La interacción con los niños en los primeros cinco años determinará cómo será el cerebro por el resto de la vida

Hasta 90% del cerebro se desarrolla en este periodo, y cada interacción, emoción y sensación cimienta las bases para lo que ocurrirá el resto de la vida, ya sea en el aprendizaje o en la salud física y mental. Interactuar de manera consciente y profunda con los bebés es vital para ayudarlos a alcanzar su potencial en cada etapa de su crecimiento.

Juliana Jiménez
Por:
Juliana Jiménez.
Hablarle a los bebés y mirarlos a los ojos es vital para ayudarlos a alcanzar su potencial en cada etapa. Hasta 90% del cerebro se desarrolla en estos años, y cada interacción, emoción y sensación cimienta las bases para lo que ocurrirá el resto de la vida en el aprendizaje y en la salud física y mental.
Video Las interacciones con los niños de los 0 a los 5 años construyen lo que será la arquitectura de su cerebro

Mucho antes de que los niños digan su primera palabra o pisen un salón de clase ya han estado absorbiendo cantidades enormes de información y aprendiendo habilidades nuevas todos los días a una velocidad impresionante.

Las últimas investigaciones muestran que los primeros cinco años son los más importantes de un ser humano: 90% del cerebro se desarrolla en este periodo y cada interacción, sonido, sensación o emoción genera un impacto enorme y cimienta las bases para lo que ocurrirá el resto de la vida.

En realidad, al momento de nacer ya tenemos casi todas las neuronas que llegaremos a tener algún día. Lo que cambia de ahí en adelante es cómo se conectan estas neuronas. Según el Centro del Desarrollo Infantil de la Universidad de Harvard o (CDCHU por sus siglas en inglés), en estos primeros años más de 1 millón de conexiones neuronales se forman cada segundo, sobre todo cuando el bebé interactúa cara a cara con la gente que lo cuida y lo rodea, como sus padres.

“Las conexiones neuronales se forman a través de la interacción entre los genes del bebé y su ambiente y experiencias, especialmente las interacciones de ‘servicio y retorno’ con adultos”, explica el CDCHU. Estas son las interacciones en las que un adulto recibe lo que el bebé expresa, deja claro que lo ha recibido, y le responde de manera recíproca y directa, haciendo contacto visual, comunicándose detalladamente y expresando sus emociones con gestos y lenguaje corporal.

Estas conexiones tempranas son las que construyen la arquitectura misma del cerebro, las bases sobre las que dependerá todo el aprendizaje y comportamiento de ahí en adelante, y que afectarán la salud misma del bebé, desde la niñez hasta la adultez y la vejez.

El cerebro en desarrollo, desde antes de nacer

El cerebro de los bebés comienza a desarrollarse en la tercera semana de embarazo, le explicó a Univision Noticias Nayda Torres-Soto, patóloga del habla del Nicklaus Children's Hospital en Miami y especialista en la edad temprana. En ese momento en la gestación, el cerebro apenas parece un tubo alargado, para después dividirse en dos hemisferios, el izquierdo y el derecho, y luego en tres partes principales: la corteza cerebral, el tronco encefálico y el cerebelo.

Tras esa primera división entre el hemisferio izquierdo y derecho se van especializando las neuronas para cumplir diferentes funciones. Por ejemplo, en el hemisferio izquierdo están las dos áreas principales encargadas del lenguaje: el área de Wernicke (que nos permite comprender), y el área de Broca (que produce el lenguaje)

De la misma manera otras áreas se especializan en la visión (el lóbulo occipital, en la parte de atrás de la cabeza), la motricidad (el lóbulo parietal y el cerebelo), la respiración (el tronco encefálico), y todas las otras funciones que cumple una persona día a día.


“Para cuando el niño nace todas las áreas (del cerebro) están especializadas”, continuó Torres-Soto. “Ya es cuestión, entonces, de darle las sensaciones y experiencias necesarias a cada área, para que se continúen desarrollando y conectando”.

La importancia de la estimulación temprana

Los investigadores del cerebro muchas veces se refieren a los primeros tres meses de vida como el “cuarto trimestre”, ya que el cerebro nace sin desarrollarse completamente. Ya en el mundo exterior el cerebro continúa expandiendose y madurando, pero está vez en respuesta a su ambiente y sus experiencias.

Esta es una de las razones por las que los seres humanos son una de las especies más adaptables del planeta: su cerebro moldeable, o lo que los investigadores llaman el “cerebro plástico”.

El porqué de esto es como un cuento de detectives evolucionarios. Según la teoría dominante de la evolución humana, como explica este análisis de la Academia Nacional de Ciencias de EEUU, si naciéramos con un cerebro de tamaño completo, con todas las funciones cognitivas y motoras necesarias para sobrevivir, la cabeza no cabría por el canal vaginal promedio y las mujeres o sus hijos morirían en el parto. Las caderas de las mujeres podrían ser más anchas, pero eso entonces obstaculizaría el bipedalismo, o la habilidad única de los primates humanos de caminar en dos piernas, otra de las claves de nuestro éxito evolucionario. Los investigadores le llaman a esto 'el dilema obstétrico'. Lo que ocurre entonces es que los seres humanos nacemos con un cerebro más pequeño, que en los primeros años de vida se expande a una velocidad explosiva y que va moldeándose en respuesta al mundo a su alrededor.

“Así que mientras más experiencias sensoriales, o sea, de los sentidos, experiencias con el lenguaje, experiencias de juego, experiencias de poder compartir con otras personas, se crean muchas conexiones, que son las que le permiten al niño aprender en un futuro”, dijo Torres-Soto.

¿Cómo afecta al desarrollo del cerebro no recibir una estimulación correcta, en cantidad o calidad durante este periodo? ¿Se podría deshacer ese daño o atrofiamiento?

El cerebro se divide en dos hemisferios, el izquierdo y el derecho, y en tres partes principales: 
<b>el tronco encefálico</b>, 
<b>el cerebelo</b> y la 
<b>corteza cerebral.</b> 
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<b>La corteza cerebral</b> se divide en cuatro lóbulos (que abarcan ambos hemisferios): 
<b>el lóbulo occipital, </b>en la parte trasera del cerebro, 
<b>el lóbulo parietal, el lóbulo temporal,</b> a ambos lados de la cabeza, y el 
<b>lóbulo frontal.</b> Te explicamos a qué se dedica cada una de estas partes.
El 
<b>tronco encefálico</b>, o también llamado tallo cerebral, conecta la medula espinal con el cerebro. Además controla la 
<b>respiración</b> y la regulación del 
<b>ritmo cardiáco. </b>Es de las primeras partes en formarse durante la gestación.
El 
<b>cerebelo</b> recibe la información sensorial de todo el cuerpo y la transmite a la corteza cerebral. Pero su función principal es regular la coordinación y fluidez de los movimientos motores, desde los del habla hasta los de la visión y las extremidads, así como regular el equilibrio.
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<br>El movimiento --que el bebé alce su cabeza, se siente, gatee y camine-- ocurre cuando los 
<b>lóbulos frontales</b> trabajan en conjunto con el 
<b>cerebelo</b>, por eso, “es bueno que el niño toque cosas, explore”, dice Migdys Monduis, pediatra neuróloga en el Nicklaus Chidren's Hospital, “es bueno que el niño esté en el piso gateando, tocando todo, abriendo todo", mientras tú lo supervisas para que no se meta un objeto a la boca.
La 
<b>corteza cerebral </b>se encarga de todas las funciones complejas del 
<b>pensamiento, acción, sensación y sentido de conciencia</b>. Se divide en varias áreas principales: el lóbulo occipital, los lóbulos temporales, el lóbulo parietal y el lóbulo frontal.
El 
<b>lóbulo parietal</b> se encarga de la sensación y percepción y trabaja en conjunto con el 
<b>cerebelo</b> para regular las habilidades motoras. Regula la percepción del espacio, la navegación, las áreas que reciben la información sensorial del tacto y la habilidad de coordinar entre la información visual y movimientos de las manos.
Los 
<b>lóbulos temporales,</b> a cada lado de la cabeza, se encargan de procesar la información sensorial, sobre todo la auditiva, y de convertirla en señales que puedan ser retenidas para formar la memoria visual, comprensión del lenguaje y la asociación emocional. Aquí se encuentra además el 
<b>hipocampo</b>, un organo encargado de los diferentes tipos de memoria, como la memoria episódica (de eventos) y la memoria semántica (de información y datos). 
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<br>En los lóbulos temporales también se encuentra el área de 
<b>Wernicke</b>, que se encarga de la parte receptiva o de comprensión del lenguaje. Para que estas áreas se desarrollen al máximo hablale a tu bebé constantemente, nárrale lo que haces durante el día, y mientras más idiomas uses, como inglés y español, mejor.
El 
<b>lóbulo occipital</b> es el lóbulo más pequeño y se ubica en la parte de atrás de la cabeza. Es el área donde reside la visión, entre otras funciones. Para los 6 meses, esta área, los ojos, y la conexión entre los dos, están completamente desarrollados.
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<br>Enfocar la mirada parece sencillo, pero es una de las cosas más importantes que aprende a hacer un bebé. Por eso es vital mirarlo a los ojos y hablarle de cerca.
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<br>“Cuando el niño ha sonreído es bueno y es importante que 
<b>los padres respondan y se sonrían</b> o le digan algo para que el niño empiece a tener esa interacción recíproca”, dice Monduis.
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El 
<b>lóbulo frontal</b> es el lóbulo más grande y fue el que apareció más tarde en la evolución del hombre. Solo lo tienen animales evolucionariamente avanzados como los orangutanes, los gorilas y los chimpanzés. 
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<br>Este lóbulo actúa como un director de orquesta que toma la información de los otros lóbulos y la coordina para planear y ejecutar tareas. Además regula la cognición, o el pensamiento, y la conducta. Aquí se encuentran los centros de recompensa, de atención, tareas de memoria de corto plazo y la motivación. Además se encuentra el 
<b><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/%C3%81rea_de_Broca">área de Broca</a>,</b> encargada de la producción lingüística y oral. 
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<br>Para desarrollar al máximo esta área de nuevo lo mejor es hablarle a tu bebé constantemente y tomarse turnos cuando haga ruidos, como si fuera una conversación. Esto además los ayudará con su desarrollo social. Lo mejor para estimular sus habilidades sociales es conectar con los bebés a lo largo del día, “tener varios períodos tal vez de 5 minutos cuando más, de interactuar con el niño y hacer otra cosa y volver a regresar al niño”, dijo Monduis. Y por supuesto, lo más importante, es darles cariño, apoyo y amor. 
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El cerebro se divide en dos hemisferios, el izquierdo y el derecho, y en tres partes principales: el tronco encefálico, el cerebelo y la corteza cerebral.

La corteza cerebral se divide en cuatro lóbulos (que abarcan ambos hemisferios): el lóbulo occipital, en la parte trasera del cerebro, el lóbulo parietal, el lóbulo temporal, a ambos lados de la cabeza, y el lóbulo frontal. Te explicamos a qué se dedica cada una de estas partes.
Imagen Ilustración por Juliana Jiménez

“Lo mejor sería que el niño tuviera, en esos primeros 5 años, la mayor estimulación posible”, dijo Torres-Soto, “pero ... se han hecho estudios con niños que son adoptados de otros países donde hay guerras o donde estuvieron restringidos en términos de esa exposición a distintas sensaciones en sus primeros años y se encuentra que una vez la familia nueva que lo adopta le ofrece todas esas experiencias y sensaciones, el cerebro es capaz de desarrollar las distintas áreas que se supone que debe desarrollar”.

Estas áreas incluyen el desarrollo del lenguaje, la alfabetización (o el poder leer y escribir), manipular números y hacer operaciones matemáticas, y las habilidades sociales, como relacionarse con los demás efectivamente y sentir empatía por otros.

Un contacto directo y constante entre el niño y quienes lo cuidan es crucial para desarrollar estas áreas, le dijo a Univision Noticias Paula Moujalli, directora del centro de educación temprana United Way of Miami-Dade.

Esto se puede hacer en el transcurso de la vida diaria. Desde que nos levantamos por la mañana estamos haciendo múltiples actividades en nuestro hogar que se pueden narrar en voz alta al niño para que el cerebro vaya recibiendo mucha estimulación del lenguaje y más adelante sea cada vez más fácil para ella o él reconocer palabras nuevas y reproducirlas y usarlas en un contexto propio y nuevo.

Las investigaciones demuestran que a los niños se les debe hablar desde que están en el útero de la madre porque ya están haciendo conexiones, dijo Moujalli. "Cuando el bebé nace tú le debes hablar, tú le debes narrar todo lo que tú estás haciendo. Muchas familias nos dicen, 'pero, mi bebé no entiende': no, es parte de las conexiones que van a hacer en el futuro".

¿Por qué? Moujalli explicó que narrarle a los bebés actividades diarias como, 'te voy a quitar el pañal', o 'mira cómo te estoy quitando el pañal' son "parte de lo que nosotros tenemos que hacer con ellos para que adquieran vocabulario. Cuando ellos van hablando, eso les va a ayudar en la parte de procesar el entendimiento, porque ya ellos han sido expuestos a (esa información)".

Con esta técnica de narrar el día a día, una de muchas maneras de enriquecer las habilidades lingüísticas de los niños, se ejercita el lenguaje receptivo, que es el entendimiento de las palabras, y el lenguaje pragmático, que involucra identificar objetos y entender y seguir instrucciones.

Moujalli enfatizó que lo más importante es que no es necesario comprar juguetes caros o usar tecnología para estimular correctamente el cerebro de un bebé. Por el contrario. Tener interacciones significativas, fomentar una conexión y estimular la empatía con las personas que rodean al niño es la mejor estimulación que se le puede dar a un cerebro en crecimiento.

Esta historia fue producida con el apoyo de VRoOM.