acumulan en otros puntos al oeste no se acercan a esta playa.
Imagen Emilio Espejel/AP

Buscando medicamentos baratos

Matamoros tiene 580,000 habitantes y está a la orilla del Río Bravo, al otro lado de Brownsville, Texas. Es también la primera frontera desde el Golfo de México. Todos los días, miles de estadounidenses cruzan hacia esa localidad por tres razones principales: disfrutar su gastronomía, adquirir productos y realizar el llamado ‘turismo médico’, que consiste en visitar al médico y comprar medicamentos baratos.

Lo hacen a pesar de que el Departamento de Estado mantiene desde hace años una alerta para que sus connacionales no viajen a la zona debido a los altos índices de delincuencia que registra.

Pero lo que ocurre en Matamoros no se compara con lo que pasa en otras localidades fronterizas. Por ejemplo, en Tijuana, Baja California, desde el 11 de enero de 2019 al menos 37 estadounidenses fueron víctimas de homicidio; mientras en Ciudad Juárez, Chihuahua, se registraron 31 crímenes de ese tipo en el mismo período, según estadísticas del gobierno de EEUU.

Las autoridades mexicanas señalaban que los homicidios dolosos vinculados a la delincuencia organizada en Tamaulipas se habían reducido considerablemente, de 588 casos registrados en 2019, hasta llegar a 119 entre el 1 de enero y el 19 de octubre del año pasado.

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Antes de los dos asesinatos de turistas en Matamoros, un ciudadano estadounidense fue víctima de homicidio en esa ciudad el 7 de abril de 2019 y ocurrió otro caso el 20 de abril de 2021.

La alerta más reciente del Departamento de Estado es clara sobre Tamaulipas: “Los grupos criminales tienen como objetivo los autobuses de pasajeros públicos y privados, así como los autos privados que viajan a través de Tamaulipas, a menudo tomando pasajeros y exigiendo pagos de rescate”.

<b>Tijuana. </b>La frontera mexicana más activa es también la más violenta para los turistas de Estados Unidos. Allí, al menos 37 ciudadanos de este país fueron víctimas de homicidio entre el 11 de enero de 2019 y el 11 de junio de 2022, según cifras del Departamento de Estado consultadas por Univision Noticias.Esta localidad ha visto un repunte de asesinatos en años recientes y eso atribuye a una guerra entre facciones de los carteles de Sinaloa, Jalisco Nueva Generación y de los Arellano Félix.
<b>En video: </b>La investigación del caso de los cuatro estadounidenses secuestrados en Tamaulipas sigue dando nueva información. Ya se conoce la cronología de los hechos, desde el ingreso de las víctimas a México, su persecución, la búsqueda de las autoridades y su rescate.
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<b>Ciudad Juárez.</b> Un total de 31 homicidios de estadounidenses ocurrieron en los últimos cuatro años en la segunda localidad fronteriza más concurrida. Hace un tiempo ocupaba el primer lugar en lista. Desde hace dos décadas ha sido el campo de batalla de pistoleros del Cartel de Jalisco y de Juárez.
<b>Playas de Rosarito.</b> Ubicada al sur de Tijuana, este municipio de Baja California registró nueve homicidios de estadounidenses desde 2019. A pesar de las restricciones implementadas durante la pandemia, dicha localidad turística se convirtió hace unos años en uno de los lugares más peligrosos de México.
<b>Bavispe.</b> Esta comunidad ha quedado marcada por la masacre de tres mujeres y seis niños que eran parte de una comunidad mormona fundamentalista. En 2019, viajaban en caravana de Arizona a sus casas en la sierra de Sonora, cuando fueron emboscados. La investigación arroja que les ordenaron a sicarios del grupo criminal denominado ‘La Línea’ balear a quienes pasaran por ese territorio, en disputa con el Cartel de Sinaloa.
<b>Monterrey.</b> En la tercera ciudad más importante de México, seis estadounidenses perdieron la vida de forma violenta en los últimos años, de acuerdo con registros del Departamento de Estado. Uno de los casos más recientes ocurrió el 7 de junio de 2022 en el cruce de la avenida Constitución y la calle Venustiano Carranza, a pocas millas del centro de Monterrey, en Nuevo León.
<b>Chihuahua.</b> La capital del estado más grande de México también ha sido escenario de homicidios de ciudadanos de EEUU. Cuatro casos han ocurrido desde enero de 2019, según el Departamento de Estado. Una alerta de viaje del gobierno estadounidense pide a sus connacionales “reconsiderar” visitar dicha entidad debido “al crimen y secuestros”. En particular, les prohíbe a sus empleados consulares salir de los límites de la ciudad de Chihuahua para evitar incidentes.
<b>Fresnillo.</b> En este municipio de Zacatecas que ha sido secuestrado por la violencia del narcotráfico, se reportan cuatro homicidios de estadounidenses en años recientes, de acuerdo con el gobierno. Células delictivas han realizado masacres, tiroteos. secuestros y bloqueos, en disputa por uno de los corredores más codiciados por las organizaciones dedicadas al trasiego de drogas hacia EEUU.
<b>Mazatlán, Culiacán y Vallarta.</b> En sitios turísticos y localizades fronterizas registraron, por separado, tres homicidios de personas de EEUU desde principios de 2019 y hasta mediados de 2022, informa el Departamento de Estado. Se trata de dos destinos vacacionales Ensenada (Baja California) y Puerto Vallarta (Jalisco). Además, de bastiones de carteles y zonas fronterizas donde operan sus facciones, como Culiacán (Sinaloa), San Luis Río Colorado (Sonora), Nuevo Laredo (Tamaulipas) y Guadalajara (Jalisco).
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Tijuana. La frontera mexicana más activa es también la más violenta para los turistas de Estados Unidos. Allí, al menos 37 ciudadanos de este país fueron víctimas de homicidio entre el 11 de enero de 2019 y el 11 de junio de 2022, según cifras del Departamento de Estado consultadas por Univision Noticias.Esta localidad ha visto un repunte de asesinatos en años recientes y eso atribuye a una guerra entre facciones de los carteles de Sinaloa, Jalisco Nueva Generación y de los Arellano Félix.
Imagen Getty Images
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